Humberto Decarli
La
dinámica política argentina es un espejo del poder en América Latina. El acceso
de la izquierda o de la derecha a la estructura del aparato de dominación ha
generado resultados similares, fracasos e incluso situaciones catastróficas.
Desde la bonanza financiera ocurrida al final de la segunda guerra hasta la
actualidad se han presentado coyunturas con el estigma de la frustración. El
peronismo, corriente populista que ahora muchos izquierdistas la catalogan como
transformadora, progresista y nacionalista, ha predominado en la escena del
país.
El efecto destructivo
del populismo peronista
Cuando
se produjo la entrada financiera espectacular porque sus productos
fundamentales de exportación, la carne vacuna y el trigo, tuvieron un
incremento desproporcionado gracias a la devastación de la 2da. Guerra Mundial,
el P.I.B. de la nación era mayor que el canadiense, lo cual expresaba la
dimensión de la percepción gigantesca de divisas causadas por la escasez de los
mencionados productos. Algo muy parecido a lo ocurrido en Venezuela al término
de la Gran Guerra cuando en 1918 acontece la primera bonanza económica y
financiera en Venezuela debido a la elevación de los precios del café y del
cacao que la dictadura gomecista se encargó de despilfarrar. Demás está decir
que nuestro país ha tenido otras situaciones dinerarias favorables por el alza
del crudo, con Gómez en la década de los veinte, C.A. Pérez en 1974 y Luis
Herrera Campins en 1978.Todas similares con finales decepcionante. Es, como lo
denominaba Arturo Uslar Pietri, la autopista Caracas-Buenos Aires.
Fue
un hecho fortuito incapaz de crear una expansión sustentable que a la postre
determinó la caída libre de la economía del sur. Eran productos de exportación
del sector primario y no se invirtió lo obtenido por los excelentes precios del
momento causando luego la etapa de las vacas flacas.
Los militares se
adueñan de Argentina
Después
del golpe de Pedro Aramburu deponiendo a Perón, le sucedieron regímenes
castrenses con las efímeras experiencias de Arturo Illía y Arturo Frondizi, se
forjó la saga militar más terrible de la región, seguida con los presidentes
electos Héctor Cámpora y Juan Domingo Perón, y luego de la defenestración de
Isabelita Perón los milicos se adueñaron del poder hasta el desastre bélico de
las Malvinas en 1982 cuando se vieron obligados a negociar y llamar a
elecciones.
Vuelve la democracia
clientelar
El
radicalismo triunfa en el retorno a la democracia formal a cuya cabeza estuvo
Ricardo Alfonsín quien culminó antes de tiempo su mandato por el fracaso del
Plan Austral, diseño económico de los organismos multilaterales. Continuó el
conservador De La Rúa, quien fracasó estrepitosamente y hubo de recortar
violentamente su mandato. Adviene luego el peronismo en sus vertientes de Menem
y Kirchner. Ambos fueron nefastos con sus políticas neoliberales y populistas,
respectivamente. El último fue sucedido por su esposa, Cristina Fernández,
quien presidió dos gestiones salpicadas de una enorme corrupción. El colmo de
la bellaquería fue que Néstor Kirchner compró una millonada de dólares unos
días antes de la devaluación del signo monetario argentino en una demostración
de inmoralidad. Los esposos Kirchner fueron estrechos aliados de Hugo Chávez en
la ejecución de las decisionesemanadasdel Foro de Sao Paulo.
El kirchnerismo es
derrotado
Una
alianza heterogénea encabezada por Macri alcanza derrotar a Cristina Fernández
en el 2015. La llamada derecha continental se regocijó con la victoria del
radicalismo y grupos tradicionales pero el panorama, a cuatro años de la
elección de Macri, es desolador. Hubo de acudir al Fondo Monetario
Internacional para oxigenar las escuálidas arcas estatales pero los resultados
no son eficaces.
Nuevamente
los esquemas aplicados, estatistas o privados, han fracasado.Los controles, las
regulaciones, las desregulaciones, el libre mercado, todo termina en pésimas
secuelas. Esto ha llevado a la economía argentina, aparte de la catástrofe
venezolana, a ser la peor de América Latina al menos en cifras macroeconómicas
y las más graves, los espantosos dígitos sociales de desigualdad. Una nación
que depende de la exportación de soya es extremadamente débil porque es
primaria aunque antes también lo era pero el comercio del trigo y el ganado
bovino se expresaba en buenas divisas porque sus precios fueron elevados.
Próximas elecciones
Las
encuestas dan como favoritos para la elección presidencial de octubre de 2019 a
la alianza Cambiemos de Mauricio Macri y a Alberto Fernández, por el
justicialismo. La compañera de fórmula para la vicepresidencia del peronismo es
Cristina Fernández, quien sorpresivamente dio un paso al costado y se ubicó
detrás de su antiguo jefe de gabinete pensando en los numerosos juicios penales
por la descomunal corrupción durante sus dos períodos.
El
tándem de la anterior elección se repite prolongando la polarización donde está
la centroderecha que incluye a la Unión Cívica Radical, el partido emblemático
del conservatismo gaucho, por una parte y por la otra el sempiterno
justicialismo. Son caras de la misma moneda pero con métodos distintos
radicados en el binarismo mercado-Estado.
Apreciación sobre el
panorama político argentino
En
los últimos años se ha experimentado en la nación de Ernesto Sábato, todas los
planestradicionales posibles enmarcados dentro del espacio permitido por el
poder. Las medidas de libre mercado que asfixiaron a Alfonsín, De la Rúa y
ahora a Macri; y al populismo simbolizado por el peronismo cuyo eje es el
Estado como alfa y omega de su teleología.
El
devenir gaucho es patético por la derrota ideológica de los dos bandos
asfixiantes de la actividad política. Demuestran el fracaso de sus
proposiciones a pesar de haberse adueñado del espectro existente. La estructura
de dominación acepta esta clase de propuestas para dar rienda suelta a la
posibilidad de escogencia aunque sea con dados marcados.
Podemos
concluir en la proyección de la coyuntura austral hacia toda América Latina. El
problema es el poder no los gobiernos, accidentes del vellocino de oro
configurado por el mando de esa relación social desigual expresada
reiteradamente en la cotidianidad. Vitrina de una vinculación anómala generada
por las bases fundacionales de las diferentes repúblicas de la región, las
cuales han pervivido desde la secesión del colonialismo ibérico.
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