Rosa García
La violación es un rito de iniciación masculina históricamente tolerado. Tito Livio y Plutarco cuentan que Rómulo y Remo para fundar la ciudad decidieron raptar las mujeres de la ciudad vecina. Rubens y Picasso, lo representaron magistralmente. La caza es un ámbito de despliegue de la virilidad masculina, cuando se trata de mujeres, los varones jóvenes salen en banda a buscar a sus presas. Es el derecho de pernada medieval que existe desde hace siglos, y triste y violentamente se actualiza en situaciones como la de la manada española, y el caso de Minamar [en Argentina], con el que despunta este año, pero en diciembre hubo otro caso, con menos notoriedad mediática. Tan solo en lo que va del mes de enero hay un feminicidio cada 28 horas.
La violación es un rito de iniciación masculina históricamente tolerado. Tito Livio y Plutarco cuentan que Rómulo y Remo para fundar la ciudad decidieron raptar las mujeres de la ciudad vecina. Rubens y Picasso, lo representaron magistralmente. La caza es un ámbito de despliegue de la virilidad masculina, cuando se trata de mujeres, los varones jóvenes salen en banda a buscar a sus presas. Es el derecho de pernada medieval que existe desde hace siglos, y triste y violentamente se actualiza en situaciones como la de la manada española, y el caso de Minamar [en Argentina], con el que despunta este año, pero en diciembre hubo otro caso, con menos notoriedad mediática. Tan solo en lo que va del mes de enero hay un feminicidio cada 28 horas.
En el Antiguo Régimen la violación de la joven impúber era más grave que la de la mujer adulta. Así entendida, la violación atentaba contra el pudor, el honor y la castidad femeninas, que sólo debían reservarse para el matrimonio con un varón. Es decir, el cuerpo y la integridad de las mujeres eran territorio de disputa de los varones. Históricamente, la “desfloración” antes del matrimonio conducía al desprecio social de la mujer “deshonrada”, se condenaba a la mujer más que a los agresores.
Durante el siglo XIX en algunos países europeos sólo se condenaba la violación colectiva, y recién en 1976 Francia la tipifica como crimen ante la ley, según Michelle Perrot. En todos los procesos de formación de los estados nacionales el cuerpo de las mujeres fue también un escenario de combate, las cautivas blancas en territorio indio y las cautivas indias en territorio blanco, así lo atestiguan. Una cautiva en el territorio del enemigo es parte de un botín, cuando regresa entre los suyos es una paria, dice Susana Rotker. Los hijos son en la mayoría de las veces la huella de la violación, pero la sociedad castiga a la mujer con el escarnio o la indiferencia, y premia a los agresores con el olvido, y el silencio: siempre impunidad.
En las guerras “modernas”, la violación fue un arma sistemática, en todos los genocidios y los etnocidios del siglo XX, fue un modo de “hacer desaparecer” de la faz de la tierra grupos étnicos enteros, violando a las mujeres y obligándolas a parir hijos mestizos.
Cambian los métodos, los argumentos, las formas más o menos naturalizadas en que se asumen socialmente estas violencias, se permiten, se rechazan o se reproducen; se perfilan mejor los instrumentos punitivos, pero las violencias persisten. Persiste también un fondo de sospecha sobre las víctimas: ser presas fáciles, estar en el momento y el lugar inadecuados, como lo señalaba el diario Clarín, en una nota publicada el 2 de enero de 2019. La culpa se esparce y la envuelve: no se defendió lo suficiente, dio señales confusas, y una larga lista de etcéteras, por todes conocida.
Parece ser que la sexualidad masculina es incontenible, y las mujeres somos responsables de provocarla, porque “mira cómo me ponés”. Entonces hay que poner el cuerpo para satisfacer y honrar el deseo masculino. La cultura de la violación se funda en que el deseo del varón es Ley. Rita Segato dice que debemos leer los crímenes sexuales como crímenes de poder. El violador es un moralizador social, la violación, una forma de disciplinamiento de les cuerpes femenines y feminizades. La violación es un correctivo violento para quien transgrede el mandato del género binario y heteronormativo.
Primer mes del año, Tercer milenio y el cuerpo de las mujeres es todavía un lugar de punición, de apropiación, un territorio de otros, no nuestro.
Harta y furiosa, pero pensando… De cara al paro internacional de mujeres, las Santafesinas estaremos en la calle con un gran Acampe feminista para dar nuestra respuesta a las manadas, nuestro repudio a la prensa canalla y nuestra advertencia a la justicia patriarcal!.
[Tomado de http://lapeste.org/2019/02/femicidios-y-la-cultura-de-la-violacion.]
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