Humberto Decarli
El año 2019 es aciago para Venezuela en todos los planos. Económicamente se profundizará la hiperinflación, la recesión y la devaluación; en el ámbito social se incrementará la pobreza, la inseguridad, las muertes por falta de medicamentos y exámenes médicos, la emigración en gran escala, el hambre y la exclusión; y en el político con el apuntalamiento del actual régimen ante la ausencia de oposición, la poca efectividad de las sanciones del exterior, la desmoralización de la sociedad ante el fracaso de las protestas, la gerencia del hambre y el control eficaz sobre la población por parte del gobierno.
La hecatombe económica
Los organismos multilaterales han pronosticado dígitos infernales sobre el desempeño económico venezolano para el nuevo año.Una hiperinflación superando a diez millones por ciento es una cifra incomprensible pero es la señalada como perspectiva moderada y una caída de más del ocho por ciento del P.I.B. Son números terribles generados por las políticas económicas oficiales conforme sus propósitos de espantar a la población vía sur.
Asimismo, la devaluación del Bolívar es indetenible al extremo que el cambio oficial, muy ficticio porque no existe un mercado cambiario amplio sino muy limitado, el Dicom, supera los Bs. 550,oo. Una paridad cambiaria así planteada no tiene ningún efecto en la lucha contra la inflación porque la estimula al no haber producción ni productividad.
Adicionalmente el Estado ha creado dinero inorgánico a través del B.C.V. y PDVSA en un mecanismo perverso destinado a generar más liquidez sin haber una contención a través de una oferta vigorosa frente a tan prolija demanda. El ajuste viene por intermedio del incremento de los precios. Hay un gasto fiscal y una deuda externa imparables.
El éxodo inusitado
El año 2019 es aciago para Venezuela en todos los planos. Económicamente se profundizará la hiperinflación, la recesión y la devaluación; en el ámbito social se incrementará la pobreza, la inseguridad, las muertes por falta de medicamentos y exámenes médicos, la emigración en gran escala, el hambre y la exclusión; y en el político con el apuntalamiento del actual régimen ante la ausencia de oposición, la poca efectividad de las sanciones del exterior, la desmoralización de la sociedad ante el fracaso de las protestas, la gerencia del hambre y el control eficaz sobre la población por parte del gobierno.
La hecatombe económica
Los organismos multilaterales han pronosticado dígitos infernales sobre el desempeño económico venezolano para el nuevo año.Una hiperinflación superando a diez millones por ciento es una cifra incomprensible pero es la señalada como perspectiva moderada y una caída de más del ocho por ciento del P.I.B. Son números terribles generados por las políticas económicas oficiales conforme sus propósitos de espantar a la población vía sur.
Asimismo, la devaluación del Bolívar es indetenible al extremo que el cambio oficial, muy ficticio porque no existe un mercado cambiario amplio sino muy limitado, el Dicom, supera los Bs. 550,oo. Una paridad cambiaria así planteada no tiene ningún efecto en la lucha contra la inflación porque la estimula al no haber producción ni productividad.
Adicionalmente el Estado ha creado dinero inorgánico a través del B.C.V. y PDVSA en un mecanismo perverso destinado a generar más liquidez sin haber una contención a través de una oferta vigorosa frente a tan prolija demanda. El ajuste viene por intermedio del incremento de los precios. Hay un gasto fiscal y una deuda externa imparables.
El éxodo inusitado
Algo inesperado en la historia venezolana ha sido la emigración. Consecuencia del rentismo petrolero y su ficciónde prosperidad, el nacional salía de vacaciones o con el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho. Era impensable una salida masiva como la presente, considerada la mayor en América Latina. Se estima en aproximadamente cuatro millones de personas en los años recientes y en el 2019 se predice una nueva con gran empujevalorada en dos millones de personas más, en consonancia con la agudización de la crisis económica y social.
Se han trasladado los sectores populares, mano de obra sin ninguna especialización destinada a entrar en el mercado peor pagado. Se ha dado fundamentalmente hacia Colombia, Ecuador, Brasil y Perú. En Argentina, con una situación económica deteriorada, se asombran del éxodo venezolano porque no se imaginan la terrible coyuntura padecida acá. Se había iniciado originalmente hacia Estados Unidos y Europa laborando como porteros, valet parking, jornaleros, vigilantes, etc.
Mas también han hecho mutis estudiantes y profesionales de calidad que han encontrado una buena acogida en los países receptores, con buenos sueldos y excelentes condiciones de trabajo. Difícilmente este grupo retornará en forma definitiva a Venezuela.
Las remesas como saga de la enfermedad holandesa
Un nuevo elemento se incorpora a la economía nacional. Se trata de las remesas enviadas desde el exterior para auxiliar a las familias venezolanas ahogadas por la hiperinflación. Es algo inédito en el país,hasta ahora sin migrantes a contrapelo de muchos países dela región con tradición de la actividad de sus nacionales allende las fronteras. Es una ayuda para ciertos sectores con familiares fuera para paliar los efectos devastadores del huracán elevador de los precios de los bienes y servicios.
Indudablemente que constituye un apoyo para algunos estamentos de la nación pero no es generada con esfuerzo interno contribuyendo a ese sedante constituido por una panacea inmediatista sin soporte de trabajo al igual que lo ocurrido con la renta petrolera generada por un recurso natural no renovable. Se da el caso que gente de escasos recursos tenga una disponibilidad de gastos mayores al de profesionales asalariados sin ayuda cambiaria. Incluso el Estado ha intentado pechar a esas remesas con resultados superfluos hasta ahora.
El leguleyismo rampante
Muchos sectores han depositado en los mecanismos legales la orientación del devenir gubernamental. Sostienen al día 10 de enero como punto de inflexión para su continuación porque supuestamente no hay ninguna legitimidad por la irregular elección presidencial de mayo de 2018. Ciertamente que hubo múltiples anomalías en esos comicios y varios países retirarán su legación diplomática de Caracas pero eso tiene pocas secuelas para el militarismo nacional. Ese aislamiento no será determinante para obligarlos a cambiar de rumbo. Ya Cuba demostró, al ser expulsada de la O.E.A. y renuente a regresar, que no le afectó esencialmente en sus relaciones internacionales.
La invocación al respeto a la cúspide del ordenamiento jurídico venezolano como fetiche salvador y el llamado a repetir las peripecias puntofijistas en esta materia, contribuyen a elaborar una óptica de tinterillo.El problema pasa por prescindir de análisis rabulescos tendientes a la búsqueda de salidas porque efectivamente no funcionan, sobre todo con un esquema político donde las formalidades legales y constitucionales pueden ser transgredidas al no existir la más elemental institucionalidad democrática. Es una razón más para no considerar este enfoque como fórmula de solución del conflicto nacional.
La “oposición” como factor de apuntalamiento de Maduro
Realmente no hay respuesta ante la avalancha dictatorial. Existen organizaciones políticas, gremiales y sindicales contrarias al oficialismo con cierta actividad de calle pero aislada y sin apoyo popular. Los partidos políticos, cuya finalidad es medrar del erario y del poder, buscan disfrazarse para alcanzar algún oxígeno. La Coordinadora Democrática, devenida en M.U.D. y luego ahora bajo la fachada del denominado Frente Amplio, está formada por entes socialdemócratas y socialcristianos alrededor de la centro izquierda y la centro derecha pero sin mucho éxito en cuanto a resonancia social. Está integrada por sectores tradicionales y conservadores como AD, Primero Justicia y Voluntad Popular.
Existen otros grupos más extremos que son estridentes sin seguimiento de las personas. Es el caso de María Corina Machado quien es una luchadora sin mucho arrastre y esperanzada más en intervenciones del exterior que en sus mismas movilizaciones. Igualmente otros sectores más reducidos como el MAS, Copei, Avanzada Progresista y Un Nuevo Tiempo, cuya actividad se traduce en el alcance de cuotas de poder que pudiera brindarles el gobierno.
El resto del cuadro político organizado tiene poca repercusión en su accionar y mantiene una praxis residual al igual que los sindicatos y los gremios, quienes lamentablemente no son soportables en su liderazgo por las bases de sus representados. Muchos de ellos apostando a salidas militaristas o mesiánicas.
Otro tema recurrente en estas organizaciones políticas es la fementida unidad. Se habla de unir esfuerzos sin calibrar la calidad de esas entidades. Las coaliciones como la MUD presentan una fachada ambigua porque coexisten agentes de enfrentamiento y colaboración respecto a la gestión madurista incluso dentro de un mismo partido donde se observa ese sincretismo absurdo. Además, están tan desgastados por sus errores y desatinos que agrupar a todas esas debilidades generarán una ingente fragilidad. No siempre en la unión está la fuerza como en este caso deplorable.
La gente no asume responsabilidad para mantener la movilización en los espacios públicos porque está hastiada de ser engañada. El último gran timo fue acudir raudamente a la elección de gobernadores abandonando la calle y con pocos mandatarios obtenidos. Ergo, las personas han preferido huir del país en las condiciones encontradas, muchas por hambre directa otras por no ver futuro acá llevando a cabo la emigración más grande conocida en América Latina.
Acaecerán, como hasta ahora, protestas puntuales sin articulación entre ellas y con escasas repercusiones. Como se puede apreciar, al no haber una fuerza organizada y con liderazgo capaz de enfrentar al militarismo reinante, no emerge la posibilidad de respuesta a la actual administración, quien dispone el camino libre para ejecutar sus actos autoritarios sin límites ni control alguno.
La violencia y la represión
El manejo del régimen de la violencia como dispositivo de control ha funcionado. La gran inseguridad personal ha sido un mecanismo de toque de queda fáctico que le ahorra recursos al Estado y atemoriza a la gente. Lo anterior en el nivel social y se le aúna la punición política para detener a quienes protesten imputándoles la comisión de hechos punibles falaces acompañados de un ministerio público y tribunales penales complacientes con las violaciones al derecho de defensa, al debido proceso y a entender a este último como instrumento de justicia. Se aplican torturas y tratos crueles así como desapariciones forzadas, convirtiendo a las audiencias en interminables por sus diferimientos sine die.
El país se presenta con más de ochenta homicidios por cada cien mil habitantes, cifra escandalosa por su elevación. Las bandas criminales poseen altos niveles organizativos y buen armamento. Hasta en el estado Aragua una de ellas decretó un paro armado como lo hacía Sendero Luminoso en demostración de un ostensible poderío.
Las invasiones frustradas
El anuncio de Donald Trump de retirar los efectivos militares de Siria definió una diáfana campanada de las políticas estratégicas americanas. La entregaron a Bashar Al Asad ese país y a sus aliados rusos. Para eso Washington dispone de aliados fieles para responder a sus intereses en el Oriente Próximo, Turquía, Arabia Saudita e Israel. Pero lo cierto es que señala el rechazo a intervenciones militares directas de los Estados Unidos, salvo algunas operaciones quirúrgicas basadas en su supremacía aérea, misilística, naval y tecnológica.
Esas orientaciones de la administración republicana apuntan a no efectuar intervenciones armadas o invasiones en el mundo y favorecería hartamente a la administración chavomadurista que tendría garantizada la no intromisión bélica de la primera potencia militar del orbe. Esta señal determinante enviada por el Tío Sam le quita entusiasmo a ciertos sectores de la vida nacional ansiosos de promover esta clase de movimientos castrenses. Aparentemente esta opción está descartada.
Se han trasladado los sectores populares, mano de obra sin ninguna especialización destinada a entrar en el mercado peor pagado. Se ha dado fundamentalmente hacia Colombia, Ecuador, Brasil y Perú. En Argentina, con una situación económica deteriorada, se asombran del éxodo venezolano porque no se imaginan la terrible coyuntura padecida acá. Se había iniciado originalmente hacia Estados Unidos y Europa laborando como porteros, valet parking, jornaleros, vigilantes, etc.
Mas también han hecho mutis estudiantes y profesionales de calidad que han encontrado una buena acogida en los países receptores, con buenos sueldos y excelentes condiciones de trabajo. Difícilmente este grupo retornará en forma definitiva a Venezuela.
Las remesas como saga de la enfermedad holandesa
Un nuevo elemento se incorpora a la economía nacional. Se trata de las remesas enviadas desde el exterior para auxiliar a las familias venezolanas ahogadas por la hiperinflación. Es algo inédito en el país,hasta ahora sin migrantes a contrapelo de muchos países dela región con tradición de la actividad de sus nacionales allende las fronteras. Es una ayuda para ciertos sectores con familiares fuera para paliar los efectos devastadores del huracán elevador de los precios de los bienes y servicios.
Indudablemente que constituye un apoyo para algunos estamentos de la nación pero no es generada con esfuerzo interno contribuyendo a ese sedante constituido por una panacea inmediatista sin soporte de trabajo al igual que lo ocurrido con la renta petrolera generada por un recurso natural no renovable. Se da el caso que gente de escasos recursos tenga una disponibilidad de gastos mayores al de profesionales asalariados sin ayuda cambiaria. Incluso el Estado ha intentado pechar a esas remesas con resultados superfluos hasta ahora.
El leguleyismo rampante
Muchos sectores han depositado en los mecanismos legales la orientación del devenir gubernamental. Sostienen al día 10 de enero como punto de inflexión para su continuación porque supuestamente no hay ninguna legitimidad por la irregular elección presidencial de mayo de 2018. Ciertamente que hubo múltiples anomalías en esos comicios y varios países retirarán su legación diplomática de Caracas pero eso tiene pocas secuelas para el militarismo nacional. Ese aislamiento no será determinante para obligarlos a cambiar de rumbo. Ya Cuba demostró, al ser expulsada de la O.E.A. y renuente a regresar, que no le afectó esencialmente en sus relaciones internacionales.
La invocación al respeto a la cúspide del ordenamiento jurídico venezolano como fetiche salvador y el llamado a repetir las peripecias puntofijistas en esta materia, contribuyen a elaborar una óptica de tinterillo.El problema pasa por prescindir de análisis rabulescos tendientes a la búsqueda de salidas porque efectivamente no funcionan, sobre todo con un esquema político donde las formalidades legales y constitucionales pueden ser transgredidas al no existir la más elemental institucionalidad democrática. Es una razón más para no considerar este enfoque como fórmula de solución del conflicto nacional.
La “oposición” como factor de apuntalamiento de Maduro
Realmente no hay respuesta ante la avalancha dictatorial. Existen organizaciones políticas, gremiales y sindicales contrarias al oficialismo con cierta actividad de calle pero aislada y sin apoyo popular. Los partidos políticos, cuya finalidad es medrar del erario y del poder, buscan disfrazarse para alcanzar algún oxígeno. La Coordinadora Democrática, devenida en M.U.D. y luego ahora bajo la fachada del denominado Frente Amplio, está formada por entes socialdemócratas y socialcristianos alrededor de la centro izquierda y la centro derecha pero sin mucho éxito en cuanto a resonancia social. Está integrada por sectores tradicionales y conservadores como AD, Primero Justicia y Voluntad Popular.
Existen otros grupos más extremos que son estridentes sin seguimiento de las personas. Es el caso de María Corina Machado quien es una luchadora sin mucho arrastre y esperanzada más en intervenciones del exterior que en sus mismas movilizaciones. Igualmente otros sectores más reducidos como el MAS, Copei, Avanzada Progresista y Un Nuevo Tiempo, cuya actividad se traduce en el alcance de cuotas de poder que pudiera brindarles el gobierno.
El resto del cuadro político organizado tiene poca repercusión en su accionar y mantiene una praxis residual al igual que los sindicatos y los gremios, quienes lamentablemente no son soportables en su liderazgo por las bases de sus representados. Muchos de ellos apostando a salidas militaristas o mesiánicas.
Otro tema recurrente en estas organizaciones políticas es la fementida unidad. Se habla de unir esfuerzos sin calibrar la calidad de esas entidades. Las coaliciones como la MUD presentan una fachada ambigua porque coexisten agentes de enfrentamiento y colaboración respecto a la gestión madurista incluso dentro de un mismo partido donde se observa ese sincretismo absurdo. Además, están tan desgastados por sus errores y desatinos que agrupar a todas esas debilidades generarán una ingente fragilidad. No siempre en la unión está la fuerza como en este caso deplorable.
La gente no asume responsabilidad para mantener la movilización en los espacios públicos porque está hastiada de ser engañada. El último gran timo fue acudir raudamente a la elección de gobernadores abandonando la calle y con pocos mandatarios obtenidos. Ergo, las personas han preferido huir del país en las condiciones encontradas, muchas por hambre directa otras por no ver futuro acá llevando a cabo la emigración más grande conocida en América Latina.
Acaecerán, como hasta ahora, protestas puntuales sin articulación entre ellas y con escasas repercusiones. Como se puede apreciar, al no haber una fuerza organizada y con liderazgo capaz de enfrentar al militarismo reinante, no emerge la posibilidad de respuesta a la actual administración, quien dispone el camino libre para ejecutar sus actos autoritarios sin límites ni control alguno.
La violencia y la represión
El manejo del régimen de la violencia como dispositivo de control ha funcionado. La gran inseguridad personal ha sido un mecanismo de toque de queda fáctico que le ahorra recursos al Estado y atemoriza a la gente. Lo anterior en el nivel social y se le aúna la punición política para detener a quienes protesten imputándoles la comisión de hechos punibles falaces acompañados de un ministerio público y tribunales penales complacientes con las violaciones al derecho de defensa, al debido proceso y a entender a este último como instrumento de justicia. Se aplican torturas y tratos crueles así como desapariciones forzadas, convirtiendo a las audiencias en interminables por sus diferimientos sine die.
El país se presenta con más de ochenta homicidios por cada cien mil habitantes, cifra escandalosa por su elevación. Las bandas criminales poseen altos niveles organizativos y buen armamento. Hasta en el estado Aragua una de ellas decretó un paro armado como lo hacía Sendero Luminoso en demostración de un ostensible poderío.
Las invasiones frustradas
El anuncio de Donald Trump de retirar los efectivos militares de Siria definió una diáfana campanada de las políticas estratégicas americanas. La entregaron a Bashar Al Asad ese país y a sus aliados rusos. Para eso Washington dispone de aliados fieles para responder a sus intereses en el Oriente Próximo, Turquía, Arabia Saudita e Israel. Pero lo cierto es que señala el rechazo a intervenciones militares directas de los Estados Unidos, salvo algunas operaciones quirúrgicas basadas en su supremacía aérea, misilística, naval y tecnológica.
Esas orientaciones de la administración republicana apuntan a no efectuar intervenciones armadas o invasiones en el mundo y favorecería hartamente a la administración chavomadurista que tendría garantizada la no intromisión bélica de la primera potencia militar del orbe. Esta señal determinante enviada por el Tío Sam le quita entusiasmo a ciertos sectores de la vida nacional ansiosos de promover esta clase de movimientos castrenses. Aparentemente esta opción está descartada.
Es interesante destacar que las invasiones no son, per se, nocivas. El caso de Tanzania para responder las provocaciones de Idi Amín Dadá, es elocuente. O la intervención de Vietnam en Camboya para derrocar a Pol Pot y sus Jemeres rojos. Fueron operaciones militares con un casus belli plenamente justificado, sin fines de coloniaje y defenestraron administraciones dictatoriales.
El guión cubano ejecutado a la perfección
El Estado cubano ha brindado una formidable asesoría al venezolano en materia de control de la población. Para ello han ocupado las notarías, registros, la migración, la identificación, los puertos y los aeropuertos, y desde estas instancias han perfeccionado el seguimiento de las actividades de los hombres y las mujeres.Además, en materia represiva han materializado lo aprendido por el G-2 de la Stassi, la policía alemana oriental y heredera de la Gestapo, que aplicaron con reiteración en la antilla mayor.
Las medidas económicas llevadas a efecto por el gobierno venezolano cumplen una finalidad clara: se busca no resolver la crisis sino acelerarla para promover la salida de grandes cantidades de personas como lo hicieron con el conocido caso de los “marielitos” en Cuba. También lo aplicó Bashar Al Asad en Siria y los Jemeres rojos en Kampuchea haciendo tangible con una operación alevosa la tesis de grado en París de uno de sus dirigentes históricos, KieuSamphan, para desconcentrar a la capital camboyana Phnom Penh. Existen otros casos de desplazados y de expulsión compulsiva pero difícilmente comparable al venezolano.
El objetivo de las decisiones tomadas por el oficialismo son nítidas: estimulan la salida de la gente pues se calcula en seis millones de venezolanos los emigrantes para el año 2019. Son menos personas en la carga social y además, quedan en el país trabajadores sin especialización y los que la tengan se ven aplanados con el mísero salario mínimo en una suerte de igualación a través de la pobreza.
Prognosis
La dialéctica política venezolana está en una suerte de parálisis o suspensión. El gobierno se mantiene sólido por la inercia colegida de la ausencia de oposición y solo es golpeado por las medidas sancionatorias aplicadas desde el exterior en el nivel financiero y económico, en especial a los funcionarios a los cuales les han limitado su accionar en el mundo bancario internacional.
Quienes adversan al régimen oscilan entre esperanzas depositadas en eventos foráneos esperando una salvación practicada desde los grandes centros de poder mundial o la coexistencia y colaboración con Miraflores. La capacidad de movilización es nula excepto por las protestas puntuales motivadas a la precariedad del salario y la destrucción de las prestaciones sociales y las convenciones colectivas, la llegada ineficiente de las bolsas de comida, del pernil, de los bonos, del gas, la electricidad y el agua. Sin embargo, son expresiones espontáneas fácilmente reprimibles por la eficacia de los cuerpos policiales sin ningún control ni limitación.
El concierto de naciones es adverso a Maduro pero no lo suficiente para doblegarlo. Si bien es cierto el fracaso de las experiencias inferidas del Foro de Sao Paolo en América Latina por la corrupción y el abuso de poder, todavía hay cierta reticencia a ceder en negocios con el país como lo expresa Uruguay y el recién ungido López Obrador en México, además de la venta de armas españolas.
Las apreciaciones más concretas de crisis del poder la radican en la reducción financiera del Estado o en el peor de los casos, una negociación con fines de rescatar a la nación. Pero si por circunstancias el régimen puede solventar de alguna manera esta posible coyuntura no se atisba en el horizonte otras opciones y podríamos terminar como Myanmar, Cuba o Corea del Norte.
No obstante, la historia no está sometida a leyes fatales. La epistemología contemporánea acepta la incertidumbre como guía de las ciencias, sean naturales o sociales. Los paradigmas han roto con ese positivismo rígido nacido luego de la revolución industrial. A una causa no necesariamente ocurre un efecto, no hay la visión mecánica de las agujas del reloj, un fractal no tiene una perímetro definido y como lo sostiene la máxima de que una mariposa en Hong Kong puede causar un huracán en Nueva York, no hay sino aproximaciones en los pronósticos.
No se trata, como lo creen los religiosos, de radicar en milagros el futuro nacional. Mas debido a la inexistencia de determinismos históricos podría darse la tesis de Nassim Nicholas Taleb, el Cisne Negro. Así como en Australia hay estos palmípedos con ausencia total de luz en su plumaje y no su blancura como en el resto del mundo suele suceder con los valores en la plástica, en la evolución social pueden ocurrir sucesos de alta intensidad e inesperados que en retrospectiva pudieron preverse, como la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética o el 11 de septiembre. El caso nuestro pudiera subsumirse en la hipótesis de lo imprevisto y de esa manera el año 2019 podría ser el escenario de una metamorfosis en el país. Es lo deseado para la salvación dela sociedad venezolana, aniquilada por efectos de unas políticas cuya teleología es su destrucción.
Las apreciaciones más concretas de crisis del poder la radican en la reducción financiera del Estado o en el peor de los casos, una negociación con fines de rescatar a la nación. Pero si por circunstancias el régimen puede solventar de alguna manera esta posible coyuntura no se atisba en el horizonte otras opciones y podríamos terminar como Myanmar, Cuba o Corea del Norte.
No obstante, la historia no está sometida a leyes fatales. La epistemología contemporánea acepta la incertidumbre como guía de las ciencias, sean naturales o sociales. Los paradigmas han roto con ese positivismo rígido nacido luego de la revolución industrial. A una causa no necesariamente ocurre un efecto, no hay la visión mecánica de las agujas del reloj, un fractal no tiene una perímetro definido y como lo sostiene la máxima de que una mariposa en Hong Kong puede causar un huracán en Nueva York, no hay sino aproximaciones en los pronósticos.
No se trata, como lo creen los religiosos, de radicar en milagros el futuro nacional. Mas debido a la inexistencia de determinismos históricos podría darse la tesis de Nassim Nicholas Taleb, el Cisne Negro. Así como en Australia hay estos palmípedos con ausencia total de luz en su plumaje y no su blancura como en el resto del mundo suele suceder con los valores en la plástica, en la evolución social pueden ocurrir sucesos de alta intensidad e inesperados que en retrospectiva pudieron preverse, como la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética o el 11 de septiembre. El caso nuestro pudiera subsumirse en la hipótesis de lo imprevisto y de esa manera el año 2019 podría ser el escenario de una metamorfosis en el país. Es lo deseado para la salvación dela sociedad venezolana, aniquilada por efectos de unas políticas cuya teleología es su destrucción.
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