Marianne
Enckell
En su prólogo a la Bibliographie de
l’anarchie publicada por Max Nettlau en 1897, Eliseo Reclus escribía lo
siguiente: «Reconozco por mi parte que no nos sabia tan ricos: la importancia
que ha tomado esta recopilación, todavía incompleta, me ha sorprendido mucho.
Las ideas anarquistas, desarrolladas conscientemente bajo su forma actual, son
de origen tan reciente que podemos imaginar que se encuentran todavía en una
fase rudimentaria de propaganda. Sin duda, la mayor parte de los documentos
citados en esta recopilación está destinada a desaparecer y tan apenas merece
ser conservada, pero algunas de estas obras dejarán huella en la historia del siglo 19. […] En adelante
nadie en el mundo, tanto si nos quiere como si nos odia, podrá pretender
ignorarnos.»
No había transcurrido entonces ni medio siglo
desde la publicación de algunos libros (Proudhon) y periódicos (L’Anarchie, journal de l’ordre de Anselme Bellegarrigue, Le Libertaire de Joseph Déjacque) que hablaban de anarquía; tan
solo hacía veinticinco años que el movimiento anarquista había comenzado a
tomar cuerpo, en el congreso de Saint-Imier de 1872. Desde entonces, los
anarquistas nunca han abandonado la propaganda escrita, la “dinamita cerebral”.
¡Y con qué dificultades! Ni el más remoto
parecido con la situación actual, donde buen número de periódicos tienen lujoso
aspecto, portadas en colores, profusión de ilustraciones, maqueta profesional,
precio de venta que asciende a varios euros. ¡Cuántos sacrificios eran
necesarios entonces para reunir algunos céntimos a fín de comprar un periódico
o un folleto, o para conseguir algunos centenares de francos para poder
publicar! En 1879, Kropotkin,
Dumartheray y Herzig fundan en Ginebra el periódico Le Révolté con tan solo 23 francos en caja; con una tirada de 3.000
ejemplares, el primer número vende dos mil, lo cual permite que se pueda
continuar.
Fabricar
Desde su número 283 (Nueva York, 24 de marzo
1894), el periódico Liberty de
Benjamín Tucker[i] inventa una nueva
tipografía, abandonando la justificación del texto sobre tres columnas. Tucker
explica a sus lectores cómo el tipógrafo tiene que añadir espacios finos entre
las palabras para forzar la línea, mientras la composición «en bandera»
conserva los mismos espacios, añadiéndose simplemente los cuadratines al final
de la línea. Resulta más agradable para la vista, y mucho menos caro, sobre
todo frente a la linotipia recientemente inventada; de esta forma se podrá pues
publicar más libros, ya que cualquiera puede componerlos. El único riesgo sería
que la oficina de correos juzgue este método herético y se niegue a distribuir
el periódico: «…el Estado ha hecho cosas aún más extrañas», ironizaba Tucker.
Sin embargo la tipografía no es un arte tan sencillo. En 1906, los hermanos
Max y Siegfried Nacht publican en Londres Le Chansonnier international du
Révolté (El cancionero internacional del rebelde), 64 páginas en nueve
lenguas, vendido 30 céntimos, 3 Schilling o 8 cents:
«Esta selección de las canciones revolucionarias
que están más en boga en los diferentes idiomas,–escriben en su prólogo— será
acogida con alegría por el anarquista errante, perseguido de país en país, que
se encuentre entre compañeros de otras lenguas, podrá así compartir el
entusiasmo, cantando con ellos los himnos de libertad y de revuelta… Al mismo
tiempo creemos haber contribuido un poco mediante esta edición al desarrollo
del espíritu internacionalista. Las canciones han sido recogidas durante peregrinaciones
a través de toda Europa, y compuestas en
una verdadera tipografía rebelde, adquirida por contrabando, y en la cual
muchos anarquistas alemanes y rusos han aprendido la composición»– ¡”aprendido”
es tan solo un modo de hablar, a la vista del número de gazapos y de
aproximaciones que comporta el folleto!
En 1908 Jules Vignes publica en la ciudad de
Moulins (Francia), el periódico La Torche
(La antorcha), “primeramente policopiado sobre gelatina antes de ser imprimido
con una selección de caracteres de imprenta de segunda mano comprados al precio
del plomo”[ii]; Jules Vignes mantendrá su labor de publicación, con otros cinco
o seis títulos distintos, hasta 1958. En
Ginebra, Louis Bertoni publica Le Réveil
/ Il Risveglio (El despertar) durante
cuarenta y seis años, sin interrupción; lleva a cabo la composición en su
habitación, salvo cuando está en la cárcel, y cada quince días lleva los moldes
a la imprenta, y deposita después los periódicos en la oficina de correos. En
Lausana, se crea una imprenta comunista en 1906 para publicar el semanal La Voix du peuple (La Voz del pueblo)-
sin duda, otras imprentas de este tipo se crearon en otros lugares. Sin hablar
de las imprentas clandestinas en tiempos de dictadura, de las imprentas móviles
de las columnas de Makhno o de Durruti, de los impresos clandestinos en papel
cebolla.
Quedamos aun unos cuantos veteranos y veteranas
para recordar los esténciles y las multicopistas, las sesiones dedicadas a
ensamblar y grapar… Esos documentos se han vuelto prácticamente ilegibles para
los ojos actuales; afortunadamente la digitalización puede facilitar el acceso
a estas publicaciones.[iii]
Imprentas pobres y desaparejadas, y sin embargo
¡cuánto cuidado, y qué imaginación! Los periódicos cuidan sus títulos y sus
cabeceras, recaban la colaboración de pintores y de dibujantes, publican
xilografías, aunque es verdad que la calidad final deja a veces que desear. Los
veintiocho números de La Feuille (La
Hoja) de Zo d’Axa, editada en París desde 1897 hasta 1899, llevan todos en primera plana un dibujo de Théophile
Steinlen, o de Maximilien Luce,y el texto al dorso del dibujo. La cabecera de El Incontrolado, periódico anarquista,
publicado no se sabe dónde en España en enero de 1938, está adornada con
muñecos que hacen pensar en los personajes de los cómics de Robert Crumb
dibujados cuarenta años más tarde. Las imágenes de mujeres con los pechos al
aire que esgrimen una antorcha perduran más que el propio sentido del símbolo.
Podría seguir hasta el infinito. Joseph Ishill,
aprendiz tipógrafo en Rumanía, emigra a Nueva York en 1909 y, además de su
trabajo, imprime el boletín de la escuela Ferrer The Modern School (La escuela moderna) antes de publicar a lo largo
de cincuenta años unas doscientas obras, compuestas a mano, con ilustraciones
fuera de texto, libradas a muy pocos ejemplares, un auténtico tesoro de
bibliofilia anarquista. Las hermanas Olivia y Helen Rossetti, que han leído el
folleto de Kropotkin A los jóvenes, instalan una imprenta en el sótano
de la casa familiar en Londres y publican The
Torch (La Antorcha) desde 1891; tienen dieciséis y doce años…
Difundir,
redactar
Los periódicos tienen muy rápidamente una
difusión internacional, por modesta que sea su tirada. Se suscriben desde el
mundo entero al Bulletin de la
Fédération jurassienne (1872 – 1878) a la dirección de Adhémar Schwitzguébel,
grabador, en el pequeño pueblo de Sonvilier (cantón de Berna, Suiza), aunque
solo se trate de algunas decenas de suscriptores,[iv] en Alsacia, en Bélgica,
en España, en Italia por ejemplo, que pagan regularmente 5 francos por año. En
1877, una cincuentena de ejemplares son enviados gratis, a fines de propaganda,
a los cafés y a periódicos de la región; a periódicos anarquistas o socialistas
de Verviers, Amberes, Berlín, Leipzig, Hamburgo, Ámsterdam, La Haya, Barcelona,
México, Milán, Siena, Rímini, Alejandría (Egipto) ; a compañeros en Patras (
Grecia), en Lisboa, Madrid, Montevideo, Londres, en Iowa, o a la prisión de
Capua Vetere en Italia, donde está encarcelado Errico Malatesta, pero también
al profesor Eugen Dühring de la universidad de Berlín.
Cada uno y cada una se improvisa periodista,
envía correspondencia, traduce noticias o cartas recibidas desde lejos. En La Voz de la Mujer (subtitulada Ni dios,
ni amo, ni marido; Buenos Aires 1896-1897), las redactoras firman con su
nombre, nunca con su apellido; en otros lugares solo aparecen iniciales o
seudónimos. René Bianco ha identificado sin embargo unas ocho mil firmas en los
dos mil periódicos y revistas anarquistas de lengua francesa que ha fichado
entre 1880 y 1983. Se encuentran las de Sébastien Faure y de Kropotkin en más
de cien periódicos; Eliseo Reclus, Bakunin, Malatesta, Charles Malato, Han
Ryner, Louise Michel, Emile Armand, Hem Day, Jean Grave han escrito o han sido
citados en más de cincuenta. Las dos terceras partes de los firmantes solo han
publicado en un periódico, y probablemente en ninguna otra parte. Se aprende a
escribir, como se aprende a hablar en público, para la propaganda de la idea
anarquista. Como se aprende a leer, también, y a escuchar: un buen número de
militantes han indicado que cuando eran niños y niñas escolarizadas, leían la
prensa a sus mayores, en el taller o en el barrio.
Los periódicos anarquistas presentaban a veces
un contenido pobre, incluso repetitivo cuando para llenar un número había que
reproducir citas o extractos de libros. Pero es preciso leerlos hasta las
últimas líneas: es en general al final
de la última página donde se ubican: “las cuentas y las comunicaciones
administrativas, y […] las notas personales que intercambian militantes
alejados los unos de los otros, llamadas a la solidaridad, anuncios de
liberaciones o de encarcelamientos de compañeros, llamadas para debates o para
fiestas” [v]. Esos periódicos se constituyen así en testigos de la vida del
movimiento, de las sociabilidades, del trabajo político, de las redes.
Conservar
No se trata
de establecer aquí un inventario de las publicaciones; otros lo han
intentado y sus trabajos quedan como preciosas referencias [vi], pero se enriquecen constantemente gracias a nuevos
descubrimientos –en los archivos policiales, en las cajas inexploradas de las
bibliotecas, incluso en los muros o bajo de los pisos de madera.
¡Qué paciencia de archivistas han tenido tantas
compañeras y compañeros, constituyendo bibliotecas de grupos, juntando
colecciones personales, estableciendo
escondites! Fue bajo el suelo de una casa donde hacia obras para un cliente
donde Lucien Grelaud encontró colecciones de los periódicos de Proudhon, que
luego depositó en el CIRA de Lausana. Fue el hecho de estar cimentado en un
muro lo que permitió que el archivo de Edgard Leuenroth, en Brasil, pudiera
atravesar intacto la dictadura. Es gracias a Solón Amorós, quien los ha fechado
y localizado, que se pueden identificar hoy un centenar de periódicos y de
boletines publicados en España durante los dos años que siguen la muerte de
Franco (los recogió in situ en aquellos tiempos; puede que se hayan catalogado
otros posteriormente). Sin su trabajo, estas pequeñas hojas a menudo tituladas
Boletín CNT número cero habrían quedado catalogadas “sin lugar ni fecha“,
siendo pues materialmente ilegibles.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre
el Anarquismo en Lausana dispone actualmente de más de 4.000 títulos de
periódicos en su catálogo [vii]. Su hemeroteca conserva en una decena de
lenguas periódicos cuyas cabeceras remiten a los Drapeaux noirs, Bandera negra,
o Bandiera nera; la bandera deviene a
veces un trapo (Black Rag), a veces
justo un hilo (Schwarzer Faden). Y en
los títulos de los periódicos el color negro se asocia con una infinidad de
símbolos. Junto con el célebre gato se encuentra todo un bestiario negro (el
topo francés, el lagarto japonés, el dragón y la rata estadounidenses, el gallo
griego y alemán, el cuervo español, la oveja y el y fénix brasileños); al lado
de las rosas negras también nacen tulipanes, cardos y hasta rábanos negros. L’Ami Noir (el Amigo negro) acompaña las
viudas negras alemanas y belgas. La Cruz
Negra se encuentra en compañía del martillo o de la linterna negra. En el
espacio negro (Espace Noir en Saint-Imier), el sol y las estrellas echan una
luz negra sobre las ideas, los humores, el combate, incluso el arte (la
publicación turca Kara Sanat), la
verdad y el reparto (los periódicos rusos Cernaja
Pravda, Cernyi Peredel). Se
escribe con tinta negra sobre páginas y cuadernos negros, bajo una máscara
negra…
Financiar
Y las publicaciones surgen a veces a partir de
negros propósitos. Severino Di Giovanni, un anarquista italiano emigrado a
Argentina en 1923 para huir del fascismo, es un propagandista impaciente y
susceptible, «idealista de la violencia» como lo califica su biógrafo Osvaldo
Bayer. Entre otras acciones directas sangrientas, asalta bancos para la
publicación en italiano de dos bellos volúmenes de Scritti Sociali de
Eliseo Reclus [viii]: tipografía cuidada, letras y elegantes culos-de-lámpara,
retratos y facsímiles, pequeña tirada generosamente distribuida entre los
amigos.
La leyenda quiere que Di Giovanni haya aprendido
la técnica de la mano de Durruti quien, con sus compañeros, había encontrado
algunos años antes la manera de financiar las actividades del movimiento: ir a
buscar el dinero allí donde se encuentra, para redistribuirlo. En la primavera de 1925, en México, habrían
hecho posible la edición de un semanal anarquista y la abertura de escuelas
racionalistas gracias a la caja fuerte de una fábrica textil. Ya habían enviado
dinero a Francia para el desarrollo de la obra internacional de las ediciones
anarquistas y de la Librería social internacional. Allí tampoco se plantearon
demasiadas preguntas sobre la procedencia de este maná.
El precio del
plomo puede ser elevado. Estos juegos peligrosos forzaron Durruti y su
grupo de compañeros a sucesivos exilios, e hicieron fusilar a Di Giovanni.
Mucho más tarde, en Holanda y en Bélgica,
libreros y editores anarquistas encontraron otra artimaña: asociar la edición y
la venta de literatura militante a la de obras gastronómicas, eróticas, o
incluso pornográficas. Algunos de los clientes de la tienda «Aux Joies de
l’Esprit» (A las Alegrías del Espíritu), en la bella Galería del comercio de
Bruselas, se paraban delante de los escaparates o de las cajas de libros de
ocasión, pero otros pasaban detrás de una cortina que daba acceso a un discreto
gabinete – antes de pasar a pagar en la caja de Hem Day, un auténtico pilar de
la edición anarquista francófona.
Fueron muy pocos los periódicos o las revistas
que incluyeron publicidad de pago. La financiación provenía casi siempre, de
los bolsillos del público. El periódico L’
Agitatore exclamaba en 1898: “Los fondos y las garantías de esta
publicación no pueden venir más que de la pobreza de sus colaboradores mismos.
¡No, un millonario tan solo puede escribir el inventario de sus riquezas!“
¿Todo esto
para qué?
«Los obreros fundamos nuestros periódicos para
combatir a nuestros enemigos y patentizar nuestras aspiraciones. Estos nacen
siempre en lamentable estado de anemia (…) Unos hombres desinteresados lo
cuidan con amorosa solicitud y según lo ven crecer, así crece en ellos la
voluntad de luchar y el deseo de vencer » declaraba el periódico Fraternidad (Madrid) en 1927 [ix].
Fernand Pelloutier deseaba que los obreros
adquiriesen “la ciencia de su desdicha”, que tuviesen acceso a encuestas y a
estadísticas, Kropotkin, otra vez él, comentaba en sus memorias [x] cuál era su
estado de espíritu en el momento de lanzar el periódico Le Révolté:
«Los periódicos socialistas tienden a menudo a
convertirse en memoriales de agravios contra el régimen actual. En ellos se
relatan los sufrimientos de los trabajadores de las minas, las fábricas y los
campos; la miseria que aflige a aquéllos y sus padecimientos durante la huelga
son descritos con esos colores; su impotencia en la lucha legal con los
patronos se pone de manifiesto, y esta sucesión de esfuerzos inútiles, dados a
conocer por la prensa, ejerce una influencia muy deprimente en el ánimo del
lector. Para contrarrestarla, el periodista tiene que acudir principalmente a
un lenguaje enérgico, con el cual procura despertar al dormido y avivar la fe
del incrédulo.
Yo, por el contrario, pensé que un periódico
revolucionario debe ser, ante todo, el que ponga de manifiesto esos síntomas,
que en todas partes anuncian la llegada de una nueva era, la germinación de
nuevas formas de vida social y la creciente rebeldía contra las caducas
instituciones. Estas señales de los tiempos deberían ser atentamente
observadas, reunidas según sus afinidades y agrupadas de tal modo que hicieran
ver al espíritu vacilante de las mayorías, la ayuda invisible, y con frecuencia
inconsciente, que las ideas avanzadas encuentran en todas partes, cuando un
renacimiento de vida intelectual tiene lugar en la sociedad entera. Identificarse
con las aspiraciones del corazón humano en toda la superficie del planeta, con
los actos de rebeldía contra las antiguas y añejas injusticias sociales, con
sus esfuerzos encaminados a buscar nuevas formas -tal debía ser el principal
deber de una publicación revolucionaria. La esperanza y no la desesperación, es
lo que da el triunfo a las revoluciones.»
Notas
[i] Está accesible on-line: véase la referencia
en la página http://www.bibliothekderfreien.de/lidiap/eng/index.htm,
esta página es un apreciable intento de establecer un inventario de los
periódicos anarquistas antiguos y actuales publicados on-line bajo formas más o
menos conseguidas.
[ii] René Bianco, Regards sur l’édition libertaire en France,
(Miradas sobre la edición libertaria en Francia), in La culture libertaire, Lyon 1997.
[iii] Véase por ejemplo los primeros números
policopiados de la revista Noir et Rouge
puestos on-line (junto con otros títulos) en la página http://la-presse-anarchiste.net.
[iv] Lista de los suscriptores al Bulletin,
Amsterdam IISG, Archives Fédération jurassienne, dossier 11.
[v] Ismaël Zosso, Le verbe magique (El verbo mágico) Cahiers d’histoire du mouvement ouvrier 17, Lausanne 2001.
[vi] Algunos ejemplos. Para España, Francisco
Madrid, La prensa anarquista y
anarcosindicalista en España desde la I
Internacional hasta el final de la Guerra Civil, Barcelona 1989, http://cedall.org/documentacio/castella/cedall203410101htm.
Fernando Gómez Peláez, De Soli
a Frente libertario, publicaciones
libertarias el exilio, in El movimiento
libertario español, pasado, presente
futuro, Ruedo Ibérico, 1974. Rolf Dupuy,
Clandestinité libertaire en Espagne: 1. La presse. Bulletin du CIRA-Marseille, 1995. Así como los catálogos
establecidos por los centros de documentación libertaria. Para los países
francófonos, el repertorio de periódicos establecido por René Bianco es
accesible on-line y se enriquece con la aportación de correcciones y de nuevos
índices: http://bianco.ficedl.info. Hay
otros trabajos pioneros, como el de Leonardo Bettini, Bibliografia dell’anarchismo: periodici
(1872-1971), Firenze 1972, o el de René Bianco, Ronald Creagh, Nicole
Riffaut-Perrot, Quand le coq rouge chantera. Anarchistes français et
italiens aux Etats-Unis d’Amérique : bibliographie, (Cuando el gallo rojo
cantará. Anarquistas franceses e italianos en los Estados Unidos de América:
bibliografía). Marseille et Montpellier 1986; y muchos otros, en numerosas áreas lingüísticas.
[vii]
www.cira.ch/catalogue
[viii]
Buenos Aires, I libri di Anarchia, 1930.
[ix] Citado por Francisco Madrid, op.cit.
[x] Pedro Kropotkin, Memorias de un
revolucionario.(6ª parte, capítulo 7)
[Tomado de http://librepensamiento.org/archivos/4146.]
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