Humberto Decarli
El 20 de agosto fue un día aciago para la historia nacional. Lo han llamado el viernes negro, viernesrojo o el paquetazo por la contundencia de la vigencia luego del anuncio de esas medidas económicas. En efecto, el presidente Maduro lanzó un conjunto de decisiones en materia económica con el eufemismo de Plan de Recuperación, Crecimiento y Estado de Prosperidad Económicadel país. Ha habido muchas discusiones y apreciaciones al respecto pero en lo que muchos pudieran coincidir es en la aceleración de la crisis atravesada porque precisamente los planteamientos presidenciales buscan exactamente eso, vale decir, estimular la coyuntura para mantenerse en el poder.
Comprende un elevado incremento salarial, un aumento del I.V.A., el empleo de las reservas petroleras para respaldar el endeudamiento a través del ente emisor, el anclaje del Bolívar en el Petro, la aceptación de una paridad con el dólar americano equivalentes a 6 millones de Bolívares Fuertes, la subida del precio de la gasolina acompañado de un subsidio parcial del Estado, la exoneración de impuestos a las empresas transnacionales y un nuevo cono monetariocon la eliminación de cinco ceros en la nueva moneda llamada Bolívar Soberano.
La crisis en sus múltiples manifestaciones
Venezuela vive uno de sus peores momentos en todos los órdenes. En el plano económico es ostensible la hiperinflación, una prolongada recesión y una situación de desabastecimientos y escasez de alimentos, medicinas y repuestos vehiculares. Este cuadro dantesco supone, para superarlo, la aplicación de correctivos profundos conocidos por los economistas en general.
Todas las expresiones anómalas obviamente son inferidas de unas políticas erráticas creadoras de las irregularidades mencionadas. El exceso del gasto público causante de un descomunal déficit fiscal, el gasto clientelar o corriente, la permanente devaluación disfrazada en distintos tipos de cambio, legales o no, con un absurdo control de cambios, la liquidación del sector industrial y el agrícola en beneficio de lasimportaciones ingentes, fueron entre muchas, las razones de haber llegado a este nivel de precariedad.
El rentismo y el extractivismo fueron llevados a niveles demenciales por el chavismo y ya vemos los resultados. Una tendencia a importación de bienes y servicios a menor costo que producirlos en el país y el empleo de los petrodólares para realizarla. El excedente petrolero permitía, como en el pasado, buscar esos productos no procesados en el país pero con una mayor intensidad. Igualmente un control de cambios que no logró su telos como era impedir la fuga de divisas. Al contrario, se ha ido del país en promedio, más del cuarenta y cinco por ciento del Producto Interno Bruto actual luego del establecimiento de esta medida excepcional.
El colmo de la dependencia petrolera fue pasar del ochenta y ocho por ciento de la entrada de divisas de exportación por el oro negro al noventa y siete en la actualidad. Y el extractivismo se hizo presente cuando se ha sacado a la subasta la minería antiecológica del llamado Arco Minero, entregada a los chinos, los rusos, las transnacionales americanas y europeas, y a los militares a través de una empresa creada al efecto. Se habla que las FARC y el ELN regentan minas para su beneficio. Es un saqueo público y espectacular.
De acuerdo al estudio Encovi, encuesta sobre condiciones de vida de los venezolanos, efectuada por las universidades USB, UCV y UCAB, más del sesenta por ciento de los habitantes se encuentra en condición de pobreza extrema y cerca del noventa en pobreza en general. Además, todos los análisis en materia de salud son horrendos con muchas muertes inducidas por la falta de medicamentos, equipos e insumos de los centros hospitalarios.
Ante el declive, acicatear el desastre
La actual administración militarista tenía en sus manos efectuar las modificaciones a que hubiera lugar para resolver el terrible momento. Era todavía momento de reformas para la búsqueda de soluciones con la mira puesta en enfrentar la pobreza y el hambre.Pero la inteligencia cubana y la asesoría española decidieron otra cosa. Su orientación fue huir hacia adelante, una frase convertida en lugar común traducida en atacar en lugar de retroceder aunque la intención es la otra. Se inclinaron por incentivar la crisis con unas decisiones bien pensadas y planificadas para estimular el desbarajuste y en condición ventajosa de poder perpetuarse. Muchos analistas pensaron en haberse tomado una dirección política en vez de económica pero no es así. Se trata de una postura economicista con fines de encender la pradera más de lo que está.
Con una planificación milimétrica el gobierno ha generado consecuencias buscadas intencionalmente, dolosas. La multiplicación de las vicisitudes estimula la salida del país de grandes contingentes humanos mostrando al mundo la crisis humanitaria. Las declaraciones públicas de algunos personeros gubernamentales no esconden la intención y proponen que a quien no le guste la revolución mejor se vaya del país. De esa manera disminuyen la conflictividad social porque quienes hacen mutis son personas desesperadas buscando saciar el hambre y realmente son expulsados cumpliendo la máxima de Michel Foucault de la biopolítica, vale decir, el empleo del poder para liquidar al ser humano.
Por supuesto, hay un riesgo en tal éxodo porque va a ocasionar grandes e inesperados problemas en las naciones vecinas, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. Esa imprevista conmoción alterando sus bienes y servicios, al margen de cierta ayuda humanitaria internacional, podría exigirles una respuesta en resguardo de la dignidad de estos exiliados por necesidad, traducida en una eventual intervención humanitaria.
Es tan bien calculada la maniobra del madurismo que hasta la eliminación de los ceros en el nuevo cono monetario tiene sentido. Originalmente se iban a disminuir tres y luego, en vista de la hiperinflación, seis pero se orientaron a cinco para complicar las estimaciones y distraer a la gente. Aparte, es la segunda reconversión de la moneda, circunstancia que delata la incapacidad de resolver el problema inflacionario porque en el término de diez años hubo de hacerlo nuevamente y no con tres ceros como inicialmente se efectuó en el 2008 sino cinco en la actualidad. Es la confesión del fracaso.
Paralelamente el Estado ha soslayado las convenciones colectivas del sector público con la complicidad de sindicalistas complacientes carentes de sentido clasista, ora retardándolas y suspendiéndolas, ora bonificando para impedir su suscripción. Con el nuevo salario mínimo pretenderán disolver las demás cláusulas sociales y económicas de tales avenimientos. Es una aplanadora para ahorrarse dinero a costa de quienes menos tienen.
Aparte, hay una fuerte evasión informativa porque se desvía toda la atención hacia esta dinámica dinamitando las previsiones normales. Ahora nadie se acuerda de los presos políticos, del atentado a Maduro ni de Requesens. Son minucias frente al abatimiento global de la población y la sorpresa de un aumento salarial desproporcionado que aflora el parasitismo dela población respecto el Estado.
Devenir económico de pronóstico reservado
La dinámica económica dirige al país hacia el abismo. Si una nación padece de hiperinflación y recesión, lo lógico es combatirlas con los medios establecidos para aplacarlas y eventualmente derrotarlas. Reducir el déficit fiscal con la disminución del gasto público, promover la producción y la productividad, estimular el empleo, izar la estructura salarial pero cónsona con una expansión productiva y de servicios, suprimir el control de cambios, frenar la devaluación del signo monetario (la razón histórica más importante de la inflación), diversificar la creación de bienes y servicios, disminuir el rentismo y el extractivismo apuntando a la formación de una actividad de esfuerzo y de trabajo, hacer inversión social para elevar la calidad de vida, salud, vivienda y la educación de las personas, serían entre varias opciones, las utilizadas para abatir estos terribles flagelos.
Sin embargo, el paquete implementado por el madurismo no se corresponde con un estremecimiento para derrotar a la hiperinflación, la recesión, el desabastecimiento y la escasez, sino a una expansión de todos estos fenómenos. Se busca agudizarlos para alentar una dependencia absoluta de las personas del Estado como en Cuba o la extinta Unión Soviética.
En materia de hiperinflación histórica estamos superando a la ocurrida en la Alemania de la República de Weimar en 1923, la de Yugoslavia en 1994, Grecia en 1948 y acercándonos a la de Zimbabue en el año 2008. Sólo estaríamos superados,además, por la de Hungría en 1946. Las políticas del madurismo los últimos cuatro años son atroces sin lograr la más mínima detención de estos fenómenos.
Asimismo, las decisiones de Hugo Chávez fueron claras: se liquidó el sector industrial y al agrícola para una mayor sujeción de las personas ante el Estado y se cubrió ese déficit a través de importaciones financiadas con la hemorragia de petrodólares. Es el mismorentismo previo del puntofijismo pero llevado a niveles delirantes por el caudillo de Sabaneta. Era la lección recibida de Fidel Castro, su maestro en el arte de dominar a los hombres y las mujeres.
El Fondo Monetario Internacional, unos de los organismos creados por la conferencia de Bretton Wood para impedir los desequilibrios macroeconómicos a futuro luego dela segunda guerra, señalaba que estimaba la inflación en Venezuela en un millón por ciento en el año 2018. Ahora se valora en 1.400 millones por ciento gracias a estas modificaciones de agosto del presente año. Unos dígitos inmanejables e inimaginables por su envergadura.
Efectos inmediatos de las medidas
La subida de salario es exponencial, carente de sindéresis en una coyuntura recesiva. Sin un aparato productivo y de servicios en movimiento es una sinrazón obligar a los pequeños y medianos empresarios a asumir unos costos insostenibles porque no existe mercado para vender sus productos. Igualmente a los condominios se les hará bien difícil pagar a los trabajadores residenciales si tenemos en cuenta no ser entidades de lucro sin ninguna rentabilidad y sujeto al pago de los vecinos quienes serán castigados con estas erogaciones imprevistas. Los laborantes domésticos y similares verán perder sus puestos de trabajo y disminuir sus ingresos por la imposibilidad de pago por parte de sus empleadores. Solo las transnacionales y las entidades poderosas pueden cumplir a cabalidad el pago de 180 millones de Bolívares de los anteriores.
Adicionalmente se producirá cierre de empresas, despidos injustificados, despidos masivos y abarrotamiento de las inspectorías del trabajo para tramitar las reclamaciones de los trabajadores, avenimientos para dar por terminada la relación laboral disminuyendo el personal, y en general, habrá un considerable incremento del desempleo. Empero, algunos sectores populares se verán complacidos por la irracional escalada salarial y darán su apoyo a estas decisiones, óptimo para celebrar cualquier evento electoral que se le ocurra a la dictadura.Los jubilados y pensionados también se orientarán posiblemente a celebrar este ascenso de su salario diferido, como ha llamado la jurisprudencia a las pensiones. A posteriori, este movimiento salarial va a impactar en la escalada de precios por no haber oferta dada la escasez y el desabastecimiento, aunado a la constante devaluación del Bolívar. A corto plazo esa alegría se convertirá en decepción porque no alcanza para cubrir la canasta básica ni la alimentaria y la vorágine inflacionaria se tragará al nuevo sueldo.
La subida del I.V.A., el impuesto más regresivo, tratará de mejorar las arcas públicas así como la del impuesto sobre la renta en materia inmobiliaria pero dejando caer el peso del sacrificio en las grandes mayorías quienes nuevamente son pechados sin ser los responsables de la hecatombe venezolana. En cambio se favorecen a las trasnacionales cuando se les exonera del impuesto sobre la renta si quieren invertir en el país.
El gobierno venía hasta ahora intentando enfrentar la inflación con el control de precios y los aumentos bimestrales del salario mínimo. Ahora repite el referido control de una forma más amplia porque reconoce, apoya y acepta el aumento de los precios y también piensa que el dólar vale mucho menos que la tasa Dicom.
Se autoriza al Banco Central para emitir bonos con respaldo de reservas petroleras violentándose la constitución al disponerse el excremento del diablo pero más allá de este alegato leguleyo es creación de dinero orgánico motor de mayor inflación. Asimismo, se trata de crudos extrapesados en el subsuelo con poco valor comercial. El anclaje del Bolívar al Petro significa estar respaldado por una moneda de difícil circulación internacional y en todo caso, supeditarse al petróleo porque se valora esa hipotética criptomoneda, que no lo es, en función de esa fuente energética fósil arrastrándonos al rentismo y al extractivismo que tanto daño nos ha causado. En todo caso, es una simple unidad de cuenta.
Después de mucho retardo se anuncia el aumento de la gasolina. Se va a realizar en forma desproporcionada y con un subsidio parcial para quienes tengan el carné de la patria. Este elemento paralelo de identificación ha servido, además de chantajear a la gente, para ubicarlos y rastrear su vida personal, económica, financiera y política. Se les da unos bonos sin sentido de la permanencia y las miserables bolsas y cajas de comida para gerenciar y administrar el hambre de las personas. Toda una postura miserable propia del fascismo.
Conclusiones de los anuncios
Tenemos muchos puntos buscados por el gobierno nacional para haber estremecido con miedo, temor, apoyo y represión, que enunciativamente pueden ser:
1. El izamiento de la liquidez en poder de la población es un punto de adhesión ante un conglomerado humano necesitado e impregnado de la cultura populista. El clientelismo es uno de los fundamentos del modelo venezolano, anclado en la enfermedad holandesa.
2. Concomitantemente expande el dinero en manos de la gente y acompañado de una oferta escasa, es caldo de cultivo para el lanzamiento astronómico de los precios.
3. El Bolívar seguirá devaluándose y es un factor de impulso de la hiperinflación. Al Estado le quedará la opción de quedarse al margen de la convertibilidad o reconocer el valor cierto de la moneda. En todo caso, tratará de pechar a las remesas de los venezolanos del exterior y ya ha avanzado al congelar las cuentas a quienes estando fuera del país efectúen transferencias electrónicas desde dinero depositado en bancos nacionales.
4. La coyuntura de indigencia estimulará más el éxodo hacia Brasil y el resto de América del Sur vía Colombia, y quienes puedan tratarán del alcanzar otros destinos. Es una idea clave de las medidas para impedir conflictividad social de parte de esa pobresía si se queda en el país.
5. Quienes incumplan con las decisiones serán reprimidos severamente. El pequeño y mediano comercio será fiscalizado y presionado en todas las formas posibles para buscar constreñirlos con los militares, policías y los colectivos, dando la sensación de que la inflación es un mero fenómeno especulativo, haciendo abstracción de los intermediarios acaparadores y usureros que indudablemente existen pero no son su razón determinante.
6. Los manifestantes no pueden ejercer el derecho a realizar sus protestas en los espacios públicos. Se les sofocan, diseminan e incluso se les siguen juicios penales, algo nunca visto en gran escala como en los actuales momentos. Es la función de intimidación de los Estados totalitarios.
6. Continuará la emisión de dinero inorgánico para cubrir las erogaciones internas. La “maquinita” de hacer dinero tendrá una saga interminable, con las graves consecuencias de apuntalar la hiperinflación.
7. Es la reproducción, mutatis mutandi, del caso sirio. Bashar Al Asad dispuso, a través de la guerra, de la población a la cual expulsó generando la tragedia humanitaria en el Mediterráneo y Europa. Ahora se quedó con un país exprimido y doblegado. El chavismo ha hechos lo mismo pero sin conflicto bélico porque acá no lo hay. Simplemente se apeló al biopoder para alcanzar las mismas consecuencias y reproducir el drama de los desplazados.
La finalidad oculta en todo el viernes rojo es el aseguramiento del poder a través de los canales de control y disciplina dispuestos por el gobierno nacional gracias a sus eminencias grises, léase cubanos y españoles asesores de inteligencia, financiera y económica. No es un contrasentido lanzar a Venezuela por un precipicio porque lo aspirado es a mantener a como dé lugar al aparato de dominación permisivo de la corrupción y el saqueo generalizado de nuestra nación. El maquiavelismo es el fundamento del marxismo, militarismo y castrismo reinantes. Lo demás, es decir, el ser humano, es irrelevante porque es mera pieza esclava del paisaje dictatorial.
El 20 de agosto fue un día aciago para la historia nacional. Lo han llamado el viernes negro, viernesrojo o el paquetazo por la contundencia de la vigencia luego del anuncio de esas medidas económicas. En efecto, el presidente Maduro lanzó un conjunto de decisiones en materia económica con el eufemismo de Plan de Recuperación, Crecimiento y Estado de Prosperidad Económicadel país. Ha habido muchas discusiones y apreciaciones al respecto pero en lo que muchos pudieran coincidir es en la aceleración de la crisis atravesada porque precisamente los planteamientos presidenciales buscan exactamente eso, vale decir, estimular la coyuntura para mantenerse en el poder.
Comprende un elevado incremento salarial, un aumento del I.V.A., el empleo de las reservas petroleras para respaldar el endeudamiento a través del ente emisor, el anclaje del Bolívar en el Petro, la aceptación de una paridad con el dólar americano equivalentes a 6 millones de Bolívares Fuertes, la subida del precio de la gasolina acompañado de un subsidio parcial del Estado, la exoneración de impuestos a las empresas transnacionales y un nuevo cono monetariocon la eliminación de cinco ceros en la nueva moneda llamada Bolívar Soberano.
La crisis en sus múltiples manifestaciones
Venezuela vive uno de sus peores momentos en todos los órdenes. En el plano económico es ostensible la hiperinflación, una prolongada recesión y una situación de desabastecimientos y escasez de alimentos, medicinas y repuestos vehiculares. Este cuadro dantesco supone, para superarlo, la aplicación de correctivos profundos conocidos por los economistas en general.
Todas las expresiones anómalas obviamente son inferidas de unas políticas erráticas creadoras de las irregularidades mencionadas. El exceso del gasto público causante de un descomunal déficit fiscal, el gasto clientelar o corriente, la permanente devaluación disfrazada en distintos tipos de cambio, legales o no, con un absurdo control de cambios, la liquidación del sector industrial y el agrícola en beneficio de lasimportaciones ingentes, fueron entre muchas, las razones de haber llegado a este nivel de precariedad.
El rentismo y el extractivismo fueron llevados a niveles demenciales por el chavismo y ya vemos los resultados. Una tendencia a importación de bienes y servicios a menor costo que producirlos en el país y el empleo de los petrodólares para realizarla. El excedente petrolero permitía, como en el pasado, buscar esos productos no procesados en el país pero con una mayor intensidad. Igualmente un control de cambios que no logró su telos como era impedir la fuga de divisas. Al contrario, se ha ido del país en promedio, más del cuarenta y cinco por ciento del Producto Interno Bruto actual luego del establecimiento de esta medida excepcional.
El colmo de la dependencia petrolera fue pasar del ochenta y ocho por ciento de la entrada de divisas de exportación por el oro negro al noventa y siete en la actualidad. Y el extractivismo se hizo presente cuando se ha sacado a la subasta la minería antiecológica del llamado Arco Minero, entregada a los chinos, los rusos, las transnacionales americanas y europeas, y a los militares a través de una empresa creada al efecto. Se habla que las FARC y el ELN regentan minas para su beneficio. Es un saqueo público y espectacular.
De acuerdo al estudio Encovi, encuesta sobre condiciones de vida de los venezolanos, efectuada por las universidades USB, UCV y UCAB, más del sesenta por ciento de los habitantes se encuentra en condición de pobreza extrema y cerca del noventa en pobreza en general. Además, todos los análisis en materia de salud son horrendos con muchas muertes inducidas por la falta de medicamentos, equipos e insumos de los centros hospitalarios.
Ante el declive, acicatear el desastre
La actual administración militarista tenía en sus manos efectuar las modificaciones a que hubiera lugar para resolver el terrible momento. Era todavía momento de reformas para la búsqueda de soluciones con la mira puesta en enfrentar la pobreza y el hambre.Pero la inteligencia cubana y la asesoría española decidieron otra cosa. Su orientación fue huir hacia adelante, una frase convertida en lugar común traducida en atacar en lugar de retroceder aunque la intención es la otra. Se inclinaron por incentivar la crisis con unas decisiones bien pensadas y planificadas para estimular el desbarajuste y en condición ventajosa de poder perpetuarse. Muchos analistas pensaron en haberse tomado una dirección política en vez de económica pero no es así. Se trata de una postura economicista con fines de encender la pradera más de lo que está.
Con una planificación milimétrica el gobierno ha generado consecuencias buscadas intencionalmente, dolosas. La multiplicación de las vicisitudes estimula la salida del país de grandes contingentes humanos mostrando al mundo la crisis humanitaria. Las declaraciones públicas de algunos personeros gubernamentales no esconden la intención y proponen que a quien no le guste la revolución mejor se vaya del país. De esa manera disminuyen la conflictividad social porque quienes hacen mutis son personas desesperadas buscando saciar el hambre y realmente son expulsados cumpliendo la máxima de Michel Foucault de la biopolítica, vale decir, el empleo del poder para liquidar al ser humano.
Por supuesto, hay un riesgo en tal éxodo porque va a ocasionar grandes e inesperados problemas en las naciones vecinas, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. Esa imprevista conmoción alterando sus bienes y servicios, al margen de cierta ayuda humanitaria internacional, podría exigirles una respuesta en resguardo de la dignidad de estos exiliados por necesidad, traducida en una eventual intervención humanitaria.
Es tan bien calculada la maniobra del madurismo que hasta la eliminación de los ceros en el nuevo cono monetario tiene sentido. Originalmente se iban a disminuir tres y luego, en vista de la hiperinflación, seis pero se orientaron a cinco para complicar las estimaciones y distraer a la gente. Aparte, es la segunda reconversión de la moneda, circunstancia que delata la incapacidad de resolver el problema inflacionario porque en el término de diez años hubo de hacerlo nuevamente y no con tres ceros como inicialmente se efectuó en el 2008 sino cinco en la actualidad. Es la confesión del fracaso.
Paralelamente el Estado ha soslayado las convenciones colectivas del sector público con la complicidad de sindicalistas complacientes carentes de sentido clasista, ora retardándolas y suspendiéndolas, ora bonificando para impedir su suscripción. Con el nuevo salario mínimo pretenderán disolver las demás cláusulas sociales y económicas de tales avenimientos. Es una aplanadora para ahorrarse dinero a costa de quienes menos tienen.
Aparte, hay una fuerte evasión informativa porque se desvía toda la atención hacia esta dinámica dinamitando las previsiones normales. Ahora nadie se acuerda de los presos políticos, del atentado a Maduro ni de Requesens. Son minucias frente al abatimiento global de la población y la sorpresa de un aumento salarial desproporcionado que aflora el parasitismo dela población respecto el Estado.
Devenir económico de pronóstico reservado
La dinámica económica dirige al país hacia el abismo. Si una nación padece de hiperinflación y recesión, lo lógico es combatirlas con los medios establecidos para aplacarlas y eventualmente derrotarlas. Reducir el déficit fiscal con la disminución del gasto público, promover la producción y la productividad, estimular el empleo, izar la estructura salarial pero cónsona con una expansión productiva y de servicios, suprimir el control de cambios, frenar la devaluación del signo monetario (la razón histórica más importante de la inflación), diversificar la creación de bienes y servicios, disminuir el rentismo y el extractivismo apuntando a la formación de una actividad de esfuerzo y de trabajo, hacer inversión social para elevar la calidad de vida, salud, vivienda y la educación de las personas, serían entre varias opciones, las utilizadas para abatir estos terribles flagelos.
Sin embargo, el paquete implementado por el madurismo no se corresponde con un estremecimiento para derrotar a la hiperinflación, la recesión, el desabastecimiento y la escasez, sino a una expansión de todos estos fenómenos. Se busca agudizarlos para alentar una dependencia absoluta de las personas del Estado como en Cuba o la extinta Unión Soviética.
En materia de hiperinflación histórica estamos superando a la ocurrida en la Alemania de la República de Weimar en 1923, la de Yugoslavia en 1994, Grecia en 1948 y acercándonos a la de Zimbabue en el año 2008. Sólo estaríamos superados,además, por la de Hungría en 1946. Las políticas del madurismo los últimos cuatro años son atroces sin lograr la más mínima detención de estos fenómenos.
Asimismo, las decisiones de Hugo Chávez fueron claras: se liquidó el sector industrial y al agrícola para una mayor sujeción de las personas ante el Estado y se cubrió ese déficit a través de importaciones financiadas con la hemorragia de petrodólares. Es el mismorentismo previo del puntofijismo pero llevado a niveles delirantes por el caudillo de Sabaneta. Era la lección recibida de Fidel Castro, su maestro en el arte de dominar a los hombres y las mujeres.
El Fondo Monetario Internacional, unos de los organismos creados por la conferencia de Bretton Wood para impedir los desequilibrios macroeconómicos a futuro luego dela segunda guerra, señalaba que estimaba la inflación en Venezuela en un millón por ciento en el año 2018. Ahora se valora en 1.400 millones por ciento gracias a estas modificaciones de agosto del presente año. Unos dígitos inmanejables e inimaginables por su envergadura.
Efectos inmediatos de las medidas
La subida de salario es exponencial, carente de sindéresis en una coyuntura recesiva. Sin un aparato productivo y de servicios en movimiento es una sinrazón obligar a los pequeños y medianos empresarios a asumir unos costos insostenibles porque no existe mercado para vender sus productos. Igualmente a los condominios se les hará bien difícil pagar a los trabajadores residenciales si tenemos en cuenta no ser entidades de lucro sin ninguna rentabilidad y sujeto al pago de los vecinos quienes serán castigados con estas erogaciones imprevistas. Los laborantes domésticos y similares verán perder sus puestos de trabajo y disminuir sus ingresos por la imposibilidad de pago por parte de sus empleadores. Solo las transnacionales y las entidades poderosas pueden cumplir a cabalidad el pago de 180 millones de Bolívares de los anteriores.
Adicionalmente se producirá cierre de empresas, despidos injustificados, despidos masivos y abarrotamiento de las inspectorías del trabajo para tramitar las reclamaciones de los trabajadores, avenimientos para dar por terminada la relación laboral disminuyendo el personal, y en general, habrá un considerable incremento del desempleo. Empero, algunos sectores populares se verán complacidos por la irracional escalada salarial y darán su apoyo a estas decisiones, óptimo para celebrar cualquier evento electoral que se le ocurra a la dictadura.Los jubilados y pensionados también se orientarán posiblemente a celebrar este ascenso de su salario diferido, como ha llamado la jurisprudencia a las pensiones. A posteriori, este movimiento salarial va a impactar en la escalada de precios por no haber oferta dada la escasez y el desabastecimiento, aunado a la constante devaluación del Bolívar. A corto plazo esa alegría se convertirá en decepción porque no alcanza para cubrir la canasta básica ni la alimentaria y la vorágine inflacionaria se tragará al nuevo sueldo.
La subida del I.V.A., el impuesto más regresivo, tratará de mejorar las arcas públicas así como la del impuesto sobre la renta en materia inmobiliaria pero dejando caer el peso del sacrificio en las grandes mayorías quienes nuevamente son pechados sin ser los responsables de la hecatombe venezolana. En cambio se favorecen a las trasnacionales cuando se les exonera del impuesto sobre la renta si quieren invertir en el país.
El gobierno venía hasta ahora intentando enfrentar la inflación con el control de precios y los aumentos bimestrales del salario mínimo. Ahora repite el referido control de una forma más amplia porque reconoce, apoya y acepta el aumento de los precios y también piensa que el dólar vale mucho menos que la tasa Dicom.
Se autoriza al Banco Central para emitir bonos con respaldo de reservas petroleras violentándose la constitución al disponerse el excremento del diablo pero más allá de este alegato leguleyo es creación de dinero orgánico motor de mayor inflación. Asimismo, se trata de crudos extrapesados en el subsuelo con poco valor comercial. El anclaje del Bolívar al Petro significa estar respaldado por una moneda de difícil circulación internacional y en todo caso, supeditarse al petróleo porque se valora esa hipotética criptomoneda, que no lo es, en función de esa fuente energética fósil arrastrándonos al rentismo y al extractivismo que tanto daño nos ha causado. En todo caso, es una simple unidad de cuenta.
Después de mucho retardo se anuncia el aumento de la gasolina. Se va a realizar en forma desproporcionada y con un subsidio parcial para quienes tengan el carné de la patria. Este elemento paralelo de identificación ha servido, además de chantajear a la gente, para ubicarlos y rastrear su vida personal, económica, financiera y política. Se les da unos bonos sin sentido de la permanencia y las miserables bolsas y cajas de comida para gerenciar y administrar el hambre de las personas. Toda una postura miserable propia del fascismo.
Conclusiones de los anuncios
Tenemos muchos puntos buscados por el gobierno nacional para haber estremecido con miedo, temor, apoyo y represión, que enunciativamente pueden ser:
1. El izamiento de la liquidez en poder de la población es un punto de adhesión ante un conglomerado humano necesitado e impregnado de la cultura populista. El clientelismo es uno de los fundamentos del modelo venezolano, anclado en la enfermedad holandesa.
2. Concomitantemente expande el dinero en manos de la gente y acompañado de una oferta escasa, es caldo de cultivo para el lanzamiento astronómico de los precios.
3. El Bolívar seguirá devaluándose y es un factor de impulso de la hiperinflación. Al Estado le quedará la opción de quedarse al margen de la convertibilidad o reconocer el valor cierto de la moneda. En todo caso, tratará de pechar a las remesas de los venezolanos del exterior y ya ha avanzado al congelar las cuentas a quienes estando fuera del país efectúen transferencias electrónicas desde dinero depositado en bancos nacionales.
4. La coyuntura de indigencia estimulará más el éxodo hacia Brasil y el resto de América del Sur vía Colombia, y quienes puedan tratarán del alcanzar otros destinos. Es una idea clave de las medidas para impedir conflictividad social de parte de esa pobresía si se queda en el país.
5. Quienes incumplan con las decisiones serán reprimidos severamente. El pequeño y mediano comercio será fiscalizado y presionado en todas las formas posibles para buscar constreñirlos con los militares, policías y los colectivos, dando la sensación de que la inflación es un mero fenómeno especulativo, haciendo abstracción de los intermediarios acaparadores y usureros que indudablemente existen pero no son su razón determinante.
6. Los manifestantes no pueden ejercer el derecho a realizar sus protestas en los espacios públicos. Se les sofocan, diseminan e incluso se les siguen juicios penales, algo nunca visto en gran escala como en los actuales momentos. Es la función de intimidación de los Estados totalitarios.
6. Continuará la emisión de dinero inorgánico para cubrir las erogaciones internas. La “maquinita” de hacer dinero tendrá una saga interminable, con las graves consecuencias de apuntalar la hiperinflación.
7. Es la reproducción, mutatis mutandi, del caso sirio. Bashar Al Asad dispuso, a través de la guerra, de la población a la cual expulsó generando la tragedia humanitaria en el Mediterráneo y Europa. Ahora se quedó con un país exprimido y doblegado. El chavismo ha hechos lo mismo pero sin conflicto bélico porque acá no lo hay. Simplemente se apeló al biopoder para alcanzar las mismas consecuencias y reproducir el drama de los desplazados.
La finalidad oculta en todo el viernes rojo es el aseguramiento del poder a través de los canales de control y disciplina dispuestos por el gobierno nacional gracias a sus eminencias grises, léase cubanos y españoles asesores de inteligencia, financiera y económica. No es un contrasentido lanzar a Venezuela por un precipicio porque lo aspirado es a mantener a como dé lugar al aparato de dominación permisivo de la corrupción y el saqueo generalizado de nuestra nación. El maquiavelismo es el fundamento del marxismo, militarismo y castrismo reinantes. Lo demás, es decir, el ser humano, es irrelevante porque es mera pieza esclava del paisaje dictatorial.
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