John P. Clark
Es un fundamental principio del anarquismo que si la comunidad debe ser defendida, ello deberá resultar por la acción voluntaria del pueblo.
Esto conduce efectivamente a la crítica de que la comunidad anarquista no podría defenderse efectivamente a sí misma contra las altamente organizadas y disciplinadas fuerzas militares en que ordinariamente se constituyen en períodos de guerra. De hecho, no existe ninguna defensa para ello, mientras cada miembro no desee que la comunidad sea defendida; si cada uno lo desea, por ser de interés personal, voluntariamente se elegirán a sí mismas para efectuar la defensa.
Es un fundamental principio del anarquismo que si la comunidad debe ser defendida, ello deberá resultar por la acción voluntaria del pueblo.
Esto conduce efectivamente a la crítica de que la comunidad anarquista no podría defenderse efectivamente a sí misma contra las altamente organizadas y disciplinadas fuerzas militares en que ordinariamente se constituyen en períodos de guerra. De hecho, no existe ninguna defensa para ello, mientras cada miembro no desee que la comunidad sea defendida; si cada uno lo desea, por ser de interés personal, voluntariamente se elegirán a sí mismas para efectuar la defensa.
Los anarquistas creen firmemente que la guerra es la salud del Estado", y que, por consecuencia, siempre representa una amenaza para el desarrollo de la libertad, lo que es fatal.
Militarizar una sociedad para luchar contra el autoritarismo significa una victoria automática para el autoritarismo. Por esta razón, los anarquistas insisten sobre la necesidad de limitar la actividad militar para la autodefensa comunal a través de milicias populares, y así se oponen a las fuerzas militares jerárquicas, dirigidas centralmente. En este contexto, el argumento que tal planteamiento perderá el apoyo popular, no es de ningún modo significativo. Las comunidades, de hecho, se defienden a sí mismas cuando existe un real peligro para su libertad. La objeción teórica concerniente a la no participación popular, pasa por alto los elementos psicológicos de la guerra y los efectos penetrantes de la presión social.
Una comunidad coherente no tiene dificultad para asegurar su participación para su defensa, aunque el requisito anarquista acerca del voluntarismo resulta más y más difícil de cumplimentar en cuanto aumenta en magnitud la amenaza al grupo. La cuestión crucial es, por lo tanto, si la estrategia de la autodefensa popular puede ser efectiva cuando sea utilizada.
La respuesta parece ser que sí, que la autodefensa popular puede ser efectiva. Por ejemplo, el movimiento anarquista campesino del majnovismo en Ucrania desarrolló métodos sumamente exitosos de lucha guerrillera contra fuerzas superiores en sus batallas contra diversos ejércitos desde 1918-1921. E1 éxito militar de los majnovistas acabó tan sólo cuando su ejército, debilitado tras sus victorias contra las fuerzas derechistas, fue atacado por su anterior aliado": los bolcheviques. Las colectividades españolas también alcanzaron un destacado gado de movilización de la población durante el período e las milicias populares De hecho, el apoyo y la moral tan sólo declinaron significativamente cuando las milicias fueron militarizadas n manos del Estado. Experiencias recientes, tales como as guerras indochinas y a resistencia al colonialismo y al neocolonialismo en muchas zonas del mundo (Afganistán viene a ser el más reciente ejemplo), han puesto en cuestión la habilidad del poderío de las Naciones-Estados para destruir con éxito (o con provecho) la oposición en zonas donde la guerra de guerrillas es vigorosamente apoyada por las comunidades locales que se sienten afectadas.
Conclusiones
En su argumento final, Wertheimer señala, en contradicción con lo que él considera ser la posición anarquista los sufrimientos humanos no pueden siempre ser atribuidos a los Estados y sus superestructuras legales". Este comentario ilustra muy bien una de las ideas erróneas más comunes acerca de la naturaleza del anarquismo, propiamente, al ser reducido a un mero antiestatismo u oposición al gobierno. Sin embargo, al analizar las limitaciones sociales para el desarrollo humano, los anarquistas no han restringido sus análisis a los efectos del Estado. Su crítica abarca a todo el sistema de dominación, incluyendo no tan sólo sus aspectos burocráticos y estatistas, sino también factores tales como la explotación económica, la opresión racial, sexual, la dominación tecnológica.
Los anarquistas sostienen que las raíces de la presente crisis ecológica pueden encontrarse en los sistemas prevalecientes de industrialismo y de alta tecnología centralizada. El programa anarquista es tanto una estrategia para la liberación humana como un plan para evitar la catástrofe ecológica global. Este programa obviamente requiere una gran participación del desarrollo futuro, pero aun en forma presente parece ser la única política práctica que ofrece una viable síntesis entre los valores de auto desarrollo humano y de liberación con aquellos de equilibrio ecológico y supervivencia global. Como Richard Falks escribe la visión anarquista... de una fusión entre una confederación universal y formas societarias orgánicas de carácter comunal permanece en el mismo centro del único feliz prospecto para el orden mundial futuro".
[Tomado de https://curioson.blogspot.com/2018/06/el-anarquismo-frente-la-crisis-mundial.html.]
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