Yanira Hermida [1]
La semana pasada pudimos presenciar un triunfo de la lucha feminista: la legalización del aborto en Irlanda, gracias a la victoria en el referéndum para despenalizar el aborto con el apoyo de un 66,4% de la ciudadanía. En la situación actual en que nos encontramos replantear el tema sobre la libertad sexual y reproductiva de las mujeres es aún una cuestión de primer orden en todas nuestras sociedades. El pilar básico sobre los que descansa la emancipación real de las mujeres radica en el control de su propio cuerpo, esto es: la desarticulación del concepto cosificante del cuerpo y la sexualidad femenina sobre las que descansa la honra y la moral heteropatriarcal. En estos días hemos observado el referéndum irlandés en el que la lucha de las mujeres se ha impuesto a una de las legislaciones más misóginas del continente europeo, pero aún quedan muchos escenarios donde mantener batallas para garantizar los derechos reproductivos de las mujeres.
La lucha por el derecho a una sexualidad libre es una cuenta pendiente a la que hoy en día nos enfrentamos como sociedad a la hora de plantear la legalidad de un aborto libre, público y gratuito, al que toda mujer que desee y necesite de él pueda acceder con todas las garantías de salubridad, profesionalidad y privacidad que ese acto necesita. Permitiendo a todas las mujeres que componen una sociedad, que éstas puedan desarrollar un proyecto vital propio y libre en el que la maternidad, si es una de sus elecciones vitales, sea construida por aquellas que deseen ser madres según sus propias elecciones y preferencias.
La semana pasada pudimos presenciar un triunfo de la lucha feminista: la legalización del aborto en Irlanda, gracias a la victoria en el referéndum para despenalizar el aborto con el apoyo de un 66,4% de la ciudadanía. En la situación actual en que nos encontramos replantear el tema sobre la libertad sexual y reproductiva de las mujeres es aún una cuestión de primer orden en todas nuestras sociedades. El pilar básico sobre los que descansa la emancipación real de las mujeres radica en el control de su propio cuerpo, esto es: la desarticulación del concepto cosificante del cuerpo y la sexualidad femenina sobre las que descansa la honra y la moral heteropatriarcal. En estos días hemos observado el referéndum irlandés en el que la lucha de las mujeres se ha impuesto a una de las legislaciones más misóginas del continente europeo, pero aún quedan muchos escenarios donde mantener batallas para garantizar los derechos reproductivos de las mujeres.
La lucha por el derecho a una sexualidad libre es una cuenta pendiente a la que hoy en día nos enfrentamos como sociedad a la hora de plantear la legalidad de un aborto libre, público y gratuito, al que toda mujer que desee y necesite de él pueda acceder con todas las garantías de salubridad, profesionalidad y privacidad que ese acto necesita. Permitiendo a todas las mujeres que componen una sociedad, que éstas puedan desarrollar un proyecto vital propio y libre en el que la maternidad, si es una de sus elecciones vitales, sea construida por aquellas que deseen ser madres según sus propias elecciones y preferencias.
Teniendo en cuenta lo expuesto, pretendo recuperar para un debate actual tres conceptos primordiales del proyecto anarcofeminista, que nos hacen mucha falta hoy en día: aborto, maternidad consciente y sexualidad libre. Dinamitar las actuales maneras tradicionales y profundamente conservadoras y castrantes de comprender nuestra sexualidad, y yendo mucho más lejos, las formas mediante las que nos relacionamos en los terrenos de los afectos y los sentimientos, nos permitirán construir realmente una sociedad libre, placentera y feliz.
Uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, Michel Foucault, resalta la benéfica conexión de la hipócrita moral judeocristiana con en el nacimiento de la cultura burguesa: esta conexión de represión sexual y capitalismo que será reforzada desde el siglo XIX en el pensamiento del conservadurismo occidental.
Bien se sostiene este discurso sobre la moderna represión del sexo. Sin duda porque es fácil de sostener. Lo protege una seria caución histórica y política; al hacer que nazca la edad de la represión en el siglo XVII, después de centenas de años de aire libre y libre expresión, se lo lleva a coincidir con el desarrollo del capitalismo: formaría parte del orden burgués [2].
Por lo tanto, promover una ética y una moral libertaria en nuestros amores, deseos y placeres es un arma efectiva de desactivar el orden burgués, capitalista heterosexual y falologocéntrico (en pocas palabras, centrado en la polla como medida de todas las cosas relevantes y en la penetración como única vía de disfrute sexual), que hoy en día, nos inclina a un consumo continuo, individualista, superficial y cada vez más violento de una sexualidad convertida en mercancía. Dinámica a través de la cual el sistema capitalista y patriarcal intenta superar su histórica represión basada en el control de los cuerpos, en la negación del disfrute pleno y en los tabúes de la idiosincrasia judeo-cristiana, reapropiándose bajo sus propios intereses de las llamadas revoluciones sexuales para salir reforzado en las actuales crisis de valores.
Parte I ABORTO. CUANDO LXS ANARQUISTAS HICIERON LEYES…
Uno de los oxímoros más hermosos ocurrió en Catalunya en plena revolución de 1936, cuando la asombrosa capacidad de incurrir en contradicciones entre planteamientos teóricos y prácticas de acción fue plasmada en la más bella normativa sobre el cuerpo femenino que se haya formulado en la historia de España: me refiero al Decreto de Interrupción Artificial del Embarazo que la Generalitat Catalana puso en marcha en diciembre de 1936. Conocer esta ley hizo que me enamorase del movimiento libertario y que me adentrase a conocerlo hace tiempo atrás.
Hace unos años tuve la ocasión de realizar un análisis de casos prácticos sobre la situación existente en torno a los abortos clandestinos y a los infanticidios durante la primera mitad del siglo XX en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, recuperarlo ahora nos puede servir para comprender el contexto que se vivía en estos momentos en el estado español. Se planteaba un vivo debate entre la férrea moral católica, la doble moral social y la apremiante necesidad de muchas isleñas que a menudo recurrían a soluciones atroces para intentar eludir de forma desesperada la mancha social de una vivencia sexual fuera de las instituciones patriarcales.
La prensa de las islas reflejaba los diferentes argumentos esgrimidos para defender las diferentes cuestiones existentes en la sociedad sobre estas cuestiones. Dos posturas antagónicas que reflejan la violencia social que debían enfrentar las mujeres a la hora de plantearse una sexualidad libre en una sociedad que impone la doble moral burguesa a la hora de afrontar las consecuencias de unas relaciones sexuales al margen de una educación sexual responsable dónde solo se impone la moral religiosa como la única posible negando la capacidad de la libre acción y categorizando el placer como pecado.
En la prisión provincial de Santa Cruz de Tenerife entre los años 1931 y 1951 estuvieron presas 21 mujeres por aborto, 14 de ellos cometidos durante la II República, en esa época encontré 13 de mujeres encarceladas por cometer un infanticidio.
En 7 de los casos relacionados con el delito de infanticidio (abandono sin cuidado a una criatura recién nacida), de manera explícita, podemos leer en el documento de sentencia como se relata el temor a la deshonra social de la madre como motivación a la hora de cometer un acto tan extremo y atroz. Respecto a la deshonra social y moral que impulsó a esas mujeres a evitar el juicio social, nos puede ayudar observar el estado civil de las mujeres que cometieron estos hechos: 9 de los 13 infanticidios estudiados fueron cometidos por mujeres solteras, 2 cometidos por viudas y otros 2 por mujeres casadas, una de ellas según declaró en su juicio tomó esa desesperada decisión para esconder un adulterio. Los datos de estos expedientes nos informan de que los embarazos de esas mujeres respondían a una actividad sexual fuera de los limites morales del patriarcado de su hipócrita sociedad.
Los expedientes de las mujeres encarceladas cuyo delito fue la práctica de aborto permiten retratar la violencia heteropatriarcal para controlar la sexualidad femenina a través de la institución familiar capitalista consagrada por la iglesia católica. Dos de los casos del estudio fueron causas dobles (dos actos de aborto cometidos por la misma mujer), lo que nos permite hacernos una idea de que éste era un acto que llegó a ser frecuente entre algunas mujeres para regular su sexualidad. Las situaciones que describen los distintos expedientes penitenciarios reflejan como los abortos se practicaban en un entorno de cierta solidaridad femenina a través de una red familiar o vecinal de mujeres que intentan evitar que la sociedad tenga noticia de un embarazo que descubre una deshonra. Además, a menudo reflejaban las consecuencias tan dañinas que muchas de las prácticas abortivas clandestinas tenían para la salud de las mujeres, poniendo muchas veces su vida en riesgo.
Teniendo en cuenta el duro contexto descrito anteriormente se puede comprender la necesidad de discutir en torno a la libre vida sexual de las mujeres que urgía en el estado español desde principios del siglo XX. Durante la II República se intensifica la propuesta de sexualidad libre desde el ámbito anarquista, una propuesta que llevaba estrechamente unida dos conceptos: maternidad consciente y aborto libre.
Si nos paramos a reflexionar para un gran número de mujeres, de una manera u otra, nuestra sexualidad en algún momento se encuentra con la problemática a afrontar de un embarazo no deseado. Ya sea un tímido miedo escondido ante el retraso en la menstruación, o tal vez por la rotura de un condón hasta que lleguemos a tomar alguna medida de contracepción poscoital de emergencia como la conocida “pastilla del día después”. Quizás sea ante la mera posibilidad teórica de tener que enfrentar esa circunstancia que nos lleva a tomar una píldora anticonceptiva durante gran parte de nuestro ciclo fértil alterando nuestros ritmos hormonales, o por el positivo en una prueba que nos enfrenta a ese temido momento y debemos encarar la decisión de no llevarlo a término, que queremos abortar. Para superar cada una de esas sospechas y poder diseñar una experiencia sexual libre y placentera necesitamos tanto de una buena educación sexual que nos ponga en contacto con nuestros cuerpos y sus necesidades, pero también necesitamos buena información real, segura y certera sobre las posibilidades que la ciencia actual nos ofrece a la hora de controlar nuestra capacidad reproductiva tal y como cada una de nosotras deseamos y/o necesitamos. En caso de que la prevención fallase, necesitamos la garantía real que llegado el caso de afrontar un embarazo que no queremos llevar a término podemos contar con los medios adecuados que nos faciliten un aborto al que podamos recurrir sin ser cuestionadas, con garantías de salubridad y por el que no tengamos que pagar.
Las aportaciones del movimiento libertario a la lucha por un aborto gratuito, libre y seguro garantizado para todas las mujeres nacen desde el inicio del siglo XX. En 1904, en Barcelona se funda la sección española de la Liga Universal de la Regeneración Humana, a partir de ahí, se comienza a difundir en el movimiento anarquista español las concepciones neomalthusianas. En esta etapa inicial, serán profesionales sanitarios y algunos personajes como Ferrer i Guardia quienes abanderen la causa sobre lo que denominaban «procreación consciente [3]», es decir, una revisión crítica de la teoría de Thomas Malthus, en la que ponían el énfasis en las necesidades de las familias obreras y en el control de la natalidad de acorde con un equilibrio respetuoso de la Naturaleza.
La práctica de una sexualidad libre dentro del ámbito libertario, sirvió de facto para incorporar y difundir medidas de control de la natalidad, así lo resalta la historiadora Mary Nash: «Además, la misma incidencia e importancia del movimiento libertario en el movimiento obrero español plantea la posibilidad de que este sector represente una importante vía de difusión popular de la problemática neomalthusiana en este país, especialmente en las capas trabajadoras, aún más importante que otros núcleos neomalthusianos como la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas [4].»
Asimismo, el neomalthusismo libertario incorporaba una perspectiva de liberación social a través del control de la natalidad como herramienta revolucionaria frente al capitalismo, en la difusión de esta perspectiva fue muy importante un panfleto escrito por el médico Avelino Luis Bulffi de Quintana:
No consintamos por más tiempo en favorecer el estado actual dándoles nuestros hijos: quien no tiene derechos no está obligado a tener deberes. No fomentemos más la explotación del hombre por el hombre procreando hijos que han de ser destinados para carne de fábrica, de explotación capitalista, pingajos de miseria y de hospital. No contribuyamos más para abastecer con nuestros hijos al militarismo y éste, falto de combatientes, la guerra pasará a la historia. Abstengámonos de poblar esta tierra donde impera la injusticia no lanzando al mundo más criaturas destinadas a una miseria cierta y nos evitaremos emigrar. Mientras tanto, como el desheredado se habrá desprendido de las cargas de una familia numerosa, tendrá una mejora inmediata comiendo entre tres lo que había de repartir entre seis. Siendo menos los trabajadores que han de competir para un jornal, podrán fácilmente rebajarlas horas de trabajo hasta llegar a la abolición del salario, obteniendo, desde los primeros momentos, ventajas inmediatas. Logrando hallar trabajo por la carencia de brazos, no habrá quien se preste para las faenas militares y policíacas y por consiguiente el día que suene el clarín de la reivindicación estarán seguros de la victoria [5].
Como señalé al inicio, una de las grandes aportaciones del pensamiento libertario a la vida de gran parte de las mujeres fue el Decreto de Interrupción Artificial del Embarazo de la Generalitat Catalana en diciembre de 1936 [6] que, en palabras de su principal promotor, el médico Félix Martí Ibáñez, fue definido así en un artículo de prensa que pretendía explicar a la población la función que debía tener la práctica abortiva dentro de un proyecto mucho más amplio que daba respuesta global que garantizaba las necesidades sexuales y/o reproductivas de las mujeres:
Y como toda reforma eugénica debe situar en el punto axial de la misma a la madre y al niño, por ahí comenzamos, estableciendo en el citado Decreto la libertad de practicar el aborto sea cual fuere la causa que lo motive, borrando así de golpe el curanderismo asesino y dotando al proletariado de un modelo científico y eficaz d controlar su natalidad, sin temor a los riesgos que ello pudiera reportarle. (…) ¿Qué representa esta reforma radical? Ante todo, disminuir la cifra de abortos, aunque parezca paradójico, puesto que paralelamente a los centros destinados a interrupción artificial del embarazo, funcionarán los otros centros en proyecto, destinados a la difusión popular de recursos anticoncepcionales, pues nuestro ideal eugénico es que la mujer posea una sólida cultura eugénica que le permita evitar el aborto y no recurrir a él sino como último recurso [7]…
Según la explicación que en este artículo de prensa ofrece el doctor Félix Martí Ibáñez, Director General de Sanidad y Asistencia Social de la Generalitat de Catalunya, la libertad de decisión de la mujer era recogida por la ley al contemplar que un aborto se realizaría de acuerdo a las siguientes causas, basabas en lo que denomina «los cuatro puntales medico sociales»:
- Causa terapéutica: una contradicción médica del parto por una enfermedad en la madre, tanto enfermedad física como mental.
- Motivo eugénico: defectos en el feto, enfermedades hereditarias o que el embarazo fuese el resultado de un acto de incesto paterno.
- Factores neomalthusianos: limitación voluntaria de la natalidad basada en la decisión consciente de la madre.
- Causa sentimental o ética: cualquier motivo de índole amoroso o emotivo que constituyera en un hecho no deseable para la mujer el ser madre.
Si los comparamos con los tres supuestos de la Ley Orgánica 9/1985: 1. supuesto terapéutico (riesgo grave para la salud física o psíquica de la mujer embarazada), 2. supuesto criminológico (violación) y 3. supuesto eugenésico (malformaciones o taras, físicas o psíquicas en el feto) podemos apreciar el adelanto que impulsaba el proyecto libertario. Tuvimos que esperar al año 2010 para que se aprobase una ley que permitiese el aborto bajo cualquier decisión de las mujeres, pero tan sólo en las 14 primeras semanas de gestación, ya que a partir de este plazo se permite la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 22 solamente en caso de que exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada o riesgo de graves anomalías para el feto. En esta legislación no hay límite temporal para abortar, en el único supuesto de que se detecten anomalías fetales incompatibles con la vida. Tras la amenaza reaccionaria de la reforma de Gallardón a nuestros derechos reproductivos perdimos otro avance de esa ley, el respeto a la libertad de las mujeres más jóvenes a partir de los 16 años para abortar sin necesitar la autorización de sus madres, padres o tutores legales.
En su autobiografía, Mis primeros cuarenta años, Federica Montseny, relata que siendo ministra de Sanidad y Asistencia Social (1936-1937) invirtió muchos esfuerzos para extender el decreto catalán a todo el territorio republicano, pero el decreto estatal por el que autorizaba legalmente el aborto en todo el territorio y que redactó con Mercedes Maestre, Secretaria de Sanidad, fue bloqueado por la oposición de gran parte del gobierno republicano. El triunfo del franquismo a principios del mes de abril de 1939 paralizó la experiencia de la ley de aborto catalana. Debemos empezar a comprender lo mucho que perdimos con la caída del proceso revolucionario, el fascismo nos negó no sólo esa cultura democrática de la que se nutría la República sino un proceso democrático mucho más profundo que llevó a cabo la revolución social libertaria gracias a la cual las mujeres en Catalunya pudieron disfrutar de una posibilidad real de vivir plenamente su sexualidad, que no hemos vuelto a igualar a día de hoy.
Notas
1] La versión de este texto original y académica fue publicada como: Hermida Martín, Yanira, «Aborto Libre y Maternidad Consciente. Propuestas Libertarias para la Emancipación de la Mujer 1931-1936» en: Monlleó Peris, Rosa. Badenes-Gasset, Inmaculada y Alcón Sornichero, Eva. (eds.) . UMujeres Públicas, Ciudadanas Conscientes Una Experiencia Cívica en la Segunda República. Universitat Jaume I Servei de Comuniació i Publicacions, Col. Historia y Memoria. 2018. pp.117-131.
2] Foucault, Michel. (1998). Historia de la sexualidad, Tomo I. La Voluntad del Saber. México DF: Siglo XXI. p.7.
3] En la década de los veinte se renombrará bajo las teorías anarcofeminismo como maternidad consciente.
4] Nash, Mary. (1984) «El neomaltusianismo anarquista y los conocimientos populares sobre el control de la natalidad en España» p. 315. En: Nash, Mary. (ed.) Presencia y Protagonismo. Aspectos de la Historia de la Mujer. Serbal ed.: Barcelona.
5] Se puede leer completo en: http://www.filosofia.org/aut/001/1909huvi.htm
6] Nash, Mary. «Maternidad, maternología y reforma eugénica en España 1900-1939» pp. 627-646. En: Duby, Gerorges. y Perrot, Michelle. Historias de las Mujeres en occidente. Tomo 5: El Siglo XX. Taurus Ed. Madrid, 1993. p .641.
7] Martí Ibáñez, Félix «En torno a la reforma eugénica del aborto» Solidaridad Obrera, 12 de enero de 1937, nº 1482. http://www.cedall.org/
[Tomado de http://www.rojoynegro.info/articulo/eje-violeta/aborto-maternidad-consciente-amor-libre-propuestas-libertarias-la-emancipaci%C3%B3n-.]
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