Frater Ignatius
I.-
Cuando hablamos de anarquismo, generalmente nos hacemos una idea falsa del concepto. En ocasiones para nombrar el desorden, mencionamos varias veces este vocablo, queriendo dar un sentido del caos. No es así. El anarquismo es un concepto ligado a la noción de autoridad casi en un sentido dialéctico. Intentaremos desarrollar esta noción en diferentes vertientes.. En primer lugar, en su sentido más generalizado, el cual no es tan fácil de captar. Es una de esas ideas que se puede considerar un adjetivo pero también un sujeto. Palabra polisémica, la cual puede estar referida tanto a un movimiento de corte político como a una postura artística o incluso filosófica. Es también un tema incendiario que cimbra al individuo, al grado de virar su vida drásticamente.
Podemos afirmar la esencia de vitalidad del anarquismo. Es decir, es una sensibilidad, una disposición a negar todo tipo de autoridad con el fin de encontrar libertad plena de pensamiento y una felicidad acorde al sentir de cada individualidad. Otro vocablo clave es: desafío. Todo se pone en cuestión respecto a la autoridad ejercida sobre los individuos, y más aún en el individuo concreto, de carne y hueso. Porque otro de los peligros del extravío del hombre, es generalizar y homogeneizar a los humanos como si fuésemos una masa informe proclive a ser manejada al antojo de unos cuantos vivales.
El anarquismo es capaz de sembrar un vergel en el ámbito del pensamiento. Su lema es: “Contra toda Autoridad”. Esos mandatos pueden emanar de un colectivo, de un monarca, de un estado, de una religión o de una ideología. Uno dice un rotundo no a esa fuerza cuyos fines son sojuzgar al hombre en concreto, al ser humano en su carácter único e inmanente. Mijaíl Bakunin resume con sabias palabras las directrices del anarquismo: “En la humanidad hay dos tipos de personas: las que obedecen y aspiran a ser obedecidos, y las que desafían la autoridad: ni obedecen ni quieren ser obedecidos. Su máxima es la Libertad”,
Debe quedar claro que un anarquista no es solo un rebelde. El faro rector de este pensamiento es precisamente la luz del entendimiento. Es decir, el anarquismo aspira a encontrar la mayor libertad y vivir de una forma en el que se respete al individuo y al mismo tiempo se conviva con una colectividad a sabiendas que está compuesta de individuos con aspiraciones y anhelos. La conciencia debe ser el báculo para marchar con alegría en esta vida enigmática y pletórica tanto de belleza como de horror.
En estos breves escritos, revisaremos a los grandes pensadores anarquistas, considerando siempre que los más grandes son precisamente anónimos. Antes procuraremos hacer un bosquejo de la problemática al intentar definir esta potente idea. Probar que el pensamiento anarquista es una veta muy rica para la discusión fecunda entre distintas facciones del pensamiento; tanto político como artístico o filosófico. Por ello, se ha titulado: Anarquismo y cultura.
Creemos firmemente que el anarquismo no se limita solamente al aspecto político, también deja sentir su poderosa influencia en los terrenos de las artes en general, en la religión, la filosofía, la economía, incluso en la ciencia. La certeza queda en pie: la posibilidad de incentivar una sensibilidad distinta después de hacer esta breve pero provechosa travesía. Y tal vez, a la manera de los anarquistas clásicos, iniciar una cruzada con teoría y acción a la par.
II.-
Anarquía tiene su génesis en la lengua griega y significa sin origen, poder, principio o más concretamente, sin mandato. Por extensión, es posible sostener que el vocablo hace una referencia más amplia a una privación del gobierno. Esto siempre debe llevarse a cabo de manera negativa. Es decir, se lucha contra un obstáculo. Éste puede ser un Estado, por ejemplo.
Ahora veremos el vocablo anarquismo. En un primer momento, para darnos una idea general, lo enfocaremos contra el Estado. Es factible definirlo en términos de principios ideológicos generales y una puesta en marcha de acciones cuyo fin es anular el Estado y no dejar ninguna huella en la sociedad de todo sometimiento político, económico, intelectual; asumiendo una conciencia de índole personal y que abarque a todos los individuos de un conglomerado.
Se busca abolir toda forma de coerción o de fuerza ejercida desde un poder hacia el individuo. El Estado mantiene unas estructuras rígidas que favorecen a los que ostentan el poder en cualquiera de sus formas e impide que los individuos desarrollen a plenitud sus capacidades innatas y adquiridas. Evidentemente esta entidad inexistente a nivel del individuo intenta preservar los andamios de un sistema que asfixia las formas del sujeto para eclipsar su libertad. Haciendo una radiografía de las relaciones de poder entre una alta jerarquía y la mayoría de la gente, podemos observar que siempre prevalece una voluntad de dominio de algunos individuos sobre otros. El anarquismo mantiene el faro encendido de la libertad. No permite que se apague esa flama, la cual debe permanecer otorgando la luz y permitiendo una guía que desarrolle a plenitud una consciencia amplia, expansiva, para que en forma individual influencie a un número de personas determinado.
El anarquismo es entre otras cosas, una postura filosófica. Implica la consciencia como sujeto de que se puede ser libre y vivir alegremente y en paz. Es la consciencia de producir ideas, así como desarrollar y fomentar actividades que reafirmen a los individuos en su capacidad de elegir su destino y encaminar su existencia hacia un estado existencial más pleno y seguro, libre de las ataduras que impone un Estado asfixiante que privilegia a unos cuantos y a la mayoría la mantiene miserable en todos los aspectos de la vida humana. Proudhon (1809-1865) mencionaba que la sociedad debía marchar hacia un futuro “sin amo ni soberano”. Una especie de Arcadia o paraíso en donde todos fuesen dueños de su propio destino y pensamientos, haciendo inexistente la fuerza para el control de los individuos.
Debemos aclarar que el anarquismo no significa caos o desorden. El Gobierno en su afán de controlarlo todo, desvía la atención del auditorio cuando confunde a propósito anarquía con desorden o caos. Precisamente la anarquía es la más alta expresión del orden. Un ideal que lleva implícito el entendimiento y la consciencia de marchar sin ningún tipo de Autoridad y con libertad plena. Una acepción que en ocasiones se utiliza como sinónimo de anarquía es acracia. En este caso significa ausencia de coerción, en el sentido de castigo o pena. En palabras de Faure (1858-1942), filósofo anarquista galo, cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista. Sin duda un resorte para iniciar la andadura en la senda del anarquismo.
III.-
Antes de pasar a la anarquía como movimiento social, intelectual y político, daremos una semblanza de sus antecedentes. Es decir, podemos crear una génesis somera de la anarquía, retrotrayéndonos en el tiempo, hasta la misma era de los mitos. Prometeo puede ser considerado como el primer anarquista. Era un dios que sentía una especial simpatía por los hombres. Su delito fue robar el fuego a los dioses. El fuego representa la luz del entendimiento. De esta manera, Prometeo es un dios que se revela contra la autoridad. Toma una decisión propia y actúa según su convicción y su filosofía. Es el prototipo del anarquista individualista que por el ideal de la libertad, es capaz de sacrificarse hasta extremos indecibles.
El filósofo chino Lao Tse es otro ejemplo de pensador anarquista. Pugnaba por un pensamiento propio, sin el atavismo del estado y sin ley que pueda detener su lucha por la emancipación. Creador del Tao Te King, un libro que encierra una profunda sabiduría ligada a otro anarquista: Heráclito. Zenón de Citio puede ser considerado como otro filósofo protoanarquista. El inició la conocida escuela de los estoicos, quienes sostienen que uno debe cultivar una vida absolutamente virtuosa y alejada de las emociones fuertes y las bajas pasiones. Abanderaba la causa de mentes fuertes, controladas, fuera del alcance de las fuerzas autoritarias pero también de las propias potencias ciegas que gobiernan a las personas de mente débil.
Como hemos dicho anteriormente, la palabra anarquía es de origen griego y podemos localizarla en tiempos tan remotos como el del trágico griego Esquilo. Por cierto, este dramaturgo siempre aborreció de los tiranos y en sus obras construyó personajes potentes que contrastan con el estado. Parece que existe un esbozo de personalidades de corte anarquista en sus creaciones.
Otra personalidad que tiene típicos rasgos anarquistas es Jesús de Nazareth. Un hombre fascinante que desafía a la autoridad judía para edificar toda una axiología y una cosmovisión profundamente religiosa. Lo acusaban de borracho y de controlar su vida según sus propias convicciones. Sus parientes pensaban que estaba loco pero la muchedumbre sentía una presencia realmente fascinante y seductora. Todos los hombres son iguales. Merecemos la felicidad y vivir en plenitud. Si somos capaces de ver los puntos comunes entre el ideal anarquista y el ideal cristiano, nos daremos pronto cuenta de lo parecidos que son. Lo más cercano al paraíso cristiano es el sueño anarquista de vivir en paz, respetándonos unos a otros, desarrollando nuestras capacidades y asumiendo siempre que somos los artífices de nuestro propio destino. Un movimiento anarquista llamado anarquismo cristiano y que posteriormente trataremos, se inspira en la figura del nazareno.
Intentando construir una guía o mapa del anarquismo, podemos considerar la presente etapa como un estadio seminal del pensamiento anarquista. Las personalidades mencionadas son el basamento para sentar las columnas de un pensamiento realmente rico en matices. Una forma de ser, un sujeto que inspira las maneras de hacer y de hacerse a sí mismo.
IV.-
Antes de iniciar con la historia propiamente dicha del movimiento anarquista, sobre todo como una expresión política, disertaremos acerca del anarquismo en el sentido de sensibilidad del sujeto. El individuo es en el fondo de la subjetividad, el único ente existente como tal. Con todas las contradicciones que se puedan tener, el concepto de persona tiene supremacía sobre gran parte de las idealizaciones e incluso de las utopías construidas. La realidad cuando se piensa en un “pueblo” o en una colectividad en general, se construye a partir de las individualidades, las cuales actúan como un todo armónico –en medio de todas las fisuras, huecos o contradicciones dadas- que interactúa con el mundo y tiene su poder de influencia sobre sí mismo y sobre las demás personas.
El individuo se va gestando en el mismo espejo de otros individuos que hacen un proceso de colectivización, hasta llegar al concepto de pueblo, raza, país, nación.
I.-
Cuando hablamos de anarquismo, generalmente nos hacemos una idea falsa del concepto. En ocasiones para nombrar el desorden, mencionamos varias veces este vocablo, queriendo dar un sentido del caos. No es así. El anarquismo es un concepto ligado a la noción de autoridad casi en un sentido dialéctico. Intentaremos desarrollar esta noción en diferentes vertientes.. En primer lugar, en su sentido más generalizado, el cual no es tan fácil de captar. Es una de esas ideas que se puede considerar un adjetivo pero también un sujeto. Palabra polisémica, la cual puede estar referida tanto a un movimiento de corte político como a una postura artística o incluso filosófica. Es también un tema incendiario que cimbra al individuo, al grado de virar su vida drásticamente.
Podemos afirmar la esencia de vitalidad del anarquismo. Es decir, es una sensibilidad, una disposición a negar todo tipo de autoridad con el fin de encontrar libertad plena de pensamiento y una felicidad acorde al sentir de cada individualidad. Otro vocablo clave es: desafío. Todo se pone en cuestión respecto a la autoridad ejercida sobre los individuos, y más aún en el individuo concreto, de carne y hueso. Porque otro de los peligros del extravío del hombre, es generalizar y homogeneizar a los humanos como si fuésemos una masa informe proclive a ser manejada al antojo de unos cuantos vivales.
El anarquismo es capaz de sembrar un vergel en el ámbito del pensamiento. Su lema es: “Contra toda Autoridad”. Esos mandatos pueden emanar de un colectivo, de un monarca, de un estado, de una religión o de una ideología. Uno dice un rotundo no a esa fuerza cuyos fines son sojuzgar al hombre en concreto, al ser humano en su carácter único e inmanente. Mijaíl Bakunin resume con sabias palabras las directrices del anarquismo: “En la humanidad hay dos tipos de personas: las que obedecen y aspiran a ser obedecidos, y las que desafían la autoridad: ni obedecen ni quieren ser obedecidos. Su máxima es la Libertad”,
Debe quedar claro que un anarquista no es solo un rebelde. El faro rector de este pensamiento es precisamente la luz del entendimiento. Es decir, el anarquismo aspira a encontrar la mayor libertad y vivir de una forma en el que se respete al individuo y al mismo tiempo se conviva con una colectividad a sabiendas que está compuesta de individuos con aspiraciones y anhelos. La conciencia debe ser el báculo para marchar con alegría en esta vida enigmática y pletórica tanto de belleza como de horror.
En estos breves escritos, revisaremos a los grandes pensadores anarquistas, considerando siempre que los más grandes son precisamente anónimos. Antes procuraremos hacer un bosquejo de la problemática al intentar definir esta potente idea. Probar que el pensamiento anarquista es una veta muy rica para la discusión fecunda entre distintas facciones del pensamiento; tanto político como artístico o filosófico. Por ello, se ha titulado: Anarquismo y cultura.
Creemos firmemente que el anarquismo no se limita solamente al aspecto político, también deja sentir su poderosa influencia en los terrenos de las artes en general, en la religión, la filosofía, la economía, incluso en la ciencia. La certeza queda en pie: la posibilidad de incentivar una sensibilidad distinta después de hacer esta breve pero provechosa travesía. Y tal vez, a la manera de los anarquistas clásicos, iniciar una cruzada con teoría y acción a la par.
II.-
Anarquía tiene su génesis en la lengua griega y significa sin origen, poder, principio o más concretamente, sin mandato. Por extensión, es posible sostener que el vocablo hace una referencia más amplia a una privación del gobierno. Esto siempre debe llevarse a cabo de manera negativa. Es decir, se lucha contra un obstáculo. Éste puede ser un Estado, por ejemplo.
Ahora veremos el vocablo anarquismo. En un primer momento, para darnos una idea general, lo enfocaremos contra el Estado. Es factible definirlo en términos de principios ideológicos generales y una puesta en marcha de acciones cuyo fin es anular el Estado y no dejar ninguna huella en la sociedad de todo sometimiento político, económico, intelectual; asumiendo una conciencia de índole personal y que abarque a todos los individuos de un conglomerado.
Se busca abolir toda forma de coerción o de fuerza ejercida desde un poder hacia el individuo. El Estado mantiene unas estructuras rígidas que favorecen a los que ostentan el poder en cualquiera de sus formas e impide que los individuos desarrollen a plenitud sus capacidades innatas y adquiridas. Evidentemente esta entidad inexistente a nivel del individuo intenta preservar los andamios de un sistema que asfixia las formas del sujeto para eclipsar su libertad. Haciendo una radiografía de las relaciones de poder entre una alta jerarquía y la mayoría de la gente, podemos observar que siempre prevalece una voluntad de dominio de algunos individuos sobre otros. El anarquismo mantiene el faro encendido de la libertad. No permite que se apague esa flama, la cual debe permanecer otorgando la luz y permitiendo una guía que desarrolle a plenitud una consciencia amplia, expansiva, para que en forma individual influencie a un número de personas determinado.
El anarquismo es entre otras cosas, una postura filosófica. Implica la consciencia como sujeto de que se puede ser libre y vivir alegremente y en paz. Es la consciencia de producir ideas, así como desarrollar y fomentar actividades que reafirmen a los individuos en su capacidad de elegir su destino y encaminar su existencia hacia un estado existencial más pleno y seguro, libre de las ataduras que impone un Estado asfixiante que privilegia a unos cuantos y a la mayoría la mantiene miserable en todos los aspectos de la vida humana. Proudhon (1809-1865) mencionaba que la sociedad debía marchar hacia un futuro “sin amo ni soberano”. Una especie de Arcadia o paraíso en donde todos fuesen dueños de su propio destino y pensamientos, haciendo inexistente la fuerza para el control de los individuos.
Debemos aclarar que el anarquismo no significa caos o desorden. El Gobierno en su afán de controlarlo todo, desvía la atención del auditorio cuando confunde a propósito anarquía con desorden o caos. Precisamente la anarquía es la más alta expresión del orden. Un ideal que lleva implícito el entendimiento y la consciencia de marchar sin ningún tipo de Autoridad y con libertad plena. Una acepción que en ocasiones se utiliza como sinónimo de anarquía es acracia. En este caso significa ausencia de coerción, en el sentido de castigo o pena. En palabras de Faure (1858-1942), filósofo anarquista galo, cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista. Sin duda un resorte para iniciar la andadura en la senda del anarquismo.
III.-
Antes de pasar a la anarquía como movimiento social, intelectual y político, daremos una semblanza de sus antecedentes. Es decir, podemos crear una génesis somera de la anarquía, retrotrayéndonos en el tiempo, hasta la misma era de los mitos. Prometeo puede ser considerado como el primer anarquista. Era un dios que sentía una especial simpatía por los hombres. Su delito fue robar el fuego a los dioses. El fuego representa la luz del entendimiento. De esta manera, Prometeo es un dios que se revela contra la autoridad. Toma una decisión propia y actúa según su convicción y su filosofía. Es el prototipo del anarquista individualista que por el ideal de la libertad, es capaz de sacrificarse hasta extremos indecibles.
El filósofo chino Lao Tse es otro ejemplo de pensador anarquista. Pugnaba por un pensamiento propio, sin el atavismo del estado y sin ley que pueda detener su lucha por la emancipación. Creador del Tao Te King, un libro que encierra una profunda sabiduría ligada a otro anarquista: Heráclito. Zenón de Citio puede ser considerado como otro filósofo protoanarquista. El inició la conocida escuela de los estoicos, quienes sostienen que uno debe cultivar una vida absolutamente virtuosa y alejada de las emociones fuertes y las bajas pasiones. Abanderaba la causa de mentes fuertes, controladas, fuera del alcance de las fuerzas autoritarias pero también de las propias potencias ciegas que gobiernan a las personas de mente débil.
Como hemos dicho anteriormente, la palabra anarquía es de origen griego y podemos localizarla en tiempos tan remotos como el del trágico griego Esquilo. Por cierto, este dramaturgo siempre aborreció de los tiranos y en sus obras construyó personajes potentes que contrastan con el estado. Parece que existe un esbozo de personalidades de corte anarquista en sus creaciones.
Otra personalidad que tiene típicos rasgos anarquistas es Jesús de Nazareth. Un hombre fascinante que desafía a la autoridad judía para edificar toda una axiología y una cosmovisión profundamente religiosa. Lo acusaban de borracho y de controlar su vida según sus propias convicciones. Sus parientes pensaban que estaba loco pero la muchedumbre sentía una presencia realmente fascinante y seductora. Todos los hombres son iguales. Merecemos la felicidad y vivir en plenitud. Si somos capaces de ver los puntos comunes entre el ideal anarquista y el ideal cristiano, nos daremos pronto cuenta de lo parecidos que son. Lo más cercano al paraíso cristiano es el sueño anarquista de vivir en paz, respetándonos unos a otros, desarrollando nuestras capacidades y asumiendo siempre que somos los artífices de nuestro propio destino. Un movimiento anarquista llamado anarquismo cristiano y que posteriormente trataremos, se inspira en la figura del nazareno.
Intentando construir una guía o mapa del anarquismo, podemos considerar la presente etapa como un estadio seminal del pensamiento anarquista. Las personalidades mencionadas son el basamento para sentar las columnas de un pensamiento realmente rico en matices. Una forma de ser, un sujeto que inspira las maneras de hacer y de hacerse a sí mismo.
IV.-
Antes de iniciar con la historia propiamente dicha del movimiento anarquista, sobre todo como una expresión política, disertaremos acerca del anarquismo en el sentido de sensibilidad del sujeto. El individuo es en el fondo de la subjetividad, el único ente existente como tal. Con todas las contradicciones que se puedan tener, el concepto de persona tiene supremacía sobre gran parte de las idealizaciones e incluso de las utopías construidas. La realidad cuando se piensa en un “pueblo” o en una colectividad en general, se construye a partir de las individualidades, las cuales actúan como un todo armónico –en medio de todas las fisuras, huecos o contradicciones dadas- que interactúa con el mundo y tiene su poder de influencia sobre sí mismo y sobre las demás personas.
El individuo se va gestando en el mismo espejo de otros individuos que hacen un proceso de colectivización, hasta llegar al concepto de pueblo, raza, país, nación.
Empero, por encima de las generalizaciones, impera el individuo, quien es capaz de aislarse por un tiempo y de pensar esa misma individualidad dentro de su propio estar en el mundo. Un universo conformado por él y que sin su presencia como persona o espécimen, generalizar es imposible. Precisamente, la generalización o el tasar a una suma de cabezas como un todo, es el principio de las aberraciones del poder y del concepto de Estado, ese monstruo amenazante que engulle al individuo en una suma informe y aberrante.
Para desarrollar un pensamiento creativo y libre, se requiere una sensibilidad hacia una posición existencial del anarquismo. Precisamente, las mentes más rabiosamente individuales, son las que han hecho avanzar o darle al mundo un matiz más rico en vivencias profundas. En el fondo, desarrollan a toda costa un pensamiento anarquista en el sentido de no obedecer a ningún amo, provenga de donde provenga. Se afirma así, una fuerza concentrada, impulsada por un particular, un ente único pletórico de poder creativo. Se desarrolla una aristocracia del espíritu puramente humano. Para ello, deben existir condiciones de libertad y de tranquilidad, acompañadas de un ambiente propicio para la expresión plena de una mentalidad independiente y fuerte en varias facetas. Precisamente, los sujetos así descritos, permiten una libertad tanto en sí mismos como en los otros, que fluye para permitir el advenimiento de la creatividad y del vivir felices, tanto en una manera aislada o semiaislada o en comunidad, respetando los rasgos de estas cabezas singulares.
El presente esbozo del anarquismo lleva como objetivo la descripción, efectivamente, de un movimiento histórico de carácter político, pero también una perspectiva de subjetividad. Una sensibilidad que puede ser desarrollada pero que evidentemente ya viene dentro de individuos diferentes a la llamada masa y que pugnan por construir un mundo más diáfano, más libre, más plural. Y esa pluralidad se da precisamente en la diferenciación entre personas con intelectos poderosamente creativos, propositivos.
La sensibilidad anarquista como postura existencial, abre las puertas de una libertad posible. Su carácter crítico da paso a una forma de vida que estimula el desarrollo de muchas de las potencialidades del individuo. Uno va haciéndose consciente todo el tiempo de las inmensas posibilidades del hombre como individuo en primer lugar y como comunidad en segundo sitio.
[Tomado de http://www.astrolabio.com.mx/opinion.]
Para desarrollar un pensamiento creativo y libre, se requiere una sensibilidad hacia una posición existencial del anarquismo. Precisamente, las mentes más rabiosamente individuales, son las que han hecho avanzar o darle al mundo un matiz más rico en vivencias profundas. En el fondo, desarrollan a toda costa un pensamiento anarquista en el sentido de no obedecer a ningún amo, provenga de donde provenga. Se afirma así, una fuerza concentrada, impulsada por un particular, un ente único pletórico de poder creativo. Se desarrolla una aristocracia del espíritu puramente humano. Para ello, deben existir condiciones de libertad y de tranquilidad, acompañadas de un ambiente propicio para la expresión plena de una mentalidad independiente y fuerte en varias facetas. Precisamente, los sujetos así descritos, permiten una libertad tanto en sí mismos como en los otros, que fluye para permitir el advenimiento de la creatividad y del vivir felices, tanto en una manera aislada o semiaislada o en comunidad, respetando los rasgos de estas cabezas singulares.
El presente esbozo del anarquismo lleva como objetivo la descripción, efectivamente, de un movimiento histórico de carácter político, pero también una perspectiva de subjetividad. Una sensibilidad que puede ser desarrollada pero que evidentemente ya viene dentro de individuos diferentes a la llamada masa y que pugnan por construir un mundo más diáfano, más libre, más plural. Y esa pluralidad se da precisamente en la diferenciación entre personas con intelectos poderosamente creativos, propositivos.
La sensibilidad anarquista como postura existencial, abre las puertas de una libertad posible. Su carácter crítico da paso a una forma de vida que estimula el desarrollo de muchas de las potencialidades del individuo. Uno va haciéndose consciente todo el tiempo de las inmensas posibilidades del hombre como individuo en primer lugar y como comunidad en segundo sitio.
[Tomado de http://www.astrolabio.com.mx/opinion.]
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