Humberto Decarli
Hay diferentes casos en los cuales un cartabón político totalitario se establece y da la imagen de total sumisión de las personas bajo su tutela. Sin embargo, esa sempiterna idea se pierde cuando desde el exterior una expedición armada pone fin a su devenir. Podemos mencionar, grosso modo, al Tercer Reich hitleriano, a los jemeres rojos camboyanos, al derrumbe de Idi Amín Dadá en Uganda y al Isis en el oriente próximo, como paradigmas de esta clase de sucesos históricos.
Hay diferentes casos en los cuales un cartabón político totalitario se establece y da la imagen de total sumisión de las personas bajo su tutela. Sin embargo, esa sempiterna idea se pierde cuando desde el exterior una expedición armada pone fin a su devenir. Podemos mencionar, grosso modo, al Tercer Reich hitleriano, a los jemeres rojos camboyanos, al derrumbe de Idi Amín Dadá en Uganda y al Isis en el oriente próximo, como paradigmas de esta clase de sucesos históricos.
El florecer y el ocaso del nacionalsocialismo en Alemania
Secuela de la humillación significada por el Tratado de Versalles y la hiperinflación de la República de Weimar, emerge en Alemania un caudillo nacionalista, Adolfo Hitler, quien había combatido en las trincheras cuando la primera guerra y había fracasado en el pustch de Múnich. No obstante supo escalar, partiendo del estruendoso fracaso de la socialdemocracia germana, para tomar el poder con un proyecto impositivo. Liquidó a todos sus adversarios, procedió al asesinato en masa de los judíos, los izquierdistas y los homosexuales y posteriormente resolvió la recesión mediante la expansión del complejo militar industrial. Materializó la confrontación bélica en varios frentes, la Anschluss austríaco, la anexión del territorio de los Sudetes de Checoslovaquia, la blitzkrieg en Polonia, el desplazamiento hacia el este, la Unión Soviética, la invasión exitosa a Francia, Noruega, Bélgica, Holanda, Dinamarca y el bombardeo indiscriminado sobre Londres. Todo iba a pedir de boca pero falló su política de alianzas y consiguió ser atacado por diferentes coaliciones que a la postre lo derrotaron.
Los americanos desde Italia, los soviéticos desde Europa oriental hasta tomar Berlín, los franceses y británicos desde el sur de Inglaterra, dieron al traste con la experiencia que a decir del Führer debía durar mil años. Fue una derrota impresionante sin condiciones, porque nunca cedieron en nada, que concluyó con la redición del almirante Karl Doenitz y las sanciones con los procesos de Núremberg.
Camboya
Kampuchea fue parte de la indochina francesa y al obtener su independencia se formó un gobierno de amplia coalición bajo la égida del príncipe NorodomSihanouk. Fue invadido por los americanos para fracturar la lucha del Vietcong y ello ocasionó una oleada de protestas internacionales hasta en los Estados Unidos cuando la guardia nacional asesinó a cuatro estudiantes manifestando su rechazo a esa acción en la universidad de Kent, Ohio. Cuando Washington capitula en el sudeste asiático, este país recupera su normalidad bajo el mismo personaje real. Sin embargo, un movimiento llamado los jemeres rojos tomó el poder en Nom Pen y aplicó una política de regreso al campo y desconcentración de las ciudades coactivamente. Se produjo un genocidio en gran escala durante el despótico régimen dirigido por Pol Pot, una etapa terrible en la historia contemporánea. Fue representado en la película thekillingfields en toda su dimensión.
Era imposible que el pueblo camboyano pudiera luchar contra ese gobierno porque estaba desarmado y el ejército junto al partido comunista tenía el control absoluto. Los armados poseían la experiencia de la guerra de Vietnam con buen armamento suministrado por China, su tutor. Parecía eterna esa gestión por el esquema disciplinario y tenebroso practicado. Vietnam, su poderoso vecino, se hartó de las barbaridades y respondiendo a la extensión china significada por los comunistas camboyanos, prepararon una invasión fluida por su mayor poder de fuego y derrocaron a la cúpula de los jemeres rojos. Se dio por terminado un proceso espantoso con la mayor carga de violación de derechos humanos.
Fin del terror en Uganda
Alcanzada la independencia del Reino Unido, se formó un nuevo país, Uganda, dirigido por el premier Milton Obote. Ulteriormente fue derrocado por Idi Amín Dada, un militar megalómano capaz de cualquier cosa. Empero, una crisis económica lo empujó a crear un conflicto territorial con su vecina Tanzania y hasta allí duró su dictadura. El ejército de al lado, muy superior, lo venció y alcanzó su defenestración. Fue una campaña relativamente fácil por la diferencia bélica entre ambos países El destino del dictador fue irse a vivir a Arabia Saudita con todos los recursos financieros sustraídos de las arcas ugandesa hasta morir en el país dirigido por los medievales de la casa real wahabita.
Irrupción y caída del Isis
Siria en un proceso de balcanización e Irak destrozado luego de la invasión y retiro estadounidense, era el escenario propicio para que un movimiento fanático del Islam emergiera de las cenizas de estos dos Estados ficticios creados por el Tratado de Sikes-Picott mediante el cual el Reino Unido y Francia se repartieron los restos del imperio otomano. Después de la primavera árabe el gobierno sirio de Bashar Al Assad fue enfrentado por una amplia oposición capaz de haber armado una fuerza armada paralela, el Ejército Libre Sirio, con ayuda de occidente. Pero existían innumerables grupos musulmanes, entre ellos Al Qaeda y su escisión el Daesh. Era el Isis u organización de practicantes sunitas obsesivos de El Corán. Concomitante a su vecino, Irak estaba despedazado por el conflicto entre sunitas, chiitas y kurdos, con una presencia importante de la guardia republicana de Irán. Al derrocamiento de Sadam Hussein siguió un fraccionamiento entre los mencionados sectores.
Para llenar el vacío creado en ambos Estados emerge entre una miríada de organizaciones yihadistas una fracción de Al Qaeda, el Isis. Era un grupo metanacional que irrumpió meteóricamente, tomó la ciudad de Mosul, la segunda en importancia en Irak, Tikrit, Faluya y Al Raqa en Siria donde establecieron su capital. En su mejor momento logró administrar más de ciento veinte mil kilómetros cuadrados y decretó la formación de un califato dirigido por Al Bagdadí. Rompieron el esquema de Al Qaeda, la cual luchaba en forma global sin tener en cuenta un espacio físico pero el Daesh constituyó el Estado Islámico del Levante cumpliendo todos los elementos existenciales del Estado: territorio, población y poder. A la par de su éxito comenzó la ejecución de unas políticas integristas en los territorios controlados aplicando la sharia o ley islámica en clave de una gran crueldad. Materializaron la guerra santa contra los infieles, los no musulmanes, y los apóstatas, esto es, los traidores. Además, se enfrentaron en Siria contra el Ejército Libre Sirio, las fuerzas de Bashar Al Assad, la sucursal de Al Qaeda, el Frente Al Nusra, los kurdos y diferentes grupos islámicos. En Irak contra los chitas, los iraníes, los kurdos y los sunitas. Rusia apoyó al régimen de Damasco y los Estados Unidos y occidente al de Irak. Fue una postura intransigente que le ganó enemigos por doquier. El resultado ha sido una derrota aplastante en el contexto de una enorme carnicería. El sueño de este grupo terrorista de expandirse hacia otros lares quedó en entredicho y en la actualidad se encuentra totalmente disminuido.
Similitudes de las anteriores experiencias con el régimen venezolano
Paul Kennedy con su conocido bestseller Auge y caída de las grandes potencias, nos hablaba de los proceso de construcción de las estructuras políticas multinacionales, su expansión y luego del descenso. Es un ciclo que se cumplía en múltiples ejemplos y con resultados eventualmente negociados como fue el de la Paz de Westfalia, punto de inflexión de las relaciones internacionales y del Estado nacional moderno.
La Venezuela actual fue fundada por la dictadura de Juan Vicente Gómez, quien organizó un ejército nacional, un sistema impositivo y tributario y un Estado omnímodo centralizado alrededor de su personalidad. Ese estigma militarista y de concentración de poder siguió con los regímenes que le sucedieron, López Contreras, Medina Angarita y Pérez Jiménez, tuvo su versión civil autoritaria con el período puntofijista y se consolidó absolutamente con el ascenso de Hugo Chávez al gobierno en 1998.
La llegada de los uniformados al gobierno por la vía electoral fue el mejor diseño para la elaboración de un esquema militarista. Sus inicios fueron difíciles porque el barril del excremento del diablo se encontraba bajo pero después del fracaso de su efímero derrocamiento y la llegada ulterior de una nueva bonanza petrolera el proyecto atrabiliario se estableció. La asesoría cubana muy bien pagada y el fracaso de una oposición incapaz de entender al país, fueron factores determinantes para estabilizar el esquema de dominio.
Los problemas se suscitan con el fallecimiento del caudillo producto de una enfermedad y el descenso de los precios petroleros. Estas dos circunstancias no han sido resueltas porque no existe liderazgo de reemplazo ni posibilidad de revertir el derrumbe de los petrodólares. Lo primero porque ninguno de los dirigentes chavistas tiene condiciones para amalgamar a su pueblo y lo segundo porque destruyeron a PDVSA con la consecuente caída de la producción. Envuelto el país en un mare magnum económico, cultural, moral y social, la única solución es el empleo de la coacción. La fuerza es el principal argumento para el sostenimiento del poder y para su alcance se emplean los militares, los policías y los paramilitares conocidos como colectivos. Las concesiones clientelares son escasas y solo la acción de la coercibilidad es el ejercicio normal de la gobernanza. La gente debe someterse y convertirse en unos sumisos, resignados a la situación existente sin aspirar mucho de la vida como en las telenovelas donde la existencia es un valle de lágrimas. Asimismo, hay un auxilio del régimen. Es la oposición colaboracionista apta para negociar cuotas de poder y a cambio frenar las protestas. Se hizo tangible a la perfección con el referéndum revocatorio, frustrado por el retraso permitido por la MUD y la intervención del Vaticano. Luego de una enorme rebelión civil de cuatro meses de estremecimiento callejero los “opositores” se fueron a una elección de gobernadores a priori y resultaron derrotados con el aditamento de estabilizar al gobierno por esos momentos y someterse a las horcas caudinas de la juramentación ante la Asamblea Nacional Constituyente. Siguió la elección de alcaldes en la cual hubo una conducta ambigua de no asistir pero permitir a sus militantes proponerse en la consulta.
El proyecto totalitario conocido como revolución bolivariana no contó con un elemento en su contra. Fue el declive de los precios del crudo en un país monoproductor e incapaz de generar producción nacional una de los motivos de su descalabro. Esta circunstancia ha engendrado turbulencias sociales por el hambre, el empobrecimiento, la estanflación, la recesión, la hiperinflación y el envilecimiento del alma nacional. La aparente gobernabilidad se ha ido esfumando en la medida del apuntalamiento de los factores de crisis. Por otra vertiente, no existen organizaciones sociales, gremiales ni sindicales con fuerza, debido al decaimiento del valor de la representación además de la demolición efectuada por el liderazgo de Hugo Chávez el cual arropó a esas entidades auxiliadas por la cultura clientelar de las personas para depender del Estado.
Así las cosas, el gobierno madurista se encuentra en una posición difícil porque, amén de la grave coyuntura económica y social, está cercado por una grave presión internacional. En efecto, las sanciones financieras, económicas y migratorias decretadas por Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, restringen eficazmente al Estado venezolano; se ha aplicado parcialmente la Carta Democrática de la O.E.A., cuyo secretario general, Luis Almagro, constantemente está pendiente del devenir cotidiano del país; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha estimulado la presión extramuros contra el régimen militar; el Grupo de Lima está atento y tomará medidas luego de la reunión de la Cumbre de las Américas próximamente; la Corte Penal Internacional de La Haya ha abierto una investigación sobre tantos atropellos ocasionados y la Fiscal correspondiente ha tomado cartas en el asunto.
Estados Unidos está estudiando un embargo petrolero a Venezuela quien quedaría inerme porque no hay clientes para reemplazar al principal cliente del oro negro e incluso se habla de restricciones impuestas al envío de petróleo venezolano hacia el Caribe por sanciones a ese comercio. En síntesis, se trata de un estrangulamiento frente a una administración asfixiada por la falta de divisas y sin ninguna mentalidad heroica como la de Numancia o Sagunto sino bien corrompida.
Desenlace de la situación venezolana
La huida masiva de venezolanos por la frontera colombiana, la brasileña y por las islas holandesas de sotavento, ha generado reacciones encontradas desde cada una de las partes. Colombia y Brasil han militarizado las zonas aledañas a los límites territoriales con Venezuela. El madurismo las ha cerrado con las Antillas neerlandesas. La escalada internacional ha provocado intervenciones del fiscal Tarek William Saab, quien denuncia una intervención militar y del propio presidente Maduro, quien invocó la ayuda del Papa ante una eventual iniciativa bélica. Por otra parte, las elecciones presidenciales adelantadas a destiempo seguramente contarán, además de la candidatura del actual Jefe de Estado, de algunas colaboracionistas para terminar de edulcorar la imagen del régimen tratando de darle alguna legitimidad.
Si hay algo diáfano es la imposibilidad de reacción del pueblo, postrado y entregado ejerciendo la diáspora como una forma de subsistir. Las salidas individualistas son propias de la mentalidad de la gente en el país, promovidas desde siempre por el poder como un mecanismo de aislamiento y enajenación. Además, nadie va a armar a los hombres y las mujeres porque entrañaría un riesgo para quien lo haga. Occidente quedó golpeado con el Ejército Libre Sirio, cuyos recursos financieros, económicos y militares terminaron en manos del fundamentalismo islámico. Una invasión armada conlleva graves riesgos para nosotros. Posiblemente tenga apoyo popular debido a la hecatombe social y económica, pero responde a intereses muy propios de quienes la lleven a cabo. Primero, la alteración causada por la salida masiva de nacionales vía Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina así como de Brasil. Estos Estados aspiran una postura de arreglo de esta movilización la cual puede ser alcanzada con algunas medidas económicas que el militarismo no quiere asumir: Segundo, seguramente negociarían con Rusia y China por los negocios de ambas naciones con Venezuela. Tercero, se continuaría el remate del arco minero en ejercicio del más pedestre extractivismo minero ecocida. Cuarto, se rompería los nexos con las organizaciones integristas musulmanas y gobiernos del Oriente Medio como el de Irán y Qatar. Además, necesitarían cipayos, léase un Gustav Husack o un JanosKadar en transición, para organizar la irrupción.
Como se puede apreciar, la coyuntura es diáfanamente grave y cualquiera de las opciones reales son absolutamente contrarias a un rescate integral de la destrucción del país efectuada en forma progresiva y acelerada en los últimos tiempos por parte de la cúpula gobernante. Para una recuperación debe emerger una élite política distinta a la polarizada que conduzca a Venezuela en la senda de un ejercicio democrático directo, la elaboración de una economía fundada en el esfuerzo y la tecnología en desmedro del rentismo petrolero o minero, una revolución educativa con una nueva orientación teleológica, la instalación de mecanismos democráticos e institucionales incluyendo del desmontaje del oprobioso militarismo y la ruptura de los mitos históricos que han deformado la perspectiva del país.
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