Yuri Valecillo
Los quijotes de paja del gobierno siguen intentando robar el poco oxigeno que nos queda en los pulmones y ponerlo al servicio del poder más vil que ha tenido la república en los muchos, muchísimos años, sin ningún escrúpulo pintan fantasías, intentan hacer digerible que por un pernil imaginario se puede cambiar la dignidad, y que el cambio fue bueno para la nación. Van deshojando las margaritas de la paciencia, van diciendo cosas que nadie cree, no hablan de lo cotidiano, entre trajes hechos a la medida, comida variada y abundante en sus mesas, casas resguardadas por cuerpos de seguridad, y el poder de un señor que nos gobierna cual si fuéramos súbditos de algún reino divino, un reino donde solo las flatulencias de ellos tienen mal olor y la de los millones de sujetos que viven bajo su escrutadora mirada, ni mal olor tienen.
Y vuelven al ataque con lo de la intervención extranjera como si las destrucción de nuestra modesta producción agrícola fuera culpa de nuestros campesinos, como si Barlovento ( lo digo por la masacre) quedara en Guantánamo y la hubieran ejecutado tropas marcianas, gringas o inglesas, no la Masacre de Barlovento fue obra de miembros de nuestras fuerzas armadas, la corrupción de PDVSA no fue obra de las trasnacionales fue hecha por venezolanos, los juicios militares a jóvenes fotógrafos por hacer fotos es obra de los hombres de uniforme, "el nepotismo positivo" en algunos órganos de gobierno como la Contraloría General de La Nación es obra de los hombres del gobierno, la inseguridad personal que vivimos es obra de una incalificable política de seguridad pública, la huida de millones de venezolanos del suelo patrio es culpa del gobierno y de un espantosa administración de los bienes de la nación, la inflación galopante es producto de variables que solo se pueden adjudicar a quien desde su púlpito nos hace obedecer sus designios.
Los quijotes de paja del gobierno siguen intentando robar el poco oxigeno que nos queda en los pulmones y ponerlo al servicio del poder más vil que ha tenido la república en los muchos, muchísimos años, sin ningún escrúpulo pintan fantasías, intentan hacer digerible que por un pernil imaginario se puede cambiar la dignidad, y que el cambio fue bueno para la nación. Van deshojando las margaritas de la paciencia, van diciendo cosas que nadie cree, no hablan de lo cotidiano, entre trajes hechos a la medida, comida variada y abundante en sus mesas, casas resguardadas por cuerpos de seguridad, y el poder de un señor que nos gobierna cual si fuéramos súbditos de algún reino divino, un reino donde solo las flatulencias de ellos tienen mal olor y la de los millones de sujetos que viven bajo su escrutadora mirada, ni mal olor tienen.
Y vuelven al ataque con lo de la intervención extranjera como si las destrucción de nuestra modesta producción agrícola fuera culpa de nuestros campesinos, como si Barlovento ( lo digo por la masacre) quedara en Guantánamo y la hubieran ejecutado tropas marcianas, gringas o inglesas, no la Masacre de Barlovento fue obra de miembros de nuestras fuerzas armadas, la corrupción de PDVSA no fue obra de las trasnacionales fue hecha por venezolanos, los juicios militares a jóvenes fotógrafos por hacer fotos es obra de los hombres de uniforme, "el nepotismo positivo" en algunos órganos de gobierno como la Contraloría General de La Nación es obra de los hombres del gobierno, la inseguridad personal que vivimos es obra de una incalificable política de seguridad pública, la huida de millones de venezolanos del suelo patrio es culpa del gobierno y de un espantosa administración de los bienes de la nación, la inflación galopante es producto de variables que solo se pueden adjudicar a quien desde su púlpito nos hace obedecer sus designios.
Leo a Elías y me parece que lo que escribe está destinado a que lo lean los atornillados en las sillas del poder, a los hombres que se sienten propietarios del honor, de la dignidad, de la soberanía y que cada día se cobijan en el deshonor, indignidad, en la entrega de la patria a quien les dé un poquito más, como en una subasta de nuestra tierra, de nuestras almas, de nuestro futuro. Leo esto y no sé en qué país vive, leamos: "Vamos a esta batalla con la convicción de que, superada las elecciones de manera victoriosa, nos tocará luchar por un nuevo comienzo, impostergable, para el proyecto del Socialismo Bolivariano en lo ético, en lo económico, en lo político, en lo orgánico. Por eso luchamos, todos los días".
Por favor cómo creerles a quienes hacen que partan miles, que se vayan millones de jóvenes preparados, médicos, genetistas, farmaceutas, ingenieros, científicos, que tengamos que rogar, implorar por las redes sociales un medicamento para un familiar que muere por falta de una jeringa o un antibiótico. ¿Yo no sé en qué esfera viven, en qué cúpula cerrada al vacío, si no escucha los gritos desesperados de millones que pasan hambre y son castigados sin misericordia, si protestan como el antes lo hacía?
Son de miedo, nos escondemos por el mal olor que se siente en el transporte público por falta de jabón y desodorante, nos escondemos del funcionario que nos va a matraquear, del fiscal que no fiscaliza, de cuánto hay pa"eso, de la imposibilidad de enterrar a los nuestros con cierta dignidad, ya que ni para un entierro digno alcanza el sueldo, el salario.
Hace poco en una conversación por redes sociales de alguien que adoro me decía" se le debe quitar el título a quien quiera irse de Venezuela" hoy me entero que su hermano a quien también quiero muchísimo, también se va del país, que esta vendiendo todo para irse con su familia a Colombia, lo han robado, le han vaciado su casa y nunca hallaron a los culpables.
Yo no le creo a Elías Jaua, y como decía el ya desaparecido Ali Primera "no te dejes engañar cuando te hablen de progreso porque tú te quedas flaco y ellos aumentan de peso".
[Tomado de https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a258528.html.]
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