Diana Gámez
Qué triste papel el del joven consorte de unas de las princesas de la familia real barinesa que reina en este protectorado. Cada vez que abre su linda boquita me embarga una enorme pena ajena, junto a un sueño incontrolable, que me impide escucharle la frase subsiguiente con sus desabridas peroraciones, que tienen como tema central la defensa de la tiranía más hambreadora y represiva del continente.
Qué triste papel el del joven consorte de unas de las princesas de la familia real barinesa que reina en este protectorado. Cada vez que abre su linda boquita me embarga una enorme pena ajena, junto a un sueño incontrolable, que me impide escucharle la frase subsiguiente con sus desabridas peroraciones, que tienen como tema central la defensa de la tiranía más hambreadora y represiva del continente.
Sus presuntos talentos no son audibles ni visibles, como ocurre con Jesse Chacón. Lo que no impidió que el hoy embajador en Austria se paseara por los minpopo más variados del ejecutivo más ineficiente, corrupto y destructor que ha asolado a Venezuela en estos últimos 18 años. Fue ministro de todo, como pago por su heroica gesta en la toma del canal 8.
Algo parecido ha pasado con el soporífero canciller, que pasea por el mundo su fina estampa socialista, vestido con trajes de marca y calzado con sus inseparables Louis Vuitton. Tiene buen gusto y se le nota el cuidado que prodiga a su piel, a su pelo y sus corbatas. Lo imagino en los mejores spa del imperio con su masajista, entrenador personal y su peluquero, cual Delcy Eloina, que nunca viaja sin su corte de servidores, pagados por el erario público. Dudo que esta realeza comunista arriesgue su valiosa vida en vuelos comerciales. Por eso, el consorte debe contar con un jet o un avión de Cubana de Aviación, para llevar la numerosa comitiva de aplaudidores y guardaespaldas.
Así es la vida de este linajudo cónyuge. De palacio en palacio. Codeándose con la crema y nata de la aristocracia socialista y también de la capitalista. Tiene que comer, compartir, departir y hasta dormir con el enemigo para sopesarlo y atacarlo cuando sea necesario. Es menester ver al adversario a los ojos, cuando esgrime sus argumentos para defender la tiranía que representa. Y como corresponde, degusta los mejores caldos y condumios en restaurantes con más de dos estrellas Michelin, y disfruta con mayor placer porque tampoco paga la cuenta.
Le jura a cualquiera que los venezolanos no pasan hambre. No lo cree, no lo ve y se lo espeta con convicción a quienes le contradigan. Seguro también convenció a Federica Mogherini -con su idílica versión de esta colonia castrista- cuando ella tuvo el honor de escuchar al monótono y monotemático canciller venezolano en los pasillos de la ONU. Con su estilosa forma de encarar a la derecha, el atildado jovenzuelo la habría convencido que Venezuela es tan linda como Cuba. Tal como dice la canción que todavía tararea la cegata izquierda caviar Cuba que linda es Cuba quien la conoce la quiere más. Federica habría quedado sin argumentos frente al relato del estafermo que adorna la enorme torta revolucionaria, que ejecutó un connubial salto con pértiga, para aposentarse en los mullidos sillones de la Casa Amarilla, de donde sacaron al actual locatario miraflorino.
No me gustan las predicciones, pero es posible que algún Jorge intente hacer el corto recorrido de exteriores a Miraflores. Algo que pudiera ocurrir si el designado por el extinto permite que haya elecciones, o el dado por Dios renuncia a los placeres crematísticos que da el poder en este ex país.
No se requieren muchos atributos, ni formación, ni experiencia, ni currículo para escalar hasta la cima miraflorina. Un paracaidista, un chofer de metrobús, un militar con un mazo, ser hijo de un detentor izquierdoso o esposo de una infanta es suficiente para ser el elegido por las cúpulas socialistas. Total, se trata llenarse de gloria revolucionaria, de lechugas verdes y no ver la tragedia de un pueblo que come de la basura, y se muere de mengua barrio adentro, en los CDI y en nosocomios destartalados e inseguros, sin médicos ni medicinas.
Lo importante para el ungido por el cogollo socialista es el prontuario. Saber usar las armas y mentir sin medida ni clemencia. Tener una pésima relación con la realidad, negarla, falsificarla, y despreciar y humillar al que piense diferente, tal como hace el canciller y cualquier otro miembro de la macolla tanto dentro como fuera de estos patiaderos.
Agridulces
La cúpula podrida se enriquece y goza de lo lindo con la escasez y el hambre. Fíjense en los negocios que han perpetrado con la gasolina, que en un alto porcentaje compran al imperio. Mientras los venezolanos hacen largas colas, el cogollo verde-oliva junto al rojo-rojito se beneficia de otro de sus negros mercados, alimentado con los altos precios del combustible que engordan sus corruptos bolsillos.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/item/59421-soporifero-canciller.]
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