Diego Díaz
El gobierno nacional creó el Ministerio de la Minería Ecológica, un ejemplo reciente del delirio de lo absurdo que rige a la política ambiental en Venezuela.
Entre las atribuciones de esta nueva cartera ministerial, el gobierno del presidente Maduro destaca la fiscalización y gestión de la “minería con profundo respeto al ser humano y al ambiente”, palabras que han sido tomadas por los ambientalistas con desconfianza, pues la minería no es ni puede ser ecológica, y por lo tanto no es respetuosa ni con el ser humano ni con el ambiente.
El gobierno nacional creó el Ministerio de la Minería Ecológica, un ejemplo reciente del delirio de lo absurdo que rige a la política ambiental en Venezuela.
Entre las atribuciones de esta nueva cartera ministerial, el gobierno del presidente Maduro destaca la fiscalización y gestión de la “minería con profundo respeto al ser humano y al ambiente”, palabras que han sido tomadas por los ambientalistas con desconfianza, pues la minería no es ni puede ser ecológica, y por lo tanto no es respetuosa ni con el ser humano ni con el ambiente.
De igual forma, decir que la minería puede ser sostenible no solo es una atrocidad, sino que refleja un profundo desconocimiento de las implicaciones ambientales de la extracción de minerales, en particular en suelos tan frágiles como los del famoso arco minero del Orinoco.
Para que una actividad industrial sea “ecológica”, debería ser al menos sostenible y ese nunca será el caso de la minería por distintas razones.
Para empezar, aprovecha un recurso natural que es finito, y que en algún momento se acabará durante su explotación. Asimismo, la minería suele ser muy destructiva e invasiva, dejando tras de sí toneladas de contaminantes con grandes impactos negativos, que empobrecen los suelos, deterioran las fuentes de agua y afecta la calidad de vida de las comunidades locales, además de los grandes efectos sobre los ecosistemas naturales que atentan contra la biodiversidad, entre otras consecuencias.
Con la creación de esta instancia oficial, no sólo se contribuye a debilitar aún más al sector ambiental venezolano. También se le quitan más atribuciones al agónico Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, cuyo liderazgo quedará en la memoria de los venezolanos como el más nefasto de la historia moderna del país.
Una de las principales características de los delirios es la falta de lógica, que sumado a lo absurdo, carece de sentido y razón. Así es la minería ecológica, otra propuesta del ecosocialismo del siglo XXI.
[Tomado de http://www.twitlonger.com/show/n_1sq8kur.]
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