Marcos Valverde (Correo del Caroní)
El ejercicio del poder implica el dominio de la comunicación. Francisco Rangel Gómez lo entendió y lo practicó. Pero el dominio de la comunicación es, a la vez, el dominio de la improvisación. Porque la improvisación es autocontrol. Y cuando Rangel Gómez estuvo fuera de sus zonas de control y de confort (es decir, entre medios y periodistas complacientes que abundaron disfrazados con la careta del equilibrio) los guiones se le traspapelaron con un síntoma: tragos gruesos. Los resultados fueron frases o silencios para la posteridad.
Abril de 2002
Uno. Una leve renuncia. Palabras atragantadas y mirada fluctuante hacia los lados: en la noche del 11 de abril de 2002, cuando era inminente el golpe de Estado contra Hugo Chávez, Francisco Rangel Gómez presentó muy respetuosamente la renuncia al cargo de presidente de la CVG. Entonces adujo que “realmente no me siento identificado con las acciones, especialmente lo que ha ocurrido el día de hoy”. A los tres días, con Chávez de vuelta al poder, Rangel Gómez también estaba de vuelta en el cargo. Su lacónica explicación: “La lucha, sencillamente, es de continuidad. Vamos a seguir trabajando por Guayana y por Venezuela (…) sigamos con este diálogo, en el compromiso de buscar soluciones como hasta ahora lo hemos logrado todos juntos”. Hasta el sol de hoy.
El ejercicio del poder implica el dominio de la comunicación. Francisco Rangel Gómez lo entendió y lo practicó. Pero el dominio de la comunicación es, a la vez, el dominio de la improvisación. Porque la improvisación es autocontrol. Y cuando Rangel Gómez estuvo fuera de sus zonas de control y de confort (es decir, entre medios y periodistas complacientes que abundaron disfrazados con la careta del equilibrio) los guiones se le traspapelaron con un síntoma: tragos gruesos. Los resultados fueron frases o silencios para la posteridad.
Abril de 2002
Uno. Una leve renuncia. Palabras atragantadas y mirada fluctuante hacia los lados: en la noche del 11 de abril de 2002, cuando era inminente el golpe de Estado contra Hugo Chávez, Francisco Rangel Gómez presentó muy respetuosamente la renuncia al cargo de presidente de la CVG. Entonces adujo que “realmente no me siento identificado con las acciones, especialmente lo que ha ocurrido el día de hoy”. A los tres días, con Chávez de vuelta al poder, Rangel Gómez también estaba de vuelta en el cargo. Su lacónica explicación: “La lucha, sencillamente, es de continuidad. Vamos a seguir trabajando por Guayana y por Venezuela (…) sigamos con este diálogo, en el compromiso de buscar soluciones como hasta ahora lo hemos logrado todos juntos”. Hasta el sol de hoy.
Junio de 2011
Dos. “Un compatriota, un amigo”. En junio de 2011 el escándalo superó la ya mermada producción en Sidor cuando se hizo público el caso de la mafia de las cabillas, que involucraba directamente al gerente de comercialización de la planta e integrante del PSUV, Luis Velásquez. Entre el mapa de personajes de la trama de corruptela también estaba el hijo de Rangel Gómez, Francisco Rangel Escobar. Sobre la detención de Velásquez y la vinculación con su hijo, respondió: “El que tenga una pruebas, hermano, que las presente; que no hablen tanta paja (…) Luis Velásquez es un compatriota nuestro, es un amigo nuestro y seguirá siéndolo”, sentenció. Y calló.
Julio de 2013
Tres. Es cuando yo diga. Pero si el caso de Luis Velásquez lo conmovió por la flama de la amistad, en julio de 2013 otro nombre ligado a su confraternidad le apocó los ánimos y hasta las ganas de declarar, extraño en un hombre desenvuelto y aligerado en los medios: el de Yamal Mustafá, empresario fundador del diario Primicia (tribuna habitual de Rangel Gómez) y testaferro del gobernador según varias denuncias, estuvo ligado con el Cartel del hierro, caso en el que el ex presidente de Ferrominera Radwan Sabbagh y varios de sus cercanos traficaron con mineral de hierro. Nicolás Maduro dedicó varios minutos de cadena al caso y exigió llevar las investigaciones hasta el fondo. Una vez que le preguntaron sobre el caso, Rangel Gómez solo dijo: “Cuando yo quiera hablar sobre ese tema, voy a hablar”.
Junio de 2015
Cuatro. Francisco, el asombrado. Más de una vez se jactó el mandatario de conocer el estado Bolívar y sus problemas como quien se conoce las palmas de sus manos. Pero en junio de 2015 una noticia le cayó como un tobo de agua gélida: en una rueda de prensa admitió que estaba asombrado porque en las zonas mineras del estado Bolívar el uso de armas de guerra es asunto de todos los días. Y el gobernador, en tono de pucheros, estaba indignado porque qué vaina era esa de que todo el mundo lo sabía menos él. “Ratificamos la férrea decisión de ir con toda la fuerza con que tengamos que ir para normalizar una situación, que están generando los mal llamados sindicatos mineros que tratan de tomar control de las minas, donde se hace minería ilegal, y que ahora cobran vacuna a estos mineros que tienen que pagar 66%”, aseguró. Pero las masacres en su jurisdicción continúan, más de dos años después de su férrea decisión.
Julio de 2015
Cinco. “Aquí nadie está pasando hambre”. El 31 de julio de 2015 Francisco Rangel Gómez no cabía en sí: la exposición industrial Bolívar Potencia había sido un éxito. Pero algo le echó a perder la fiesta: los saqueos en San Félix, que terminaron con un asesinado. Entrevistado ese día en Vladimir a la 1, Rangel Gómez criticó los saqueos y los resumió como algo planificado e inducido. No conforme con eso, y en pleno apogeo de colas por comida, de indigentes en busca de mendrugos y del aumento de las tasas de desnutrición, el gobernador, cuyo cuerpo no está versado precisamente en la delgadez, apuntó: “Aquí nadie está pasando hambre. No hay excusas para que esto se presente”.
Octubre de 2015
Seis. Piedras y palos à la carte. Dos meses y algunos días después de los saqueos, y en la vorágine de la campaña para las elecciones parlamentarias de 2015, Rangel Gómez insistía en que el PSUV y su militancia tenían que pelear por los votos, fuese al costo que fuese, incluso si ello implicaba salir de la cotidianidad del menú para entrar en una dieta de guerra: “Tengamos mucho cuidado, que nos quiten lo que les dé la gana, nosotros somos capaces de comer palo o tirar, en vez de dos huevos, dos piedras y nos comeremos las piedras fritas, pero a nosotros no nos doblega nada ni nadie”. Las palabras habrían resultado hasta alentadoras de no haber sido pronunciadas por él, un consumidor empedernido de paté y de champán, según referencias de sus restaurantes predilectos.
Marzo de 2016
Sieter. La masacre virtual. Si se revisa la historia de la ignominia regional, la masacre de Tumeremo quedará en los pedestales más encumbrados. Primero, por lo evidente: el dolor de las familias de los asesinados. Después, por la ligereza estatal en el manejo cómplice de las causas (la mirada permisiva sobre la instauración de las pandillas en las minas) y, cómo no, por las palabras iniciales de Francisco Rangel Gómez: “Es absolutamente falsa la información que personajes de la derecha han estado mencionando en relación con unos muertos. Se hizo un rastreo recientemente y no hay absolutamente nada, ningún cuerpo, nada en absoluto que pudiera determinar una situación como la que ellos denuncian para atemorizar a la población de Tumeremo”. Los días transcurrieron incluso con un plan mediático denominado “la masacre virtual”, que apuntaba, una vez más, a negar lo ocurrido, hasta que 10 días después los investigadores encontraron los cadáveres. Jamás se retractó, por cierto. Y jamás fue a Tumeremo, por cierto.
Marzo de 2016
Ochor. El arco de la santidad. Una de las primeras apariciones públicas de Rangel Gómez después de la masacre de Tumeremo no fue en Tumeremo sino en Caracas, y como a él más le gusta: en la pantalla de un televisor. Fue durante una emisión de Vladimir a la 1, programa de Globovisión, donde manifestó (además de jurar y perjurar que siempre ha estado de corazón en Sifontes) su convicción de que el Arco Minero del Orinoco no devastará el ambiente. Un año y medio después, la mentira de Rangel Gómez ha quedado descubierta con las denuncias de los mismos indígenas y habitantes de las zonas del arco, la opacidad gubernamental sobre la política de concesiones a las trasnacionales, las filtraciones sobre actuación paramilitar y las sustanciosas tajadas de uniformados y pranes. Su legado.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/politica/item/59757-rangel-gomez-sus-infortunios-en-ocho-tiempos.]
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