Pascual
El verano pasado se cumplía el 90 aniversario de la fundación de la FAI. Una excusa como otra cualquiera para hablar de una organización tan actual y tan necesaria como en 1927. La Federación Anarquista Ibérica es una herramienta que pueden utilizar los grupos anarquistas para coordinarse, apoyarse y trabajar en común. Para compartir información y recursos. Para organizar campañas, conjuntas, de denuncia, difusión o solidaridad y, claro, para desarrollar proyectos comunes. Para analizar, entre todos o entre varios, ideas y posibilidades de la sociedad actual o futura. Para aprender más sobre la convivencia, la resolución de problemas y el respeto. Para generar sinergias, fuerza o para hacer camino al andar… Todo en aras de avanzar hacia un modelo de organización social horizontal, antiautoritario, libre, participativo y justo. Donde no quepa la explotación ni la represión. En definitiva, para caminar hacia una sociedad anarquista.
El verano pasado se cumplía el 90 aniversario de la fundación de la FAI. Una excusa como otra cualquiera para hablar de una organización tan actual y tan necesaria como en 1927. La Federación Anarquista Ibérica es una herramienta que pueden utilizar los grupos anarquistas para coordinarse, apoyarse y trabajar en común. Para compartir información y recursos. Para organizar campañas, conjuntas, de denuncia, difusión o solidaridad y, claro, para desarrollar proyectos comunes. Para analizar, entre todos o entre varios, ideas y posibilidades de la sociedad actual o futura. Para aprender más sobre la convivencia, la resolución de problemas y el respeto. Para generar sinergias, fuerza o para hacer camino al andar… Todo en aras de avanzar hacia un modelo de organización social horizontal, antiautoritario, libre, participativo y justo. Donde no quepa la explotación ni la represión. En definitiva, para caminar hacia una sociedad anarquista.
Una sociedad a la que aspiramos la mayoría de los seres humanos y, desde luego, los anarquistas implicados en esa lucha global. Sin olvidar las luchas más cercanas y parciales contra las injusticias cotidianas. Así que hablamos de una organización muy útil, necesaria para sumar, y aun multiplicar, las iniciativas de los anarquistas. Para visibilizarlas, para hacerlas más efectivas.
La tarea es muy amplia y diversa. Ya en la primera Conferencia inaugurada el 25 de julio de 1927 en Valencia, aparecen muchos de los temas que nos siguen ocupando hoy: el cooperativismo, el movimiento obrero, la organización, la cultura, los presos o la represión.
Se saltan las fronteras desarrollando una organización que incluye los dos países ibéricos, sin olvidar los grupos que están (sobre todo a causa de la dictadura) residiendo en Francia. Los anarquistas estamos en contra de establecer barreras que nos dividan y nos compliquen la vida. Queremos libertad de movimientos y no aceptamos que las circunstancias geográficas nos enfrenten. Menos aún las circunstancias políticas, absolutamente arbitrarias y artificiales, creadas y potenciadas por intereses ajenos a las personas, y a las sociedades por tanto.
Por eso, y porque la transformación social que perseguimos es igualmente necesaria en todos los países y territorios, la FAI se federa con otras organizaciones afines por todo el mundo: la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA) que, como sucede en la Península Ibérica, facilita y mejora las tareas y proyectos de los anarquistas organizados en los diferentes espacios geográficos. Algunas de esas Federaciones traspasan igualmente fronteras, como sucede con la Federación Anarquista francófona, que tiene grupos en Francia, Bélgica o Suiza, así como la de habla alemana (FdA) con grupos también en Austria. Al mismo tiempo, existen Federaciones adheridas a la Internacional que se estructuran en una parte de un país, como es el caso de la Federación Anarquistas de Valdivia (FALV) en el sur de Chile.
Como el trabajo lo desarrollan los grupos, en esta Internacional que comienza su andadura en 1968, la estructura es mínima y las condiciones para formar parte de ella son básicas y muy pocas. Lo mismo ocurre en la Federación Anarquista Ibérica, que se rige por un Pacto Asociativo que permite una total autonomía de los grupos federados, tanto en su funcionamiento como en sus iniciativas.
Por lo demás, hay un Comité Peninsular que se encarga de facilitar la información y la coordinación de los grupos. Plenos donde tomar las decisiones que afectan a la Federación en su conjunto y Conferencias (equivalentes a los Congresos) cuando se consideren necesarias. Sencillo, pero efectivo, tratando de eliminar al máximo la burocracia tan poco cara a los anarquistas.
En fin, la Federación Anarquista Ibérica no pretende tener ninguna exclusividad en el anarquismo organizado. Es una propuesta que cumple 90 años de trabajo y continúa abierta para quienes quieran potenciarla y mejorarla.
[Tomado de la publicación Tierra y Libertad # 350, Madrid, septiembre 2017. Número completo accesible en https://www.nodo50.org/tierraylibertad.]
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