José Ángel Quintero Weir
“Venezuela nunca fue un Virreinato, sólo fue una Capitanía General, por eso, los venezolanos no entendieron el cambio que proponíamos desde Podemos”
Hemos leído las declaraciones de Juan Carlos Monedero, hasta hace muy poco, muy reconocido en Venezuela por el gobierno de Chávez como uno de los “filósofos” más importantes del mundo y, por lo cual, el Estado venezolano, a cuenta del erario del pueblo venezolano, pagaba a este sujeto hospedajes en las zonas más lujosas de Caracas, y honorarios profesionales que incluían el otorgamiento de títulos de doctorado a través de las Universidades españolas en las que éstos tienen el poder de hacerlo, a “magistrados” venezolanos vinculados al gobierno que, en cualquier otra instancia nunca podrían lograrlo.
Se trata, de sujetos realmente abominables, no sólo porque, efectivamente, sean unos verdaderos “gandallas” que luego, en las chiquitas, sacuden su culo; para nosotros esto es una vulgaridad, pero la televisión española dice vulgaridades mucho más grandes, pues, yo digo esta muy pequeñita, tal vez, porque como dice Monedero, nunca fuimos un Virreinato donde, se supone, las vulgaridades sean más grandes.
No vamos a extendernos en calificar ni en tratar de responder a las declaraciones de un sujeto que en menos de un par de años, se llevó en sus bolsillos, se tragó en su panza y se vaciló en su lengua, miles de dólares que hoy hacen falta para alimentar a nuestro pueblo que muere de hambre o come de la basura. Si me atrevo a referirme a tan infame personaje, es porque el elemento (que no sujeto), es capaz de justificar su latrocinio diciendo que: “Venezuela nunca fue un Virreinato, siempre fue una Capitanía General, y nunca pudimos cambiar el esquema rentista”. Eso sí, todos los dólares que se vivió, se llevó y apuntalaron a su partido en España, nunca los denigró, a pesar de ser parte de esa cultura de “Capitanía General” que, según el filósofo que otorgó títulos de Doctor a “Magistrados” del Chavismo para imponer la “justicia” del chavismo en Venezuela, muy bien que pudieron enriquecer sus arcas personales y del partido.
Pero, en su pensamiento colonialista, Monedero tiene razón; de hecho, estoy casi seguro que cuando Chávez le pagaba todas sus banalidades y exigencias siempre lo hizo, no porque le reconociera algún poder intelectual o conocimiento, sino porque lo que estaba pagando era a un imbécil que se preciaba de intelectual, pero que tenía un precio, pues, bien sabía Chávez que ningún intelectual verdadero en Venezuela tiene precio.
Si traemos a colación las declaraciones de Monedero acerca de Venezuela, no es porque nos importe el elemento (que no sujeto), sino por la colonialidad de izquierda en la que sustenta su pensamiento y justificación de su truculencia intelectual, lo que ciertamente explica por nuestra “condición de Capitanía General” y no de “Virreinato”; vale decir, los mexicanos, los peruanos o los colombianos para Monedero, siempre serán sujetos más dóciles a su colonialidad de izquierda que nosotros, venezolanos, siempre fuera de contexto, siempre irreverentes y neciamente indios, no sujetos a ninguna corona reinal o virreinal.
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