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martes, 23 de agosto de 2016

Conozcan a Moxie Marlinspike, el anarquista que trae el cifrado para todos nosotros


Andy Greenberg (@a_greenberg)

En el primer día de la extensa conferencia RSA de la industria de seguridad en San Francisco, una pantalla gigante que cubre la pared del cavernoso recibidor del Centro Moscone hace ciclos por los nombres y fotos de los oradores principales: el director de la Agencia de Seguridad Nacional, Michael Rogers, con sus ojos de acero y en un uniforme militar; los barbudos y bien vestidos Whitfield Diffie y Ron Rivest, inventores legendarios de protocolos de encriptación seminales que hicieron del Internet un lugar seguro para la comunicación y el comercio. Y luego está Moxie Marlinspike, mirando sombríamente en la distancia con una camiseta de básquetbol y un casco de 18 pulgadas de altura con forma de espárrago gigante. “Era la única foto que pude encontrar,” comenta Marlinspike inexpresivo mientras caminamos en el edificio.


Incluso sin el gorro de verduras, la altura 6’2 y el moño de trenzas rubias de Marlinspike no encaja en el perfil habitual de los académicos del mundo del cifrado, ni los tipos corporativos de la RSA. Sin embargo, caminando hacia el salón en el que está llamado a hablar para el Panel Anual de Criptógrafos, me dice que no es su primera vez en la conferencia.

De hecho, cuando Marlinspike hizo su visita debut a la RSA hace 20 años, siendo un adolescente, éste no estaba invitado. Atraído por la promesa de ver a sus héroes criptógrafos en persona, se coló y de alguna manera se hizo con una credencial de la conferencia sin pagar la cuota de inscripción de mil dolares. Más tarde, cometió el error de entregarlo a sus amigos que estaban más interesados en almorzar que en escuchar acerca de generadores de números pseudo-aleatorios. Fueron avistados y expulsados. Los organizadores de la RSA deben haber ido tan lejos como para informar de la travesura de Marlinspike a las fuerzas de la ley, dice; años más tarde pidió a el FBI su archivo y descubrió una referencia al incidente.

Un hombre de mediana edad con una chaqueta deportiva y pantalones vaqueros se acerca a nosotros, llevando una edición del Wall Street Journal. Le da la mano y agradece a Marlinspike por la creación de la aplicación de mensajería cifrada Signal, que dice el hombre le fue recomendada a él por un amigo, un ex agente del FBI. Marlinspike me mira con las cejas levantadas.

Signal, ampliamente considerada como la más segura y más fácil de usar aplicación gratuita de mensajería y llamada de voz cifrada, es la razón por la que ha sido invitado a hablar como parte del mismo cripto Consejo Jedi que este había adorado cuando era adolescente. Marlinspike diseñó Signal para llevar el cifrado indescifrable al usuario común. Y esto a pesar de que todavía no se había puesto de manifiesto, en el momento de la conferencia en marzo, que el protocolo de encriptación de Signal se había integrado con WhatsApp, la aplicación de mensajería más popular del mundo, con más de mil millones de usuarios.

Para cualquier cypherpunk con un archivo del FBI, ya es una mañana interesante. En el mismo momento en que el Panel de Criptógrafos sube al escenario, Apple y el FBI están en el punto álgido de una batalla de seis semanas, discutiendo delante del Comité Judicial de la Cámara sobre la demanda del FBI contra Apple para que estos últimos ayuden a los primeros en acceder a un iPhone 5C cifrado, propiedad del asesino de San Bernardino, Syed Rizwan Farook. Antes de que termine la audiencia, el abogado general de Apple argumenta que ello sentaría un peligroso precedente legal, invitando a los gobiernos extranjeros para hacer demandas similares, y que el software de craqueo del cifrado podría ser cooptado por delincuentes o espías.

El enfrentamiento se convierte rápidamente en el tema central del panel en la RSA, y Marlinspike espera cortésmente por su turno para hablar. Luego hace un argumento mucho más simple y más radical que cualquiera presentado por Apple: Tal vez la policía no debería ser omnisciente. “Ellos ya tienen una enorme cantidad de información”, dice al salón lleno. Señala que el FBI había accedido a los registros de llamadas de Farook, así como una vieja copia de seguridad del teléfono. “Lo que el FBI parece estar diciendo es que necesitamos esto porque puede ser que falte algo. Oblicuamente, nos están pidiendo tomar pasos hacia un mundo en el que esto no es posible. Y no sé si eso es el mundo en que queremos vivir.”

Marlinspike continua este comentario con una declaración que prácticamente nadie más se dispondría hacer en público dentro de la comunidad de la privacidad: que sí, personas van a utilizar el cifrado para hacer cosas ilegales. Y ese puede ser el punto principal. “En realidad, yo creo que la aplicación de la ley debería ser difícil,” dice Marlinspike, mirando con calma a la multitud. “Y creo que en realidad debería ser posible romper la ley.”

En los últimos años Marlinspike se ha posicionado calmadamente a sí mismo en el frente de una guerra de cuarto de siglo de duración entre los defensores del cifrado y las fuerzas de la ley. Desde que se dispone públicamente de las primeras herramientas de cifrado fuerte en los años 90’s, el gobierno ha advertido de la amenaza que representa el “oscurecerse”, que este tipo de software podría paralizar los departamentos de policía y las agencias de inteligencia estadounidenses, lo que permitiría a los terroristas y criminales organizados operar con impunidad. En 1993 se intentó, sin éxito, implementar un sistema de puerta trasera llamado el Chip Clipper a modo de conseguir una vía alrededor del cifrado. En 2013, las filtraciones de Edward Snowden revelaron que la NSA había saboteado en secreto un estándar de cifrado utilizado en la década de 2000 y que desde 2007 la agencia había estado digiriendo una mezcla de datos de firmas de tecnología con y sin su cooperación. La batalla de Apple con el FBI sobre el iPhone de Farook destruyó cualquier pretensión de una tregua.

A medida que la guerra de la criptografía se intensifica una vez más, Signal y su protocolo han surgido como consentidos de la comunidad de la privacidad. El profesor de informática de Johns Hopkins, Matthew Green, recuerda que la primera vez que realizó una auditoría al código de Marlinspike, estaba tan impresionado que “literalmente descubrí una línea de baba corriendo por mi cara.”

Mientras Marlinspike puede presentarse a sí mismo como un extraño excéntrico, su habilidad para escribir software seguro le ha puesto en contacto con algunas de las mayores empresas de la industria de la tecnología. Durante un tiempo dirigió al equipo de seguridad de Twitter. Su acuerdo con WhatsApp significa que la compañía de propiedad de Facebook ahora utiliza sus herramientas para cifrar cada mensaje, imagen, video y llamadas de voz que viaja a través de su red mundial; en efecto Marlinspike ha permitido a la mayor red de comunicación extremo-a-extremo cifrada en la historia, transmitiendo más textos que todas las compañías de teléfono en el mundo combinadas. En mayo, Google reveló que también integraría Signal en el modo incógnito de su aplicación de mensajería Allo. Y el mes pasado, Facebook Messenger comenzó su propia implementación del protocolo en una función de cifrada llamada “conversaciones secretas”, que promete llevar Signal a cientos de millones más usuarios. “Todo el mundo está haciendo de esto el estándar para la mensajería cifrada”, dice Green.

Hasta ahora, los gobiernos no están teniendo mucha suerte empujando hacia atrás estas iniciativas. En marzo, la policía brasileña encarceló brevemente a un ejecutivo de Facebook después de que WhatsApp no cumpliera con una orden de vigilancia en una investigación de drogas. El mismo mes, el New York Times reveló que WhatsApp había recibido una orden de intervención telefónica del Departamento de Justicia de Estados Unidos. La empresa no habría podido cumplir, en cualquier caso, incluso si así lo quisiera. El cifrado de Marlinspike está diseñado para codificar las comunicaciones de tal manera que nadie más que las personas en cada extremo de la conversación puedan descifrarlos. “Moxie nos ha traído un sistema de cifrado de extremo-a-extremo de clase mundial con lo último en tecnología”, dice el co-fundador de WhatsApp, Brian Acton. “Quiero enfatizar: de clase mundial.”

Para Marlinspike, una fallida intervención telefónica puede significar una pequeña victoria. Un par de días después de las primeras filtraciones de Snowden, Marlinspike publicó un ensayo en su blog titulado “Todos Debemos Tener Algo Que Ocultar“, haciendo hincapié en que la privacidad permite que las personas experimenten con la infracción de la ley como un precursor para el progreso social. “Imagínese si hubiera una realidad alterna distópica donde la policía fuera 100% eficaz, de manera que los posibles infractores potenciales sabían que iban a ser inmediatamente identificados, detenidos, y encarcelados”, escribió. “¿Cómo pueden las personas haber decidido que la marihuana debería ser legal, si nadie la habría usado? ¿Cómo pueden los gobiernos decidir que el matrimonio entre personas del mismo sexo debe ser permitido?”.

Admite que delincuentes peligrosos y terroristas pueden utilizar aplicaciones como Signal y WhatsApp (la DAESH incluso ha distribuido un manual recomendando Signal). Sin embargo, sostiene que estos elementos siempre han tenido el incentivo y la capacidad de cifrar sus comunicaciones con las herramientas más difíciles de usar como el software de cifrado PGP. Su trabajo, dice, es hacer de esas protecciones posibles para la persona promedio sin mucha comprensión de la tecnología.

Para algunos, la lógica de Marlinspike no es tan hermética como su código. No todos los delincuentes son maestros tecnológicos; los asesinos de San Bernardino, por ejemplo. El ex abogado de la NSA de la Brookings Institution, Susan Hennessey, se pregunta quién determina qué transgresores de la ley merecen ser intervenidos, ¿si no un gobierno elegido democráticamente? Los estadounidenses han acordado ampliamente, sostiene, en permitir un cierto grado de vigilancia policial para prevenir crímenes verdaderamente aberrantes como la pornografía infantil, la trata de personas y el terrorismo. “Podríamos establecer nuestras leyes para rechazar de plano la vigilancia, pero no lo hemos hecho”, dice ella. “Hemos hecho un convenio colectivo en el que se deriva valor de algún grado de intrusión del gobierno.” Un portavoz del FBI, cuando se le preguntó sobre la filosofía de quebrantar la ley de Marlinspike, respondió: “La Primera Enmienda protege a las personas que posean cualquiera tipo de visión. Algunas de esas personas son miembros del KKK. No voy a participar en un debate con él “.

Marlinspike no está particularmente interesado en un debate, igualmente; su decisión estaba tomada desde hace mucho tiempo, durante años viviendo como un anarquista en los márgenes de la sociedad. “Desde muy temprano en mi vida he tenido la idea de que los policías pueden hacer lo que quieran, que ellos no están en tu equipo”, Marlinspike me dijo. “Que son una pandilla armada, racista”.

Marlinspike ve el cifrado como una medida preventiva contra un deslizamiento hacia el fascismo Orwelliano que hacen de la protesta y la desobediencia civil algo imposible, una amenaza que la traza tan atrás como las intervenciones telefónicas y chantaje del FBI de J. Edgar Hoover en contra de Martin Luther King Jr. “Moxie está compelido por los alborotadores de la historia y sus historias”, dice Tyler Reinhard, un diseñador que trabajó en Signal. “Él ve las herramientas de cifrado no como una estancia contra el estado directamente, pero asegurándose de que todavía hay espacio para que las personas tengan esas historias”.

Pregunten a Marlinspike que cuente su propia historia y, no es una sorpresa para un fanático de la privacidad, a menudo contestará con monosílabos, desvíos y sonrisas resguardadas. Pero cualquiera que se haya cruzado con él parece tener una anécdota de tallas grandes: cómo que una vez viajó en bicicleta a través de San Francisco llevando un mástil de velero de 40 pies de altura. El tiempo en que se decidió a aprender por sí mismo a pilotar un globo de aire caliente, compró uno usado de Craigslist, y pasó un mes en muletas después de chocar en el desierto. Un amigo jura que ha visto a Marlinspike jugar altas apuestas de piedra-papel-tijeras decenas de veces, con apuestas de cientos de dólares o muchas horas de su tiempo en la línea, y nunca lo ha visto perder.

Pero antes de que Marlinspike fuera un competidor sub-cultural para el “hombre más interesante del mundo”, era un niño que creció con un nombre diferente y mucho menos interesante en su partida de nacimiento, en algún lugar en una región del centro de Georgia, que él describe como “un gran Strip Mall “. Sus padres, que lo llamaban Moxie como un apodo, se separaron temprano en su juventud. Vivió mayor parte del tiempo con su madre, una secretaria y asistente legal en una serie de empresas. Cualquier otro detalle de la familia, al igual que su nombre real, son algunos de los temas personales que prefiere no comentar.

Marlinspike odiaba la monotonía mata-curiosidad de la escuela. Pero él tuvo la idea de tratar de programar video juegos en un Apple II en la biblioteca de la escuela. El computador tenía un intérprete Basic, pero sin disco duro o incluso una unidad de disquete para guardar su código. En su lugar, él volvía a escribir programas sencillos una y otra vez desde cero en cada reinicio, copiando los comandos de los manuales para hacer que formas llenaran la pantalla.

Navegando por la sección de informática de una librería local, el pre-adolescente Marlinspike encontró una copia de la revista 2600, el Catecismo de la escena hacker de los 90’s. Después de que su madre comprará una computadora de escritorio barata con un módem, la utilizó para rastrear servicios de exposición electrónica, hackear computadoras de sus amigos para hacer aparecer mensajes en sus pantallas, y ejecutar un programa de “war-dialer” desde la noche a la mañana, llegando a servidores distantes de manera aleatoria.

Para un estudiante medio aburrido, toda era una revelación. “Miras a tu alrededor y las cosas no se siente bien, pero nunca has estado en otro sitio y no sabes que es lo que te estás perdiendo”, dice Marlinspike. “Internet se sentía como un mundo secreto escondido dentro de éste”.

Para su adolescencia, Marlinspike trabajaba después de la escuela para una compañía alemana de software, escribiendo herramientas para desarrolladores. Después de graduarse de la escuela, apenas, se dirigió a Silicon Valley en 1999. “Pensé que sería como una novela de William Gibson,” dice. “En cambio, era sólo parques de oficinas y carreteras.” Sin empleo y sin hogar, pasó sus primeras noches en San Francisco durmiendo en el Alamo Square Park al lado de su ordenador de sobremesa.

Con el tiempo, Marlinspike encontró un trabajo de programación en WebLogic, propiedad de BEA. Pero casi tan pronto como había entrado en la industria de la tecnología, se quería salir, aburrido por la rutina de pasar 40 horas a la semana frente a un teclado. “¿Pensé, ‘¿Se supone que tengo que hacer esto todos los días durante el resto de mi vida?'”, recuerda. “Me interesé en experimentar una manera de vivir que no implicara trabajar”.

Para los próximos años, Marlinspike se instaló en una escena de la Bay Area que era, si no cyberpunk, al menos punk. Comenzó ocupando edificios abandonados con sus amigos, eventualmente mudándose a un antiguo almacén de servicio postal. Buscaba viajes a las protestas políticas en todo el país y a subir audio libros a la web de sí mismo leyendo a teóricos anarquistas como Emma Goldman.

Realizó auto-stop, luego renovó su pasión por los viajes saltando en los trenes de mercancías. En el 2003 decide de forma espontánea aprender a navegar. Gastó unos pocos cientos de dólares, todo el dinero que tenía, en un destartalado navío Catalina de 27 pies y precipitadamente partió sólo del puerto de San Francisco hacia México, enseñándose a sí mismo por ensayo y error a lo largo del camino. Al año siguiente, Marlinspike filmó su propio documental de vela de bricolaje, llamado Hold Fast. El mismo sigue su viaje junto a tres amigos, navegando en un rehabilitado balandro con fugas llamado La Peste, desde Florida a las Bahamas, finalmente abandonando el barco en República Dominicana.

Incluso hoy en día, Marlinspike describe esas aventuras imprudentes en la escena subterránea itinerante como una especie de punto álgido en su vida. “Mirando hacia atrás, yo y todo el mundo que conocía estaba en búsqueda de ese mundo secreto escondido en éste,” dice, repitiendo la misma frase que había usado antes para describir el Internet. “Creo que ya estábamos allí”.

Si hay algo que puede explicar el impulso de Marlinspike por la privacidad, puede ser que el tiempo pasado fuera de la red de la sociedad: un conjunto de experiencias que lo han impulsado para proteger una manera de vida menos observada. “Creo que le gusta la idea de que hay un desconocido”, dice Trevor Perrin, un ingeniero de seguridad que ayudó a Marlinspike con el protocolo básico de diseño de Signal. “Que el mundo no es una cosa completamente vigilada”.

A través de los años, Marlinspike dio por sentado que la autoridad era el enemigo. Él describe patrullas de puerto y guardias de tren que lo acosaban a él y a sus compañeros de viaje. Policías lo desalojaban de los squats, lo molestaban en las ciudades por las que él y sus amigos pasaban, y confiscaron su vehículo en lo que parecían ser pretextos banales. Pero simplemente ir esporádicamente a las manifestaciones nunca se sintió como la manera correcta para desafiar las estructuras de poder del mundo.

En su lugar, hacia 2007 volvió sus intereses políticos de vuelta al mundo digital, donde había visto un cambio lento hacia la vigilancia posterior a la Ley Patriota. “Cuando era joven, había algo divertido acerca de la inseguridad de la Internet”, dice, con su abundancia de defectos hackeables disponibles para bromistas benignos. “Ahora la inseguridad de Internet es utilizada por personas que no me agradan contra las personas que sí: el gobierno contra el pueblo”.

En 2008, Marlinspike se instaló en una decrépita mansión de ladrillos en Pittsburgh y comenzó a revolver un torrente de software de seguridad. El siguiente año apareció por primera vez en la conferencia de seguridad Black Hat para demostrar un programa que llamó SSLStrip, que exponía una falla crítica en el cifrado web. En 2010 debuta GoogleSharing, un plugin para Firefox que permitía a cualquiera utilizar los servicios de Google de forma anónima.

Ese año, con el crecimiento de los teléfonos inteligentes, Marlinspike vio su oportunidad más grande aún: asegurar las comunicaciones móviles. Con la ayuda de un amigo que estaba recibiendo un doctorado en robótica de Carnegie Mellon, lanzó Whisper Systems, junto con un par de aplicaciones de Android: TextSecure, para cifrar mensajes de texto, y RedPhone, para proteger las llamadas de voz. Ideales antiautoritarios fueron construidos desde el principio; cuando la Primavera Árabe explotó en el norte de África, Whisper Systems estaba listo con una versión en árabe para ayudar a los manifestantes.

Marlinspike soñaba con llevar sus herramientas de cifrado a millones de personas, una ambición que requiere algún tipo de modelo de negocio para financiarlos. Se trasladó de nuevo a San Francisco para promover Whisper Systems como un startup con fines de lucro. La compañía apenas había llegado a despegar cuando Twitter se le acercó con una oferta de compra, con la esperanza de utilizar su experiencia para solucionar la caótica seguridad que había dado lugar a repetidos hackeos de cuentas de celebridades y periodistas. Los términos del acuerdo resultante no se hicieron públicos. Marlinspike lo describe sólo como “más dinero que nunca había visto antes. Pero eso es un estándar bajo”.

Marlinspike se convirtió en el director de Seguridad de Productos de Twitter. Un compañero de trabajo recuerda que su experiencia fue “venerada” dentro de la empresa. Pero su principal objetivo era alterar la plataforma de modo que no mantuviera registros de las direcciones IP de los usuarios, lo que haría imposible que las autoridades exijan la identidad de alguien, como habían hecho con un manifestante del movimiento Occupy Wall Street en 2012.

Ese proyecto se enfrentó con las prioridades de los ejecutivos, dice un compañero de trabajo. “Moxie no le importaba si Twitter hacía un montón de dinero”, dice el ex colega. “Estaba más interesado en proteger a los usuarios.” Mientras tanto, su contrato estipulaba que tendría que trabajar durante cuatro años antes de retirar las acciones que había pagado por su startup. La apoteosis cypherpunk de Marlinspike tendría que esperar.

Una noche de otoño después del trabajo, Marlinspike y un amigo realizaron un plan simple para navegar un catamarán de 15 pies hasta 600 pies dentro de la bahía de San Francisco, donde anclarían y remarían de vuelta en un barco más pequeño, dejando el barco de vela en espera de su próxima aventura; a los marineros anarquistas no les gusta pagar tasas de atraque. Marlinspike se dirigió hacia la bahía en el catamarán con su amigo siguiéndolo en un bote de remos.

Sólo después de que Marlinspike había pasado el muelle cayó en cuenta que el viento soplaba a una traicionera velocidad de 30 millas por hora. Se decidió dar marcha atrás, pero descubrió que había mal preparado la nave y tuvo que corregir su error. A medida que el sol se hundía en el horizonte, le gritó a su amigo de que debían renunciar y regresar a la orilla, y el amigo remó de vuelta a la seguridad.

Entonces, sin previo aviso, el viento sopló. El catamarán volcó, arrojando a Marlinspike en el agua helada. “La rapidez de todo fue increíble, como si estuviera en un pequeño modelo de papel, que alguien simplemente había volteado con el dedo”, llegaría a escribir en un blog acerca de la experiencia.

Pronto el barco estaría totalmente al revés, fijado en su lugar por el viento. Marlinspike trató de nadar hacia la orilla. Sin embargo, el muelle estaba demasiado lejos, las olas demasiado fuertes, y podía sentir su cuerpo sucumbir ante la hipotermia, la negrura se introducía en los bordes de su visión. Se dirigió de nuevo al bote volcado. Sólo ahora en la oscuridad, se agarró al casco, hizo un balance de los acontecimientos de la última hora, y se dio cuenta, con una certeza lenta y solitaria, que muy probable estaba por morir.

Cuando un remolcador finalmente se topó con su figura empapada y congelada estaba casi inconsciente y tuvo que ser remolcado con una cuerda. Cuando llegó al hospital, dice Marlinspike, las enfermeras le dijeron que su temperatura era tan baja que sus termómetros digitales no podían registrarlo. A medida que se fue recuperando en los próximos días, tuvo la suerte de realización que a veces resulta de una experiencia cercana a la muerte. “Definitivamente se afiló mi enfoque”, dice del incidente. “Se me hizo cuestionar lo que estaba haciendo con mi vida”.

Una persona normal habría dejado la navegación de vela. En cambio, Marlinspike renunció a Twitter. A un año y un día después de que hubiera comenzado, se alejó de más de 1 millón de dólares en acciones de la compañía.

Marlinspike rápidamente comenzó donde lo había dejado todo. A principios de 2013 relanzó su startup como un proyecto de código abierto llamado Open Whisper Systems. Para financiarlo, se encontró con Dan Meredith, director del Open Technology Fund, un grupo apoyado por la Junta de Gobernadores de Radiodifusión, más conocidos por llevar a cabo Radio Free Europe. Meredith había admirado durante mucho tiempo las aplicaciones de cifrado de Marlinspike. Como anterior experto en tecnología de seguridad para Al Jazeera, había confiado en ellas para proteger a los periodistas y sus fuentes durante la Primavera Árabe. “Ellas fueron las que nuestras fuentes más sensibles utilizaban”, dice Meredith. “Sabía que Moxie podría hacer esto, y teníamos el dinero para hacerlo posible.” La OTF dio a Open Whisper Systems alrededor de 500 mil dólares en su primer año y en total ha canalizado cerca de 2,3 millones de dólares para el grupo.

Con esa financiación y más de donantes adinerados que Marlinspike se niega a nombrar, este comenzó a reclutar desarrolladores y darles la bienvenida en retiros periódicos en Hawái, donde alternarían entre el surf y escribir códigos. En rápida sucesión, Open Whisper Systems lanza Signal con posteriores versiones para Android y el navegador Chrome de Google. Open Whisper Systems integra ahora cambios de docena de contribuyentes utilizando código abierto, pero todavía utiliza la misma estructura criptográfica trazado por Marlinspike y Trevor Perrin en 2013.

El tiempo de Marlinspike en Twitter le había dado un sentido de escala ambicioso: Estaba decidido a cifrar trozos centrales de Internet, no sólo sus márgenes. Por casualidad, conoció a un ingeniero de WhatsApp en una reunión familiar que su novia del momento celebró en su casa. A través de esa conexión, Marlinspike agenció una reunión con el cofundador de WhatsApp, Brian Acton. Más tarde, Marlinspike se reunió con el otro co-fundador de la compañía, Jan Koum, que había crecido en la Ucrania Soviética bajo la amenaza constante de las intervenciones de la KGB.

Ambos hombres estaban casi inmediatamente interesados en utilizar los protocolos de Marlinspike para proteger a los usuarios internacionales de WhatsApp, en particular sus masivas bases de usuario en la amante-de-la-privacidad Alemania y en regímenes de vigilancia del Medio Oriente y América del Sur. “Nos alineamos bastante temprano”, dice Acton. “Cuando pasamos por alto el peinado, estábamos como, ‘Vamos a ponernos a trabajar'”.

En una habitación de hotel por encima del distrito Soma de San Francisco unas pocas horas después de su panel en la RSA, Marlinspike saca una laptop delgada e introduce su contraseña para descifrar su disco duro. O, mejor dicho, lo intenta; la cadena de caracteres es tan larga y compleja que se equivoca tres veces y, sonriendo un poco avergonzado, tiene que reiniciar el ordenador. Finalmente lo consigue y se abre un archivo de vídeo. Es un primer corte de un anuncio publicitario para Signal que está esperando para difundirlo en línea, un montaje de imágenes de la banda rusa de punk protesta Pussy Riot, Daniel Ellsberg, Jesse Owens, manifestantes del movimiento Umbrella a favor de la democracia en Hong Kong, y Martin Luther King Jr. “Ellos nos dicen que debemos permanecer en silencio y seguir las reglas “, una voz áspera entona sobre las imágenes. “Creemos en el poder de sus palabras … Hablen, envíen un mensaje”.

La intención de Marlinspike con el vídeo, cuyo guion escribió el mismo, era crear un “anuncio como de Nike para la privacidad”, dice. “Nike tiene un producto aburrido. Ellos no hablan de los zapatos. Ellos celebran grandes atletas. Estamos tratando de hacer lo mismo, la celebración de las personas con una relación contestataria al poder. Activistas, delatores, periodistas, artistas”.

Hoy en día, esas personas incluyen a Edward Snowden, que ha escrito que utiliza Signal “todos los días.”, Marlinspike visitó recientemente al exiliado en Moscú. Laura Poitras, la receptora de las filtraciones de Snowden sobre la NSA y ganadora del Pulitzer y el Oscar, recomienda la aplicación para documentalistas y periodistas. Activistas por los derechos de las mujeres en América Latina, que ayudan a las mujeres a encontrar servicios de aborto, utilizan Signal. Lo mismo ocurre con los desertores nor-coreanos que buscan evadir a los espías de Kim Jong-un. Los abogados de la Asociación Nacional de Abogados lo utilizan para hablar acerca de sus clientes. Los miembros de Hands Up United, uno de los grupos líderes del movimiento Black Lives Matter en Ferguson, Missouri, hace dos años, comenzaron a usar Signal después de notar vehículos de la policía siguiéndolos a sus casas o estacionados fuera de sus reuniones y tonos de marcado extraños y llamadas perdidas en su celular móviles. (The Intercept reveló que el verano pasado el Departamento de Seguridad Nacional espió a estos manifestantes.) “Signal nos dio mucha confianza para continuar nuestro trabajo”, dice el organizador de Hands Up United, Idalin Bobé.

Pero estos son sólo los primeros usuarios en el plan maestro de Marlinspike. El procede a describir su fase final: En el pasado, las compañías telefónicas favorables al Gobierno prácticamente se han asociado con la policía para facilitar la realización de intervenciones telefónicas. Ahora las personas se están desplazando cada vez más a lo que él llama servicios de superposición, aplicaciones como WhatsApp y Facebook Messenger, para comunicarse. Y ese cambio ofrece la oportunidad de empezar de nuevo, con una infraestructura de comunicaciones que puede ser construida para resistir la vigilancia. “La gran victoria para nosotros es cuando mil millones de personas están utilizando WhatsApp y que ni siquiera sepan que esta crifrado,” dice Marlinspike. “En este punto, creo que ya hemos ganado el futuro”.

Al día siguiente, Marlinspike se apresura hacia Open Systems Whisper, donde va tarde para una reunión. Mientras me acelero para mantenerle el paso a sus largas piernas, él se queja sobre el día a día de mantener un proyecto de software: los informes de errores y ajustes constantes para mantenerse al día con las mejoras de sistemas operativos, las inaguantables horas de sentarse delante de un ordenador.

Marlinspike me sorprende admitiendo que él espera con interés el momento en que pueda renunciar. “Algún día Signal se desvanecerá”, afirma sin sentimentalismos. En cambio, dice, el legado de Open Whisper Systems serán los cambios que Signal haya inspirado en aplicaciones de comunicación mejor financiadas y con fines de lucro.

Ese tiempo puede que no sea tan lejos. “Yo realmente no quiero hacer esto el resto de mi vida”, dice Marlinspike. “Eventualmente, tienes que declarar la victoria”.

Pero cypherpunks como Marlinspike, seamos honestos, aún no han ganado la guerra por el cifrado. De hecho, la guerra puede ser imposible de ganar para cualquier bando. Si el aumento de la mensajería cifrada de extremo-a-extremo permite que aparezca el tipo de acciones benignas contra la ley que Marlinspike ha predicado, tarde o temprano también protegerá algunos delitos indefendibles. Y eso significa que cada movimiento tecnológico hacia la privacidad será contestado con uno legal destinado a desplazar el equilibrio de nuevo hacia la vigilancia: Si la policía sigue siendo frustrada por la encriptación indescifrable, volverá con una orden de “asistencia técnica”, demandando a las empresas que debiliten sus medidas de seguridad y vuelvan a escribir algún código para ayudar a la policía, como el FBI exigió de Apple. Alguna forma de “puerta trasera” escondida podría incluso ser construida en secreto. Y el Congreso sigue amenazando con avanzar una legislación que podría prohibir el cifrado controlado por el usuario directamente.

Pero estas batallas legales y políticas pueden no ser la lucha de Marlinspike. “Él definitivamente romantiza ser un aficionado”, dice una amiga particularmente franca. “A él le gusta renunciar una vez que es un experto.” Marlinspike, dice, busca el “punto cero, cuando no tienes nada que perder, cuando no tienes propiedades, amantes, nada que te detenga”.

Me acuerdo de esa inquietud que subyace en la última noche que pasé con Marlinspike, en una proyección de domingo por la noche de su documental Hold Fast, organizada por un club de vela en el puerto deportivo de Berkeley. A medida que su documental se proyectaba a la multitud de unas pocas docenas de personas, nos sentamos en la parte de atrás al lado de una estufa de madera, con una tormenta de primavera batiendo la bahía afuera de la ventana detrás de nosotros.

Al principio de la película, la narración va por la tangente, que cuenta la historia de Bernard Moitessier, a quien Marlinspike describe de manera reverencial como un místico de la navegación con vela. En 1969, Moitessier estaba ganando el Globo de Oro, una regata individual que circunda el globo. Moitessier, un excéntrico monacal, ni siquiera llevaba una radio, en su lugar utilizaba un tirachinas para lanzar latas de película que contenían mensajes para los buques cercanos. Justo cuando Moitessier estaba por ser el ganador al terminar por delante de sus competidores en Plymouth, Inglaterra, disparó un mensaje rechazando la competencia y explicando que prefería simplemente seguir navegando por las islas del Pacífico. “Seguiré continuando sin parar porque estoy feliz en el mar”, la nota decía, “y tal vez porque quiero salvar mi alma.”

Cuando termina la proyección, las luces se encienden y Marlinspike toma preguntas del público. Una mujer de mediana edad le pregunta qué está haciendo ahora, nueve años después del estreno de la película. Junto con un montón de otras personas en esta audiencia, ella sólo lo conoce como Moxie Marlinspike el marinero pícaro, no como un criptógrafo.

Marlinspike toma un segundo para pensar, como si nunca realmente hubiera onsiderado la pregunta antes. “No sé”, dice finalmente, suspirando con lo que suena como incertidumbre sincera. “Tal vez debería volver a navegar”.

El público se ríe de la muestra de confusión modesta de Marlinspike. Sin embargo, parece que quiere decir lo que dice. Y sobre sus cabezas, por la ventana, más allá de la bahía, se encuentra el Océano Pacífico: oscuro, desconocido, y tentador.

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