Humberto Decarli
Los
últimos acontecimientos en Venezuela son terribles, por decir lo menos.
Primero, la detención del alcalde Antonio Ledezma y luego la represión
cobradora de vidas de estudiantes en términos genocidas reproduciendo las desapariciones,
torturas y violaciones de los derechos humanos.
La
aprehensión de Ledezma fue estridente. Muchos policías armados hasta los
dientes hicieron acto de presencia en la sede del ente ejecutivo municipal
metropolitano; luego procedieron a destruir la puerta de vidrio de su oficina;
lo sacaron a la fuerza y finalmente dispararon al aire en la calle para
amedrentar a la gente. Todo un espectáculo propio de la sociedad homónima bien
explicada por el pensador situacionista francés Guy Debord.
El
alcalde metropolitano es un político profesional de la tradición puntofijista.
Carga con ese estigma por haber sido de los áulicos de C.A. Pérez en sus
gobiernos corruptos y desastrosos. Su discurso no ha variado en el tiempo como
todos esos habituales dirigentes con palabras bien manoseadas como
“democracia”, “vocación de servicio”, “institucionalidad” (nunca existente en
Venezuela), “gobernabilidad” y paremos de contar.
Quiero
significar con lo anterior que la memoria histórica no debe olvidarse so pena
de caer en el inmediatismo muy venezolano. La amnesia no debe generarse porque
produce la repetición de los vicios. El puntofijismo es el responsable de la
irrupción del chavismo por sus pésimas administraciones, conducidas por los
factores de poder hacia el militarismo gracias a la internalizada tesis del
gendarme necesario. Hitler no surgió por accidente, fue la hiperinflación
socialdemócrata de la República de Weimar y la humillación de Versalles, los
factores preparadores del éxito del nacionalsocialismo. Pero Von Hindenburg y Ludendorff
durante la primera guerra fueron quienes insuflaron esa mentalidad castrense
teutona.
Las
aberraciones cometidas por el chavismo en el ejercicio gubernamental se deben a
la escasa institucionalidad democrática de la nación. Si la hubiese habido no
habría acontecido todo el ventajismo y la posesión absoluta del poder. De allí
el éxito del personaje de Sabaneta acompañado posteriormente de una bonanza
económica perdida nuevamente porque Gómez, Luis Herrera y C.A. Pérez habían abortado
las anteriores.
La
manera como fue detenido el burgomaestre caraqueño es condenable porque
transgrede cualquier derecho. La intención del oficialismo, aprobada por los
hermanos Castro, se expresa en varias razones: provocar a la oposición
burocratizada de la M.U.D., dividir el liderazgo al estimular a Ledezma para
competir con Leopoldo López y en general, radicalizarse para demostrar que
están resteados para mantener el poder a toda costa.
La
tradición de violación de derechos humanos se manifestó reiteradamente. Ahora,
apuntalados por la autorización expresa de la Resolución del Ministerio de la
Defensa, ocurre el empleo de las armas de fuego de manera olímpica y
discrecional para reprimir. La resultante es diáfana: dos estudiantes
fallecidos en el Zulia, dos en Caracas, tres en Mérida y uno en San Cristóbal
que obtuvo toda la notoriedad por las circunstancias de tiempo, modo y lugar
como se cometió en un joven de apenas 14 años de edad.
Ante
las palmarias evidencias no le quedó al oficialismo que detener y acusar al
autor del disparo pero lo presentan como un simple exceso de un policía y
además, como se deduce de las declaraciones de los representantes más
conspicuos del Estado, se buscan subterfugios para de alguna manera justificar
este horrendo crimen.
El
escándalo internacional está sonando fuertemente. Pero ese ruido puede ser
promovido a corto plazo porque la experiencia cubana se traducirá en nuevas
noticias enterradoras de la espantosa realidad nacional. Es el empleo de la
manipulación informativa para distraer a los hombres y las mujeres de esta
zona. Para ello cuentan con el cuasi monopolio de los medios adquiridos directa
e indirectamente por el Estado y sectores privados vinculados como la llamada
boliburguesía y la banca beneficiada de las políticas económicas de esta
gestión.
Pronosticar
cómo se resolverá esta crisis es asaz complejo pero ya se orientan las
iniciativas hacia la negociación y una transición amén de las comiciales. Son
direcciones que definitivamente nada resolverán sino postergarán los graves
problemas existentes. Solo una transformación a fondo de nuestra sociedad será
la posible panacea.
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