Luis Fuenmayor Toro
Se discute mucho sobre si el país llegará a las elecciones presidenciales de 2012 u ocurrirá algún evento que interrumpirá el orden constitucional existente, bien sea auspiciado por los sectores extremistas de la oposición o por el propio gobierno del presidente Chávez, ante la posibilidad de una inminente derrota electoral. Otra cosa que se discute, estimulada por declaraciones del primer mandatario, repetidas luego por un jefe militar importante, es si el Gobierno respetaría unos resultados electorales que le fuesen contrarios, pues existe el convencimiento de mucha gente que Chávez no entregaría la Presidencia si fuese derrotado. Otros aventuran que no se presentaría como candidato si se supiera no ganador. Estas preocupaciones están siendo condimentadas con protestas populares legítimas, es decir que obedecen a la existencia de problemas severos en la totalidad de los sectores de la vida social.
Las áreas críticas serían las de sueldos y salarios, estabilidad laboral, desempleo, transporte urbano, seguridad personal, alto costo de la vida, desabastecimiento, carencia de viviendas, deterioro de los programas sociales y grave insuficiencia de los servicios urbanos. Por supuesto que las protestas están siendo estimuladas por la mesa de ultraderecha, como la bautizó Chávez, en la misma forma que se hizo contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en su momento, con el propósito de producir un permanente desgaste gubernamental, pero los problemas causantes de las quejas no son inventados por la oposición, existen en la realidad, tienen tiempo sin resolverse, producen grandes molestias en la población y no han sido atendidos ni oportuna ni eficazmente por los organismos responsables, los cuales están en manos de funcionarios rojos rojitos del gobierno.
Es muy improbable la ocurrencia de un golpe de Estado faltando solamente dos años para la substitución electoral del presidente Chávez, más cuando la oposición obtuvo en las pasadas elecciones un importante respaldo del electorado regional y nacional. A este hecho se suma que, en las recientes elecciones, por primera vez los candidatos del chavecismo tuvieron menos votos que los candidatos opositores, lo que abrió la posibilidad de la derrota electoral del teniente coronel. Si puede ser derrotado en 2012, parecería absurdo intentar una aventura que evite esa posibilidad. Adicionalmente, el Departamento de Estado también ha llegado a esa conclusión, por lo que no avalará ningún intento que trate de evitar lo que ven como un desarrollo natural de la situación. Por lo tanto, ni magnicidio ni golpe de Estado pueden estar gestándose, aunque el gobierno diga lo contrario.
Por otra parte, las aludidas declaraciones de Chávez tienen como propósito transmitirles a sus fieles seguidores militares que él no los abandonará a su suerte, que los tiene bien presentes y que pase lo que pase ellos no serán afectados. Le transmite también a la oposición que para desprenderse de su gobierno no bastaría sólo una diferencia de votos en su contra, pues existen requisitos adicionales, como algunos acuerdos que previamente deben ser alcanzados. Recordemos que los sandinistas fueron derrotados por Violeta Chamorro en una alianza parecida a la que encarna la MUD. Sin embargo, Humberto Ortega continuó siendo por un tiempo jefe de las Fuerzas Armadas y los sandinistas no fueron sometidos a una persecución, como la que mucha gente quiere que ocurra con Chávez y todos sus seguidores. De no darse una negociación parecida en Venezuela, la situación podría generar la imposibilidad de una transición pacífica.
Por último, el gobierno de Chávez negocia actualmente con Colombia asuntos concretos de índole militar: Guerrillas y narcotráfico, en los cuales está alcanzando y ejecutando acuerdos muy rápidamente. Negociar con el ejército colombiano es negociar indirectamente con el ejército de EEUU, pues Colombia en el aspecto militar no va a actuar independientemente de los acuerdos de años con la fuerza armada estadounidense. Pagar las deudas con la oligarquía colombiana, no discutir el tema de la presencia de paramilitares en nuestro país y entregar guerrilleros de las FARC y el ELN, como ya se ha hecho, así como alcanzar acuerdos de cooperación militar más amplios, implica también un pacto tácito de respetar ciertas reglas del juego democrático, entre ellas la de someterse a la voluntad que exprese el electorado en comicios libres y transparentes. Todas estas consideraciones indican que Chávez sí entregaría la Presidencia si es derrotado en forma clara y se alcanzan ciertos acuerdos en relación a su futuro.
La Razón, pp A-3, 11-12-2010, Caracas
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