Inti Rodríguez
El
Presidente Nicolás Maduro anunció este 31 de julio el inicio de un debate
nacional para acordar el nuevo sistema de precios de la gasolina y el resto de
los combustibles en el mercado nacional. “He decidido iniciar un proceso de
debate nacional con todos los sectores para establecer de esta manera un nuevo
sistema de precios en los combustibles para el mercado interno”, afirmó el mandatario
durante el acto de clausura del III Congreso del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) en Caracas.
El
precio de la gasolina en Venezuela no ha sido aumentado desde el año 1997,
cuando -durante el mandato del ex Presidente Rafael Caldera-, se aprobó un
ajuste de 27%, apenas 3 años después de un anterior aumento que sextuplicó el
valor del combustible. El 27.06.2008 el ex Presidente Hugo Chávez descartó la
posibilidad de aumentar el precio de la gasolina, argumentando que el subsidio
era un tema de “soberanía nacional”.
El
aumento del precio de la gasolina en Venezuela tiene un peso político y social
de primer orden y ha estado históricamente vinculado a la regresividad de
derechos sociales y a la pérdida de poder adquisitivo de las y los
trabajadores. En distintos períodos, varios gobiernos han acudido al aumento de
la gasolina y a la reducción de subsidios en medio de profundas recesiones
económicas, como un mecanismo para tapar el déficit fiscal.
En
febrero de 1989 el ex Presidente Carlos Andrés Pérez anunció al país un paquete
de medidas económicas recetadas por el Fondo Monetario Internacional, que entre
otras cosas contemplaba un aumento de 94% en el precio de la gasolina, lo que
finalmente incidió en las tarifas de transporte público y en los precios de
productos de la cesta básica. Asimismo, el ajuste contempló el aumento de las
tarifas de servicios públicos como la electricidad y la telefonía. El
16.02.1989 CAP afirmó: “el proceso de distribución regresiva del ingreso que
dominó la década de los ochenta será revertido, para incorporar a las mayorías
a la prosperidad económica y social. Se reorientará el gasto público, con el
propósito de favorecer a los sectores de menores ingresos, impulsándose el
logro de niveles de empleo y productividad más elevados”. Con ello, el
mandatario justificaría la implementación de un conjunto de medidas dirigidas a
aumentar el ingreso fiscal, reduciendo la demanda y el consumo interno mediante
la depreciación real del salario de los trabajadores.
Organizaciones
sociales y sectores de izquierda advirtieron que el para entonces recién electo
gobierno de CAP implementaba un paquete económico antipopular que violaba por
sus efectos, a corto y mediano plazo, los derechos humanos de las grandes
mayorías nacionales y acentuaba la pobreza y la exclusión social. En febrero de
ese año, los efectos del paquete neoliberal de CAP precipitaron la revuelta
popular conocida como “El Caracazo”, en la que miles de habitantes de sectores
populares tomaron las calles ante la crisis económica y las condiciones
generalizadas de pobreza que atravesaba el país. Las consecuencias a largo
plazo del llamado paquetazo se tradujeron en un aumento acelerado de la pobreza
y la exclusión.
En
1996, el ex Presidente Rafael Caldera anunció el Programa de Estabilización y
Reformas Estructurales mejor conocido como "Agenda Venezuela",
recetada en la Carta de Intención suscrita junto al Fondo Monetario
Internacional, y que entre otras medidas de corte neoliberal, contemplaban un
aumento del precio de la gasolina en 500% y la devaluación de la moneda en más
de un 100%. Durante el primer año de ejecución de la Agenda Venezuela la
inflación alcanzó 103% puntos porcentuales. A pesar de haberse alcanzado
algunas de las metas macroeconómicas propuestas en el referido programa de
ajustes, tales como el crecimiento de las reservas internacionales y la
estabilización del tipo cambiario, ello se logró sacrificando los derechos
sociales y generando la dramática caída de los niveles de vida de los sectores
más pobres del país.
En
la actualidad las cosas no parecen ser distintas. El posible aumento del precio
de la gasolina –que según especialistas podría estar por encima del 500% -
forma parte de un conjunto de medidas económicas antipopulares que el Ejecutivo
Nacional ha venido aplicando paulatinamente, y que lesionan la calidad de vida
de las y los trabajadores del país. Además, la escalada inflacionaria sigue su ritmo
indetenible sin que el Ejecutivo adopte medidas efectivas que protejan los
salarios de las y los venezolanos. En 2013 Venezuela registró una inflación de
56,2 % lo que se representó la cifra más alta desde el año 1996.
Las
medidas económicas adoptadas por el Ejecutivo Nacional y la
inexistencia de medidas compensatorias para proteger los ingresos de los
trabajadores, tuvieron un impacto significativo en la calidad de vida de los más
pobres. La devaluación de la moneda en febrero de 2013, el aumento oficializado en más de 25 productos de la cesta básica, las constantes fallas en la prestación de servicios básicos y la escasez de alimentos y medicinas, entre otros, incidieron en el aumento de la pobreza en Venezuela, que
tal como lo reflejó el Instituto Nacional de Estadística creció 6,1 puntos
porcentuales durante 2013.
En
2014 el panorama no luce alentador. El Ejecutivo Nacional anunció a fines del
mes de mayo un aumento en los precios de las tarifas eléctricas, que según
afirmó el Presidente de Corpoelec y Ministro de Energía Eléctrica Jesse Chacón
no se trató de un incremento sino de una “reducción del subsidio”. Por otro
lado la creación del SICAD II en febrero de este año significó una nueva
devaluación de la moneda en más de 380%. Adicionalmente el Ejecutivo ha
anunciado la inminencia de una nueva devaluación del signo monetario bajo el eslogan de la “unificación cambiaria”, y que seguramente irá acompañada de otras medidas de tipo fiscal.
¿Favorecer a los más pobres?
“Hemos
previsto que parte importante de los ingresos que va a recibir el fisco se
destinen a un adecuado programa de gasto social, que atenúe los ajustes del
proceso de la economía en la clase de menores recursos y los grupos más
vulnerables”. Con estas palabras el ex Presidente Pérez explicó en su discurso
a la nación en febrero de 1989, cómo el Ejecutivo “atenuaría” el impacto de las
medidas económicas implementadas en el programa de ajustes también conocido
como “El Gran Viraje”.
Al
igual que su predecesor, el Presidente Nicolás Maduro justifica un posible
aumento del precio de la gasolina señalando que el propósito del mismo sería
favorecer a los más pobres. Desde el Ejecutivo se ha señalado que los ingresos
provenientes del aumento de los precios del combustible estarían destinados a
la creación de un fondo social que se dividiría “en cinco partes iguales, un 20
por ciento se destinará al incremento de inversiones para la construcción de
hogares por medio de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), otro tanto a las
becas de los estudiantes del sistema universitario, 20 por ciento para apoyar a
los pensionados de la Misión En Amor Mayor, el mismo porcentaje para los
cuadrantes del Plan Patria Segura y el resto al desarrollo de los proyectos de
vialidad”.
Cabe
señalar que a pesar de existir 36 misiones sociales en el país y de contarse
con cuantiosos ingresos por concepto de renta petrolera, a pesar de los altos
niveles de endeudamiento externo, durante el primer año de gobierno del
Presidente Nicolás Maduro los programas sociales sufrieron un revés importante. Las
condiciones de deterioro y estancamiento en los programas sociales y misiones
fueron registradas en el Informe Anual de Provea 2013. Caída del 34,91% en el número de personas que fueron beneficiadas con
pensiones durante 2013; desaceleración del ritmo de construcción de viviendas
de la Gran Misión Vivienda Venezuela; deterioro de la Misión Barrio
Adentro e importantes niveles de retroceso en materia de acceso al servicio
de salud pública.
Estas situaciones plantean serias interrogantes acerca del
uso que el Gobierno Nacional hace de los recursos destinados a estos sectores.
La
opacidad y el manejo irresponsable de la información por parte de quienes
dirigen las instituciones del Estado venezolano, comprometen el manejo
transparente y eficaz de los recursos asignados. El inicio de un proceso de
lucha contra la corrupción en la administración pública anunciada por el primer
mandatario a finales de 2013, quedó en el olvido y no forma parte de la agenda
de prioridades entre quienes conducen las finanzas del Estado. Siguen surgiendo
denuncias de graves hechos de corrupción que profundizan la violación de
derechos humanos y los problemas que ya existían para los sectores
históricamente excluidos. Las sanciones siguen ausentes.
¿Desarrollo sostenible?
Otro de los argumentos expresados por ciertos defensores del aumento de las tarifas del combustible ha sido el de "apalancar el desarrollo sostenible y el respeto al medio
ambiente". Aquí bastaría señalar que si el Ejecutivo quisiera promover una
política para desincentivar el uso de vehículos particulares en aras del
desarrollo sostenible, debía y debe desarrollar un sistema de transporte
colectivo eficiente que garantice a la mayor parte de la población cubrir sus
necesidades de movilidad sin estar sometidos a las penurias que supone hoy el uso
del transporte público en Venezuela.
La
profundización del modelo extractivista durante el bolivarianismo ha promovido
el uso irracional de recursos en tiempos de bonanza económica y la austeridad
para los más pobres en tiempos de recesión como el que se anuncia actualmente.
El "socialismo petrolero" que describía Hugo Chávez en sus discursos, sitúo a Venezuela como
uno de los principales países generadores de dioxido de carbono en la región
con 6,3 toneladas anuales de emanación per capita, de acuerdo a un informe publicado por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2012.
Contrariamente a
los postulados de democracia, protagonismo y participación popular, el
bolivarianismo potenció la privatización –por la vía de los hechos- de los
medios de transporte, al no implementar políticas que estuvieran orientadas a
la construcción y fortalecimiento de un sistema de transporte masivo y
sostenible que garantizaran el acceso y la movilidad de las mayorías a nivel nacional.
Demagogia y Neolengua
En
enero pasado advertíamos que las medidas implementadas en aquel entonces por el
gobierno de Nicolás Maduro, guardaban mucha similitud con las adoptadas por el
gobierno de Caldera II durante la aplicación de la Agenda Venezuela. Decíamos
que el Ejecutivo aplicaba la misma receta del FMI sin necesitar la presencia
directa de los técnicos del organismo multilateral en el país.
La
situación ha variado un poco.
Los
técnicos del FMI ya están en Venezuela elaborando un conjunto de
recomendaciones al Banco Central de Venezuela, para lo que posiblemente será la
aprobación de una línea de endeudamiento entre el órgano y el Ejecutivo
Nacional. Por su parte, los funcionarios del Madurismo ya arrancaron su campaña
de argumentos –al igual que lo hiciera CAP- para justificar lo que tanto
satanizaron y condenaron en el pasado.
“Nunca
acudiré al FMI” parece ser la promesa más repetida entre los demagogos de la
historia contemporánea venezolana.
Nicolás
Maduro debe afrontar las consecuencias negativas de un proceso político basado
en el despilfarro, la corrupción, la ausencia de controles en el manejo de la
economía, y el acelerado y astronómico endeudamiento externo. Pero esas
consecuencias, como siempre, no serán asumidas por quienes generaron la actual
crisis.
Igual
que antes, los responsables de la crisis y de sus efectos serán los más pobres
y en general quienes no tuvieron nada que ver en el manejo irresponsable de la
economía nacional. La neo-lengua bolivariana intenta esconder el significado
real de sus acciones. Así, un aumento que lesiona el bolsillo de los
trabajadores es una “disminución del subsidio”, una devaluación es un “acto de
justicia social para quitar a los ricos y dar a los pobres” y un paquetazo es
un simple “ajuste”.
Pero más allá de las frases y los simbolos el resultado será el mismo, más
pobreza, más exclusión y más deterioro de nuestra calidad de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.