Eduardo Salazar
El relato de un secuestro en Venezuela es común en una conversación entre amigos. La muerte natural tiene competidores: puede venir acompañada de un rapto, una deuda, un robo o una simple discusión por una mujer o por un resultado de un partido de fútbol.
La noche estaba más oscura que de costumbre. A través de los cristales del vehículo se veía poco o nada, sólo luces a lo lejos, pero no eran distinguibles. Una pistola amenazante en la boca disipaba toda posibilidad de diálogo. Tres hombres protagonizaban este episodio tormentoso en el que a uno de ellos se le había cercenado la oportunidad de decidir su camino. Con la libertad vapuleada hasta la médula, lo retuvieron durante 6 horas hasta que le quitaron el dinero, y todo aquello que llevaba consigo. “No lo mataron gracias a Dios”, dirían después amigos y familiares.
Es decir, aparte de llevar a cuestas un temor que lo acompañará el resto de sus días, también debía apartar un poco de tiempo para agradecer a la divinidad. Como él muchos en Venezuela, pero también otros en países como Colombia o México, han tenido que pasar por el mal momento de sentirse contra la pared, sin derechos, sin alternativas. Abandonados.
El secuestro express, un vaivén con la muerte
Según expertos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en Venezuela, existen 3 modalidades de secuestro. En todos los casos, las personas son privadas de su libertad por un grupo de criminales debidamente organizados, seguidamente piden rescate a los familiares, en la mayoría de casos se trata de altas sumas de dinero y en el supuesto de no acceder a la entrega del soborno dan muerte a la víctima.
Esta modalidad de rapto a su vez, se divide en dos; la primera es aquella que llevan a cabo grupos organizados, o mafias dedicados al secuestro. Precisamente, en el Foro de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Universidad Monte-Ávila se indica que gran parte de estas redes están conformadas por funcionarios, policías o militares, algunos todavía en activo y otros retirados ya de sus cargos.
La segunda arista obedece a lo que es denominado “hampa común” – o sea, no corresponden a organizaciones – sino hombres o mujeres que se dedican a cometer estos delitos. Estos delincuentes suelen ser más peligrosos, pues al no estar adiestrados o no tener objetivos marcados no dudan en atentar contra la integridad física del secuestrado, sin importar absolutamente nada. Lo alarmante, pero nada sorprendente, es que el 90 % de este tipo de secuestradores son jóvenes. El dato no causa impresión debido que en los barrios marginados la mayoría de delincuentes son adolescentes. Sus padres ya no viven, sus madres resisten. Sus hermanos no cuentan. La familia completamente desestructurada. Distintas ONG´s señalan que la esperanza de vida en los “cerros“ es de 25 años.
La tercera posibilidad de secuestro, es la conocida como “express”. Tal y como lo revela el término, consiste en raptar a un individuo y “ruletearlo” (trasladarlo) por la ciudad. Se trata de dar vueltas por la ciudad en busca de cajeros desde donde sacan el dinero de las cuentas bancarias de sus víctimas. En esta modalidad, no sólo preocupa que sean jóvenes los que comentan el delito, sino que buena parte de los afectados, son también jóvenes, presas fáciles para estos criminales porque llevan un estilo de vida más nocturno o incluso están desprevenidos y poco cautelosos.
Bárbara Pérez, de 24 años de edad, cuenta que se encontraba saliendo de su oficina en el este de Caracas, cuando fue interceptada por motorizados. Tras abordar éstos su vehículo fue manoteada y amordazada, para luego emprender un viaje, que duraría al menos 4 horas, a lugares que hoy no recuerda. En total, lograron sustraerle 15 mil bolívares, y su vehículo que hasta el momento no ha sido recuperado a pesar de haber presentado una denuncia. Bárbara afirma: “es una experiencia que no quieres volver a vivir, nadie debería pasar por eso. Fue hace dos años pero nunca he podido volver a caminar normal por la ciudad, siempre ando alerta y aún sufro de insomnio post traumático”.
De la misma manera, le ocurrió este fin de semana a “Fernando” pero con menos suerte, puesto que fue secuestrado en San Martín para despojarlo de su automóvil; recibió 25 disparos al intentar huir.
Víctimas al azar
No importa la zona, ni la región, cualquiera de los ciudadanos que habitan en Venezuela podría ser la próxima víctima de esta lamentable calamidad. Por ejemplo, uno de los lugares de Caracas más afectados se ubica en el oeste, específicamente, en el municipio Libertador. La investigadora Natalia Matamoros, señala que como consecuencia de invasiones de edificios en San Bernardino, se registran entre 5 y 6 secuestros express por semana, y un promedio mensual de 20. Tachira, Zulia, Carabobo, Mérida y Barinas, aparte de Caracas, son los estados que registran el más alto índice de secuestros express en Venezuela.
Caracas, una ciudad de riesgo
En la capital venezolana se contabiliza el mayor número de casos de violencia; en lo que va de año, al menos fueron asesinadas 2.225 personas. Las cifras oficiales no existen, aunque diversos veedores regionales apostados en el país dan cuenta de una situación de deterioro en la infraestructura de seguridad y los ciudadanos estaría abandonados a su suerte. Hasta la fecha, se han llevado a cabo más de 60 secuestros express. Cada fin de semana mueren víctimas de la violencia entre 30 y 50 persona y otras 100 sufren atracos.
El secuestro y el homicidio están ligados entre sí, ambos van acompañados de violencia y la gravedad radica en los jóvenes son los más afectados y por consiguiente el futuro de la nación.
[Fuente: http://eltoque.com/texto/el-secuestro-express.]
El relato de un secuestro en Venezuela es común en una conversación entre amigos. La muerte natural tiene competidores: puede venir acompañada de un rapto, una deuda, un robo o una simple discusión por una mujer o por un resultado de un partido de fútbol.
La noche estaba más oscura que de costumbre. A través de los cristales del vehículo se veía poco o nada, sólo luces a lo lejos, pero no eran distinguibles. Una pistola amenazante en la boca disipaba toda posibilidad de diálogo. Tres hombres protagonizaban este episodio tormentoso en el que a uno de ellos se le había cercenado la oportunidad de decidir su camino. Con la libertad vapuleada hasta la médula, lo retuvieron durante 6 horas hasta que le quitaron el dinero, y todo aquello que llevaba consigo. “No lo mataron gracias a Dios”, dirían después amigos y familiares.
Es decir, aparte de llevar a cuestas un temor que lo acompañará el resto de sus días, también debía apartar un poco de tiempo para agradecer a la divinidad. Como él muchos en Venezuela, pero también otros en países como Colombia o México, han tenido que pasar por el mal momento de sentirse contra la pared, sin derechos, sin alternativas. Abandonados.
El secuestro express, un vaivén con la muerte
Según expertos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas en Venezuela, existen 3 modalidades de secuestro. En todos los casos, las personas son privadas de su libertad por un grupo de criminales debidamente organizados, seguidamente piden rescate a los familiares, en la mayoría de casos se trata de altas sumas de dinero y en el supuesto de no acceder a la entrega del soborno dan muerte a la víctima.
Esta modalidad de rapto a su vez, se divide en dos; la primera es aquella que llevan a cabo grupos organizados, o mafias dedicados al secuestro. Precisamente, en el Foro de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Universidad Monte-Ávila se indica que gran parte de estas redes están conformadas por funcionarios, policías o militares, algunos todavía en activo y otros retirados ya de sus cargos.
La segunda arista obedece a lo que es denominado “hampa común” – o sea, no corresponden a organizaciones – sino hombres o mujeres que se dedican a cometer estos delitos. Estos delincuentes suelen ser más peligrosos, pues al no estar adiestrados o no tener objetivos marcados no dudan en atentar contra la integridad física del secuestrado, sin importar absolutamente nada. Lo alarmante, pero nada sorprendente, es que el 90 % de este tipo de secuestradores son jóvenes. El dato no causa impresión debido que en los barrios marginados la mayoría de delincuentes son adolescentes. Sus padres ya no viven, sus madres resisten. Sus hermanos no cuentan. La familia completamente desestructurada. Distintas ONG´s señalan que la esperanza de vida en los “cerros“ es de 25 años.
La tercera posibilidad de secuestro, es la conocida como “express”. Tal y como lo revela el término, consiste en raptar a un individuo y “ruletearlo” (trasladarlo) por la ciudad. Se trata de dar vueltas por la ciudad en busca de cajeros desde donde sacan el dinero de las cuentas bancarias de sus víctimas. En esta modalidad, no sólo preocupa que sean jóvenes los que comentan el delito, sino que buena parte de los afectados, son también jóvenes, presas fáciles para estos criminales porque llevan un estilo de vida más nocturno o incluso están desprevenidos y poco cautelosos.
Bárbara Pérez, de 24 años de edad, cuenta que se encontraba saliendo de su oficina en el este de Caracas, cuando fue interceptada por motorizados. Tras abordar éstos su vehículo fue manoteada y amordazada, para luego emprender un viaje, que duraría al menos 4 horas, a lugares que hoy no recuerda. En total, lograron sustraerle 15 mil bolívares, y su vehículo que hasta el momento no ha sido recuperado a pesar de haber presentado una denuncia. Bárbara afirma: “es una experiencia que no quieres volver a vivir, nadie debería pasar por eso. Fue hace dos años pero nunca he podido volver a caminar normal por la ciudad, siempre ando alerta y aún sufro de insomnio post traumático”.
De la misma manera, le ocurrió este fin de semana a “Fernando” pero con menos suerte, puesto que fue secuestrado en San Martín para despojarlo de su automóvil; recibió 25 disparos al intentar huir.
Víctimas al azar
No importa la zona, ni la región, cualquiera de los ciudadanos que habitan en Venezuela podría ser la próxima víctima de esta lamentable calamidad. Por ejemplo, uno de los lugares de Caracas más afectados se ubica en el oeste, específicamente, en el municipio Libertador. La investigadora Natalia Matamoros, señala que como consecuencia de invasiones de edificios en San Bernardino, se registran entre 5 y 6 secuestros express por semana, y un promedio mensual de 20. Tachira, Zulia, Carabobo, Mérida y Barinas, aparte de Caracas, son los estados que registran el más alto índice de secuestros express en Venezuela.
Caracas, una ciudad de riesgo
En la capital venezolana se contabiliza el mayor número de casos de violencia; en lo que va de año, al menos fueron asesinadas 2.225 personas. Las cifras oficiales no existen, aunque diversos veedores regionales apostados en el país dan cuenta de una situación de deterioro en la infraestructura de seguridad y los ciudadanos estaría abandonados a su suerte. Hasta la fecha, se han llevado a cabo más de 60 secuestros express. Cada fin de semana mueren víctimas de la violencia entre 30 y 50 persona y otras 100 sufren atracos.
El secuestro y el homicidio están ligados entre sí, ambos van acompañados de violencia y la gravedad radica en los jóvenes son los más afectados y por consiguiente el futuro de la nación.
[Fuente: http://eltoque.com/texto/el-secuestro-express.]
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