Revista Arpillera
Hoy nuestras voces alcanzan las calles como lo han hecho siempre desde el seno de la clase trabajadora. Las anarquistas avanzamos con la memoria viva de todas las mujeres que han proclamado la anarquía y se han rebelado ante el yugo eclesiástico, estatal y matrimonial.
En nuestros corazones permanece vivo el fuego que impulsó a mujeres como Emma Goldman, Louise Michel, Lucía Sánchez Saornil, Virginia Bolten, Luisa Capetillo, Petronila Infantes y tantas otras anarquistas a convertirse en oradoras en marchas obreras, luchadoras internacionalistas, gestoras de prensa escrita por mujeres y para mujeres, defensoras de su pueblo y su territorio en contra de cualquier sistema de opresión, amantes de la igualdad como una forma de relación social en libertad y forjadoras incansables del desarrollo pleno del individuo.
Hoy nuestras voces alcanzan las calles como lo han hecho siempre desde el seno de la clase trabajadora. Las anarquistas avanzamos con la memoria viva de todas las mujeres que han proclamado la anarquía y se han rebelado ante el yugo eclesiástico, estatal y matrimonial.
En nuestros corazones permanece vivo el fuego que impulsó a mujeres como Emma Goldman, Louise Michel, Lucía Sánchez Saornil, Virginia Bolten, Luisa Capetillo, Petronila Infantes y tantas otras anarquistas a convertirse en oradoras en marchas obreras, luchadoras internacionalistas, gestoras de prensa escrita por mujeres y para mujeres, defensoras de su pueblo y su territorio en contra de cualquier sistema de opresión, amantes de la igualdad como una forma de relación social en libertad y forjadoras incansables del desarrollo pleno del individuo.
Las anarquistas hemos sabido reconocer la doble explotación a la que hemos sido sometidas las mujeres, hemos luchado entonces por la abolición del Estado, el Capitalismo y el Patriarcado. Es por ello que desde nuestro día a día insistimos en transgredir las barreras que se nos han impuesto, mediante la organización horizontal y asamblearia, el apoyo mutuo y la autogestión. Defenderemos pues nuestra autonomía y trabajaremos por derribar todo espacio en donde se imponga la jerarquía y con ella, la desigualdad y la opresión.
Lo anterior explica por qué insistimos en distanciarnos de un feminismo que en nombre de la sororidad sostiene apoyo a las estructuras represivas del Estado bajo el argumento de que “en ellas también hay mujeres”. Nuestro feminismo no es para policías ni burguesas sino que contra las estructuras de las que ellas hacen parte.
Abrazamos un feminismo antiautoritario, que renunciando a perspectivas biologicistas sobre el género, se nutre de los aportes de un feminismo radical pero también decolonial, antirracista. Nuestro abrazo entonces es para la mujer mapuche, negra, inmigrante que también somos y no para las pacas que nos persiguen, golpean y criminalizan.
El feminismo que abrazamos es el que aboga por desmontar una visión antropocéntrica del mundo para poder forjar comunidad sin violentar la tierra que nos sustenta ni al resto de las especies que habitan en ella.
El feminismo que abrazamos es el que renuncia a las imposiciones reproductivas que recaen sobre nuestros cuerpos y aboga por la despenalización total del aborto.
El feminismo que abrazamos es el que rechaza todo binarismo de género y expresión violenta contra los cuerpos que no responden al mandato patriarcal y se planta por la libre expresión de nuestra diversa y compleja sexualidad.
El feminismo que abrazamos es uno anticapitalista, pues estamos seguras de que sólo construyendo formas horizontales de organización social, dejaremos de ser esclavas del sistema salarial. Y porque comprendemos el enorme riesgo de muerte en que nos coloca hoy el capitalismo extractivista que nutre a las corporaciones y saquea nuestros territorios.
El feminismo que abrazamos es el que lucha por visibilizar el trabajo productivo y reproductivo de las mujeres y su carácter generador de plusvalía, porque sólo tomando plena conciencia de ello podremos avanzar hacia una auténtica huelga general que ponga en jaque a los poderosos.
El feminismo que abrazamos es el dispuesto a construir en autogestión, a luchar por la socialización de todos los medios de producción sin mediaciones ni dirigentes. No espera nada del Estado más que su abolición y rechaza cuotas de participación en el banquete que los poderosos se sirven a expensas de nuestra pobreza.
Desde ese feminismo, nuestro llamado es a desechar la lógica ciudadanista y pasiva de los petitorios y abrazar la acción directa, es decir, la organización autónoma y asamblearia para la satisfacción de nuestras necesidades y la transformación radical de la sociedad. Transformación en donde el yugo de la jerarquía sea destruido para siempre, abriendo paso a una sociedad horizontal y verdaderamente libre.
NI AMAS NI ESCLAVAS
ANARCOFEMINISTAS SIEMPRE
Santiago, Marzo de 2019
[Tomado de https://www.facebook.com/revistaarpillera.]
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