Ferrán Aisa
La sensibilidad poética ha estado presente en los medios y las publicaciones ácratas desde los tiempos de la Primera Internacional. Son muchos los poetas libertarios que dejaron su testimonio poético en ésta primera época: Francesc Vivó, Juan Droguet, José Marí, Fermín Salvochea, Pedro Domingo, José López Montenegro, Josep Llunas i Pujals, Teresa Claramunt, Acracio Progreso, José María Blázquez, José Nakens, Cels Gomis, Eudald Canibell, Emili Guanyavents, Felip Cortiella y Josep Masgomeri. La poética de estos pioneros de la poesía libertaria glosa el progreso, la asociación, la lucha reivindicativa, la revolución..., y canta las gestas heroicas del proletariado, las huelgas, la lucha contra el capitalismo, la utopía, el amor, la vida y la muerte. El romanticismo libertario es el campo obligado donde se refugian los poetas militantes y en él buscan su espacio de combate en el camino de la revolución. La poesía libertaria es un grito que sale de las barricadas, de las fábricas, de las cárceles, de la fraternidad, del triunfo, de la derrota. La sensibilidad poética de los creadores libertarios forma parte de la estética de la literatura popular. La poesía militante tiene un concepto moral, profundamente ético y humano. Pedro Domingo sale en defensa de su clase en el poema Los desheredados, que publica el periódico Los Desheredados (30-7-1886): «No me queda otra esperanza, /mientras me dura la vida, /angustiosa y dolorida, / que conseguir la venganza / de mi clase abatida:/(...) Por tanto, desheredados,/de las naciones, enjambre, / uniros fuertes y osados, /contra los malvados / que son la causa del hambre».
La sensibilidad poética ha estado presente en los medios y las publicaciones ácratas desde los tiempos de la Primera Internacional. Son muchos los poetas libertarios que dejaron su testimonio poético en ésta primera época: Francesc Vivó, Juan Droguet, José Marí, Fermín Salvochea, Pedro Domingo, José López Montenegro, Josep Llunas i Pujals, Teresa Claramunt, Acracio Progreso, José María Blázquez, José Nakens, Cels Gomis, Eudald Canibell, Emili Guanyavents, Felip Cortiella y Josep Masgomeri. La poética de estos pioneros de la poesía libertaria glosa el progreso, la asociación, la lucha reivindicativa, la revolución..., y canta las gestas heroicas del proletariado, las huelgas, la lucha contra el capitalismo, la utopía, el amor, la vida y la muerte. El romanticismo libertario es el campo obligado donde se refugian los poetas militantes y en él buscan su espacio de combate en el camino de la revolución. La poesía libertaria es un grito que sale de las barricadas, de las fábricas, de las cárceles, de la fraternidad, del triunfo, de la derrota. La sensibilidad poética de los creadores libertarios forma parte de la estética de la literatura popular. La poesía militante tiene un concepto moral, profundamente ético y humano. Pedro Domingo sale en defensa de su clase en el poema Los desheredados, que publica el periódico Los Desheredados (30-7-1886): «No me queda otra esperanza, /mientras me dura la vida, /angustiosa y dolorida, / que conseguir la venganza / de mi clase abatida:/(...) Por tanto, desheredados,/de las naciones, enjambre, / uniros fuertes y osados, /contra los malvados / que son la causa del hambre».
Las organizaciones obreras, sobre todo las de signo libertario, dispondrán en su seno de elencos teatrales y grupos de rapsodas. No hay ateneo, cooperativa, orfeón o centro obrero que no disponga de ellas. La poesía será uno de los vehículos para expandir la cultura y la Idea entre las capas proletarias. La poesía, también, tendrá un papel importante en los dos certámenes socialistas que se celebran en las dos últimas décadas del siglo XIX, Reus (1885) y Barcelona (1889). En ellos no sólo se discute sobre la organización del trabajo, las reivindicaciones inmediatas o el futuro económico-social, sino que la cultura juega también un papel importante y es premiado el trabajo del director de La Tramontana, Llunas Pujals, La Revolución, poema en tres cantos escrito en lengua catalana, que fue estrenado en el Teatro Ribas de la plaza de Catalunya de Barcelona, el 18 de marzo de 1886, en un acto conmemorativo de la Comuna de París: «La libertad nace en la persona/ como el sol existe en la Naturaleza...». Es posterior la obra de López Montenegro, El botón de fuego, un extenso poema que describe el cosmos de la filosofía ácrata a través de la historia de la humanidad: «Pasaron dos mil años desde el día / en que sobre la tierra, nuestra madre / el hombre apareció, y desde entonces / otra raza magnífica se hace / que, acaso, sea, toda inteligencia.» En los primeros compases del siglo XX destaca la proliferación de grupos dramáticos y poéticos como El Grupo Avenir, que dirige Felip Cortiella, autor del libro de versos Anarquines, el cual, en su poema El Canto del Triunfo, exclama: «En lo más alto de nuestra liberación / un canto rebelde, compañeros, queremos levantar, /que al productor llene de gozo y de esperanza / y el reino de los tiranos consiga erradicar...»
Con la constitución de la CNT los grupos culturales se multiplicarán por toda la península. Así, ateneos, centros culturales, sindicatos, cooperativas, etc., dispondrán de grupos poéticos que ayudarán a promover el cenetismo y la cultura libertaria en las barriadas de las ciudades, en pueblos y aldeas. Una nueva generación de poetas se irá abriendo paso: Pedro Luis de Gálvez, Josep María de Sucre, Joan Salvat-Papasseit, Plató Peig, Lucia Sánchez Saornil, Juanonus, Gregorio Oliván, Antonio Agraz, Melchor Rodríguez, José García Pradas, Ana Maria Sagi, José Luis Gallego, Félix Paredes, Rafael Beltrán Logroño, León Felipe, Rosario de Acuña. Esta poesía no sólo se inserta en el campo literario, también en el de la lucha. Durruti, en la entrevista de Pierre Van Passen para el Toronto Star, se expresó poéticamente: «Sabemos que no vamos a heredar nada más que ruinas, porque la burguesía tratará de arruinar el mundo en la última fase de su historia. Pero -le repito- a nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones -dijo, murmurando ásperamente. Y luego agregó-: Ese mundo está creciendo en este instante.»
El combate poético libertario tuvo su máxima expresión durante la revolución y la guerra de 1936. En las ciudades y los pueblos, a través del Sindicato de la Industria del Espectáculo, se organizan festivales de danza, música y poesía; y, a además, se organizan guerrillas culturales que anuncian la revolución a través de la poesía en los sindicatos, ateneos, escuelas, fábricas, hospitales, teatros, cuarteles y frente. Son grupos poéticos constituidos al rededor de los sindicatos de la CNT, de las Juventudes Libertarias, de Mujeres Libres, de los Ateneos Libertarios, de los Comités Revolucionarios de Barriada o de los Comités de las empresas colectivizadas. Los poetas libertarios cantan la revolución, a través de poemas escritos en momentos de rabia, de pena o de alegría. Los versos, que han estado escritos a pie de barricada o en la misma trinchera, son publicados en hojas volantes, diarios, revistas, libros o simplemente son dichos oralmente por sus autores y luego olvidados. Los poemas loan a los que han caído en defensa de la libertad y a personajes como García Lorca, Durruti, Ascaso...
El 28 de marzo de 1937 la Comisión de Propaganda de la CNT-FAI organiza, en el Teatro Coliseum de la Gran Via barcelonesa, la conferencia-recital de León Felipe, que estrena su poema La Insignia (Solidaridad Obrera, 30-3-1937), reproducía la locución del poeta: «¿Habéis hablado ya todos?/ ¿Habéis hablado ya todos los españoles? ¡Hay algún español que no haya pronunciado su palabra?/ ¿Nadie responde? / Entonces falto yo solo. / Porque el poeta no ha hablado todavía».El poeta, finalizada la guerra, se llevó al exilio la canción.
Los grupos poéticos florecieron en los locales cenetistas de Francia, México y otros lugares donde mantuvieron vivo el fuego de la palabra. Durante la transición la poesía volvió renacer con nuevas voces que prosiguieron la lucha en ateneos y otros espacios públicos. La voz hecha verso ha continuado, con más o menos fuerza, hasta nuestros días. Diversos colectivos poéticos se han dedicado a organizar actos, la poesía ha resonado en los sindicatos, ateneos, centros culturales, teatros, bares, casas okupadas, cárceles, plazas. La palabra ha sido, como dice el poeta Jesús Lizano, la capitana de la poesía: «el capitán /no es el capitán /el capitán es el mar.»
Bibliografía
Ferran Aisa i Gerard Jacas. Antología de poesía libertaria.
Ateneu Enciclopedic Popular. Barcelona, 1993. Litvak, Lily. Musa libertaria. Ediciones Bosch. Barcelona, 1981.
VV.AA. Romancero Libertario. Ruedo Ibérico. París, 1971.
VV.AA. Poesia Acrata, 1936-1939.E\ Vaixell Blanc-Ateneu Encilopedic Popular. Barcelona, 1986.
VV.AA. Barcelona rebelde. Octaedro. Barcelona, 2003.
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