Galadoya
Cuando comenzaron las protestas en febrero pasado imaginé que el
mundo podría ser un lugar más bonito, que Venezuela podría ser cuna de eventos
evolutivos, para ni de casualidad decir “progresistas”, que promovieran una
verdadera movida de mata del rígido, denigrante, chauvinista, machista y reaccionario
gobierno del PSUV. Y es que me propongo justificar todos y cada uno de los
adjetivos que desaguan por mis dedos, para evitar el desgaste de mi garganta.
Chauvinista por exagerado, por enaltecer valores autóctonos más allá inclusive
de los límites de la realidad. Nunca me ha enorgullecido ser venezolana, porque
tampoco me avergüenza, no es un adjetivo al que se le deba conferir tanta
humanidad. Ya consigo escuchar las palabras del oficialismo: “apátrida”, “traidora”,
“imperialista”…bla bla bla.
¿Por qué debería sentirme orgullosa? Es apenas una causalidad, ¿o
será que debo decir casualidad? Siempre me he permitido ser bon vivant de los placeres que me ha
proporcionado haber nacido en este país, y haber disfrutado de la jocosidad
criolla, haberme deslumbrado con la imponencia del waraira Repano…en fin, es chévere haber nacido aquí, no necesito
epítetos ni símbolos para identificarme con mis iguales. El parapeto de la
simbología patriótica ha contribuido a la permanencia del poder militar, por
eso lo reniego. La evocación de un pasado glorioso lleno de estrellas y
jerarquías se ha vuelto recurrente píldora contra el libre pensamiento y la
autogestión.
Machista, porque no necesito que se “flexionen” los adjetivos de
forma maniquea para dar la impresión de que en la “revolución” todos y tod@s
somos iguales. Nada más alejado de la realidad. Las acciones y discursos
continúan insultando nuestra inteligencia (eso sí a hombres y mujeres por
igual, muy igualitaria al respecto nuestra revolución), mientras “las
camaradas” continúan siendo tratadas como “mandos medios”, indefenso animal
domesticado, ornamento público. No es necesario que la Ley se llame de los
trabajadores (machos) y de las trabajadoras (hembras), la mujer no necesita
“especialmente” ser protegida y/o incluida en el discurso, necesita NO
NECESITAR tal inclusión y/o protección.
Denigrante por tratarnos como @ganado@ manso, bestias
domesticadas, repetidores de premisas vacías: tenemos patria… ¿y cómo es que tener
patria se reconcilia con mi libertad? Es cierto, no puedo caminar tranquilamente
por mis calles. Me reviento de la rabia de tener que perder tiempo buscando un
paquete de papel tu@lé o un kilito de café. Me saca de mis casillas que me
ofrezcan 1 litro de leche en una especie de ritual subversivo, para negociarla
en callejones oscuros.
Reaccionarios rojos
Finalmente…reaccionario…Ha de ser mera coincidencia el rechazo
visceral que me provocan los pretorianos dirigentes del país. Inflaman sus
discursos televisivos diarios con acusaciones eternas a los grupos de oposición
como siendo REACCIONARIOS. Reaccionarios
ellos que en algún infeliz momento, debido a los delirios de un fallecido
comandante, decidieron hacerse del poder político de este país ofreciendo deponer
las armas una vez que hubiesen resuelto el hambre y las injusticias sociales.
Se me ocurre, optimistamente, que sí saben cómo hacerlo, apenas no quieren,
porque eso significaría el fin de las razones de mantenerse en el poder. Pero al
final: ¿por qué volvieron los militares al poder? Pues por reaccionarios, por
querer volver a imponer sus otrora condiciones de superioridad política y
salvaje pos independentista;
¿reaccionario no es aquél que trata de volver a imponer su particular estado de
cosas? Pues fue esto lo que hicieron, alzarse en campaña política ofreciendo
civilidad al final del túnel, túnel cuyo recorrido se alarga año tras año como
por arte de magia, complejo de Penélope al deshacer a hurtadillas lo que se
logra a plena luz del día, eterna procrastinación del deber ser, del deber
recogerse a algún cuartel a esperar que la civilidad se vista de fiesta y nos
invite a debatir, consensuar y reorganizar.
Sin embargo lo que se ha dado es una nueva religiosidad, una nueva
Trinidad: Comandante, Presidente y
espíritus abnegados, los que aguantan todo, entienden todo y no tienen nada que
reivindicar pues la fe mueve montañas (de dinero para fuera del país, mientras
se le dan los milagros a los “otros”).
Adjetivos justificados, me resta establecer que los azules
reaccionarios del puntofijismo son
tan pretorianos como sus verdugos colorados. No tienen, y no demostraron
durante la fase aguda de protestas del año pasado, nada más allá de una hueca
reivindicación de vuelta a un pasado tampoco nada feliz donde eran sus cabezas
las que ostentaban la corona…sin embargo, salve
el poder civil, señores colorados, depongan ya sus armas!
Me aterroriza el momento en que en que el padre de nuestra criolla
trinidad se apersone en esencia e
indique, a algún meritorio y plebiscitario elegido, que ha llegado el momento
de reivindicar el establishment de la
testosterona, ¡que el comandante nos agarre confesad@s!
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