Por Carlos Patiño*
El día 08 de diciembre de 2014, el Presidente del Inces, Wuikelman Ángel, informó en rueda de prensa que en el marco de la nueva ley del instituto, se retomará la formación en oficios para la clase obrera del sector público y privado, y no únicamente para proyectos comunitarios. Este anuncio es un logro de incidencia política alcanzada a través de la campaña “Salvemos al Inces” del Sindicato Nacional de Trabajadores del Inces (SINTRAINCES), iniciada hace año y medio, luego que el anterior Presidente del ente, Luis Berrizbeitia, decidiera eliminar los programas, cursos y paquetes instruccionales.
Antecedentes
El Instituto Nacional de Cooperación Educativa INCE, fue fundado el 22 de agosto de 1959 por iniciativa del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, con el fin de promover la formación profesional de los trabajadores venezolanos, el desarrollo de programas dedicados a la juventud desocupada y el aprendizaje de los jóvenes aprendices, formando en sus aulas y talleres a más de 6 millones de venezolanos en oficios calificados.
En mayo del año 2008 se reformó por primera vez su ley, cambiando de nombre a INCES, Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista, modificando su objetivo para la ejecución de programas educativos “adaptados a las exigencias del modelo de desarrollo socioproductivo socialista bolivariano”. Bajo el amparo de esta normativa, a finales de 2012 se eliminaron los cursos de formación profesional, los programas y las salidas ocupacionales para la clase trabajadora del país, y se sustituyeron de forma abrupta por “Proyectos Integrales Socialista” para el desarrollo de las Comunas bajo la falsa premisa de no seguir formando “mano de obra barata para el capitalismo.”
La atención exclusiva del desarrollo comunal desatendió a la clase trabajadora venezolana y a la juventud desocupada, contradicción inexplicable considerando los retos del gobierno ante la coyuntura política actual, aunado a la urgencia de elevar la producción y desarrollo de los sectores económicos, sociales y culturales. Recordemos que la economía comunal representa apenas el 1% del PIB nacional.
La eliminación improvisada de los “cursos”, estando aún lejos de consolidarse la metodología por “proyectos”, ocasionó consecuencias negativas para la institución, y por ende, para el país. La imposición del nuevo modelo destacó por un alto contenido filosófico que por radical y etéreo, torpedeó la autocrítica y la realidad de los escasos resultados obtenidos en la práctica. La continua descalificación de experiencias históricas y exitosas de los 55 años del Inces, incluyendo el nacimiento, impulso e impacto de las misiones sociales como la Misión Robinson, evidenció la improvisación y sectarismo de sus impulsores.
La campaña
El jueves 30 de mayo de 2013, SINTRAINCES lanzó oficialmente la campaña por el rescate de la formación profesional venezolana con una nutrida marcha de trabajadores por el centro de Caracas, desde la plaza Parque Carabobo hasta la Torre Interministerial en la esquina El Chorro. Seguidamente se combinaron acciones de exigibilidad y justiciabilidad, con jornadas de protesta pacífica en los 23 Estados del país, 2 derechos de palabra ante la Asamblea Nacional, movilizaciones ante el Ministerio de Protección del Proceso Social Trabajo y audiencia con su Ministro, recurso de Queja ante la Organización Internacional del Trabajo OIT, así como una amplia difusión a través de medios y redes sociales que contaron además con la solidaridad de Organizaciones como la Alianza Sindical Independiente (ASI), Provea, entre otras.
Resultados
En fecha 16 de septiembre, el Presidente del Inces, Luis Berrizbeitia, promotor del denominado “desmantelamiento metodológico e ideológico del Inces” fue removido de su cargo y sustituido por Wuikelman Ángel Paredes. Según encuesta realizada por SINTRAINCES entre el 29 de septiembre y el 13 de octubre, aplicada a 1.811 trabajadores en 23 Estados del país, el 96% calificó de negativa la gestión de Luis Berrizbeitia y un 88% rechazó la eliminación de los cursos. En fecha 04 de noviembre se publica la nueva ley del Inces vía habilitante, que si bien deja un sabor agridulce por el sesgo contenido en su preámbulo y algunas disposiciones ambiguas, reconoce tanto a la autoformación comunitaria como a la formación en oficios de la clase trabajadora. Asimismo, el nuevo Presidente declaró públicamente que “durante el último año y medio el Inces había focalizado toda su energía en el ámbito comunal, pero nosotros debemos interactuar con el sector privado, que es el que aporta el tributo (…) la nueva ley del Inces orienta su acción hacia la formación de la clase trabajadora.”
Una vez más, los trabajadores del Inces organizados en SINTRAINCES, ofrecen el resultado de una experiencia de lucha que impacta favorablemente las políticas públicas de formación profesional y desarrollo sustentable del país. Cabe resaltar que algunos de los que hoy aplauden esta decisión, ayer nos criticaban por ejercer nuestro derecho a la protesta pacífica y negarnos a ser cómplices del hundimiento de la denominada “Universidad del Pueblo”. No obstante, seguiremos vigilantes de que estos anuncios se materialicen en hechos concretos y no queden en meras declaraciones de principios o cartas de intención.
*Abogado Especialista en Derecho Laboral. Presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Inces SINTRAINCES. Director de Derechos Humanos de Alianza Sindical Independiente (ASI). Miembro de la Asamblea de Provea.
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