Algunos anarquistas de Barcelona
[Nota de El Libertario: Lo que sigue se ha extraido de un texto mucho más extenso que está disponible en http://metiendoruido.com/2014/10/otra-critica-al-insurreccionalismo-texto/. De allí tomamos la Presentación hecha por l@s compas de Metiendo Ruido y la parte final del texto, para que se tenga una idea general del mismo y ello estimule su lectura en la versión integral.]
Presentación
Difundimos un texto escrito en Barcelona y que constituye una crítica radical al insurreccionalismo. Lo publicamos por el interés que puede suscitar en la región chilena en donde el insurreccionalismo ha tomado cierta fuerza durante los últimos años. Lo interesante es que las críticas provienen de compañeros que se declaran anarquistas. Son cuestionamientos que no son generadas desde los grupos más clásicos que critican al insurreccionalismo, como lo son los ligados al marxismo o el plataformismo u otras organizaciones de carácter revolucionario partidario, etc. sino desde grupos que son capaces de visibilizar ciertas virtudes del insurrecionalismo. Por ejemplo, el texto valora la crítica que el insurreccionalismo realiza a la burocracia organizacional, el inmovilismo, las falencias del sindicalismo, etc, pero también visibiliza sus errores como lo son su autoaislamiento, el fetiche de la violencia, la falta de proyección, la evasión de la profundización del trabajo teórico revolucionario, no saber leer los cambios y contextos históricos, estancarse, etc..
Evidentemente los contextos son muy diferentes (Barcelona en relación a la región chilena y otras zonas del mundo), pero, aún así, creemos que el siguiente texto podría brindar ciertas herramientas para fomentar la crítica y la auto-crítica en los diversos círculos anarquistas y no anarquistas que existen en la actualidad en nuestros territorios. Como en todo texto que publicamos en nuestro sitio, repetimos que no compartimos todos los argumentos o el "tono" con que éstos se exponen, sino, más bien, compartimos la intención cuestionadora de los mismos, así como su intención por buscar aportar elementos práctico/teóricos y útiles en pos de afinar nuestras acciones y reflexiones cotidianas.
Hemos repetido hasta el cansancio que tampoco nos interesa difundir "verdades", ni los textos más "correctos", sino elementos que no sean autocomplacientes, y que también sean útiles a la hora de profundizar nuestros diferentes procesos de auto-aprendizaje (hecho que no solo se consigue criticando al "sistema" como algo externo, sino a nosotros mismos como sujetos que contienen y reproducen en su interior -activa y pasivamente- todas las contradicciones del modelo). Con la difusión de este y otros textos no buscamos polemizar por polemizar (ni hacer gala de quién puede criticar mejor y ser más cuestionador entre los cuestionadores), sino generar procesos de auto-aprendizaje que conlleven hacia una práctica real y colectiva, que sea antagónica al E$tado y el Capital, y que SOBRE TODO tengan efectiva PROYECTUALIDAD HISTORICA dentro de las comunidades que buscan su auto-emancipación de manera integral.
. . .
En conclusión…
Vemos que el insurreccionalismo, tal y como se ha puesto en práctica, ya no tiene mucho que ofrecer. Su aporte más importante, la actitud de combatividad, ya se ha ido de las manos. En las manifestaciones y las huelgas, si el clima lo favorece, no es una minoría revolucionaria que está tirando piedras y quemando bancos, sino muchos más.
Y los ataques en momentos de paz, los sabotajes nocturnos o diurnos, ya hace tiempo que no pertenecen a ningún “sector” concreto, por mucho que les gustaría a ciertos insus creer que fueron los únicos en primera línea.
Tristemente, la única salida del insurreccionalismo dentro de su propia lógica es captar una superioridad simbólica a través de acciones más atrevidas, pero no necesariamente más destructivas, ni a nivel económico ni a nivel de ruptura social que pueda o no provocar una acción. Dado su rechazo a lo social, su convicción por dejar intactas las relaciones de obediencia y espectacularidad, no buscan complicidades ni conflictividad en la calle, sino que recurren a su terreno preferido de clandestinidad y por lo tanto de profesionalización de las acciones.
Ya hemos visto a dónde lleva este camino. Con una profesionalidad chapucera —la norma en el Estado español hasta hoy en día— lleva a la rápida represión sin un fortalecimiento de la lucha sino mas bien su agotamiento. Y con una profesionalidad bien currada, llega a un proceso de varios años de espectacularidad y autoaislamiento de la lucha antes de que la represión ponga fin al trayecto.
No es una cuestión de las tácticas escogidas sino del planteamiento que les da vida. Hay casos en que sí que se basaron las acciones en un planteamiento estratégico y bien pensado, verdaderamente radical en cuanto a como afilar la lucha, pero tenemos la sensación de que más a menudo el planteamiento respondía al trayecto espectacular y vanguardista que acabamos de trazar.
Ya predecimos que habrán los que respondan a esta crítica diciendo que estamos avanzando una postura pacificadora, que estamos atacando el único sector que realmente está luchando.
Serán los graznidos de a los que les ha abandonado la razón. Confundirán las palabras aquí escritas por claudicación y a sus autores por cobardes, cuando siempre hemos luchado a su lado, hemos perdido compañeros, hemos vivido la represión y seguimos adelante, pero insistimos en buscar el camino radical no en posturas congeladas sino en la autocrítica y la experiencia, para no volver a repetir los mismos fracasos año tras año.
Por último, pedimos disculpas a los compañeros que se identifican con el insurreccionalismo, que no se ven reflejados en las críticas que exponemos aquí y que han encontrado en el insurreccionalismo algo que les ha nutrido en su lucha, algo que no éramos capaces de ver.
En solidaridad,
[Nota de El Libertario: Lo que sigue se ha extraido de un texto mucho más extenso que está disponible en http://metiendoruido.com/2014/10/otra-critica-al-insurreccionalismo-texto/. De allí tomamos la Presentación hecha por l@s compas de Metiendo Ruido y la parte final del texto, para que se tenga una idea general del mismo y ello estimule su lectura en la versión integral.]
Presentación
Difundimos un texto escrito en Barcelona y que constituye una crítica radical al insurreccionalismo. Lo publicamos por el interés que puede suscitar en la región chilena en donde el insurreccionalismo ha tomado cierta fuerza durante los últimos años. Lo interesante es que las críticas provienen de compañeros que se declaran anarquistas. Son cuestionamientos que no son generadas desde los grupos más clásicos que critican al insurreccionalismo, como lo son los ligados al marxismo o el plataformismo u otras organizaciones de carácter revolucionario partidario, etc. sino desde grupos que son capaces de visibilizar ciertas virtudes del insurrecionalismo. Por ejemplo, el texto valora la crítica que el insurreccionalismo realiza a la burocracia organizacional, el inmovilismo, las falencias del sindicalismo, etc, pero también visibiliza sus errores como lo son su autoaislamiento, el fetiche de la violencia, la falta de proyección, la evasión de la profundización del trabajo teórico revolucionario, no saber leer los cambios y contextos históricos, estancarse, etc..
Evidentemente los contextos son muy diferentes (Barcelona en relación a la región chilena y otras zonas del mundo), pero, aún así, creemos que el siguiente texto podría brindar ciertas herramientas para fomentar la crítica y la auto-crítica en los diversos círculos anarquistas y no anarquistas que existen en la actualidad en nuestros territorios. Como en todo texto que publicamos en nuestro sitio, repetimos que no compartimos todos los argumentos o el "tono" con que éstos se exponen, sino, más bien, compartimos la intención cuestionadora de los mismos, así como su intención por buscar aportar elementos práctico/teóricos y útiles en pos de afinar nuestras acciones y reflexiones cotidianas.
Hemos repetido hasta el cansancio que tampoco nos interesa difundir "verdades", ni los textos más "correctos", sino elementos que no sean autocomplacientes, y que también sean útiles a la hora de profundizar nuestros diferentes procesos de auto-aprendizaje (hecho que no solo se consigue criticando al "sistema" como algo externo, sino a nosotros mismos como sujetos que contienen y reproducen en su interior -activa y pasivamente- todas las contradicciones del modelo). Con la difusión de este y otros textos no buscamos polemizar por polemizar (ni hacer gala de quién puede criticar mejor y ser más cuestionador entre los cuestionadores), sino generar procesos de auto-aprendizaje que conlleven hacia una práctica real y colectiva, que sea antagónica al E$tado y el Capital, y que SOBRE TODO tengan efectiva PROYECTUALIDAD HISTORICA dentro de las comunidades que buscan su auto-emancipación de manera integral.
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En conclusión…
Vemos que el insurreccionalismo, tal y como se ha puesto en práctica, ya no tiene mucho que ofrecer. Su aporte más importante, la actitud de combatividad, ya se ha ido de las manos. En las manifestaciones y las huelgas, si el clima lo favorece, no es una minoría revolucionaria que está tirando piedras y quemando bancos, sino muchos más.
Y los ataques en momentos de paz, los sabotajes nocturnos o diurnos, ya hace tiempo que no pertenecen a ningún “sector” concreto, por mucho que les gustaría a ciertos insus creer que fueron los únicos en primera línea.
Tristemente, la única salida del insurreccionalismo dentro de su propia lógica es captar una superioridad simbólica a través de acciones más atrevidas, pero no necesariamente más destructivas, ni a nivel económico ni a nivel de ruptura social que pueda o no provocar una acción. Dado su rechazo a lo social, su convicción por dejar intactas las relaciones de obediencia y espectacularidad, no buscan complicidades ni conflictividad en la calle, sino que recurren a su terreno preferido de clandestinidad y por lo tanto de profesionalización de las acciones.
Ya hemos visto a dónde lleva este camino. Con una profesionalidad chapucera —la norma en el Estado español hasta hoy en día— lleva a la rápida represión sin un fortalecimiento de la lucha sino mas bien su agotamiento. Y con una profesionalidad bien currada, llega a un proceso de varios años de espectacularidad y autoaislamiento de la lucha antes de que la represión ponga fin al trayecto.
No es una cuestión de las tácticas escogidas sino del planteamiento que les da vida. Hay casos en que sí que se basaron las acciones en un planteamiento estratégico y bien pensado, verdaderamente radical en cuanto a como afilar la lucha, pero tenemos la sensación de que más a menudo el planteamiento respondía al trayecto espectacular y vanguardista que acabamos de trazar.
Ya predecimos que habrán los que respondan a esta crítica diciendo que estamos avanzando una postura pacificadora, que estamos atacando el único sector que realmente está luchando.
Serán los graznidos de a los que les ha abandonado la razón. Confundirán las palabras aquí escritas por claudicación y a sus autores por cobardes, cuando siempre hemos luchado a su lado, hemos perdido compañeros, hemos vivido la represión y seguimos adelante, pero insistimos en buscar el camino radical no en posturas congeladas sino en la autocrítica y la experiencia, para no volver a repetir los mismos fracasos año tras año.
Por último, pedimos disculpas a los compañeros que se identifican con el insurreccionalismo, que no se ven reflejados en las críticas que exponemos aquí y que han encontrado en el insurreccionalismo algo que les ha nutrido en su lucha, algo que no éramos capaces de ver.
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