Rafael Iribarren
No hay consenso en torno al diálogo
A partir de la premisa de que siempre es bueno; lo agarra a
uno desprevenido qué no hay consenso en
relación al diálogo entre el gobierno y la MUD que formalmente se inició en
Miraflores. No conozco mediciones en ese
sentido; pero, tengo la idea de que para la gran mayoría de los venezolanos,
que haya diálogo, que el gobierno y la oposición hablen, es bueno; y
coyunturalmente necesario. Aunque haya escepticismo, igual mayoritario, sobre
sus resultados concretos.
El diálogo como necesidad
Obviamente, el diálogo se da, primeramente, porque es una
necesidad, urgente; en perspectiva de vida o muerte; y sobre todas las cosas,
para Maduro, y su gobierno; y para el chavismo-madurismo que encabeza; que está
contra la pared. Segundo, también una necesidad, aunque menos presionante; para
las oposiciones que todavía tienen, o pueden llegar a tener algo que ganar con
él. Y para las que el paragua de la MUD, aunque ya casi desecho, sigue siendo
lo único que le da alguna dimensión unitaria, de interlocutor con el gobierno.
Al contrario, no le interesa a quienes, no tienen nada o casi que perder
políticamente; y que la rechazan, abierta o implícitamente. El rechazo abierto
al diálogo viene principalmente de algunas oposiciones; aunque también de parte
de algunos chavismos, quizás de la mayoría,
hasta más de fondo; solo que políticamente, por el momento, puede
resultarle muy costoso político-burocráticamente y riesgoso seguirlo
manifestando abiertamente. Parecería que que “replicándose” mutuamente, Cabello
del SENIAT y MINDUSTRIA y Berrizbeitia de “Proyecto Venezuela”; coinciden exactamente, en términos y
contenido, al sostener ambos que “la MUD no representa a la oposición”.
Mientras que al contrario, no deja de llamar atención, que Boni de Simonovis,
que, según, tendría para estar en una postura escéptica o de rechazarlo; por el
contrario avala el diálogo.
Un triunfo político de Maduro y la MUD.
Políticamente, la concreción del diálogo es un triunfo
político para Maduro; en general; pero particularmente sobre buena parte de los
chavismos; y más concretamente sobre “la derecha endógena”, chavista; golpista;
que en febrero le montó “el contrataque fulminante antifascista”; el verdadero
golpe, chavista; según todos los indicios, el único que realmente sí estaba “en
marcha”; contra él. Y por el otro lado, aunque de menor alcance, también es un
triunfo para la MUD; en general sobre las oposiciones que la cuestionan, desde
adentro y desde afuera; y particularmente, sobre “la salida”; y su radicalismo inmediatista pre-electoral; que
la puso en cuestión; en algún grado con razón; pero de fondo
oportunistamente.
Diálogo entre cúpulas partidistas para recuperar la
iniciativa política
Cierto que la MUD, evidentemente no representa a la
oposición; que por lo demás, propiamente no existe. Que, en tal caso representa
solo a las cúpulas de algunas oposiciones. Pero es cierto también; y sería más
evidente si no fuera por la ficción unitaria que el Poder permite proyectar;
que Maduro tampoco representa al chavismo; ya también inexistente; sino, igual,
las cúpulas de algunos de los muchos chavismos que hoy hay. Por lo que se trata
entonces, de que el de la noche del
jueves 10 y en adelante; no fue, ni serán, el diálogo entre los dos principales
ismos venezolanos de hoy; chavismo y puntofijismo; y menos entre dos Venezuela.
Sin negar su sentido y la significación y aporte que puede llegar a tener, que
quizás la gran mayoría de los venezolanos ha esperado y apoya; sin embargo, no
es sino un diálogo entre cúpulas político-partidistas; que, en tal caso, son
representativas solo de muy pequeños, minoritarios, sectores del país. Nada más
allá. Siendo previsiblemente su posible resultado concreto más importante; el
de la retoma por el chavismo-madurismo por su parte y por la MUD por la suya;
de la iniciativa política, propiamente político-institucional, que luego de las
elecciones locales de diciembre pasado, y de las movilizaciones y protestas; y
del golpismo y la represión chavistas de febrero y marzo; la gente en la calle
se las quitó de las manos.
Lograr alguna gobernabilidad y manejar la crisis
política.
El diálogo iniciado, seguramente sí dará resultados; alguno
al menos. Tendrá efectos concretos. Quizás más de los que hoy se espera Luego de la ruptura de febrero; de las semanas
de violencia continuada en la calle que deterioró importantemente tanto a la
oposición como al gobierno; pero sobre
todo a éste, que ha sido el gran
perdedor. Que ambos activen una iniciativa político-institucional, debe
permitir resolver, o al menos manejar
consensuadamente la crisis
política nacional hacia lograr alguna
gobernabilidad inmediata; sin la cual la crisis general nacional, profunda,
continuará en su inercia hacia el caos.
La mayoría necesita gobernabilidad ya, ahora.
La idea clásica de “la agudización de las contradicciones”;
por lo visto sigue siendo válida para
los mesianismos decimonónicos que aún hay, en ambos lados; y en posiciones o en
expectativas de Poder. Implicaría, según, la continuación y profundización del
fracaso total de la gestión chavista de Maduro, de su desgobierno; con sus
efectos del mayor deterioro aún de las condiciones de vida de la gente, hasta
el estallido; y en consecuencia su
sacada, ya; si no, por revocatorio en el 2016; y, si no,
a más tardar, en las elecciones del 2019. Pero esa idea mesiánica no tiene nada
que ver; y se ha demostrado históricamente hasta la tragedia; con las
expectativas concretas básicas, acotadas existencialmente, de la gente
concreta, de hoy aquí. Con la necesidad inmediata de que no la maten todos los
días, de comer y tener trabajo fijo, de garantizar una buena educación a sus hijos; de garantizarles la salud, la
posibilidad de disfrutar la vida aquí
hoy; de crecer y mejorar. Quiere decir que aunque la inmensa mayoría de los
venezolanos de hoy, rechaza al chavismo, su versión madurista y cualquiera otra
que sea; y que tendencialmente seguirá votando en su contra, cada vez más mayoritariamente como viene haciendo en las
últimas varias elecciones trampeadas por el CNE-SMARTMATIC. Sin embargo, esa
mayoría, quiere gobierno ahora; necesita gobernabilidad, hoy. Quiere que la
crisis nacional no siga profundizándose ni tendiendo hasta el colapso total
como es ahora. Colapso total que si ciertamente arrasaría a Maduro y los
chavismos; también nos arrasaría a todos. Por lo que la mayoría de los
venezolanos de todo signo, está porque, sobre la marcha; eso sí, ya; se
resuelva o maneje de alguna manera la
crisis política, o
político-institucional. Razón por la cual, y a pesar de todo; a pesar de
que signifique oxígeno para él, y para la MUD;
apuesta a que haya el diálogo y
que apunte a eso. A que haya una mínima gobernabilidad, que permita el manejo
racional de las crisis económica, socio-económica y socio-política. Que se
creen condiciones mínimas para una gestión pública orientada a dar respuesta a
las expectativas y los problemas más agobiantes de la gente, de toda sin
exclusión. En vez de lo que hoy es y durante décadas ha sido el gobierno, un
instrumento para concentrar el Poder y eternizarse en él.
Estudiantes y vecinos con sus agendas propias que no es
ni la de la MUD ni la de “La Salida”
Se argumenta, gente de la MUD, que el diálogo no niega la
protesta, la movilización. Lo que como formulación suena bien. Pero que no
tiene sentido pertinente; aunque sea cierto. Porque, no es que la niega; sino
no que tiene nada que ver. A pesar de la tangencias concretas de algunos
impulsos de alguna oposición con las movilizaciones y hasta con las guarimbas;
y del intento por surfearlas por algunos.
Ni las movilizaciones universitarias ni las protestas en la calle de la
gente tuvieron ni tienen que ver con la MUD ni con las oposiciones. A
contrapelo de la manipulación oficial y también de las de factores de ”La salida”; que se replican para
hacerlas ver como resultados de sus política y planes inmediatistas. La
realidad es que, aunque en el liderazgo estudiantil y vecinal hay líderes
destacados identificados con partidos de oposición; que son militantes; y de
que se manejan consignas generales comunes de oposición; sus agendas
específicas, incluso expresamente reiterado, son propias; no subsidiarias ni
enmarcadas en la de ningún otro sector o proyecto, menos partidista ni de algún
factor de poder de oposición. Ni de la MUD ni de fuera de ella.
Ni los estudiantes ni las guarimbas están en el diálogo.
Quiere decir que; ni bueno ni malo; ni acertado ni
desacertado; que concretamente es así; en el diálogo de la MUD con el gobierno;
al menos hasta ahora; no participan ni están representados, ni los estudiantes
ni los vecinos de las guarimbas. “El diálogo por la paz” se da en un plano; en
el plano político-institucional; el plano de las relaciones y dinámicas de
Poder; de su institucionalidad; si se quiere, del contrato social; de la
constitución. Las protestas se dan en otro plano, el de lo sociopolítico, en el
que la gente, sin pedir ni esperar autorización de nadie, ejerce sus derechos frente al Poder que se
los niega limita o condiciona. No tienen nada que ver con proyectos políticos o
candidaturales, ni con alianzas ni
estrategias ni planes partidistas. En el marco de la crisis nacional general; y
ante el proyecto autoritario fascistizante; es la gente, auto-convocada y
auto-movilizada; plantada frente al
Poder; retándolo a partir de su voluntad de ejercer plenamente la soberanía
ciudadana. Salvo algún grado de manipulación, de aprovechamiento y hasta de
infiltración; mínimas o no determinantes
en tal caso; en general, no hay estrategia en las guarimbas,
auto-motivadas, auto-convocadas; ni hay planes ni metas; más allá de la
reivindicación genérica de los derechos ciudadanos; de la propia condición
ciudadana. No son ni “convenientes” ni “inconvenientes”. Ni “oportunas” ni
“inoportunas”. Son solo la confrontación del Poder por la gente. Con toda la
desproporcionada desventaja fáctica en
que lo hace; pero con la inmensa fuerza moral con que lo asume. Igual, aunque con variantes, cuantitativas y
cuantitativas, básicamente derivadas de su estructura específica; cabe decir
sobre el movimiento estudiantil. Que tiene su propia agenda; tiene claro
que confronta al Poder; que cada vez es
más asertivo en cómo hacerlo. Y que, si más allá de sus reivindicaciones
concretas; como se le pretende descalificar; “no sabe para dónde va”. Tengamos
claro; primero, que, aunque sí, por dónde y cómo; y contra qué; junto con los
estudiantes, hoy por hoy, tampoco nadie sabe realmente para dónde vamos. Y,
segundo, hoy por hoy; que no se reconoce a nadie como quién, o , como quienes
sí saben para dónde vamos; o, para donde
debemos ser llevados.
No hay “línea correcta” para las guarimbas que no son
“colectivos”
En ambos, gobierno y oposición, según, la conformación del
diálogo ha causado intensa controversia; y la descalificación de quienes lo han
asumido. En ambos se sostiene que están pagando un “alto costo político”. En el
chavismo, en el que se supone que la política responde a “un proyecto”, se
diría que sí. Pero en las oposiciones, en las que, salvo papeles; imposible que
sea diferente y afortunadamente; no hay
nada que se le parezca a un “Proyecto”;
en relación a la participación de la MUD en el diálogo; la controversia
sobre si es correcta o no; tiene tan poco sentido como la relativa a si la
guarimba ”conviene” o no; si es políticamente “correcta”; si hay
que apoyarla o combatirla, si se avala o condena. El hecho es que, ni la
oposición ni, menos, el antichavismo, son colectivos. En ningún sentido ni
grado pueden considerarse, organismos, colectivos, con alguna unidad y/o
estructura que los abarque; que haga válido o tenga sentido pretender que se
mueva, digamos, disciplinadamente, en una sola dirección con una coherencia y
en función de un propósito concreto común de todos sus componentes. Nó En
ningún grado ni aspecto; ni siquiera en alguna retórica, como si es en el
chavismo; hay relaciones de colectivo, ni coherencia, en las oposiciones de
base.
Con el desarrollo del
contrapoder; tendemos a una nueva correlación socio-política de fuerzas
El plano sociopolítico en que se dan las movilizaciones estudiantiles
y vecinales; diferente al político-institucional en que se da el diálogo; es el
de las dinámicas de las fuerzas sociales concretas; ajenas y por naturaleza
opuestas a las dinámicas del Poder. Es el plano de la conformación acumulación
y estructuración de las capacidades propias de la gente, de los ciudadanos; del
contrapoder. Estas últimas movilizaciones estudiantiles y vecinales,
ciudadanas, han sido de dimensiones intensidad y alcances, y de contenido
político, superiores a todas las anteriores. La sociedad venezolana está
creciendo ciudadanamente, de base, frente al Poder. Se está dando una dinámica
de desarrollo y acumulación socio-política de fuerzas que apunta a equiparar
cualitativamente la superioridad fáctica del Poder; única ventaja que le va
quedando frente a la creciente y cada vez más consistente beligerancia
ciudadana. Como viene siendo cada vez más frecuentemente en el Mundo; tendemos hacia una correlación de fuerzas en
la que previsiblemente el contrapoder ciudadano llegará a medirse de quién a
quién con el Poder, con el poder fáctico. Lo que, no solo por la distancia que
puede faltar; sino por la naturaleza opuesta de ambas dinámicas; no tiene
relación con el diálogo del gobierno con la MUD; que en una perspectiva de
resultados inmediatos; se desarrolla enmarcado en la dinámica
político-institucional; la propia del Poder.
Caracas abril del 2014
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