Enrique Contreras Ramírez
La comuna en América Latina, es una grosera, perversa y mala copia del socialismo real y del mismo
capitalismo, que el eurocentrismo desarrollo y sigue desarrollando al servicio
del Estado, como instrumento de control de las masas y de esta forma seguir
reproduciendo el modelo de dominación.
Lo lamentable de todo esto, es que seguimos imitando y
creyendo que fuera de nuestro continente Abya Yala, podemos conseguir
soluciones a nuestros problemas, producto de la dominación alienante que
arrastramos desde la colonia.
La globalización, como expresión de las doctrinas
neoliberales más sofisticadas que haya parido el capitalismo en la historia de la humanidad, se ha
manifestado con tanta habilidad, que ha hecho que dentro de su corpus
doctrinario, las comunas aparezcan como
una forma de poder popular, hasta el punto que hoy día las asumen la mayoría de
los gobiernos del mundo, no importa si sus sistemas se autodenominan
capitalistas o socialistas. Lo importante de su estrategia es hacerles creer a
los pueblos, que con esta forma de organización social, se colectiviza el poder
y por lo tanto ese poder es compartido en igualdad de condiciones con el
gobierno que se tiene DENTRO DEL LLAMADO ESTADO y sus clases dominantes.
Lo cierto de todo esto, es que la llamada comuna que se
impulsa ahora desde los gobiernos, particularmente en América Latina, es una
VULGAR Y MALA COPIA del socialismo real y del mismo capitalismo globalizado,
que el eurocentrismo desarrollo y continua desarrollando, no importándoles
si la misma fracaso como forma de
organización social, en el espejismo de mejorar las condiciones de vida de la
población, pues las mismas terminaron siendo controladas por los gobiernos y
los partidos en el poder, hasta el punto que las denominadas comunas están
regidas por leyes que las clases dominantes producen de acuerdo a sus intereses
políticos y económicos.
En medio de éste escenario, se quiere copiar un modelo de
organización social, donde los partidos políticos y el gobierno controlan a las llamadas comunas y donde le
dicen a la población que están ejerciendo un papel de participación y
democracia protagónica con poder. Semejante falacia la quieren convertir en una
“verdad”, una verdad que la publicidad se encarga de alojarla en los cerebros
de la gente, para que la misma termine creyendo que en verdad son parte de ese
poder de Estado.
Hemos dicho de manera repetitiva, que en las relaciones de
poder no hay cabida para la democracia, democracia que pregona tanto el
capitalismo como el socialismo real, pues la verticalidad de ese poder impide
el ejercicio directo del ciudadano en las decisiones y orientaciones que la
clase dominante ejecuta. Clase que actúa de acuerdo a sus propios intereses.
ORIGEN HISTÓRICO DE LA COMUNA
Permítanme aquí hacer o tratar de hacer una referencia
histórica acerca del tema que me ocupa, pues hay quienes creen que el origen de
las comunas, surgen como alternativa de organización social en la Francia del
siglo XVIII, tal apreciación no responde a la realidad histórica ya que se
sabe, que si nos remontamos a siglos anteriores, vamos a encontrar que
algunos estudiosos de la historia, han
señalado que la más famosa expresión de este ideal en el mundo antiguo se
encuentran en el libro “La República” del filósofo griego Platón, quien 300
años antes de Cristo exteriorizó su rechazo a la fortuna y bienestar individual
por encima de la sociedad. Por ello suprimió la propiedad privada y estimuló la
comuna.
Platón creó normas como por ejemplo que “nadie tendrá mujer
propia, de la misma manera los niños serán comunes y el padre no conocerá a su
hijo ni el hijo a su padre”, con lo que presumía equidad hasta en los
sentimientos, emociones y el amor.
Platón infundió e influencio a muchos a lo largo de toda
Europa y todas las comunas fueron disueltas por diversos motivos, el principal,
el retroceso a la perdida de la individualidad. La característica principal era
que la comuna surgía incitada por un líder corrientemente de dinero, que
adquiría tierras y construía casas y locales que alojaban un gran número de
seguidores.
Entre sus normas destacaban el que los hombres estarían en
habitaciones comunes, las mujeres aparte, separadas incluso de los niños. Había
sectores o grupos que no permitían tener momentos de privacidad sin el previo
consentimiento de los líderes de la comuna, que pudieran ir rotando cada día
pero donde siempre estaba como líder el impulsor de la comuna.
Entre los años 1600 y 1800 se generó en Europa también
dentro de las comunas lo que se conoció como el comunalismo religioso, pero
tras ser perseguido llegó a Norteamérica con la promesa de los gobiernos de
tolerancia religiosa, tierra abundante y barata y hasta mediados de los años 70
se mantenían al menos 3 mil comunas en territorio estadounidense, con sus
propias leyes y reglas, la mayoría de índole religiosa.
LA COMUNA ESENIA
Hubo una comunidad sui generis en la historia del pueblo
judío, conocida como la Comuna Esenia de "Edin Guedi", aparecida un
siglo antes de la época cristiana. En esta colonia, sus integrantes laboraban y cohabitaban colectivamente y el
producto de su trabajo se centralizaba mediante una estructura económica.
Josefo, uno de los más afamados historiadores de la antigüedad, señalaba que la
posesión de cada persona estaba entremezclada con la posesión de los demás. El
colectivo basó su desarrollo en la primicia del trabajo cooperativo,
solidaridad, confraternidad y ayuda mutua. La Comuna Esenia se evaporó durante
el período de violencia del imperio romano contra Palestina, en el cual fue
arrasada Jerusalén, dando lugar al desplazamiento de los judíos por todas las
latitudes de la tierra conocida. Todo ese conjunto de propuestas de los
esenios, acerca de las comunas fueron acogidas por el movimiento de los
"celotes" que dio origen a las guerrillas de resistencia durante los
primeros años de la era Cristiana; estas mismas propuestas, integradas a las
religiosas, fueron la plataforma de las antiguas comunas de los cristianos
ubicadas en las llamadas “catacumbas".
Ahora bien, si nos referenciamos al siglo XIII, la palabra comuna
era ya utilizada en Italia en el Medioevo para nivelar a aquellas ciudades no
adscritas a la jurisdicción de algún señor feudal. Con el desgaste del poder
económico y político de los señores feudales, el modelo se disperso por gran
parte del continente europeo.
A partir del renacimiento, con la discusión a los principios
económicos, jurídicos-políticos e
ideológicos- culturales que había mantenido el arcaico orden agrario y
rural del feudalismo, entra la burguesía mercantil y artesanal de las ciudades.
A medida que en todas las naciones se esfumaba el orden feudal, las vecindades
se instituían bajo formas de gobiernos autónomos que suscribieron la aparición
de la comuna hasta que más tarde con la revolución francesa, la aparición de
los municipios se amparó bajo este
modelo de organización comunitaria. Posteriormente meses después del triunfo de
la revolución francesa, la Asamblea Nacional de esa nación (1789) decreta una
ley donde se define “que la comuna es la división administrativa del nivel más
bajo que tiene un municipio”.
OTRAS REFERENCIAS
Historiadores como Pierre Villar (francés) en su libro “El
Feudalismo” (1992), nos señala que los orígenes de la comuna se podrían
encontrar un siglo antes de la revolución francesa de 1789. En estos años se
produjo el comienzo del fin del estado absolutista con prerrogativas feudales,
el llamado Antiguo Régimen. Sin embargo los
favorecidos por esta revolución
fueron los burgueses que buscaban sobre todo la libertad económica, es
decir, el desmantelamiento de las
prerrogativas hereditarias de la nobleza que paralizaban el crecimiento de sus
utilidades económicas. Al comienzo burgueses y clase trabajadora vivieron de la
mano, los “sans culotte” (los “sin calzón” por ser pobres) fueron definitivos
en el sostén a los Jacobinos ( Los jacobinos eran los miembros del grupo
político de la Revolución francesa llamado Club de los Jacobinos, cuya sede se
encontraba en París. Eran republicanos, defensores de la soberanía popular, su
visión de la indivisibilidad de la nación los llevaba a propugnar un estado
centralizado) frente a la coacción de las potencias monárquicas europeas y de
los contra-revolucionarios. Por primera vez las clases populares surgen como
forasteros en las disputas políticas. Al final Napoleón Bonaparte surgió como
redentor de la Revolución, y aunque al final se proclamó Emperador, difundió la
revolución liberal por toda Europa.
En el año de 1871, en marzo específicamente, y como
resultado de la guerra franco prusiana (1870 ), guerra que fue producto del
llamado telegrama de Ems, (documento
que Guillermo I de Alemania remitió a Bismarck la noche del 13 de julio de 1870
tras la reunión con el embajador francés en Prusia, Vincent Benedetti, donde se
trato sobre la retirada de la candidatura del príncipe Leopoldo de
Hohenzollern-Sigmaringen, hijo de Carlos Antonio, al trono real de España).
Dicho documento fue el causante de la guerra Franco-Prusiana que se inició el
19 de julio de 1870, éste conflicto reflejó en realidad una guerra
franco-alemana debido a que se aliaron a Prusia todos los Estados alemanes
(conforme a los planes de Bismarck). Precisamente, después de esta
circunstancial alianza militar se produjo la unión política de Alemania y de la
Internacional brota la insurrección del proletariado parisino contra el militarismo y el gobierno. Afirmados por
la Guardia Civil, hicieron que el gobierno dejará París y se arrinconará en
Versalles; frente a la vacante de poder, de allí el comité Central de la Guardia
Nacional llama a elecciones libres y secretas para optar por un Consejo Local,
que una vez nombrado se autodenomino Comuna de París.
LA COMUNA DE PARIS
Para ese entonces, los comuneros parisinos protagonizan sin
duda alguna un hecho que marco un hito histórico en la historia de la
humanidad, donde por primera vez los trabajadores y todos los sectores humildes
de esa nación se rebelan y son capaces de aplastar el poder establecido, es
decir el Estado monárquico burgués, para dar inicio a formar sus propios
organismos de gobierno, EN EL ESCENARIO DEL PODER POPULAR.
Los representantes de esas comunas eran elegidos en
elecciones libres, con participación directa de la población, sin presiones
políticas de ningún tipo, sus miembros eran sujetos a revocatorios y poseían un
sueldo de un obrero medio. No tenían ni privilegios económicos, ni privilegios
políticos, los grupos políticos fueron desaparecidos por expresar intereses de
clase y de grupo y se intento establecer en la práctica un nuevo poder de
relación horizontal.
Es bueno recordar, que el primer decreto de la Comuna de
Paris, fue suprimir el ejército de ese entonces, pues el mismo estaba al
servicio de las clases dominantes, además de corrompido y el propio pueblo en
armas lo reemplaza, se respeto la propiedad privada que fuera producto del
esfuerzo individual y colectivo.
Solamente se expropiaron las industrias, ya que sus dueños huyeron y las mismas
fueron pasadas en propiedad colectiva a las cooperativas, donde fueron los
propios trabajadores quienes organizaron la producción para satisfacer las
necesidades del colectivo y evitar que sus productos se convirtieran en
mercancías para el mercado capitalista.
La Comuna de Paris, estuvo influida por las ideas
socialistas, el gobierno del proletariado se instituyo en 1871 y ejecuto una
serie de medidas para constituir un poder democrático popular. Entre las
ejecutorias tomadas se destacan: La abolición del trabajo nocturno y reducción de la jornada laboral, la concesión
de pensiones a las viudas y huérfanos de la Guardia Nacional, la separación
entre la Iglesia y el Estado, pues éste último estaba condenado a desaparecer
en su totalidad entre otras medidas. Había una expectativa de que el movimiento
en Paris (Comuna de Paris) pudiese reunirse con las comunas formadas en
Marsella y Lyon, mas la derrota ayudo a aislar más la experiencia de gobierno
proletario en París.
LA COMUNA DEL SIGLO XX
Es indudable que la mayor referencia, acerca de las comunas
en el siglo XX, la encontramos en la
URSS, producto de una revolución popular que trato de implantar el socialismo
como modo de vida y donde las comunas se establecieron en la búsqueda de ir
construyendo el poder popular para consolidar la revolución.
Un estudio serio, desde el punto de vista histórico tendría
que revisar lo que representaron los soviets (comunas) como instrumento de
poder popular, en la revolución soviética. Las mismas trajeron consigo un
cumulo de contradicciones en el seno de quienes impulsaban los cambios para
acabar con el régimen zarista.
En éste proceso podemos distinguir dos fases, una de ellas
se conoció como la Revolución de Febrero
de 1917, que desplazó la autocracia del zar Nicolás II de Rusia (el último de
la historia) y tenía el propósito de colocar en su lugar un estado liberal.
El otro período fue
la Revolución de octubre, en la que los soviets, imbuidos y dirigidos cada vez
más por el Partido Bolchevique, bajo el liderazgo estratégico de Vladímir Ilich
Uliánov (Lenin) y León Trotsky, dirigiendo el Comité Militar Revolucionario,
quitaron el poder mediante una insurrección popular armada, despojando al
gobierno provisional dirigido por Aleksandr Kérensky, y liquidando la
estructura gubernamental del anterior Estado constitucional burgués,
conjuntamente con sus instituciones.
El nuevo gobierno argumentaba para ese entonces que la
granja individual estaba destinada a dispersarse y que la instauración de las
comunas tenían todas las respuestas a las necesidades colectivas, pues era la
única forma de enfrentar los llamados kulak que eran los agricultores y
campesinos propios de la URSS que poseían propiedades y contrataban a
trabajadores. Posteriormente el término fue utilizado para todos los
deportados, condenados y opositores a las colectivizaciones.
Mientras se trataba de instaurar el modelo socio-económico
(el socialismo) surgido de una revolución eminentemente de carácter popular y
en busca de nuevos caminos que condujeran a una sociedad más justa, la
dirigencia política conductora de esa revolución -salvo algunas
individualidades- se fue institucionalizando dentro de las estructuras de poder
creadas y en la práctica establecían las mismas relaciones de poder vertical,
donde unos mandaban y otros obedecían y que poco a poco se fue burocratizando
en medio de una lucha ideológica intensa, donde algunos sectores escondían sus
ambiciones de poder y donde se desato una guerra civil que fue mermando la
propuesta revolucionaria de Lenin.
Llego un momento en que Lenin: “se encontró completamente
solo. El ala derecha de su partido lo acusa de anarquismo, de aventurerismo y
de apelar a una guerra civil. El ala izquierda se apropia de las Tesis para
convertirlas en un programa inmediato para derrocar al gobierno provisional”.
(F. Fernández Buey, “Conocer Lenin y su obra”. Barcelona, Edit. Dopesa, 1977,
pp. 111-123).
Admitiendo que los soviets (comunas) eran el único carácter
de gobierno obrero legítimo, Lenin inhabilitó la Asamblea Constituyente Rusa.
Los bolcheviques salieron derrotados en las votaciones de ese entonces,
venciendo en las elecciones al Partido Socialista Revolucionario, aunque
fragmentado en fracciones pro y anti soviets.
Los bolcheviques, unidos con los social revolucionarios de
izquierda, poseían la mayoría en el Congreso de los Soviets, y constituyeron
una coalición de gobierno con los social revolucionarios de izquierda. Sin
embargo, la coalición se hundió tras la obstrucción de los
Social-Revolucionarios de izquierda al Tratado de Brest-Litovsk, éste acuerdo
de paz suscrito el 3 de marzo de 1918 en la ciudad bielorrusa de Brest-Litovsk
(entonces bajo autoridad rusa, actual Brest) entre el Imperio alemán, Bulgaria,
el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano y la Rusia soviética. En el
tratado, Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia,
Lituania, Ucrania y Besarabia, que a partir de entonces quedaron bajo el
dominio y la explotación económica de los Imperios Centrales. Asimismo, entregó
Ardahan, Kars y Batumi al Imperio otomano.), esta situación hizo que los
Social-Revolucionarios de izquierda que se unieran a otros partidos buscando
deponer al gobierno soviético (Sovnarkom). El escenario degeneró con todos los
partidos no bolcheviques (incluyendo los grupos socialistas) tratando en lo
posible y de forma activa la deposición
del poder de los bolcheviques.
El 30 de agosto de 1918, Fanni Kaplán, miembro del Partido
Socialista Revolucionario, se acercó a Lenin después de que éste hubiera
hablado en un mitin y mientras se dirigía a su automóvil, le llamó la atención
y cuando Lenin se detuvo para atenderle, éste le disparó tres tiros, dos de
ellos le impactaron en el hombro y el tercero en un pulmón. Lenin fue
trasladado a su apartamento privado en el Kremlin y declinó ser llevado al
hospital, pues creía que allí lo esperaban para rematarlo. Llamaron a varios
médicos, pero éstos no sacaron del cuerpo los proyectiles por considerar que se
ponía en riesgo la vida de Lenin. Con el pasar del tiempo Lenin se recupera,
pero su salud se debilitó a partir de este hecho y se cree que este suceso
contribuyó a sus últimos infartos.
Pero retomando el tema que nos ocupa, Lenin tuvo que ordenar
en 1921 que les permitieron nuevamente a los campesinos vender sus cosechas y
retomar sus familias.
Lamentablemente a la llegada de José Stalin, en el año 1928,
se impuso un ambicioso programa de industrialización y requería mano de obra,
por lo que amparado en el modelo jurídico-político obligó nuevamente a la
conformación de comunas, utilizando para ello la fuerza, cárcel, deportación y
hasta la muerte.
Nuevamente tanto la agricultura rusa como la producción en
las industrias descendieron a niveles críticos. Las siembras no se realizaban
con ánimo, la producción en las industrias descendió debido a la ausencia de
estímulo frente al destacado desempeño. En menos de 2 años la Unión Soviética
cayó en la mayor crisis económica jamás vista. En marzo del 1930 Stalin
anunciaba “aún no es tiempo de las comunas” y ordenó que cada familia
dispusiera de una parcela, de un huerto y de algún ganado, con lo que
terminaron las comunas.
LAS COMUNAS DE AMERICA LATINA
Toda esta
referencia histórica acerca de las comunas ¿qué tiene que ver con la realidad
latinoamericana? -es más- que pasó y que ha pasado con las mismas donde
tuvieron su origen.
De esto
podemos deducir que las comunas de América latina, no tienen nada de originarias
y no responden tal y como se conocieron a la cosmovisión cultural de nuestros
pueblos y mucho menos representan poder popular, ya que las mismas responden a
intereses políticos y económicos, que buscan el control social de las
muchedumbres para seguir reproduciendo el modelo de dominación imperante.
En el caso de Venezuela y con el cuento del socialismo, la
referencia soviética acerca de las comunas es utilizada de manera subliminal
para hacer creer a los desinformados que el hecho de utilizar el nombre de
comuna, se está en presencia de querer instaurar el socialismo del siglo XXI y
que la revolución avanza a pasos agigantados a través de la misma.
Mientras las comunas , en el caso de la Comuna de Paris, o
de lo que fueron las comunas con la propuesta de Lenin en la URSS y de la
experiencia de otros pueblos, las mismas nacen como producto de rebeliones e
insurgencias contra el Estado y las relaciones de poder que oprimían al pueblo,
para establecer la horizontalidad colectiva de un nuevo poder que diera al
traste con los sistemas imperantes para ese entonces.
Esas comunas, nacen como propuesta de organización social de
las comunidades y son propuestas de abajo hacia arriba, son producto de
rebeliones, de alzados en armas, de pueblos que manifiestan sus descontentos
contra el ESTADO y sus clases dominantes.
En Venezuela es el ESTADO, sus instituciones y sus
leyes las que regulan las comunas y la
perversión y el engaño llega a tal nivel, de que se habla y se trata de
establecer el “ESTADO COMUNAL” con los partidos, con las instituciones
gubernamentales, con un aparato jurídico-político del poder constituido y donde
los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada día más pobres, con
niveles de corrupción jamás vistos, con una deuda externa que jamás podríamos
pagar, con cuerpos policiales formados para reprimir a la población cada vez
que se rebele, con procesos electorales controlado por las elites políticas
donde la población vota, pero no elige, porque en la práctica eligen los
partidos y sus respectivos cogollos.
De otro lado, se vincula la palabra “COMUNA” con el
comunismo, cuando realmente si buscamos la génesis del término, proviene del
francés “commune”, la misma se encuentra relacionada con el ayuntamiento, con
la ciudad-es decir- en la práctica es una estructura administrativa colectiva y
es allí donde se encuentra la gran diferencia.
ABRIENDO BRECHAS
En América Latina y el Caribe, se está librando una rica
discusión, en todos los órdenes del conocimiento humano conocidos hasta ahora,
que orienta el pensamiento crítico y reflexivo, en confrontación frente a las
ideologías que hasta ahora han dominado al mundo. Pero lo mejor de todo éste
ambiente sociopolítico, teórico, filosófico, es que la discusión está abriendo
brechas, sobre todo en nuestro continente Abya Yala, que va rumbo a la
construcción de un pensamiento propio, alejado de la influencia eurocentristas
y colonizadoras, que por muchos años, han sido el obstáculo para la
libertad plena en el más amplio sentido
del contexto de la palabra, donde retomamos nuestros sueños y pensamos el
futuro, indicando que en el hoy la utopía es posible.
“Si no
tenemos utopías -nos dice Bonfil Batalla- si no tenemos una capacidad de
imaginar un futuro mejor acorde con nuestra realidad, estamos rindiéndonos a la
perdida de nuestro futuro, y estamos aceptando un futuro impuesto. Si el
pasado, en otros aspectos, nos fue impuesto, no podemos aceptar que el futuro
también nos sea impuesto.” (Batalla, Bonfil (1987). “México Profundo. Una
civilización negada”. Editorial CIESAS, México. PP. 81-82).
La utopía
es un vuelo es el vuelo del cóndor de los Andes, donde la andinidad se acerca cada día más, ya que
todo parece indicar, que vamos a empezar a escribir nuevas páginas de la
historia, donde la indianidad será la protagonista, con su fuerza hacedora y
libertaria. Es la utopía, como impulso creador, donde se manifiesta
una lucha a muerte contra la mente y pensamiento colonial, que ha negado
a la indianidad la cabida para deliberar su futuro.
Muchos de
nuestros pueblos, están precisando que la llamada modernidad que trajo consigo
gradualmente el neoliberalismo globalizado, fragmento a la humanidad y lo que
se está planteando en éste momento es
como reunificarla, como unir los pedazos dispersos y devolverles esa relación
humana, donde en el ayer la convivencialidad y la solidaridad estaban presente,
para ver con mayor pertenencia el futuro.
Estamos
rompiendo con la racionalidad dominante, con las ideologías, que no deja que
los intentos de rebelión, que han cursado a lo largo de nuestra historia,
permitan la libertad de nuestro continente, pues estas rebeliones han sido
capturadas, para evitar los procesos de emancipación de nuestras naciones.
Estamos a punto -aunque muchos no lo crean- de producir un nuevo parto en el
planeta, con características muy propias, que nos lleva a generar y crear un
modelo civilizatorio con identidad propia, donde la negritud y la indianidad en
este continente Abya Yala, se levanta y se agiganta sin complejos frente a la
civilización occidental, rompiendo con los viejos modelos civilizatorios del
capitalismo y del llamado socialismo real.
Es un
camino propio, una revolución propia, sin apellido y patrocinio de ningún tipo,
no es positivista, ni funcionalista, ni estructuralista, ni tampoco marxista.
Es una revolución que nos permite repensar el pasado y el presente, es una
revolución contra la racionalidad y las ideologías dominantes, que siempre han
negado nuestra riqueza cultural y étnica de nuestro entorno real. Es una
revolución donde lo indiano y la negrura se torna subversivo, es la respuesta
de los “derrotados” y “vencidos” desde el mal llamado “descubrimiento” hasta
nuestros días. Es una revolución donde nuestra riqueza pluricultural y
multiétnica se abre paso y comienza a generar espacios convivenciales como
respuestas necesarias frente a la dominación. Es un proceso dialéctico que se
hace presente en el que más temprano que tarde se producirá la ruptura
histórica de la dominación que hará posible la construcción de caminos distintos,
que no tienen nada que ver con el capitalismo, sea de Estado o privado.
El planteamiento de nuestro Simón Rodríguez, cada día toma
mayor vigencia: Dónde iremos a buscar modelos?... –La América Española es original = i
ORIGINALES los medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos.
Si hablamos
de un nuevo proyecto civilizatorio, las propuestas económicas que surjan deben
estar al servicio del ser humano y no del capital, no a los procesos de
industrialización y contaminación ambiental. Los procesos de producción, deben
estar enmarcados dentro de unas relaciones sociales fundamentalmente humanas,
donde el trabajo sea el tiempo socialmente necesario en la producción, no de
mercancías para llenar el mercado y convertirlo en dinero, sino en bienes que
vayan a satisfacer las necesidades reales de la humanidad, como la comida, el
vestido, la vivienda, la educación, servicios públicos y donde el empleo no
puede convertirse en formas de esclavitud escondidas por el salario, negándole
al trabajador o trabajadora el derecho al ocio. La agricultura debe ser
cuidadosamente planificada y debe garantizar la alimentación de la población en
igualdad de condiciones y evitar a como dé lugar la destrucción de bosques y la
contaminación de ríos y quebradas. El desarrollo agropecuario debe ser
sustentable en aras de tener soberanía alimentaria. La educación debe jugar un
papel fundamental en la nueva civilización y debe ser una práctica constante
para la libertad, donde el diálogo, la fraternidad, la convivencialidad, la
solidaridad, el bien colectivo -entre otros valores- propios de los seres
humanos, sea el camino a seguir en ese proceso ontocreador, que en términos de
totalidad ha de nutrir la sociedad, para romper las cadenas de la dependencia
tecnológica y científica. La nueva educación, de ese nuevo proyecto
civilizatorio debe resumir el ideal educativo de nuestro Simón Rodríguez:
«Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser un
equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque»; «No hay interés donde
no se estribé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se entiende, y
lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las
tres partes del arte de enseñar. Y no todos los maestros sobresalen en las
tres»; «El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al
que enseña a aprender; no al que manda aprender o indica lo que se ha de
aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las
primeras instrucciones, sigue enseñado virtualmente todo lo que se aprende
después, porque enseñó a aprender»; «No
hay oveja que busque al pastor, ni muchacho que busque a maestro»; «Enseñen los
niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande
hacer; se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los
limitados, no a la costumbre como los estúpidos»;«La ignorancia es la causa de
todos los males que el hombre se hace y hace a otros; y esto es inevitable,
porque la moniciencia no cabe en un hombre: puede caber, hasta cierto punto, en
una sociedad por el más y el menos se
distingue una de otra). No es culpable un hombre porque ignora - poco es lo que
puede saber -, pero lo será si se encarga de hacer lo que no sabe.»; «Acostúmbrese
al niño a ser veraz, fiel, servicial, comedido, benéfico, agradecido,
consecuente, generoso, amable, diligente, cuidadoso, aseado; a respetar la
reputación y a cumplir con lo que promete. Y déjense las habilidades a su
cargo; él sabrá buscarse maestros, cuando joven”; «Sólo la educación impone
obligaciones a la voluntad. Estas obligaciones son las que llamamos hábitos.»;
«Enseñen, y tendrán quien sepa; ‘eduquen, y tendrán quien haga.»; «Toca a los
maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo, para que sepan
apreciar el valor de las cosas.»; «Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que
no tiene, cualquiera lo compra». «Enseñar es hacer comprender; es emplear el
entendimiento; no hacer trabajar la memoria»; «El maestro de niños debe ser
sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres
para la sociedad»; «Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se
hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte.»
(Extracto del libro de Rumazo González, Alfonzo; "Ideario de Simón Rodríguez";
Ediciones Centauro; 1980; Caracas; Venezuela.).
Creo que
dentro de estos postulados, podemos encontrar el deber ser, del nuevo sistema
educativo, que asociado a otros pensadores latinoamericanos, que han trabajado
el tema, encontraremos allí el camino formador necesario, que ayude a construir
la propuesta civilizatoria, que buscamos.
De otro lado, la figura tramposa de Estado, debe desaparecer
-ya lo hemos dicho- en el nuevo plano jurídico-político que ha de nacer,
producto de la voluntad colectiva de nuestros pueblos, donde las relaciones de
mando vertical entre dominante-dominado, opresor-oprimido desaparezcan para
siempre, en busca de un nuevo poder que descanse realmente en los colectivos
populares, donde surja de manera jurídica la reapropiación social de la ley,
para darle horizontalidad a ese poder que ha de descansar en las comunidades.
En ese mismo plano jurídico político no podrá tener cabida la figura
presidencial, a cambio ha de nacer una junta de administración elegida
nominalmente (por ejemplo). Los partidos
políticos tampoco tendrán cabida -serán eliminados-, de manera que el pueblo y
sus expresiones genuinas sean los propios protagonistas de su historia y evitar
que estos le roben los espacios de organización social a la población. Toda
representación popular, no podrá tener privilegios económicos ni políticos,
pues la nueva civilización, habrá de abrir los caminos para que esa democracia,
sea realmente una práctica para la libertad inquebrantable, indisoluble, firme
y sólida. Esa libertad, esa democracia, tiene que ser por naturaleza
antiimperialista, que haga honor al legado histórico dejado por nuestros
libertadores.
Pero
dentro del marco de este espacio, hay que tener claro, que para llegar allí, se
hace necesario, no un proceso electoral a los que nos tienen acostumbrados las
clases que dominan, sino hechos constituyentes que rompan con la funcionalidad
de los conflictos, del cual ya hemos hablado y que nos puedan conducir a una
constituyente originaria y no derivada del poder constituido, para plasmar allí
en colectivo, el proyecto de nación que aspiramos.
No es que
estemos negando los procesos electorales, lo que sostenemos es que esos
procedimientos electorales tal y como están planteados, responden a situaciones
manipulables, desde todo punto de vista, ya que las mismos tienen como
finalidad impedir cualquier proceso de cambio que requiera la sociedad, desde
el punto de vista estructural, que beneficie el colectivo. Colombres, al
respecto nos indica: “Ese vasto sector indiferente, neutralizado y conducido a
la total indiferencia por la cultura de masas y la desinformación, es que el
impide que por la vía electoral se produzcan en nuestras sociedades los cambios
urgentes que necesitan. La desinformación busca convertir una información falsa
en una información verdadera, creíble,
que llevará al que la recibe a actuar en un sentido que le es
desfavorable. ¿Puede considerarse un legítimo ejercicio de la democracia esta
actitud que no defiende el viejo ethos social ni propugna la vigencia de nuevos
paradigmas más perfectos y justos?
La
democracia es el gobierno del pueblo, no del hombre masa. Del pueblo, que es el
hombre organizado, pensante, creativo, que defiende como algo muy valioso los
lazos morales y de solidaridad”. (COLOMBRES, Adolfo. “América como civilización
emergente”. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2004. pp.204).
Todas
estas generalidades, pueden ser parte del inicio de una discusión permanente,
que se puede plasmar en un proyecto, en un acuerdo dentro de los desacuerdos,
es cuestión de tomar las iniciativas necesarias, en aras de seguir pensando y
actuando, para salir de esta encrucijada que aprisiona cualquier propuesta que
se pueda alejar de la lógica de la dominación.
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