Rafael Iribarren
Cabello y Carreño le juegan posición adelantada a Maduro
Lo de López no es nada al lado de lo de Saragay
Ni siquiera Capriles puso su mano en el fuego; ni se la jugó
completo, con Oscar López; aunque era su Director de Política en la gobernación
de Miranda. Lo que hizo fue contratacar; una defensa, “la mejor”; pero no
respuesta de fondo. No es imposible que las denuncias sobre el desconocido
origen de las cantidades que León pagó; y cuyas facturas mostraron Cabello y
Carreño en la AN; tengan soporte. Aunque ellas en sí mismas no son
demostrativas de nada necesariamente delictua. Pero aparte la verdad de la
denuncia, que no tiene que ver con lucha ninguna real contra la corrupción;
sino con su manipulación política; es asquerosa y nada inteligente su vinculación con aspectos específicos de la
personalidad y la vida privada de López a pesar de que se trate de un dirigente de PJ. Y de que ello tenga alguna
incidencia en su rol político y en su partido. Pero, ¿Cabello y Carreño no recuerdan
las señalamientos directos de Bernal contra Barreto, siendo éste alcalde; sobre
aspectos, de su vida privada; según, más cuestionables que los que se le hacen
a López?, Ni ¿recuerdan tampoco el escabroso caso, de sexo oscuro, narcotráfico y asesinato de la embajadora
venezolana en Kenia; del que está inculpado y aún preso en Nairobi, el primer
secretario la embajada, Dwight Saragay diplomático venezolano, chavista? ¿Qué
es al lado de este caso; precisamente siendo Maduro canciller; la promoción de
reuniones de gay de que se acusa a López? Sobre el que la AN se ha negado a
investigar. Porque, precisamente, lo más perverso y menos inteligente del sucio montaje de
Cabello y Carreño, con la vergonzosa anuencia de todos los diputados chavistas;
es que la descalificación política que tratan de inducir, de López
directamente; pero concretamente de Capriles y PJ; es que, según, es, o son, gay.
Realmente por eso y no por la que derivaría
de la corrupción que indiciarían las
facturas mostradas. Cuando, por lo demás, ¿siendo declarada y estridentemente
gay Ricky Martín, quién Maduro acababa de tener, siendo el Presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, un quizás demasiado simpático, intercambio
de banderas, sonrisas e invitaciones?.
La emergencia anticorrupción de Maduro es hacia dentro del
chavismo mismo
Pero lo peor es que el sentido real de la estridente
arremetida de Cabello y Carreño no es ir
contra Capriles ni llevarlo otra vez preso; ni sacarlo del juego. Ni sacar del
juego a PJ; a la “derecha amarilla”. Los jefes parlamentarios bolivarianos
están, maniobrando dentro de la estrategia general chavista, es jugándole
posición adelantada, precisamente, ¡a Maduro!. Pues, ¿hacia donde va,
realmente, la guerra a muerte de Maduro contra la corrupción?. Por partes, se
irá viendo cada vez más claramente. Pero es notorio que no es contra la
corrupción de la oposición; no centralmente, ni siquiera significativamente;
habida cuenta de la escala de extrema emergencia nacional en que la
plantea; y la trama política en que se da. Hasta declarar emergencia nacional,
pedir una habilitante y convocar de
urgencia, tercera vez, un Consejo de Estado. Es claro que, aunque se la
menciona, el objetivo no es la corrupción de la que Cabello y Carreño acusan a
Capriles y PJ; aunque por obviedad político-electoral tiene que ser metida
dentro del paquete. La ofensiva anticorrupción de Maduro, por encima de todo,
es interna, contra la corrupción chavista; contra la corrupción cívico-militar
bolivariana. Específicamente contra un sector de ella De entrada, siendo metastásica; es uno de los
factores determinantes de la parálisis y el deterioro generalizados del país;
del fracaso de todas las políticas y planes chavistas Y que él y quienes tiene
detrás, saben, aun cuanto muchos de su
misma gente estén involucrados; que desatada como está, se los tragará en el
corto plazo; que ya se los está tragando. Quiere decir que que, en primera
instancia, combatir la corrupción al menos controlarla como hacía Chávez,
ciertamente que es cuestión de sobrevivencia política. Sin embargo, lo
verdaderamente determinante; porque tal emergencia contra la corrupción es el
escenario óptimo para liquidar cualquier posibilidad de insurgencia interna,
aunque hoy está en ciernes; contra su ejercicio actual del poder. Poder
recibido de Chávez, en condición de heredero civil por adopción; pero sin la
“legitimidad bolivariana” militar, de quienes, realmente o según las leyendas,
si habrían estado, y, según, si se las
habrían jugado con él el 4F.
Cabello “juega posición adelantada”:sabe que está entre los
primeros de cualquier lista
Cabello, como Carreño y todo el país sabe, que cualquier
acto anticorrupción, con el propósito real que sea; aunque sea dirigido a pulso
hacia un sector o área específicos de la corrupción cívico-militar chavista;
para ni siquiera a eliminarla, sino para controlarla; lo toca; o le llega muy
cerca. Como toca a muchos de los altos mandos cívico-militares chavistas que la
manejan a discreción; y hasta a través de redes casi públicas; como lo mostró
la reláficas del G2-Mario Silva; y antes, las de Aponte Aponte y Velázquez
Alvaray. Y, alucinantemente, el más reciente y actual caso de Bandes. Ante lo que, los jefes
parlamentarios chavistas pican adelante, juegan posición adelantada. Asumen
el radicalismo más exaltado y extremo en la confrontación con “la derecha
amarilla”, “fascista”; aparte de hasta qué punto lo sea; personificada en
Primero Justicia y sus aliados; en Capriles, su
figura principal; y en su entorno más cercano, de su comando político y
la gobernación. ¡Claro!, a los campeones de “la lucha de clases contra la
derecha” que, según, enfrentan a fondo a los agentes del imperialismo, a los
enemigos de la revolución y los magnicidas; a esos gladiadores revolucionarios
del chavismo; someterlos aunque sea investigarlos dentro de la guerra
anticorrupción de Maduro; sería, abiertamente ”hacerle el juego al enemigo”;
caer en su trampa.
Un montaje tan inconsistente; que la Fiscal se deslindó
Cabello y Carreño, en contenido y forma, se salieron del
marco de una denuncia política consistente sobre un caso real o manipulado de corrupción
administrativa como tal. Primero, que aparte de no demostrar la corrupción
administrativa en sí; como de alguna forma tendría que ser; que, en tal caso,
sería microscópica en relación a las dimensiones siderales, a las que llegan
las muchísimas corrupciones cívico-militares chavistas. Segundo, que lo
estridente de la denuncia, referida a las reuniones de gay que, según, hacia
López, si ciertamente es una referencia que pone en cuestión la calidad
ético-política de PJ y el entorno de Capriles; ni siquiera dimensionándola como
han pretendido como “tráfico, corrupción, red de prostitución”, etcétera; tiene
el peso político-institucional que han querido darle. Tanto es así, que la Fiscal
Ortega Díaz, evidentemente tomando distancia, deslindándose abiertamente;
aclaró que la Fiscalía no estaba investigando ninguna denuncia administrativa
contra López; y, obviamente, menos, sobre su vida privada.
Cabello el último comacate, para poner en evidencia a Maduro
Vale considerar que esta maniobra de “jugarle posición
adelantada” a Maduro; Cabello y Carreño la ejecutan al más alto y estridente
decibelato; precisamente para forzar a Maduro a alinearse con ellos en su
supuesta confrontación con “la corrupción y el fascismo”; es la tercera ocasión
en que Diosdado Cabello en concreto y
aparte con cual propósito,
compulsivamente pone en evidencia y a “brincar o encaramarse” a Maduro.
La tercera, sí. La primera, cuando el supuesto, imposible, ”emergente”, Yendri
Sánchez, lo “…hubiera podido matar…”, en el acto de su juramentación en la AN.
Y la segunda, cuando, a sabiendas de que el gobierno nacional había sido
oficialmente notificado; armó una estridencia pseudorevolucionaria provocando
la crisis diplomática que hubo con el presidente Santos por haber recibido a
Capriles; siendo empujado a radicalizarse ridícula e irresponsablemente, como
Cabello quería. Tómese en cuenta que el único o casi, “comacate” del 4F que con
el gobierno de Maduro, está quedando en pié, con algún poder, cada vez menos
ciertramente; y en salsa ante su “guerra sin cuartel contra la corrupción”, es,
precisamente él: Diosdado Cabello.
Las maniobras “matrioskas” internas chavistas; una dentro de
otra, dentro de otra…
Como las “matrioskas ”. El juego entre Cabello y Maduro en
la dinámica intercontextual entre
lo interno y lo externo chavistas; está armado como
las muñecas rusas: un montaje dentro de
otro montaje, dentro de otro montaje; y así. El Montaje de Cabello y Carreño
contra Capriles en la AN, está dentro del montaje de cubrirse jugándole
posición adelantada a Maduro; cuyo montaje de “lucha a muerte” anticorrupción;
está dentro del de crear el contexto para terminar de sacar definitivamente del
poder los 4-febreristas, Que, digamos, finalmente, está dentro del montaje de
“confrontar la derecha amarilla”’, precisamente para todo lo contrario de lo
que se declara: para promoverla e
inducir su consolidación, como uno de los dos polos políticos nacionales; y
consolidar el chavismo como el otros polo, de
izquierda y él como su líder.
Desde el siglo XIX en Venezuela nunca ha habido una derecha
En Venezuela desde la Independencia y la Federación, nunca
se conformó una derecha propiamente. Ni siquiera a mediados del siglo XX
cuando, entre Medina y Gallegos, con la UNE y COPEI, se dio el intento más
serio. Aunque en varios momentos ha
habido gestos de constituir alguna forma de centro-derecha. Realmente el
intento que más ha apuntado en esa dirección, emparentado políticamente con
Proyecto Venezuela de Salas; es precisamente Primero Justicia; con un discurso
ambiguo; aunque con ejecutorias políticas y posiciones coherentes con una visión de “centro derecha”. Su desarrollo
y proyección político-partidista, electoral, ha sido muy circunstanciado y
pragmático y, hasta “populista”.
Pragmáticamente el ”Comando Tricolor” que se formó y apoyó en las primarias
de febrero del 2012; en confrontación con el frente socialdemócrata-puntofijsta; constitutiva y retóricamente, expresamente se
asumía como de ”centro izquierda. Capriles llegó a identificarse en ese proceso
de las primarias, como centroizquierdista. Para luego, su discurso electoral
fue y desde entonces ha sido, el derechizante, de negar como “superada” la
categorización de izquierdas y derechas.
Pero si la cúpula y
sus cuadros de dirección de PJ ciertamente son identificables como de
centroderecha; sus bases político-electorales, aunque mayormente de sectores
medios-medios, son socio-político-culturalmente, igual o la misma que la de los
demás partidos no-chavistas; incluso con igual perfil socioeconómico que el de buena parte del chavismo. Quiere
decir que si la cúpula de PJ es
realmente de centro derecha, sus bases político-electorales, no lo son; no
pudiendo serlo, entonces, tampoco sus
políticas y gestión gubernamentales
concretas. Siendo, con alguna excepción, su liderazgo, incluido el de Capriles,
básica y determinantemente mediáticos, circunstanciales.
El chavismo y PJ, por la conformación a cuatro manos de “la
derecha amarilla”
El chavismo promueve la idea de que confronta a la derecha
amarilla, al fascismo amarillo; justificando con ello de paso toda su práctica
autoritaria, regresiva; verdaderamente fascistizante. Y aunque en su retórica y
gestión concretas, hace deslindes y hasta se muestra interlocutorio y dialogal,
con sectores oposicionistas y
no-oficialistas, a los que diferencia;
su política, realmente la única, la real, en función de mantenerse en el Poder;
es la confrontación retórica y mediática, permanente, específicamente contra PJ
y VP principalmente; y contra personalidades como María Corina Machado. A
quienes muestra y ataca, como si
realmente fueran la conformación básica,
dirección y expresión concreta
principal y determinante de la
oposición. El acoso y la permanente admonición
centrados en Mardo y Capriles, en
PJ, en Oscar López, y VP de Leopoldo López; además de en Machado; haría pensar
que está atacando al alto mando y al más alto liderazgo de la oposición; que
por su parte homogénea y mayoritariamente los tendría como tales. Política
chavista a la que, notoriamente éstos,
Capriles, PJ, López, VP, Machado; hacen el juego; actuando, con si realmente
ellos fueran la dirección y el liderazgo
nacional histórico, indiscutibles; los llamados, a derrotar al chavismo,
sacarlo del Poder; y reconstruir al país.
Sin bases ni perspectiva para una centroderecha en Venezuela
Pero en el antichavismo, incluso en la oposición que se
retrata en la MUD, y hasta en la que ésta no deja hacerlo; hay liderazgos con
mucho mas pegada y alcance y bases sociales reales; aparte los cuestionamientos
que se les pueda hacer, que los de Mardo,
Machado, Borges, López; que son
objeto de una permanente, dudosa, repetitiva y vacía proyección mediática.
Incluso el liderazgo de Capriles, básicamente circunstanciado y mediático; en
alcance y potencial no es más consistente
que el del gobernador Falcón aunque éste no ha sido candidato nacional.
Sin embargo, esos líderes, en su mayoría no promovidos y hasta silenciados
mediáticamente, muchos de centroizquierda y de izquierda; bastantes venidos de
la izquierda de los 60 y 70, que habiendo pasado por el chavismo, tienen más
llegada e impacto en su subjetividad; éste no los tiene en su mira; en tal
caso, los toca solo de soslayo.
Al polarizantemente poner en la mira al liderazgo de PJ y
VP, acosándolos, sobre todo mediáticamente con el discurso de que enfrenta y le
toca es derrotar a la “derecha amarilla”, “a la derecha fascista”; en contra de
lo que parece y el discurso, busca es exactamente todo lo contrario:
promoverla; darle una dimensión que no tiene. Su verdadero propósito,
a-histórico e inviable por lo demás; es ayudar a que se forme hoy en Venezuela,
una derecha.
Maduro, presidente legitimado incluso por Capriles;
estabilizado y manejando la crisis
A cuatro meses cumplidos desde el 14A; lo que entonces
sucedió y lo que no; incluso la significación y el alcance de ambos, en la subjetividad nacional, ya son
crónica; son historia. A nadie en Venezuela le dice ya nada que Capriles
anuncie que con las decisiones de TSJ en relación a su demanda, ahora se va a
la ONU, etcétera. Por “ilegítimo” y “enchufado”; que sea; Maduro hoy es el
Presidente de la República. Lo fue desde el principio para la Comunidad
Internacional; y con el tiempo ha venido llegando a serlo también, y lo es,
para la comunidad nacional. De hecho y hasta de derecho para la misma
oposición. Incoherente, y, oportunistamente; ir, sin más y con la mayor
promoción de expectativas, a las elecciones del 8D, bajo la misma rectoría y el
arbitraje del CNE; que contó los votos trampeados del 14A a partir de los que lo
proclamó presidente; es, dígase lo que se diga, admitir la legitimidad de
Maduro. Sin ir más allá, y no es un detalle, aceptar su reto para un debate
nacional como la oposición ha declarado
aceptándolo; aunque finalmente no se
haya concretado porque arrugó; es reconocerlo como interlocutor
legítimo.
Más allá de lo anterior; Maduro y el equipo de gobierno; el
”comando político cívico-militar de la revolución” que gobierna; no han
resuelto de fondo ni avanzado realmente en la solución de ninguno de los problemas
nacionales estructurales. Ni lo harán; ni siquiera intentarlo es posible sin
reorientaciones y cambios bien marcados, radicales; y sobre todo, sin la
aceptación expresa de que “el proceso”, no solo terminó; sino que nunca llegó a
ser ni tuvo perspectiva de serlo; ni siquiera en vida de Chávez. A quién
precisamente, la muerte salvó de vivir su inevitable “entrar en barrena”,
siendo él mismo arrastrado con el país al caos inercial en que estamos. A menos
de seis meses de su desaparición; todo
el andamiaje montado por él, burocrático y de operación de los instrumentos y
recursos de poder; está teniendo que ser totalmente desmantelado; de entrada por razones de sobrevivencia
política de su heredero comando cívico-militar. Hasta su retórica estridente va
siendo maldisimuladamente cambiada. Sin embargo y sin expectativa de
resolverla, han logrado manejar la crisis nacional; surfearla. A fuerza de
expansión del gasto, devaluación, endeudamiento y desnacionalización de la
seguridad alimentaria; etcétera; han logrado
ralentizar y contener su dinámica expansiva inmediata hacia el colapso
total. Con un cambio radical en cuanto a sus relaciones e interlocución con el
sector privado, con “el capitalismo”, con “la derecha”; con “el Imperio” y con
los sectores medios de la sociedad. A pesar de las incoherencias y
contradicciones entre gestión concreta y retórica; y de lo que algún sector
gubernamental partidista “radical” promueve, con respecto a lo que promueve
otro, según “conciliador”.
Para unificar el mando a Maduro solo le falta salir de
Diosdado Cabello y de Rafael Ramírez
A la muerte de Chávez, la prioridad para las cúpulas
chavistas fue lograr alguna coherencia y continuidad del régimen; entonces sin él; y ser legitimado electoralmente.
Logrado ello aunque precariamente y estabilizado el nuevo chavismo; la
prioridad, de sus cúpulas, del comando cívico-militar; por encima de todo y a
toda costa; aunque parezca diferente, pasó a ser, y hoy es, el control interno
del chavismo y del poder. Ya estabilizado en el poder y con un manejo
básicamente coherente y eficiente de la crisis; aunque sin perspectivas de
resolverla; por encima de cualquier problema nacional; de la confrontación con
la mejicanizada e inconsistente oposición; y de cualquier coyuntura internacional;
la prioridad absoluta de Maduro y el comando cívico-militar chavista, es
resolver la cuestión interna, del chavismo y del gobierno. Prioridad en dos
planos interdeterminados; a lo interno, en el del chavismo como movimiento,
imponer a la mayoría el reconocimiento de su mando único homogenizado; y en el
del gobierno terminar de someter a los
compartimientos de poder que Chávez dejó, civiles y militares, centrales y
regionales o sectoriales; a un solo
y único nivel de decisiones y a una sola
política. Logrado como ha, el desplazamiento del gobierno de los principales y
permanentes operadores históricos de
Chávez; y el descabezamiento y pase a retiro de la casi totalidad del
generalato del 4F. Solo quedan por resolver dos de sus mas útiles operadores,
por razones diferentes, mas difíciles que los demás: Rafael Ramírez y Diosdado
Cabello.
Sin motivos reales para la confrontación de fondo con la
oposición
Regresando finalmente a los montajes “matrioska” de Cabello
y Carreño; y de Maduro; según, contra la corrupción de la “derecha amarilla”
Con la “victoria solo medio perfecta” asegurada por el CNE: que ya tiene los
cómputos del 8D. El cuadro político actual de relaciones del gobierno de Maduro
y su equipo, internas en el chavismo, con el país en general y concretamente
con la oposición; muestra que no tiene ni motivo ni razón ni necesidad
políticas concretas; ni mucho menos sentido alguno; promover confrontaciones ni
conflictos intensos, desestabilizadores; ni con la oposición en general ni con un
sector concreto de ella. Ni siquiera con Capriles ni con “la derecha amarilla”,
“la derecha fascista”. No son la prioridad. El propósito esencial de esos
montajes, aparte de los colaterales hacia lo interno del chavismo, de cada uno,
es promover que en Venezuela haya una derecha; para el chavismo ser
definitivamente “la izquierda”
Caracas 24.08.13
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