Una voz de Oriente
No me considero un erudito en la materia y puedo
asegurar que muchísima gente conocerá del asunto mucho más que yo, solo me
limitaré a resaltar lo que he conocido y palpado sin aludir a mitos o cuentos
de camino. Veamos entonces por qué alego que en un gobierno supuestamente de
trabajadores para trabajadores la explotación laboral sigue siendo el pan de
cada de día, por lo menos en las zonas petroleras donde he puesto mis pies y ojos.
En la región de la Faja, primera reserva del mundo,
los profesionales, los obreros, los estudiantes, y la población en general
basan su visión de futuro y expectativa de vida en la industria del oro negro,
es decir, todo gira en torno a esto. Históricamente se ha demostrado que “la
riqueza de nuestra tierra ha sido nuestra condena”. Este comentario de Galeano
le queda muy bien a lo que actualmente vivimos. Industrias, empresas, centros
comerciales, devastación ambiental, todo producto del dios negro del petróleo.
Todo arroja explotación y esclavitud disfrazada. Hay casos de profesionales en educación
laborando como obreros en empresas contratistas, eso debido a lo mal pagado que
está un docente y las ganancias temporales de ser obrero petrolero, sumado a
los altos niveles de inflación que azotan al país, solo queda esta ocupación
para medio solventar las necesidades básicas. ¿Por qué temporales? Porque el
obrero petrolero trabaja un año, es liquidado, se consume hasta el 50% de lo
que le pagan en licor, y queda dependiente del mismo patrono para volver a la
acción laboral, lo que lo convierte en un sumiso instrumento de los empresas contratistas.
Como esas compañías o “contratas” NO RESPETAN las
leyes vigentes en cuanto a condiciones y beneficios de los trabajadores,
resulta que solo PDVSA queda como una única garantía de algún bienestar más o
menos permanente para el obrero y los suyos, lo que produce una competencia por
los puestos de trabajo en esa empresa del Estado, lo que a su vez genera la
alienación a sus imposiciones políticas-dogmaticas, como por ejemplo estar
inscrito en el PSUV para poder entrar a trabajar.
“Contratas”,
negocio y mafias
En la Faja Petrolífera del Orinoco el nivel de corrupción
es exorbitante y exagerado; quienes llevan la batuta allí son las empresas
contratistas, nacionales y extranjeras, puesto que las transnacionales no se
fueron, solo cambiaron de nombres y los gringos siguen andando por aquí como en
el pasado. Además, esas compañías al terminar su contrato vuelven a licitar con
otros nombres, llenando los bolsillos de los gerentes para asegurar enriquecimiento
fácil y condiciones pésimas a los trabajadores, también dejando por fuera a
algunas cooperativas que intentan entrar en el negocio.
Como lo he vivido yo mismo, en la mayoría de los
casos el obrero de una empresa contratista no recibe sus cesta-tickets o
Tarjeta Alimentaria como lo exige la Ley. Cuando recibe algo es porque le entregan
de 400 a 600 Bs. mensuales en cuestión alimenticia. Tampoco hay bonificaciones
por horas nocturnas ni aumento por sobre-tiempo. Para los patronos, el negocio es
pagarnos por hora; así, supongamos a un operador de una grúa hidráulica que en
el mejor de los casos gana 40 Bs. la hora, podría trabajar 24 horas seguidas y
a las 2:00 am el costo de su hora laboral será de los mismos 40 bolívares. Quien
diga que en Venezuela no hay explotación y que los trabajadores petroleros
somos privilegiados, que se dé una vuelta por la Mesa de Guanipa.
Las instituciones donde puede acudir un obrero a
reclamar están totalmente parcializadas a beneficio del patrón, compradas por
las mismas contratistas para joder al trabajador. Los sindicatos todos saben que
se han vueltos mafias, llenas de asesinos y sicarios, en continua camorra por la
venta de puestos de trabajo. Otros no cumplen sus obligaciones y por eso reciben
su tajada; lo mismo pasa en Recursos Humanos en PDVSA, pues si a un trabajador se
le ocurre ir allí a averiguar sobre prestaciones, liquidaciones o retroactivos,
desde esta oficina avisan a la empresa donde labora que tienen un revoltoso y termina
perdiendo su trabajo, se le da su parte al informante y otro trabajador toma el
lugar del despedido.
En cuanto a las comunidades organizadas de la
región, se suponía que por mandato de Chávez ahora si tendrían voz y serían
tomadas en cuenta, pero han pasado por un proceso similar al de los sindicatos
donde la corrupción está a la orden del día, de modo que los líderes o voceros de
los consejos comunales, a cambio de unas cuantas migajas, se ponen al servicio
de las compañías para enfrentar a los trabajadores cuando hay una protesta o
paro por exigencias laborales, sin olvidar que venden las cartas de residencias
a personas de las poblaciones cercanas para trabajar como si fuera un habitante
de la comunidad.
Dentro
del monstruo estatal petrolero
Distribuidos en la Faja hay unos 2.500 técnicos
egresados de la Misión Rivas Técnico, en menciones como Petróleo, Gas, Mecánica
y Electricidad, quienes ingresaron a hacer pasantías más o menos en febrero del
2012, con duración de seis meses donde recibirán un incentivo económico de 1.500
Bs. mensuales, recordando que la mayoría de esos técnicos son padres de familia
y hay casos de personas hasta con nietos. Ellos vieron una oportunidad en la Misión
para ingresar a PDVSA y mejorar sus condiciones de vida. Las pasantías
significaron laborar en áreas que competen a lo que habían estudiado, obligados
a hacer trabajos agotadores, con horas extras sin pagar, donde pude ver que mas
que afianzar los conocimientos teóricos con la práctica lo que hicieron fue
convertirlos en borregos del Estado y la empresa.
Cuando llegaron las elecciones del 7-O la consigna
era apoyar a Chávez para continuar en la presidencia y de esta forma asegurar
su empleo como fijos. Los técnicos fueron obligados a ir a marchas, a hacer
campañas en los “puntos rojos”, sin que tuvieran alternativa. Luego que Chávez
gana de nuevo, comenzaron a despertar, exigiendo sus derechos y que se
cumpliera lo prometido. Se fueron hasta Miraflores poniendo en un hilo a los
gerentes de aquí por no saber controlar a estos “misioneros”. Llegó la muerte
de Chávez y se puso negra la cosa, ahora había que asegurar la victoria de
Maduro. De nuevo, mítines, hacer campaña, hacer trabajos pesados, laborar horas
extras. Gana Maduro y otra vez a esperar. Hasta el momento que se escribe este
artículo los “misioneros” no han logrado entrar a PDVSA, con el consuelo imaginario
de que tendrán chance después de las próximas elecciones de alcaldes.
De empresas mixtas y otros logros
bolivarianos
Por estos lados laboran las empresas mixtas, sobre
las que ya se ha hablado en otros números de este periódico. Tenemos a Petrokariña, alianza entre Petrobras y
PDVSA, contra la cual han ocurrido una importante cantidad de protestas de los
habitantes del área vecina por la mala praxis petrolera, la falta de
mantenimiento, la ausencia de empleos para la comunidad y el deterioro
ambiental. Petrobras también está presente en Petroritupano y Petroven-Bras, lo mismo pasa en Petropiar, que opera en el campo
petrolero mejor conocido como Bare, en el C.O.B. (Centro Operacional Bare),
comandado nada más y nada menos por Chevron. Para los que pensaron que las transnacionales
yanquis se habían ido, o que la producción es nuestra, entérese querido lector
que a la Chevron le quedan unos 20 años aún en el país, según acuerdo con el
mismo Comandante Supremo. Otra empresa mixta es Petrocedeño, en el aérea de Junín, por los llanos anzoatiguenses,
donde los socios extranjeros son Total y Statoil; mientras que en Morichal, el compinche de afuera es la
inglesa BP. Menciono estas por encontrarse en la Faja y por haberlas conocido
personalmente.
Aquellos cuentos que echaban los viejos de por aquí
tristemente se están repitiendo, o mejor dicho nunca han parado de repetirse. Nos
decían que el obrero era explotado, que trabajaban en camisetas y con gorras;
hoy tienen bragas rojas y les dan cascos, pero igual sigue habiendo explotación
laboral, accidentes fatales, regalías al extranjero, miseria en los pueblos,
mala distribución de la riqueza, endeudamiento siniestro, deterioro medio-ambiental,
monopolización del campo laboral, entre tantas atrocidades causadas por el
capitalismo y rediseñadas por este falso socialismo.
[Artículo publicado en El Libertario, # 70, julio-agosto 2013]
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