It's Going Down
En Lafayette, Louisiana, han tenido lugar disturbios, marchas masivas y saqueos después del asesinato policial de Trayford Pellerin, y los portavoces de la policía, como era de esperar, han culpado a “elementos ajenos a la comunidad" por la rebelión. El lunes 24/08 fue el tercer día de protestas en Lafayette,. Hubo una manifestación frente al ayuntamiento y un corte de tráfico en la entrada a la estación de servicio donde los oficiales le dispararon. Más de treinta manifestantes se reunieron a última hora de la mañana del lunes frente al ayuntamiento cerrado de Lafayette, pidiendo reformas policiales y la renuncia del alcalde Josh Guillory. Frente a la gasolinera donde la policía mató a Pellerin, cincuenta manifestantes aportaron a un monumento creado allí para él y sostuvieron carteles como "Justicia para Tray", "Una insignia no es una licencia para matar" y "Las vidas negras importan"; bloquearon la entrada de vehículos durante aproximadamente una hora.
En Lafayette, Louisiana, han tenido lugar disturbios, marchas masivas y saqueos después del asesinato policial de Trayford Pellerin, y los portavoces de la policía, como era de esperar, han culpado a “elementos ajenos a la comunidad" por la rebelión. El lunes 24/08 fue el tercer día de protestas en Lafayette,. Hubo una manifestación frente al ayuntamiento y un corte de tráfico en la entrada a la estación de servicio donde los oficiales le dispararon. Más de treinta manifestantes se reunieron a última hora de la mañana del lunes frente al ayuntamiento cerrado de Lafayette, pidiendo reformas policiales y la renuncia del alcalde Josh Guillory. Frente a la gasolinera donde la policía mató a Pellerin, cincuenta manifestantes aportaron a un monumento creado allí para él y sostuvieron carteles como "Justicia para Tray", "Una insignia no es una licencia para matar" y "Las vidas negras importan"; bloquearon la entrada de vehículos durante aproximadamente una hora.
La noche del sábado 22/08 al domingo tuvo lugar un conato de motín en Denver –Colorado-. Según The Denver Post: “Portavoces municipales y estatales condenaron el domingo las acciones de unas 75 personas que iniciaron incendios, rompieron ventanas, hirieron a un oficial de policía y dañaron propiedades el sábado por la noche durante una protesta por "Abolir a la Policía" frente a la sede del Departamento de Policía de Denver”.
Las manifestaciones y los enfrentamientos se han extendido a Seattle, Washington, Portland, Oregon y Charlotte -Carolina del Norte-. En Seattle, manifestantes que portaban escudos rompieron escaparates de la sede de Amazon y de varias empresas tecnológicas, y prendieron fuego a un edificio de la policía. Tras los disparos policiales contra Jacob Blake [en Kenosha, Wisconsin], también se pusieron en marcha en las ciudades de Wisconsin disturbios, saqueos, incendios intencionados selectivos y destrucción de edificios.
Esta segunda ola de revueltas se produce casi tres meses después de que comenzara la rebelión inicial por George Floyd. Para la clase capitalista neoliberal, la rebelión ha sido una oportunidad para promocionarse a sí misma ante los millennials y los zoomers como "impulso" y "despertar". Los políticos demócratas, a pesar de todo su discurso de "empuje hacia la izquierda", han dejado claro que simplemente reforzarán la política de representación y no tomarán en serio ni siquiera las propuestas políticas básicas y parciales de recortar el presupuesto policial, aunque incorporen a sus campañas la retórica de Black Lives Matter. Mientras tanto, Trump, el Ministerio de Interior y el Partido Republicano en su conjunto se han aplicado no sólo a mantener su versión fascista del conservadurismo de la era de las cavernas, sino también para proyectarse como el partido de la "ley y el orden" – algo irónico, cuando se multiplican las denuncias y procesos contra los secuaces de Trump. Conforme demócratas y republicanos se pronuncian, podemos ver que el menú político ya está servido y no hay lugar para nosotros. Ambos partidos corporativos no ofrecen a la rebelión actual nada más que palabrería, ya sea la de la recuperación o la de la represión.
Lo que sí muestra la segunda ola de rebelión es que, una vez más, se trata de levantamientos orgánicos, expresiones naturales de ira frente a la represión estatal y la violencia policial, no provocadas por “provocadores externos”. Haríamos bien en recordar la avalancha de teorías de la conspiración que la extrema derecha y el Estado han elaborado durante los últimos tres meses, ya que muchas de estas mentiras masivamente desacreditadas han regresado a las redes sociales.
Nadie a pie de calle debe mirar a ninguno de los partidos como un vehículo para su salvación, sino a sus iguales y a otras comunidades en lucha. Como la rebelión no muestra signos de detenerse, es de esperar que las cosas continúen evolucionando, que las luchas confluyan y la gente continue experimentando no sólo en las calles, sino también para crear nuevas formas de vida, de tomar decisiones y de satisfacer sus necesidades directamente.
Actos de solidaridad han tenido lugar en Seattle –Washington-, Portland y Eugene –Oregon-, Los Angeles y San Diego –California-, Cincinnati –Ohio-, Omaha –Nebraska-, Chicago, Carbondale y Rockford –Illinois-, Nueva York, Detroit, Minneapolis, Providence y el distrito federal.
[Versión resumida de post publicado en http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/44504.]
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