Grup Anarquista X Llogar-hi Cadires
Para hacer una radiografía de lo que entendemos por una economía más ecológica, sostenible y justa, estableceremos los ejes o valores que a nuestro entender lo tendrían que fundamentar: Solidaridad, diversidad, equidad, autogestión y eficiencia.
Contrapondremos estos valores a las irracionalidades del sistema capitalista. Un sistema, la maquinaria del cual puede parecer firme e imparable, y que anteriormente ha superado momentos difíciles por su propia viabilidad, pero su esencia es el canibalismo y esto lo hace inestable y auto destructivo. A pesar de su prepotencia, es vulnerable, y nosotros tenemos que actuar sobre estas grietas. Educando, denunciando y luchando sistemáticamente contra un sistema que no sólo es inmoral, también es estúpido. Inmoral porque para salvarse está dispuesto a jugar con las vidas humanas, y estúpido porque en su propio ADN trae forjado a hierro al rojo vivo la autodestrucción de si mismo, pues es un sistema basado en la avaricia sin límites. Y es que su mecanismo interno tiene un funcionamiento más básico y elemental del que se pretende: devorar o ser devorado. Es un leviatan, es Saturno devorando a sus hijos.
Para hacer una radiografía de lo que entendemos por una economía más ecológica, sostenible y justa, estableceremos los ejes o valores que a nuestro entender lo tendrían que fundamentar: Solidaridad, diversidad, equidad, autogestión y eficiencia.
Contrapondremos estos valores a las irracionalidades del sistema capitalista. Un sistema, la maquinaria del cual puede parecer firme e imparable, y que anteriormente ha superado momentos difíciles por su propia viabilidad, pero su esencia es el canibalismo y esto lo hace inestable y auto destructivo. A pesar de su prepotencia, es vulnerable, y nosotros tenemos que actuar sobre estas grietas. Educando, denunciando y luchando sistemáticamente contra un sistema que no sólo es inmoral, también es estúpido. Inmoral porque para salvarse está dispuesto a jugar con las vidas humanas, y estúpido porque en su propio ADN trae forjado a hierro al rojo vivo la autodestrucción de si mismo, pues es un sistema basado en la avaricia sin límites. Y es que su mecanismo interno tiene un funcionamiento más básico y elemental del que se pretende: devorar o ser devorado. Es un leviatan, es Saturno devorando a sus hijos.
La solidaridad
El sistema capitalista actual, fomenta la competencia desmesurada, sin freno, donde prevalecen los que están más dispuestos a pisar a los otros y donde el más fuerte y despiadado acaba obteniendo más beneficios. Economía esta, donde prima el aspecto del beneficio sobre el de la sensatez, donde empresas rendibles y sostenibles en Cataluña son trasladadas a terceros países en función de los mayores beneficios o son mantenidas aquí a cambio de empeorar las condiciones de trabajo de sus empleados. Todo en aras de sostener lo más importante: la posición de superioridad o de poder, ejercido por una minoría explotadora sobre una mayoría explotada, que es provista o desprovista de recursos en función de decisiones arbitrarias de la clase dominante.
Necesariamente la economía a la que tenemos que aspirar como anarquistas, tiene que ser una que piense en el bien común y no en el simple beneficio. En palabras del Mismo M. Albert: «Sólo un psicópata podría argumentar, si no intervienen otros factores, que una economía es mejor si provoca hostilidad y comportamientos antisociales. Toda persona cuerda argumentará que, si no intervienen otros factores, una economía es mejor si produce solidaridad».
El sistema capitalista actual, fomenta la competencia desmesurada, sin freno, donde prevalecen los que están más dispuestos a pisar a los otros y donde el más fuerte y despiadado acaba obteniendo más beneficios. Economía esta, donde prima el aspecto del beneficio sobre el de la sensatez, donde empresas rendibles y sostenibles en Cataluña son trasladadas a terceros países en función de los mayores beneficios o son mantenidas aquí a cambio de empeorar las condiciones de trabajo de sus empleados. Todo en aras de sostener lo más importante: la posición de superioridad o de poder, ejercido por una minoría explotadora sobre una mayoría explotada, que es provista o desprovista de recursos en función de decisiones arbitrarias de la clase dominante.
Necesariamente la economía a la que tenemos que aspirar como anarquistas, tiene que ser una que piense en el bien común y no en el simple beneficio. En palabras del Mismo M. Albert: «Sólo un psicópata podría argumentar, si no intervienen otros factores, que una economía es mejor si provoca hostilidad y comportamientos antisociales. Toda persona cuerda argumentará que, si no intervienen otros factores, una economía es mejor si produce solidaridad».
La diversidad
El sistema capitalista, en contra de lo que nos quieren hacer creer, no fomenta la diversidad. Tiende a homogeneizar y a crear necesidades allá donde no las hay.
Un ejemplo claro lo sufrimos por ejemplo en un Sistema Operativo de un ordenador. De todos es conocido el fuerte monopolio que ha ejercido Microsoft con su Sistema Operativo Windows durante años en el desarrollo de la informática, la cual está siendo rota sólo por sistemas operativos libres (como los desarrollados por Linux, Ubuntu, Debian, etc.), más propios de un pensamiento anarquista y que podríamos situar fuera del contexto capitalista, pues son descargados gratuitamente, gestionados, compartidos y mejorados por los mismos usuarios de manera libre y solidaria. En definitiva para el bien común. Cosa que no hace Microsoft como paladín capitalista en este campo, priorizando los beneficios económicos por encima del bien común y el conocimiento, manteniendo sus códigos cerrados y a la vez destruyendo siempre que puede a cualquier competidor, cosa que resulta más fácil cuando más peso económico ha conseguido el monstruo de turno.
Que el capitalismo acostumbre a ser la ley del mes fuerte, y que estas multinacionales o élites financieras resultantes de este proceso tengan, como es sabido por todo el mundo, poder sobre las decisiones políticas cómo en la actualidad, no sólo arrasan la diversidad en la producción, sino que garantizan que este sea el estado permanente de las cosas, limitando la creatividad y la evolución compartida tanto por lo que se refiere a la variedad de productos como en cuanto a la extensión de la investigación y el saber colectivo.
Richard Stallman, uno de los fundadores del Movimiento por el Software Libre, definía esta situación (que sería extrapolable a otros muchos productos) de la siguiente manera:
«Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que yo, esto significa que la democracia está fallando. Las leyes que se obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño».
Para nosotros, como anarquistas, la prioridad no está en crear la demanda, sino abastecerla según las necesidades reales existentes, y como personas diversas tenemos necesidades diversas, y por lo tanto, los productores/consumidores que somos, necesariamente tenemos que decidir qué necesitamos y como lo queremos producir. Siempre atendiendo a la sostenibilidad, está claro, y atendiendo la más gran diversidad que nos permitan las circunstancias como garantía de mejora.
El sistema capitalista, en contra de lo que nos quieren hacer creer, no fomenta la diversidad. Tiende a homogeneizar y a crear necesidades allá donde no las hay.
Un ejemplo claro lo sufrimos por ejemplo en un Sistema Operativo de un ordenador. De todos es conocido el fuerte monopolio que ha ejercido Microsoft con su Sistema Operativo Windows durante años en el desarrollo de la informática, la cual está siendo rota sólo por sistemas operativos libres (como los desarrollados por Linux, Ubuntu, Debian, etc.), más propios de un pensamiento anarquista y que podríamos situar fuera del contexto capitalista, pues son descargados gratuitamente, gestionados, compartidos y mejorados por los mismos usuarios de manera libre y solidaria. En definitiva para el bien común. Cosa que no hace Microsoft como paladín capitalista en este campo, priorizando los beneficios económicos por encima del bien común y el conocimiento, manteniendo sus códigos cerrados y a la vez destruyendo siempre que puede a cualquier competidor, cosa que resulta más fácil cuando más peso económico ha conseguido el monstruo de turno.
Que el capitalismo acostumbre a ser la ley del mes fuerte, y que estas multinacionales o élites financieras resultantes de este proceso tengan, como es sabido por todo el mundo, poder sobre las decisiones políticas cómo en la actualidad, no sólo arrasan la diversidad en la producción, sino que garantizan que este sea el estado permanente de las cosas, limitando la creatividad y la evolución compartida tanto por lo que se refiere a la variedad de productos como en cuanto a la extensión de la investigación y el saber colectivo.
Richard Stallman, uno de los fundadores del Movimiento por el Software Libre, definía esta situación (que sería extrapolable a otros muchos productos) de la siguiente manera:
«Que las empresas tengan especial influencia en la política significa que la democracia está enferma. El propósito de la democracia es asegurarse que los ricos no tengan una influencia proporcional a su riqueza. Y si tienen más influencia que tú o que yo, esto significa que la democracia está fallando. Las leyes que se obtienen de esta forma no tienen autoridad moral, sino la capacidad de hacer daño».
Para nosotros, como anarquistas, la prioridad no está en crear la demanda, sino abastecerla según las necesidades reales existentes, y como personas diversas tenemos necesidades diversas, y por lo tanto, los productores/consumidores que somos, necesariamente tenemos que decidir qué necesitamos y como lo queremos producir. Siempre atendiendo a la sostenibilidad, está claro, y atendiendo la más gran diversidad que nos permitan las circunstancias como garantía de mejora.
La equidad
El capitalismo recompensa de una manera agobiante la propiedad y el poder de negociación. Afirma que aquellos que tienen un documento de propiedad productiva, en virtud de tener este trozo de papel y nada más, merece beneficios. Y dice que aquellos que tienen un gran poder de negociación basado en cualquier cosa, desde el monopolio del conocimiento o las técnicas, hasta poseer mejores herramientas o ventajas organizativas, haber nacido con un talento especial, o ser capaz de imponerse por la fuerza bruta, les da derecho a todo lo que puedan conseguir.
Este es un aspecto que es antagónico al que pretendemos desde el anarquismo, pues desde nuestro punto de vista, no tiene que recibir más quién tiene más capacidades físicas, mentales, técnicas o productivas, en función de su suerte en el reparto del ADN, de acceso al conocimiento, a los recursos o simplemente porque «ha nacido con la flor al culo» como se dice vulgarmente.
La lógica capitalista, recompensa en primer lugar el rendimiento y el poder, y nosotros como anarquistas tenemos que optar por un modelo que priorice la remuneración en función del esfuerzo y el sacrificio invertido.
Teniendo claro este hecho, nosotros pensamos que a cada cual se le tiene que dar según sus necesidades (esto es, según el número de hijos, las discapacidades físicas o mentales, circunstancias medioambientales, y un largo etcétera de acondicionamientos intrínsecos a las personas y el lugar) y de cada cual según sus posibilidades. Cuestión esta última, que quiere decir que no para estar más dotado físicamente, una persona que trabaja en el campo y es capaz de cargar más número de sacos de patatas en 6 horas, tiene que recibir más que otro que es más endeble y carga menos en el mismo tiempo, a pesar de haberse esforzado y sufrido igual que el otro.
Tampoco contemplamos como motivo para obtener más beneficios quienes tiene la capacidad de estar en un puesto de trabajo que produce un artículo más complejo (por ejemplo un coche o el diseño de una máquina), que el que recoge la basura de una población X, pues los dos son necesarios para la sociedad en la que vivimos y se complementan.
Se puede valorar percibir un plus por quien está dispuesto a trabajar más horas, o quienes tienen que trabajar en situaciones de especial penosidad, lo cual dicha sea de paso, tendría que poder ser rotativo siempre que las circunstancias lo permitan. En todo caso, la comunidad futura tendría que valorar estos aspectos en función de las circunstancias existentes, siempre en vistas a mejorar las condiciones de todos/as.
Algunos pueden objetar que ciertas tareas se pueden desarrollar si antes has invertido tiempo en unos estudios, y que este hecho te tendría que representar un plus por encima de quien ha decidido no invertir su tiempo a prepararse, por eso, consideramos que los estudios tienen que ser recompensados igual que si se está ocupando un puesto de trabajo mientras estos se lleven a cabo, pero en ningún caso se tienen que considerar como argumento válido para pedir más. No todos tenemos el don de ser buenos estudiantes, y no todos tenemos el don de ser buenos carpinteros, trabajo por el cual quizás no hacen falta estudios, pero si habilidad y experiencia que se puede recoger mientras otro está estudiando. Los dos invierten su tiempo en aquello que les es propio por sus habilidades, y en la medida que se pueda, satisfactorio.
La autogestión
La economía afecta al nivel de opinión de cada sujeto en las decisiones sobre la producción, el consumo y la asignación de recursos.
En el capitalismo los propietarios y los capitalistas tienen un gran nivel de decisión, mientras que la mayoría de personas no poseen prácticamente ningún tipo de decisión y paradójicamente son los que mayoritariamente se verán afectados por la evolución económica/productiva.
Pero nuestra economía, a la que aspiramos, tiene que ser necesariamente una economía democrática.
La gente tiene que controlar sus propias vidas según niveles dignos y más cuando se trata de economía.
Lo que esperamos llevar a cabo cuando elegimos tanto una manera para tomar las decisiones como unos procesos asociados de discusión, planificación del programa, etc., es que cada sujeto tiene que tener una influencia sobre las decisiones en proporción al grado en que lo afectan. En definitiva, la democracia directa, tiene que entrar en todos los niveles de toma de decisiones. Desde los ámbitos más altos, donde se verían las necesidades globales de la sociedad, hasta los ámbitos más próximos, los puestos de trabajo/producción. Lugares todos ellos, que a día de hoy están fuera del alcance del 99% de la población. En palabras de Roben Hahnel: «Proponemos que los consejos de trabajadores y los consejos de consumidores, en sus barrios, realicen sus propuestas de lo que quieren hacer, desde el punto de vista de producir o consumir, y ellos mismos negocien como unirán esto en un plan anual factible».
En realidad, la lógica es bastante simple. Citando otra vez a M. Albert: «Si no tenemos todos una opinión sobre las decisiones en la medida en que nos afectan, entonces determinadas personas tendrán una opinión superior que la proporción en que la decisión los afecta, y otros tendrán una opinión menor a cómo los afecta la decisión, pero no existe una base moral para tales diferencias».
La economía afecta al nivel de opinión de cada sujeto en las decisiones sobre la producción, el consumo y la asignación de recursos.
En el capitalismo los propietarios y los capitalistas tienen un gran nivel de decisión, mientras que la mayoría de personas no poseen prácticamente ningún tipo de decisión y paradójicamente son los que mayoritariamente se verán afectados por la evolución económica/productiva.
Pero nuestra economía, a la que aspiramos, tiene que ser necesariamente una economía democrática.
La gente tiene que controlar sus propias vidas según niveles dignos y más cuando se trata de economía.
Lo que esperamos llevar a cabo cuando elegimos tanto una manera para tomar las decisiones como unos procesos asociados de discusión, planificación del programa, etc., es que cada sujeto tiene que tener una influencia sobre las decisiones en proporción al grado en que lo afectan. En definitiva, la democracia directa, tiene que entrar en todos los niveles de toma de decisiones. Desde los ámbitos más altos, donde se verían las necesidades globales de la sociedad, hasta los ámbitos más próximos, los puestos de trabajo/producción. Lugares todos ellos, que a día de hoy están fuera del alcance del 99% de la población. En palabras de Roben Hahnel: «Proponemos que los consejos de trabajadores y los consejos de consumidores, en sus barrios, realicen sus propuestas de lo que quieren hacer, desde el punto de vista de producir o consumir, y ellos mismos negocien como unirán esto en un plan anual factible».
En realidad, la lógica es bastante simple. Citando otra vez a M. Albert: «Si no tenemos todos una opinión sobre las decisiones en la medida en que nos afectan, entonces determinadas personas tendrán una opinión superior que la proporción en que la decisión los afecta, y otros tendrán una opinión menor a cómo los afecta la decisión, pero no existe una base moral para tales diferencias».
La eficiencia
En el capitalismo las preferencias de los propietarios se convierten en las finalidades más solicitadas y lo que aprecian los propietarios no se malgasta. Así que en el capitalismo la eficiencia significa el buscar el máximo beneficio mientras se reproducen las condiciones para obtener beneficios sin malgastar las ventajas que los propietarios puedan explotar. A los capitalistas no les importa destruir seres humanos, cuando la gente afectada es prescindible en lo que concierne al beneficio. A los capitalistas no les importa que sus trabajadores enfermen debido a las malas condiciones de seguridad e higiene en sus puestos de trabajo, o que a consecuencia de su voracidad insaciable por los beneficios, ecosistemas enteros desaparezcan, dejando a quienes hasta aquel momento viven allí en la más absoluta miseria, insalubridad y pobreza. En el capitalismo ser eficiente significa ser miserable, porque el capitalismo es un sistema miserable.
En una economía anarquista, ser eficiente necesariamente significa producir, consumir y repartir los recursos según necesidades ya conocidas, no artificiales, y desarrollar potenciales coherentes con la solidaridad, la diversidad, la equidad y la autogestión cómo hemos venido exponiendo hasta ahora. Y significa no malgastar nada de lo que podamos disfrutar o de lo que nos podamos beneficiar. Esto es lo que identificamos como una economía eficiente: la racionalidad y la capacidad de producir lo que es necesario y no superfluo.
Todos estos aspectos son los que consideramos a grandes rasgos los que tendrían que formar el esqueleto de una economía más racional y anarquista. Pero lo que hay que hacer de manera inmediata, es poner en marcha más estructuras a nivel de producción/consumo de las que ya existen. Cooperativas donde poder empezar a poner en práctica estas bases, que son el paso pre-revolucionario lógico con la correlación de fuerzas actual.
[Sección del "Manifiesto Negro", cuyo texto completo es accesible en https://es.theanarchistlibrary.org/library/grup-anarquista-x-llogar-hi-cadires-el-manifiesto-negro.]
En el capitalismo las preferencias de los propietarios se convierten en las finalidades más solicitadas y lo que aprecian los propietarios no se malgasta. Así que en el capitalismo la eficiencia significa el buscar el máximo beneficio mientras se reproducen las condiciones para obtener beneficios sin malgastar las ventajas que los propietarios puedan explotar. A los capitalistas no les importa destruir seres humanos, cuando la gente afectada es prescindible en lo que concierne al beneficio. A los capitalistas no les importa que sus trabajadores enfermen debido a las malas condiciones de seguridad e higiene en sus puestos de trabajo, o que a consecuencia de su voracidad insaciable por los beneficios, ecosistemas enteros desaparezcan, dejando a quienes hasta aquel momento viven allí en la más absoluta miseria, insalubridad y pobreza. En el capitalismo ser eficiente significa ser miserable, porque el capitalismo es un sistema miserable.
En una economía anarquista, ser eficiente necesariamente significa producir, consumir y repartir los recursos según necesidades ya conocidas, no artificiales, y desarrollar potenciales coherentes con la solidaridad, la diversidad, la equidad y la autogestión cómo hemos venido exponiendo hasta ahora. Y significa no malgastar nada de lo que podamos disfrutar o de lo que nos podamos beneficiar. Esto es lo que identificamos como una economía eficiente: la racionalidad y la capacidad de producir lo que es necesario y no superfluo.
Todos estos aspectos son los que consideramos a grandes rasgos los que tendrían que formar el esqueleto de una economía más racional y anarquista. Pero lo que hay que hacer de manera inmediata, es poner en marcha más estructuras a nivel de producción/consumo de las que ya existen. Cooperativas donde poder empezar a poner en práctica estas bases, que son el paso pre-revolucionario lógico con la correlación de fuerzas actual.
[Sección del "Manifiesto Negro", cuyo texto completo es accesible en https://es.theanarchistlibrary.org/library/grup-anarquista-x-llogar-hi-cadires-el-manifiesto-negro.]
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