Andrea Papi
* Establecer
objetivos, proponer proyectos, aumentar sus críticas y potencial creativo.
Estos son los propósitos que debe formular el anarquismo, en un mundo cada vez
más complejo y problemático.
Durante algún tiempo, el anarquismo ha sido cada vez más marginal. En cierto sentido, me parece ahora solo presente para sí mismo, es decir, para aquellos que aún se reconocen en él. Por otro lado, casi todos están ausentes de todas las cuestiones fundamentales que nos preocupan: impactos ambientales y climáticos, emigraciones, desigualdades y equidad, justicia, propagación imparable del aumento de la pobreza, calidad de vida, impacto tecnológico, expansión del conocimiento científico, y así sucesivamente.
Durante algún tiempo, el anarquismo ha sido cada vez más marginal. En cierto sentido, me parece ahora solo presente para sí mismo, es decir, para aquellos que aún se reconocen en él. Por otro lado, casi todos están ausentes de todas las cuestiones fundamentales que nos preocupan: impactos ambientales y climáticos, emigraciones, desigualdades y equidad, justicia, propagación imparable del aumento de la pobreza, calidad de vida, impacto tecnológico, expansión del conocimiento científico, y así sucesivamente.
No quiero decir, por supuesto, que no estamos allí cuando hay disensiones colectivas diligentes contra el estado actual de las cosas. De hecho, en estas situaciones l@s anarquistas siempre son puntuales y con rol decisivo. Nuestra ausencia, desafortunadamente, es evidente en el contexto de las discusiones e investigaciones teóricas y experimentales que se refieren a los problemas que marcan el devenir del mundo en esta fase de la humanidad en todos los campos. Los puntos de vista o cualquier solución propuesta por el anarquismo están prácticamente ausentes. Incluso entre nosotr@s, las veces que hablamos o escribimos apena si hay un debate real, intenso y sincero, destinado a comprender y profundizar, del que los demás a nuestro alrededor parecen no darse cuenta.
Tal deficiencia, que personalmente considero enorme, no parece preocupar en absoluto a la gran mayoría de l@s anarquistas. O al menos no hay signos obvios que resalten esta preocupación. Traducido a términos metafóricos, se podría decir que el mundo continúa avanzando por los caminos que lo definen, mientras que el anarquismo, que, incluso desde diferentes puntos de vista, forma parte de él, parece ir por sus propios hechos con mucha indiferencia.
No estoy argumentando que no haya compas que se ocupen con interés y competencia en las cosas que suceden. Lo que estoy argumentando es que fuera de nosotros nadie se da cuenta y, aún más en serio, nadie más necesita saber qué pueden pensar o proponer l@s anarquistas con respecto a los problemas que todos los días estamos obligados a vivir. Queriendo ser despiadado, uno podría afirmar que hemos dejado de atraer interés durante mucho tiempo y que nuestra presencia, intelectual y problemátizadora es completamente irrelevante incluso cuando está marginalmente presente.
Sobre temas actuales
Me pregunto espontáneamente por qué el anarquismo en su conjunto acepta ser arrinconado, destinado solo a sí mismo, rumbo a un futuro que --si algo no cambia me temo no esté muy lejos -de una extinción "injusta" por la incapacidad de impactar y hacerse oír. . Sin embargo, no deberían "perder los números", como suele decirse. De hecho, tenemos una tradición muy respetable en relación con los temas más relevantes de hoy.
Un ejemplo: Eliseo Reclus y Kropotkin, militantes anarquistas y científicos de renombre internacional, fueron dos precursores del pensamiento ecológico universalmente reconocidos. Todavía en este campo podemos agregar a Murray Bookchin, quien desde los años sesenta del siglo pasado, precisamente en el período en el que se reconoció plenamente en el anarquismo, fue uno de los fundadores y principales pensadores de la ecología mundial, capaz de darle a la lucha ecológica un importante y la impronta libertaria radical. Si nos comprometiéramos a continuar el camino que heredamos de estos compañeros que nos precedieron, estoy convencido de que tendríamos las credenciales para proponer análisis y soluciones radicales capaces de revertir la situación actual, tanto en lo teórico como en lo operativo.
Sobre todo, somos portadores y potenciales propagadores de un radicalismo complejo y profundo, una alternativa a lo existente. Si quisiéramos, podríamos tener una presencia significativa en todas las áreas de intervención, operativa, teórica, pragmática, experimental. Nuestra visión del mundo, nuestras propuestas de cambio en las raíces del estado actual de las cosas, identifican los fundamentos de estar en el mundo para superar la lógica de la dominación con la cooperación mutua, incluida la cooperación interespecista.
Básicamente, tendemos a cuidar la forma de vida de todos, incluida la flora y la fauna, de acuerdo con una visión sistémica y cooperativa, piedras angulares que dan valor a la convivencia social en su conjunto, a la producción de lo que se necesita colectiva e individualmente, a la relación con el mundo circundante y con el cosmos
El nuestro
es un discurso de valor universal que va más allá de la limitación de lo
contingente. Sugiere que la verdadera solución a los problemas cotidianos que
nos atrapan no puede estar en adaptaciones del momento, como lo hace normalmente
la política. Por lo tanto, incluso en la búsqueda sacrosanta de soluciones
contingentes a problemas cotidianos, lo invitamos a tener en cuenta que, aunque
satisfactorias cuando logran funcionar, siguen siendo soluciones aparentes que
satisfacen las necesidades existenciales solo en un grado mínimo. Superar la
injusticia y la desigualdad es el fuego desenfrenado que da sentido a nuestra
propuesta y lucha, que debe transmitirse con orgullo.
También hay un aspecto que considero aún más relevante, que casi nunca se tiene en cuenta. Es la conciencia de la complejidad de la realidad inherente a la configuración de nuestra visión universal. Todos los sistemas políticos, establecidos y restablecidos a lo largo de miles de años de historia, siempre han tenido como objetivo reducir, comprimir y enjaular la complejidad del mundo. Temen el caos "natural" que lo caracteriza. Prefieren sentirse seguros dentro de las jaulas de una sensación de dominación antinatural, en lugar de dar espacio y liberar las ricas posibilidades expresivas de manifestaciones complejas arriesgadas. Tanto es así que continuamente intentan imponer simplificaciones con elecciones y lógicas de orden, que inevitablemente no hacen más que aumentar el caos de lo que sucede.
En este sentido, la anarquía, una hipótesis de coexistencia social compleja, más allá y sin dominación, dirigida a la experimentación continua, es sin duda la más adecuada para crear nuevos sistemas político-sociales de relaciones interindividuales. La anarquía, por su naturaleza, lleva a respetarse y reconocerse en la complejidad de la realidad porque se niega a comenzar desde la parte superior de un centro de toma de decisiones, mientras considera la mutualidad como el elemento fundamental de las relaciones entre todos los componentes. Sin duda, esta es una visión sistémica basada en la solidaridad y la colaboración, no imponente y gerencial. Las formas de dominación, por otro lado, al temerles, tienden por su naturaleza a cancelar la complejidad del mundo y tratar de simplificarlo, transformándose en consecuencia en defensores del caos concreto.
Desafortunadamente, por diversas razones, hoy el anarquismo casi nunca propone desde estos puntos de vista. Prefiere identificarse sobre todo en la lucha contra el sistema, casi como si la lucha fuera en sí misma un requisito previo para el devenir "espontáneo" de otra sociedad deseada. Desafortunadamente, "la lucha por la lucha", sin dejar en claro exactamente lo que nos gustaría proponer e impulsar, es estéril y prácticamente siempre conduce a otro lugar, como la historia nos ha demostrado (¡ay!) Demasiadas veces.
Planificación y habilidad crítica
Somos conscientes de que la solución de problemas no se puede encontrar dentro de los sistemas de poder existentes, ya que son la causa. Estamos convencidos de que las soluciones verdaderas y significativas solo pueden venir de fuera del abismo existencial que durante miles de años los diversos poderes de cambio han seguido construyendo sobre nosotr@s, y deben tomar forma comenzando a crear un mundo alternativo que nazca con el objetivo de superar y cancelar lo existente que nos obligan a vivir; lo mismo que nos lleva a la ruina existencial cada vez más rápido.
Para tratar de salir de la irrelevancia en la que nos consumimos más o menos conscientemente, debemos (re) comenzar a proponernos, sobre todo para los proyectos, la capacidad de criticar y el potencial creativo que nos distingue. Debemos tratar de propagar y aclarar nuestro punto de vista con fuerza y determinación, a través de palabras y ejemplos, con experimentos concretos, con el desarrollo de lugares abiertos e inclusivos donde se viva y experimente a través de formas de autogestión, con los métodos y propuestas que nos caracterizan.
[Texto original en italiano
accesible en http://www.arivista.org/?nr=441&pag=11.htm.
Traducido por Redacción de El Libertario.]
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