L. Muñoz, G. Palomo y J. Recio
Autonomía.
(Del lat. autonomĭa, y este del gr. αὐτονοµα ).
1. f.
Potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u
otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios.2.
f. Condición de quien, para ciertas cosas, no depende de nadie.3. f. comunidad
autónoma. 4. f. Máximo recorrido que puede efectuar un vehículo sin repostar.5.
f. Tiempo máximo que puede funcionar un aparato sin repostar.
Indígena.
(Del lat. indigĕna). adj. Originario del país de que se trata. Apl. a pers.,
u. t. c. s.
En este
trabajo hemos querido ser fieles a las formas de transmisión culturales
tradicionales de ambos movimientos: el sindical y el indígena. Y mientras que
la voluntad del primero se manifiesta en sus congresos y queda plasmado por
escrito en sus actas, el segundo se vale de la transmisión oral del
conocimiento indígena [21].Por lo que para buscar los reflejos de la autonomía
indígena en el comunismo libertario,o viceversa, vamos a servirnos de las
declaraciones de indígenas mexicanos recogidas por nosotros mismos durante el
viaje de los militantes del CIPO-RFM Miguel y Leonor a Cáceres en febrero de
2005 (Op. cit . 12) y de alguna fuente bibliográfica.
“Nuestra
reivindicación tiene que ver con dos partes: por un lado la cuestión de fondo
es la reconstitución y la libre asociación de nuestros pueblos que se ha
traducido en la autonomía indígena: el fortalecimiento de nuestras
instituciones comunitarias [...]. También está la defensa de los derechos
humanos, de los pueblos indígenas y de los trabajadores [...] reivindicaciones
sociales y de condiciones de vida de nuestras comunidades” [22]
Esta
doble vertiente reivindicativa de lo cotidiano con una concepción radical de
cómo debería ser la sociedad y la organización económica y política en que se
desenvuelva es típica también del anarconsindicalismo (“consideramos que el
Sindicato es para algo más que para la conquista de dos pesetas”, p.201). De
hecho el sindicato aparte de ser “organismo de defensa” es “el embrión del
futuro” (p.201) dándose en su seno una organización preconfigurativa. Lo cual
es característico de las asociaciones libertarias primero porque el fin no
justifica los medios y segundo por servir de escuela del pueblo de cara a
administrar la economía del futuro para acercarse a la sociedad anarquista
[23].
En esta
lógica vamos a ver que coinciden formas organizativas presentes respecto a cómo
se proyecta el comunismo libertario o la autonomía indígena. En ambos casos el
poder de decisión radica en la asamblea (comunal o de sindicato) siendo la
encargada de nombrar y cesar los cargos que serán quienes relacionarán cada
comunidad o sindicato con el resto de la organización:
“Partimos
de la estructura comunitaria: la asamblea como máximo órgano de decisión tanto
en nuestras comunidades como en la organización [el Consejo Indígena Popular de
Oaxaca - Ricardo Flores Magón, CIPO-RFM]. No hay una estructura vertical, ni
líderes, ni cuadros ejecutivos”. [24]
Del mismo
modo en el dictamen sobre comunismo libertario se puede leer:
“El Plan
económico de organización [...] administrado directamente por los productores a
través de sus diversos órganos de producción, designados en asambleas generales
de las variadas organizaciones y por ellas controlados en todo momento” [25]
Sigue el
dictamen con la relación de los diversos órganos de coordinación que seguirán
dos líneas ascendentes según sea la asamblea de sindicato o de comuna (consejos
de taller, fábrica o cultivo), en federación de sindicatos tanto del mismo
sector como por adscripción territorial (consejos de estadística y de
producción) o bien federaciones de comunas:
“Las
Comunas se federarán comarcal y regionalmente, fijando a voluntad sus límites
geográficos [...]. El conjunto de estas Comunas constituirá una Confederación
Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias”. [26]
Sin
embargo esta estructura federativa no aparece tan claramente delimitada en el
CIPO-RFM (“organización de comunidades indígenasdes de 2000-2002”) donde hay
una articulación local-nacional con separación entre las instancias ejecutiva y
de decisión:
“En la de
ejecución está el consejo de base y la Junta Organizadora (J.O.). Los consejos
de base son compañeros representados en las comunidades indígenas y trabajan en
las comunidades dando seguimiento a los proyectos productivos, las gestiones
administrativas, y todo lo que tiene que ver con los servicios públicos en la
comunidad. En la J.O., nombre tomado históricamente del Partido Liberal
Mexicano (PLM) de Ricardo Flores Magón, están integrados 30 compañeros
representantes de las comunidades indígenas. La JO ejecuta los acuerdos de la
asamblea general junto con los consejos de base” [27].
Como
vemos mientras que los magonistas del CIPO unifican organización y comunidad,
los anarconsindicalistas distinguen comuna y sindicato. El primer término
designaría “la demarcación política y la subdivisión geográfica” (p. 232),
donde están representados tanto los trabajadores como las miembros pasivos (no
productores) de la comunidad,mientras que el sindicato es la unión de los
trabajadores que se da tanto en la sociedad pre como postrevolucionaria.
Quizás
sería conveniente detenernos un momento en la concepción de revolución de ambas
corrientes. La relectura marxista del prozapatista John Holloway [28] para
quitar peso al papel de la minoría consciente, o vanguardia, y la influencia
que realmente se puede ejercer desde el poder sobre la sociedad para que los
cambios sean realmente en revolucionario [29], no está muy lejos de la
concepción que de la revolución tenía la CNT en 1936, parece que dando la razón
a las pretensiones de Karl Korsch de que fuera la práctica revolucionaria reasumida por la teoría y no a la inversa
[30]. “Se ha tolerado demasiado el tópico según el cual la revolución no es
otra cosa que el episodio violento mediante el que se da al traste con el
régimen capitalista. Aquélla, en realidad, no es otra cosa que el fenómeno que
da paso de hecho a un estado de cosas que desde mucho antes ha tomado cuerpo en
la conciencia colectiva”. (p. 228).
Para
Leonor y Miguel la autonomía indígena no está supeditada a un “sobre salto”
(Op. cit. 2) sino a una construcción continúa heredada de sus ancestros:
“Nosotros
dos somos indígenas zapotecas. Hemos crecido con nuestros rasgos culturales y
nuestra identidad indígena con un compromiso en el corazón de seguir
contribuyendo al desarrollo de nuestras comunidades. [...] Decía un compañero
que nuestros abuelos murieron con un sueño: nosotros, con el sueño de que las
generaciones futuras seguirán la lucha. Te pueden matar pero la convicción y la
mentalidad persisten”. Si leemos al teórico e historiador anarcosindicalista
Abad de Santillán [31]
encontramos
múltiples proclamas sobre las peculiaridades autóctonas del anarquismo ibérico,
dándole un tono casi tribal. Parece que esta concepción se repite en alguno de
los miembros de la ponencia sobre Comunismo Libertario cuando afirma:
“Vivimos
en régimen capitalista y tenemos que partir del Sindicato pero sin olvidarnos
que al lado hay la Comuna, profundamente arraigada en el pueblo español”
(p.201).
No
olvidemos que aún existen comunes, ejidos, dehesas boyales... y otras
reminiscencias de propiedad comunal que escaparon a las desamortizaciones
iniciadas en el siglo XIX en muchos municipios españoles [32].
La
perspectiva mundial cenetista se había articulado hasta este certamen en una
agrupación de la clase obrera en niveles federativos sucesivos local (sindicato),
regional (Confederación Regional del Trabajo), nacional (CNT) y mundial
(Asociación Internacional de Trabajadores, AIT). Desde que se aprobó el
dictamen sobre Comunismo Libertario esta estructura se ve acompañada por otra
que parte de la Comuna según lo explicado antes y fijando como marco político
la Península Ibérica en un primer momento, pero con vistas a una federación
mundial.
Mientras,
al revés que los anarcosindicalistas, la cosmovisión magonista tiene una parte
mayor de la tradición indígena en cuanto a la identificación colectiva tribal
aunque con la incorporación de otros agentes como la clase obrera (“También
está la defensa de los derechos humanos, de los pueblos indígenas y de los
trabajadores”, Op. cit. 12), aunque su proyección organizativa es netamente
indigenista: “[...] la organización de los pueblos indígenas es el Congreso
Nacional Indígena, al se mandan
delegados con acuerdos”.
Otra
diferencia detectada en los documentos y declaraciones a los que hemos hecho
referencia es el papel que jugaría/juega el individuo en el comunismo
libertario/autonomía indígena. Mientras que para los anarcosindicalistas el
individuo es la “célula” mínima sobre la que descansa toda la organización,
aunque distinguiendo al individuo productor (“como piedra angular de todas las
creaciones sociales, económicas y morales”, p. 231), los magonistas no hacen
declaración expresa sobre la soberanía individual, pero según el antropólogo
zapoteco Jaime Martínez Luna [33]:
“Siempre
se razona en términos del derecho individual, nunca se piensa en el derecho
comunal, es decir siempre se razona en término de los intereses de un individuo
y se entiende que toda actitud deviene de un interés individual, nunca se
incorpora la posibilidad de entender que la actitud es resultado de un hecho
social y más bien comunal, que por lo mismo amerita un tratamiento distinto”.
Aunque
también es cierto que los anarcosindicalistas siempre se han preocupado de
conjurar ambos aspectos sociales: el individual y el colectivo basándose en la
trilogía “individuo, Comuna y Federación” (p. 232):
“[...]
al poner la piedra angular a la arquitectura del dictamen hemos procurado
construir un austero sentido de armonía sobre estos dos pilares: individuo y Sindicato,
dando margen al desenvolvimiento paralelo de las dos corrientes y concepciones”
(p. 227).
En
esta interrelación los anarcosindicalistas confieren al individuo “la facultad
de producir” al pasar a ser la comuna la depositaria de todo el capital, continúa,
“facultad convertida en deber para tener opción al derecho de consumir” (p.227)
si bien este trabajo será según las posibilidades del individuo que de ese modo
recibirá su “carta de productor” llave para recibir “cada ser humano lo que
exijan sus necesidades, sin que la satisfacción de las mismas tenga otras
limitaciones que las impuestas por las necesidades de la nueva economía” (p.
229) asegurando la comuna la cobertura de todos los individuos (“carta de
consumo”), incluidos los incapacitados para cualquier labor socialmente
productiva.
En
la autonomía indígena el trabajo para la comunidad se denomina tequio, basado
en la ayuda mutua al igual que el trabajo interfamiliar, “columna vertebral del
ser indio” según el escritor Benjamín Maldonado [34] junto al “territorio
comunal (uso y defensa del espacio colectivo), el poder comunal (la
participación en la asamblea y el desempeño de los diversos cargos cívicos y
religiosos que forman su sistema de gobierno) y el disfrute comunal (la
participación en las fiestas y su patrocinio)”.
Como
hemos apuntado anteriormente los cargos, tanto en un movimiento como en el
otro, son designados por la base y están a su disposición. Lo que para los
magonistas es un “servicio de cargo”:
“Demuestras
por la vía de los hechos que tienes capacidad para seguir los acuerdos de la
comunidad [en las distintas responsabilidades] el topil (busca a los compañeros
con que quiere hablar algún comité, limpia la escuela...), luego mayor de vara,
comité (del agua potable, de la luz eléctrica, de caminos...) y por último
agente comunitario, momento en el que serás representante de la comunidad por
un año” (Op.Cit. 9).
Para
los anarcosindicalistas se denomina “deber voluntario”. Que habrá de animar a
los que formen el “Consejo Comunal”, delegados de los restantes “Consejos de
cultivo, de Sanidad, de Cultura, de Distribución y de Producción y
Estadística”. En cualquier caso son cargos no retribuidos, incluso de ejercicio
fuera del horario laboral. Estas peculiaridades dificultan la aparición de
veleidades ejecutivistas y/o burocráticas como deja claro el dictamen por un
lado y nos comenta Miguel por el otro:
“Nuestras
autoridades comunitarias no son autoridades como ustedes conocen esta palabra
sino representantes. [...] Una autoridad nuestra debe demostrar continuamente
su honestidad, respeto y ayuda hacia los demás, nada que ver con los partidos o
los políticos”. (Op. cit. 12).
Ese
mismo rechazo a los políticos aparece en las actas del IV Congreso de la CNT:
“[...]
no caemos en el error de los políticos que presentan soluciones definitivas
para todos los problemas, soluciones que en la práctica fallan ruidosamente”
(pp. 227-228).
Casi
podríamos decir, continúa Miguel:
“Sino
que tenemos que tomar el ritmo a nuestro destino sin políticos ni intelectuales
[35]. Los políticos no reconocen el interés del pueblo, fueron puestos sin
tener en cuenta a los indígenas” (Op. cit. 12)
Siguiendo
con el hilo de la autoridad en la comunidad indígena en cuanto al papel de la
mujer en este entramado organizativo la respuesta de Miguel y Leonor es muy
significativa del caso magonista:
“La
mujer puede pero no es autoridad. Hay un machismo muy metido en la mentalidad
de algunas comunidades. El CIPO está intentando cambiar esto y se está
consiguiendo poco a poco. De las 59 comunidades organizadas en el CIPO-RFM, en
30 la mujer participa en la asamblea” (Op. cit. 12).
Aunque
el anarcosindicalismo proclame la igualdad de sexos e introduzca propuestas
únicas para su tiempo como el amor libre, el consiguiente derecho a la
disgregación y la salvaguarda de los hijos por parte de la Comuna como solución
a los problemas familiares (p.239), apenas se encuentran ejemplos de mujeres
militantes destacadas en sus filas, o sea que la posibilidad de participar no
se traslada a la práctica, o al menos no de modo general. Tanto el magonismo
como el anarcosindicalismo se desenvuelven (también en pretérito) en sociedades
patriarcales donde el rol de la mujer está circunscrito a la casa y el cuidado
de los que le rodean. Sin embargo, el anarcosindicalismo español puede
vanagloriarse de haber dado la primera mujer ministra del Estado Español,
Federica Montseny –a su pesar y en clara contradicción con el apoliticismo
ácrata- y la primera secretaria general de un sindicato español: Ana Sigüenza,
máximo representante de la CNT entre octubre de 2000 y marzo de 2003.
Del
mismo modo los magonistas intentan dar a la mujer un lugar no sólo organizativo
sino también simbólico y nombran algunas de sus entidades con nombres de
compañeras ilustres como la cooperativa de artesanía Margarita Magón en honor
de la madre de los hermanos Flores Magón (Op. cit. 12).
Esta
cooperativa junto con otras de miel, pescado, pan o embotellado sirven para la
relación económica entre las comunidades y con el mercado bien mediante trueque
o venta. Esta estructura de intercambio (que cumple la misma función que los
consejos de estadística de las federaciones anarcosindicalistas) junto a la
organización agraria –“producimos para el autoconsumo maíz, frijoles, calabaza.
...” nos comenta Miguel- busca “la autogestión a través de la comunidad:
fortalecer las instituciones comunitarias, y debe conseguirse el disfrute y
gestión de nuestros recursos naturales para llegar a la autonomía alimenticia”
(Op. cit. 12). Como hicimos antes continuamos con el Dictamen de Comunismo
Libertario “de acuerdo con el principio biológico que afirma que es más libre
el hombre –en este caso la comuna- que menos necesita de lo demás” (p.232). De
hecho el propio Miguel reconoce que el control de los recursos más esenciales
para la comunidad permite socavar el poder económico, además del político, del
cacique.
Conclusión
El
comunismo libertario, finalidad de los anarcosindicalistas españoles desde el Congreso
de la Comedia de Madrid en 1919, guarda grandes semejanzas, en todos los
apartados referidos: organización político-económica prerrevolucionaria y de la
sociedad postrevolucionaria, rechazo a la autoridad, igualitarismo... con
aquella otra aspiración, ésta de los indios mexicanos, de la autonomía
indígena. Hemos visto la importancia que los pueblos indios han tenido para el
devenir político y social del otro lado del Atlántico. Mientras que para los
mixtecos y zapotecos, por ejemplo, la autonomía indígena, recuperar la
Costumbre, es una reminiscencia de su pasado precolombino y la lucha por su
plena consecución tiene en muchos aspectos un marcado cariz conservador (en el
sentido dado por Orwell con su expresión “Toryanarchist” [36]) la lucha por el
comunismo libertario se concreta en una aspiración futurista, casi siempre
lejana y de mayor calado utopista que para los primeros en tanto en cuanto lo
más cerca que han estado la mayoría de los militantes libertarios de esa
sociedad soñada ha sido las zonas temporalmente autónomas (TAZ, en el inglés
original) [37] en que se constituyen los sindicatos, ateneos, grupos, escuelas
libertarias... Al ser una característica clave de los movimientos libertarios
esa preconfiguración de la sociedad del futuro en la lucha cotidiana actual de
la que nos habla el antropólogo estadounidense David Graeber [38].
Esta
lejanía del gran objetivo final no paraliza el movimiento puesto que hay otra
vertiente reivindicativa cotidiana (igual que vimos en el caso del CIPO, por
ejemplo): mejoras laborales concretas, formación cultural, defensa del medio
ambiente, reconocimiento y defensa de derechos sociales,etc. Y por supuesto las
referencias a los grandes momentos de la historia revolucionaria, contando en
el caso español con uno de los ejemplos de revolución social más profunda y
extendida que ha conocido la Historia [39]: nos referimos a las colectividades
agrarias, fábricas socializadas, servicios públicos colectivizados, comités
revolucionarios, escuelas racionalistas y otros muchos ejemplos prácticos
libertarios que acompañaron a la Guerra
Civil que siguió al intento golpista del 17-18 de julio de 1936. Mientras la
edad de oro de los anarcosindicalistas españoles comenzó después del Congreso
de Zaragoza, cuyas actas tomamos como referencia para el análisis que nos
ocupa, los magonistas mexicanos están viviendo su segunda gran oportunidad tras
la del convulso cambio del siglo XIX al XX. La actualidad mexicana ha llevado a
la palestra mundial la situación de los desfavorecidos en general y de los
pueblos indios en particular: la Otra Campaña Zapatista, la insurrección
oaxaqueña contra Ulises Ruiz (Gobernador del Estado de Oaxaca) y la APPO
(Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca). Esperamos que en caso de volver
por estas páginas sea para dibujar y analizar los grandes logros
transformadores de los compañeros magonistas en este nuevo asalto al poder y la
sociedad de clases por la autonomía indígena y la Costumbre. Del mismo modo que
seguiremos luchando en nuestros respectivos ámbitos por la extensión y
profundización del anarcosindicalismo en las cada vez más precarizadas
economías y sociedades europeas y mundiales.
Notas y bibliografía
[21]
Pérez, A. El aroma de un común.
Ed. Teoría y práctica de la liberación del conocimiento, Cáceres,2007.
[22]
Op. cit. 12.
[23]
Para los neófitos en anarquismo recomendamos encarecidamente el manual Estatismo
y revolución anarquista del profesor y economista J.W. Barchfield (Ed.
Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, 2003)
[24]
Op. cit
[25]
CNT, El Congreso Confederal de
Zaragoza, Ed.Zero-Zyx, Madrid, 1978, 231
[26]
Ibídem, pág. 233
[27]
Op. cit. 12.
[28]
Holloway, J. Cambiar el mundo sin tomar el poder (El significado de la
Revolución hoy). Ed. El Viejo Topo. 2002
[29]
Para Abel Paz no hay personas u organizaciones anarquistas sino más bien
actuaciones en anarquista. Conferencia "1936: Guerra Civil y
Revolución". Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres. 26 de mayo de
2005. Organizan CNT Cáceres y Departamento de Historia de la Universidad de Extremadura.
[30]
“En el dominio de la práctica social, de su imbrincación en las luchas y en los
conflictos, reside el criterio de verdad de todo discurso –y no en el
sometimiento a determinados controles técnicos y metodológicos, como pretende
el cientifismo burgués-)” Ventura, F. Democracia y Sindicalismo de Estado.
Elecciones sindicales en el Área Sanitaria de Sevilla. Un estudio antropológico.
Ed. Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid, 2004. p. 37.
[31]
Véase Abad de Santillán, El Organismo
Económico de la Revolució: Como Vivimos y Como Podríamos Vivir En España
(1936). Ed. Júcar.Madrid, 1979
[32]
Joaquín Costa nos hace un buen recorrido por todas las postulaciones más o
menos colectivistas de reforma agraria y las pecualidades del campesinado
español en ensayos como "Colectivismo Agrario". En Oligarquía y
caciquismo. Colectivismo Agrario y otros escritos. Alianza Editorial, 2ª
edición. Madrid,1969.
[33]
Véase CNT, nº 336, julio 2007. p. 18.
[34]
Autor de libros como La utopía de Ricardo Flores Magón o Autonomía y
comunalidad indias. En CNT,nº
336, julio de 2007. Ahondando en el tema de la importancia del tequio para el
sostenimiento de las comunidades indígenas son muy ilustrativas las palabras
del equipo del Comisariado de Bienes Comunales de San Pablo Yaganiza Oaxaca): “Los
usos y costumbres no los inventamos nosotros pero, eso sí, gracias a esta
normatividad sobrevivimos. Ciento veinte hombres dan su tequio gratis. Sería un
dineral para el gobierno pagarles... Claro que nos afecta la carestía, el maíz
no basta, pero no tenemos deudas, tenemos un pueblo alumbrado, y tenemos
nuestra tortillería. El apoyo mutuo dentro de la comunidad, los tequios y las
cooperaciones de los comuneros son fundamentales...” (Gijsbers, W. Usos y
costumbres, caciquismo e intolerancia religiosa. Centro de Apoyo al Movimiento Popular
Oaxaqueño,A. C., 1996, p. 54. resumen en http://www.ezln.org/revistachiapas/No7/ch7carlsen.html).
[35]
Los anarcosindicalistas también son partidarios de romper con el
intelectualismo: “[...] los productores, en la sociedad comunista libertaria,
no se dividirán en manuales e intelectuales, sino que todos serán manuales e
intelectuales a la vez” (p. 240).
[36] Shelden, M. The Tory
Anarchist. Orwell: The Authorized Biography. Ed. Harper Collins, 1991
[37]
Bey, H. La Zona Temporalmente Autónoma. Ed. Autonomedia, Nueva York,
1998.
[38] Graeber, D. Fragments
of an. Anarchist Anthropology. Ed.
Prickly Paradigm Press. Chicago, 2004.
[39]
Mintz, F. Autogestión y Anarcosindicalismo en la España revolucionaria.
Ed. Traficantes de Sueños.Madrid, 2006.
[Secciones
finales del artículo del mismo título,
accesible en https://www.academia.edu/3610216/Comunismo_libertario_y_autonom%C3%ADa_ind%C3%ADgena?email_work_card=view-paper.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.