Diana Gámez
Incendia el cotarro cada vez que abre la boca. Su aparato fonador es una fábrica de tosquedades, insolencias, ramplonerías, incivilidad, descaros y provocaciones. Es escatológica en modo extremo, como si quisiera esparcir ese estilo tabernario, tan suyo, que molesta e incomoda hasta al más indiferente de los mortales. Ha convertido su camorrera condición en una forma de hacer de la política un verdadero muladar. Donde ella campa a sus anchas: guapa y apoyada por la taifa corrupta aterrajada en el poder.
Es posible que ella -como materia prima- sea el insumo esencial del engendro que representa, pero no cabe duda que la sala situacional del socialismo del siglo XXI la asesoró para potenciar sus virtudes. Le resulta funcional a la dictadura como una doña Bárbara, aderezada con rasgos y características de Lina Ron, Diosdado, Mario Silva, Freddy Bernal y unas aviesas pinceladas del psiquiatra.
Incendia el cotarro cada vez que abre la boca. Su aparato fonador es una fábrica de tosquedades, insolencias, ramplonerías, incivilidad, descaros y provocaciones. Es escatológica en modo extremo, como si quisiera esparcir ese estilo tabernario, tan suyo, que molesta e incomoda hasta al más indiferente de los mortales. Ha convertido su camorrera condición en una forma de hacer de la política un verdadero muladar. Donde ella campa a sus anchas: guapa y apoyada por la taifa corrupta aterrajada en el poder.
Es posible que ella -como materia prima- sea el insumo esencial del engendro que representa, pero no cabe duda que la sala situacional del socialismo del siglo XXI la asesoró para potenciar sus virtudes. Le resulta funcional a la dictadura como una doña Bárbara, aderezada con rasgos y características de Lina Ron, Diosdado, Mario Silva, Freddy Bernal y unas aviesas pinceladas del psiquiatra.
Si esta tiranía es un compendio de ignorancia, corrupción, mal gusto, ineptitud y sevicia descontrolada, ella ha llevado todo aquello hasta extremos indigeribles. Cada vez que su imagen despeinada -a lo Gloria Trevi cuando estuvo presa en Brasil- aparece en las pantallas de los canales oficiales, sabemos que los demonios serán liberados por la boca de esta ministra. La misma que ha permanecido durante 20 años enmacollada y enchufada, primero como miembro de la constituyente de 1999, después como diputada durante tres períodos y como minpopo para el servicio penitenciario desde el 2011.
Su larga permanencia en la cúpula podrida con omnipresencia mediática y la complicidad de sus pares, la han convertido en el personaje que tiene la tarea de ultrajar lo poco que queda de ciudadanía e institucionalidad en Venezuela. Esto último ha tenido su paroxismo en su enchufe -al parecer vitalicio- como ministra de servicios penitenciarios, que ha amparado el nacimiento, desarrollo y consolidación del pranato. Legitimados como están, los privados de libertad, no tienen prisa por ser excarcelados. Al contrario, les conviene que el sistema judicial siga como está, absolutamente inoperante, con jueces nombrados a dedo, subpagados y vulnerables a los innumerables tentáculos de la corrupción que paga en dólares y gramas de oro.
Mientras tanto, los pranes han convertido las cárceles en monarquías, tipo Corea del Norte. El pran no es solo el líder negativo, sino que es el dueño absoluto de la vida y de la muerte de luceros y otros esclavos, como Kim Jon-un. Ni los luises de Francia ni Napoleón tuvieron tantos privilegios como los amos y señores del sistema penitenciario venezolano. En pleno socialismo del siglo XXI existe la esclavitud dura y pura entre los más débiles, depauperados y condenados de la tierra, como dejó dicho el psiquiatra Franz Fanon.
Los logros y prerrogativas del pranato han contado con la aquiescencia de la ministra, de sus colegas y del resto de los poderes y parapodores nacionales e internacionales que intervienen en Venezuela. Todo aquello se traduce en un estado de bienestar que cualquier “no preso” envidia. Tienen sus tres golpes con proteínas de la mejor calidad, no creo que acudan al clapsismo socialista. Pueden bañarse, cuentan con médicos y medicinas. La inseguridad no es problema para ellos, se ejercitan en sus gimnasios con entrenadores particulares, disfrutan en sus restaurantes y discotecas amenizadas con orquestas locales y extranjeras. Si les provoca salir llaman a su chofer y hacen lo que les da la gana, como irse a la playita con la pareja de turno y hasta con los hijos.
Aquello es vida. Pero también es posible que tengan que defenderle la patria a la ministra Varela Rangel, quien dijo a un medio internacional que recurriría a los 45 mil presos venezolanos para enfrentarlos a los 5 mil marines que desembarcarían en Venezuela. No tengo formación militar, pero es como desproporcionado ese enfrentamiento, y lo es más si sumamos los otros ejércitos que tienen bajo su égida otros funcionarios del régimen como Freddy Bernal con su FAES y la OLP del minpopo de interior, justicia y paz. Además, están los cuerpos armados castristas y castrenses, la milicia, la reserva, las policías nacionales y regionales, los órganos de inteligencia y contrainteligencia. Total, que aquí en esta ribera del Arauca vibrador tenemos una sobredosis de soldados, tropa, combatientes y militares: uniformados y armados hasta los dientes.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/opinion/2474-el-ejercito-de-varela-rangel.]
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