J.M. Oterino (Addenda,
suplemento cultural del periódico Rojo y
Negro).
*
Entrevistamos a Jesús Arteaga, multiactivista social (Asamblea de Paradas y
Precarias de CGT Valencia, Proyecto AU, la Iniciativa Amnistía Social...),
además de músico (Skaparapid) y escritor, sobre su libro Jóvenes y menores
en la diana: embrutecimiento social y televisión, reflexiones para sacudirse la
influencia televisiva.
- ¿De dónde surge la necesidad de escribir Jóvenes
y menores en la diana?
Surge de
la indignación y la impotencia por una parte, y por otra, de la necesidad de
combatir los efectos frustrantes de ambas. Me explico, la mayoría de las
televisiones, en sus “informativos” y programas de “entretenimiento”, en sus
“programas estrella” se están ensañando con varios casos donde la juventud es
el centro de su atención; una banda de “menores” aterrorizaba los barrios de Bilbao,
unos alumnos de un colegio acosaban y agredían a una chica, los botellones, las
peleas de hinchas futboleros violentos, jóvenes de centros de menores obligadas
a prostituirse, niños que se cuelan en los camiones para pasar la frontera.
Todo esto
son recursos constantes de las grandes cadenas sobre los que verter una imagen
delirante y denigrante de personas jóvenes que no encajan.
Pero lo
que me provocó ponerme a escribir fue el caso de Diana Quer, en concreto el
momento en el que se encontró su cuerpo. La utilización mediática del ministro
Zoido apuntándose, de manera ergonzosa, un tanto para salvar la imagen de su
ineficacia y del hecho de que el asesino fuera un confidente de la Guardia
Civil. Sí no hubiera sido por la actitud valiente de una joven que se resistió
al asesino y de dos jóvenes que acudieron en su ayuda, estoy casi seguro que no
lo habrían descubierto nunca. Pero luego pasó lo del niño Gabriel en Almería y
la manipulación y falta de sensibilidad de los grandes canales de TV se volvió
a exhibir sin ningún rubor.
En todos
estos casos los comportamientos de los medios, sus consejos de redacción y su
ejército de reporteros sin vergüenza y periodistas estridentes, demostraron su
falta de ética y escrúpulos, alentaron el espectáculo y colaboraron en la creación
de estados de ánimo social favorables al castigo por venganza y a la cadena
perpetua.
Pero lo
de Diana Quer fue determinante para escribir mis reflexiones sobre
estos temas. Me trasladaba sin poder evitarlo al caso de las niñas de Alcàsser
y al dolor que supuso para la gente de nuestra tierra.
- Tu libro presenta un formato nada convencional, mezclas
tus textos con textos de otros autores y autoras, e incluso intercalas letras de
canciones cada cierto número de páginas ¿Cuál es el objetivo de esto?
En realidad
pretendo dejar constancia de que no descubro nada, que prácticamente se ha
dicho casi todo sobre la televisión. Recurro a párrafos cortos de Lolo Rico,
Noam Chomsky, Pasolini, Malcom X, o de grupos libertarios que trabajan en educación
alternativa, para dejar constancia que se lleva mucho tiempo señalando el papel
de la TV en la consolidación del sistema capitalista y sobre todo en su
vertiente ideológica, de contaminación o enajenación de las conciencias y de los
comportamientos sociales. También recojo letras de canciones de grupos que me
gustan y con los que comparto muchas cosas. Son textos que podría haber escrito
y cantado yo mismo. En la relación música/poesía me gusta leer una canción como
si no tuviera música o una poesía con todosu ritmo. Son letras de Ángel Parra,
Skaparapid, Maniática, La Raíz o Aspencat, grupos de distintas generaciones y
estilos poniendo a los medios de comunicación y en particular a la TV en su sitio.
- En el libro denuncias tanto el uso de la caja
tonta para alienar a la población joven, como el enfoque obsceno que adoptan
las noticias sobrejóvenes por parte de los medios, ¿son dos caras del mismo
fenómeno o no hay relación entre un asunto y el otro?
Son dos
caras complementarias, y no son las únicas. Hay una función doctrinaria y una
función intoxicadora. Esos dos aspectos son potenciados por la confluencia de intereses
de las empresas que controlan las grandes cadenas de TV. O sea, que al interés
económico puro y duro del negocio de la información (beneficio por encima de
todo) se añaden el de la manipulación de la realidad y la fabricación de estados
de opinión o establecer roles de comportamiento que garanticen la continuidad
del modelo ideológico dominante (machismos, individualismo, competición,
violencia, etc.). La gente joven es un filón a explotar en ese sentido, a
través del consumo de valores estupidizantes, además del interés crematístico.
La moda, el amor romántico-tóxico, la pasividad o la superficialidad, la
posesión, están al orden del día en las programaciones. En las supuestas
informaciones sobre jóvenes, siempre se destacan o sus carencias o excesos, muy
pocas veces sus aportaciones positivas o virtudes... que digo yo que alguna
tienen, ¿no?
- ¿Cómo crees que podemos vacunarnos contra esta transmisión
de valores e ideología que, personas jóvenes y adultas,
absorbemosde forma inconsciente desde la televisión?
Los
contenidos de la TV, tal y como funcionan hoy y estando en manos de quienes
está, van en la dirección contraria de posibilitar conciencias librepensadoras.
Y sí, es necesario encontrar antídotos para contrarrestar su influencia, si no
a nivel social, podemos partir de nosotras, de nuestro entorno más cercano. La
desconfianza, ante el pregón diario sobre lo que pasa a nuestro alrededor más
cercano pero también a nivel global.
Mostrar
escepticismo y dudar de la veracidad de lo que nos cuentan es necesario para no
creer ni tragarse eso de “si lo dice la TV es verdad”. Tener en cuenta que en
última instancia somos nosotras y nosotros quienes decidimos qué tragamos o qué
no.
Me parece
que vivir dentro de un sistema no tiene por qué crearte adicción al mismo. Es
muy importante buscar o tener nuestros propios canales
de información, tanto para recibir información como para emitirla. Eso supone
romper el papel de objeto pasivo para pasar al de sujeto activo en esto de la
comunicación.
Por lo tanto,
debemos esforzarnos en crear dentro de nuestras cabezas esas desafecciones con
el modelo televisivo, incluso aunque seamos consumidoras del producto. Es muy
importante nutrirnos de medios sin la posible deformación de intermediarios en esto
de la comunicación y la información, buscar que sean libres de la injerencia
del negocio en esto del ocio y el entretenimiento. Es decir; que la publicidad
sea secundaria y no el objetivo principal de un medio. Y por último, también está
no verla y no contar con su presencia en nuestras vidas. Pero eso... ya que cada cual decida.
- ¿Puedes concebir una televisión no alienante? ¿Crees
que sería posible darle un uso distinto al de control social a la televisión?
En estos
momentos es muy difícil desbancar o deshacer la influencia de las grandes
cadenas de TV generalistas, tanto privadas como públicas, pero no es imposible.
Con la implantación de internet y la evolución de las redes sociales es más
fácil extender la información y ofrecer visiones distintas sobre lo que sucede en
el mundo. Cada vez más hay experimentos al margen de la comercialidad,
proyectos modestos o locales que están sirviendo para hacer un recorrido
distinto en cuanto a contenidos y prioridades, que se autogestionan y
autoorganizan con recursos limitados pero efectivos.
Aunque es
difícil deshacerse y superar el papel alienante de la imagen, se puede
estimular conciencias críticas y disconformes si se saca todo el potencial que
tiene el invento de la TV. La función educadora está más que demostrada, otra
cosa es en que se nos está educando en la sumisión, el aborregamiento, el miedo
y la impotencia, y no o en la creatividad, la sensibilidad personal o colectiva
y el libre pensamiento. Como con la prensa, los libros, la radio, la música o
el cine, no podemos dejar un invento con el potencial de la TV en manos de las
elites privilegiadas, tan poderosas como insensibles.
Crear
esos nuevos medios y espacios es cosa que tenemos que afrontar sin miedos ni
complejos.Otra cosa es que la TV en estos momentos forma parte de las tecnologías
duras, o sea, a las que tenemos poco acceso o ninguno y menos aún podemos
controlarlas. Pero sí se puede invertir el sentido y el uso de esas tecnologías
en favor de las pequeñas realidades colectivas, de la difusión directa de
nuestras experiencias de lucha y creación. Como ya dije, la autogestión de
nuestros propios medios es el terreno donde se libra la batalla por la libertad
de expresión e información.
Y en eso,
entre otras cosas, las personas jóvenes vienen arreando con decisión y eso no
lo van a reconocer ni por casualidad las empresas que pretenden el monopolio de
la desinformación.
[Publicado
originalmente en Addenda # 61,
Madrid, septiembre 2018. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/addenda%2061%20septiembre.pdf.]
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