Rodolfo Montes de Oca
* Textos tomados del folleto de igual nombre, que en versión completa está disponible en https://mpalothia.net/el-periplo-de-los-anarquistas-venezolanos-durante-la-rebelion-popular-de-2017.
INTRODUCCIÓN
“La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes”
-Charles Malato
“Bajo ningún pretexto es disculpable que llevemos en los labios la palabra libertad sin que los hechos respondan de que son sinceros. No hay motivo de táctica, ni excusa de gastada habilidad que impida a un anarquista, cuando realiza una obra de asociación, de propaganda o de lo que fuera, realizarla conforme al método que ensalza y encomia”
-Ricardo Mella
Desde el ascenso a la Primera Magistratura de la propuesta bolivariana en 1999, primero durante la presidencia de Hugo Chávez (1999-2013) y luego durante la continuidad del mandato en Nicolás Maduro (2013), los anarquistas a través de múltiples iniciativas de propaganda y organización se mostraron críticos y recelosos de un proceso hegemónico que escondía sus pretensiones a través de un discurso de inclusión social y reconocimiento de las minorías. Esas sospechan se fueron acentuando en la medida de que el gobierno fue deteriorando las condiciones de vida de los venezolanos, transformándose de una democracia representativa y protagónica en la primera dictadura del siglo XXI.
* Textos tomados del folleto de igual nombre, que en versión completa está disponible en https://mpalothia.net/el-periplo-de-los-anarquistas-venezolanos-durante-la-rebelion-popular-de-2017.
INTRODUCCIÓN
“La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes”
-Charles Malato
“Bajo ningún pretexto es disculpable que llevemos en los labios la palabra libertad sin que los hechos respondan de que son sinceros. No hay motivo de táctica, ni excusa de gastada habilidad que impida a un anarquista, cuando realiza una obra de asociación, de propaganda o de lo que fuera, realizarla conforme al método que ensalza y encomia”
-Ricardo Mella
Desde el ascenso a la Primera Magistratura de la propuesta bolivariana en 1999, primero durante la presidencia de Hugo Chávez (1999-2013) y luego durante la continuidad del mandato en Nicolás Maduro (2013), los anarquistas a través de múltiples iniciativas de propaganda y organización se mostraron críticos y recelosos de un proceso hegemónico que escondía sus pretensiones a través de un discurso de inclusión social y reconocimiento de las minorías. Esas sospechan se fueron acentuando en la medida de que el gobierno fue deteriorando las condiciones de vida de los venezolanos, transformándose de una democracia representativa y protagónica en la primera dictadura del siglo XXI.
Es por ello, que el primer capitulo de este libro es una relación de hechos históricos y jurídicos que busca ubicar al lector en la definición de dictadura del siglo XXI; como es conocido por todos, las democracias del hemisferio occidental al abrogarse la representatividad popular a través del sufragio suelen devenir un partidocracias, manejadas por unas elites que se alterna en el poder. De naturaleza imperfectas y desiguales, las democracias se basan en un marco regulatorio y legislativo, que aunque limitan la libertad absoluta del individual, generan una serie de garantías y derechos que contribuyen al desarrollo de ideas radicales como el anarquismo (libertad de prensa, de asociación, debido proceso, fuero civil para inculpar a los sediciosos, etc.)
Esto es distinto en los gobiernos autoproclamados progresistas y que con la excusa de representar un nuevo poder popular, cercenan las garantías que a su vez limitan el ejercicio de una predica o acción anarquista. El chantaje de ser “el gobierno de las mayorías” del falso reconocimiento de los sectores excluidos y de la muerte de los procesos de autonomía construidos desde la base, marcan un escenario de supresión y aniquilamiento de cualquier bache en el cual respire la anarquía.
Por consiguiente, su segundo capitulo es una aproximación histórica, no definitiva, de la presencia de las ideas libertarias durante la Rebelión Popular. No como una vanguardia que pretendió direccionar el malestar social hacia la concretización de un proyecto político-económico; sino como un cúmulo de individualidades que acompañaron a las comunidades o formaron parte de las protestas, muchas veces sin desplegar su discurso y asumiendo en muchas oportunidades las demandas del colectivo (Calendario electoral; Liberación de los presos políticos; Respeto a la Asamblea Nacional y Canal humanitario); exigencias no habituales dentro del discurso ácrata pero que no les impidió enarbolar otras como: la disolución de la GNB[1] o la libertad de expresión[2].
Es un texto que también deja entrever un estancamiento en la idea libertaria aunado movimiento ficticio internacional, compuesto por siglas pomposas y una historia de supuestas glorias pasadas; pero que en el presente es incapaz de entender dinámicas no tradicionales encajadas en autores del siglo pasado, que le hace el juego a la neolengua autoritaria y que demostró ser incapaz de aplicar lo básico del anarquismo que es el apoyo mutuo.
Todo lo anterior, no busca enmarcarse en las dos vertientes habituales del anarquismo, ni es un texto maximalista cuya lectura abrirá las compuertas de una transformación radical del ser humano, pero tampoco es una afirmación de las teorías eurocéntricas del pensamiento libertario. Es un texto que solo recoge las actuaciones, el pasado inmediato y arroja algunas luces para que lectores en otras latitudes donde la fantasía de gobiernos progresistas esta presente.
EPÍLOGO - ¿EL CANTO DEL CISNE?
“Nuestra misión de hoy, como de mañana, debe consistir en interesar a las grandes masas de la población en las aspiraciones de libertad y de bienestar para todos, por el camino de la destrucción del Estado”
-Diego Abad de Santillán
“La dictadura de la burguesía o del proletariado, es siempre tiranía y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía”
-Ricardo Flores Magón
La derrota de la Rebelión Popular y de la estrategia de hacer colapsar al Estado, demostró los limites y contradicciones del movimiento anarquista venezolano; las fisuras generadas por el discurso oficial aunado a las pocas perspectivas sobre como afrontar la crisis, contribuyeron a la inmovilidad, lo que se tradujo en la perdida de una oportunidad única para sobrepasar la dirigencia y construir un proyecto antiautoritario desde la base. Esta mea culpa se traduce, entre otras cosas, en la disolución de El Libertario[244].
Aunado a esto tenemos que desde 1999 se fue construyendo en el país, una escena punk y anarquista con bandas de culto; disqueras, fanzines, iniciativas y una importante diáspora de venezolanos en diferentes partes del mundo, las cuales por las razones que sean, prefirieron abstenerse y no realizar nada para radicalizar o participar en la Rebelión Popular. La escena acostumbrada a unos códigos y discursos repetitivos no entendió la potencia transformadora que se gestaba en las movilizaciones. La consecuencia de tal indiferencia condeno al ostracismo el proceso civil y democrático más importante acontecido en Venezuela durante esta década.
Lo que se le suma un duro aprendizaje que el anarquista Víctor Camacho en el blog Socialdemencia lo define de la siguiente forma: A) La improvisación también está del lado opositor; B) El insurrecionalismo no sirve (sin preparación previa); C) La izquierda internacional no entiende lo que sucede en Venezuela; D) La presión internacional no sirve; y E) Tengo más resistencia física y mental de lo que pensé[245].
A estas impresiones se le une, una aplicación a priori de corrientes eurocéntricas que responden a sus realidades, al Estado de Bienestar, la socialdemocracia partidista o al pasado. Esto significa que la estrategia, sujetos, objetivos y metodología en Venezuela deben ser distintos. Por ejemplo: no se puede hablar de autogestión de los medios de producción cuando el Estado al controlar las divisas, elimino al competidor privado y lumperizo a la sociedad a través de ayudas asistenciales alimentarias.
Por su parte la organización Provea realizo una extensa valoración de la Rebelión Popular del cual extraemos 08 puntos: A) El chavismo democrático es minoritario; B) La dirigencia de la oposición fue rebasada. No construyó una estrategia para fortalecerla y la improvisación se impuso; C) Uno de los cuestionamientos de los sectores de base con respecto a la vocería opositora es el silencio posterior al 30 de julio; D) Debemos romper el silencio impuesto por la clase política; E) A corto plazo, la oposición no tendrá capacidad de levantar un amplio y coordinado a nivel nacional movimiento de masas; F) El pronóstico es que la protesta social va a continuar, con mayor probabilidad por demandas sociales; G) Somos testigos de la crisis terminal del bolivarianismo; H) No es lo mismo reconocer una derrota, en una confrontación de largo alcance, que sentirse derrotados.[246]
Entender que estamos en presencia de la crisis terminal del bolivarianos y que la derrota de una Rebelión no significa el fracaso de una idea, son los carburantes que galvaniza a muchos antiautoritarios; por ello es primordial que dentro de esta derrota, se encuentra la sabia para replantear un proyecto que aunque maximalista, consiguió tomar un sendero propio y distinto a la perspectiva tradicional, tomando una posición de defensa de las mayorías y de reivindicación de espacios y garantías democráticas sobre las cuales poder exponer su idea. En palabras de José Saramago: “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva”
Así como Contracorriente, nos demostró con hechos que los anarquistas no debían incurrir en plataformas electorales para alcanzar sus objetivos, sobre la importancia de participar en los centros de producción o el de tener una agenda propia en momentos de transición. Este texto nos demostró nuestros límites y contradicciones como movimiento, la necesidad de aprovechar las oportunidades de cambio y dirigir ese impulso de transformación hacia nuestro objetivo, dejar de ser simples espectadores.
La Rebelión también demostró que las organizaciones de síntesis o específicas anarquistas, no tienen la capacidad de dar una lectura inmediata a los hechos, por el lastre de experiencias pasadas. Aunque teóricos como Tomas Ibañez son claros al afirmar que el anarquismo es movimiento y transformación constante; expresiones de autonomía como la organización en torno a las protestas (seguridad, alimentación) y su carácter descentralizado no fue visto como ese “anarquismo de extramuro” que se debía potenciar. No fue aprovechado y de nuevo “le grand soir” paso frente a los ojos de muchos nostálgicos que se quedaron en la literatura del siglo XX. Por todo lo anterior, no queda más que desearle sit tibis terra levis al anarquismo tradicional, por que no se puede afrontar una Dictadura con esa forma de aproximarse a la realidad.
Mientras esto ocurre, se agrava la crisis humanitaria, aumenta la inflación, escasean los alimentos, se profundiza el éxodo masivo de venezolanos por la frontera, se agudiza la represión de todos los sectores disidentes; lo que sigue contribuyendo a que las condiciones objetivas y subjetivas, de la mano de una nueva generacion de propagadores y activistas busque de una vez y por todas la liberación total. No se trata del canto del cisne, sino del vuelo del Fénix, resurgimos y seguimos haciendo historia, por otros medios pero con la misma idea rectora, el fin de toda opresión.
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