Humberto González
Luego de dos años de intenso y dedicado colaboracionismo la MUD enfrenta su dramática realidad: Lo ha perdido todo. Bien sea por miopía, torpeza u oportunismo la estrategia de abandonar al pueblo que le dio la victoria en el 2015 ha fracasado. La MUD prefirió entregarse en brazos del régimen y sus engañosas tácticas para descubrir, una vez más, que la dictadura solo acudirá a unas elecciones que pueda controlar para perpetuarse en el poder.
Desde el ángulo de la MUD las negociaciones con el régimen han fracasado porque no se cumplió con la ingenua expectativa de obligar al gobierno a negociar condiciones que condujeran a su salida. Sin embargo, para el régimen es sin duda un logro porque desmovilizó la protesta al tiempo que puso en evidencia las contradicciones de la MUD.
Luego de dos años de intenso y dedicado colaboracionismo la MUD enfrenta su dramática realidad: Lo ha perdido todo. Bien sea por miopía, torpeza u oportunismo la estrategia de abandonar al pueblo que le dio la victoria en el 2015 ha fracasado. La MUD prefirió entregarse en brazos del régimen y sus engañosas tácticas para descubrir, una vez más, que la dictadura solo acudirá a unas elecciones que pueda controlar para perpetuarse en el poder.
Desde el ángulo de la MUD las negociaciones con el régimen han fracasado porque no se cumplió con la ingenua expectativa de obligar al gobierno a negociar condiciones que condujeran a su salida. Sin embargo, para el régimen es sin duda un logro porque desmovilizó la protesta al tiempo que puso en evidencia las contradicciones de la MUD.
La MUD se empeñó con obstinación enfermiza en apostar a la salida del régimen por la vía de una negociación. Para ello se convirtió en la vocera de la agenda oficialista y en su agente al promover eventos electorales fraudulentos como las elecciones de gobernadores y la de alcaldes. Asimismo la MUD en su afán de complacer al régimen se prestó para ser apagafuegos de la protesta social en lugar de ponerse al frente y liderizarla.
Estas conductas colaboracionistas significaron continuas concesiones al régimen para privilegiar la estrategia equivocada de negociar con él en lugar de luchar para derrocarlo. Esa política tal como era previsible reventó el pasado 7 de febrero al no poder suscribir un acuerdo con el gobierno ni siquiera por las condiciones más sumisas que ya previamente habían aceptado.
El problema de fondo no es lo que trataba de negociar el régimen y la MUD. El problema fundamental es la negociación misma que no ha llevado ni podrá llevar jamás a la salida de la dictadura. No importa las condiciones electorales que se discutan y se acuerden, mientras la mafia cívico militar tenga el control del estado no será posible ir a unas elecciones libres.
Insistir en una salida electoral, como la ha hecho la MUD, es no admitir que estamos frente a un régimen totalitario que además está dispuesto a hacer lo que sea para seguir en el poder. Esto que está claro para los venezolanos no lo está para la MUD. Por eso esta asociación de franquicias electorales luce hoy errática y confundida en un escenario de inevitable conmoción social.
Lo que viene ahora es la ruptura con la MUD como dirección política de la oposición por su torpeza y fracaso. Esto debe dar paso a la articulación de una gran alianza nacional de fuerzas sociales y políticas, civiles y militares, comprometidas con el objetivo de derrocar la tiranía y restablecer la democracia.
Esta nueva formación debe ponerse al frente de las protestas y la ola nacional de rechazo a la dictadura de Maduro. Esta presión interna combinada con las presiones externas de la comunidad internacional contra la dictadura debe llevar la correlación de fuerzas a un punto que permita derrotar a la mafia gobernante.
El pueblo nunca tuvo expectativas con el falso diálogo entre el gobierno y la MUD. La gente en la calle lo que quiere es salir cuanto antes de esta dictadura. Los únicos que están lamentando el fracaso de la negociación son precisamente los operadores de la MUD que pusieron todas sus esperanzas en el tablero electoral.
Una vez establecido, sin lugar a dudas, que el régimen no cederá el poder por vía de elecciones las tesis electoreras de la MUD quedan completamente refutadas. El fracaso de las negociaciones entre el régimen y la MUD marcan el fin de la ilusión electoral y la profundización de la lucha ciudadana para salir de la narcodictadura por otras vías.
[Tomado de http://rupturaorg.blogspot.com/2018/02/el-fin-de-las-ilusiones-electoralesVer.html.]
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