Periódico Correo A
* Cuatro textos en los que se expreso públicamente
la opinión del anarquismo local frente a las asonadas cuartelarias de febrero y
noviembre de 1992.
I.- _Editoríal_ (CORREO A, # 18, marzo
1992)
(Publicado originalmente en el periódico Correo A #18, Caracas, marzo 1992.)
La
oposición al actual gobierno, no solo en el terreno económico sino también en
lo político, moral y social, ha tenido una dramática manifestación: la rebelión
de parte de las Fuerzas Armadas, soporte del sistema, ese mismo ejército que el
27 de febrero de 1989 dio la cara por el Estado y las balas para el pueblo.
El descontento
contra Carlos Andrés Pérez, los políticos, los banqueros y su proyecto es de
tal magnitud, que ha generado un apoyo sentimental a la asonada del 4/F, lo
cual es un peligroso retroceso en la conducta política general. Si la infame
gestión que en tres años nos ha llevado a las peores condiciones de alimentación, salud, educación, seguridad
personal, vivienda y servicios de toda la era democrática significa estar al
borde del abismo, un gobierno militar es dar un salto al vacío. Decimos al
vacío porque no sabemos que proponían, ni se interesaron en hacerlo conocer, y
tampoco estuvo militarmente claro el desarrollo de la acción. Insistimos en que
no se trata de hechos en los que el pueblo descontento usó como último recurso
a su brazo armado para corregir una insoportable situación, sino que un grupo
militar utilizó el descontento popular para tratar de hacerse con el poder. Fue
un alzamiento de contenido hueco, al que todos han querido rellenar con
aspiraciones que hoy nadie atiende, dada la sordera - que se confunde con
desprecio - del cogollo gobernante.
En la
historia lejana y reciente de América Latina el ejército ha sido sin ninguna
duda el guardián del Estado. Jamás los profetas uniformados han traído otra
cosa que represión sangrienta, recambio pero no eliminación de la corrupción,
atraso cultural, retroceso económico para las mayorías, anulación de la
dignidad y la “libertad e igualdad” propias de los cuarteles. Apoyar un golpe es renunciar al derecho
colectivo de actuar sobre nuestro destino.
Hay una
sola ruta para la construcción positiva del porvenir: AUTOGESTIÓN en todos los
niveles de la vida cotidiana, vía que con dolor y esperanza los venezolanos
hemos empezado a recorrer en el proceso de luchas sociales iniciado el 27/F/89.
Es con acción directa, sin jerarquías ni verticalismos, a veces no todo lo
rápido que sería deseable pero siempre sin desmayos, así ganaremos la necesaria
confianza en nosotros, levantando con errores y aciertos el nuevo edificio que
habremos elegido habitar. Ningún auto-designado “Salvador de la Patria” puede
ejercer ese derecho en nuestro nombre.
¡EL FUTURO SE CONSTRUYE, NADIE LO REGALA!
¡POR AHORA ... y por siempre, LA AUTOGESTIÓN
ES EL CAMINO!
II.- _Así, de Golpe, NO_
(Publicado originalmente en el periódico Correo A #18, Caracas, marzo 1992.)
Otra vez febrero ha sido testigo de
acontecimientos que evidencian el enorme descontento frente al actual gobierno,
y que un grupo de militares ha tomado como bandera para su insurgencia. Sin
embargo, discrepamos del entusiasmo que en muchos ha despertado el intento de
Chávez. Por el contrario, pensamos que no puede ser solución alguna para
nuestros problemas sino el camino para un franco deterioro de la situación.
Tenemos razones para esto y las expondremos a continuación:
- Como anarquistas descreemos que cualquier
medio es bueno para lograr un fin, por mas deseable que sea el fin. Si
perseguimos la destrucción de toda estructura de poder instituida, no es un
medio adecuado utilizar para ello el enfrentamiento entre dos sectores de esa
estructura. Ello solo puede significar un “quítate tu para ponerme yo” que soy
más fuerte; en consecuencia la estructura de poder se consolida.
- Es falso que todo enemigo de mi enemigo
sea mi amigo. La simpatía por los golpistas carece de fundamento ya que no
sabemos que se proponían, ni como lo iban a lograr, ni se interesaron en
hacerlo conocer. Más de un entusiasta del golpe lloró por años el apoyo ciego a
Videla o a Pinochet.
- El desinterés en dar a conocer sus
lineamientos hace pensar que no los tenían, lo que es dramático, o, si los
tenían, no quisieron darlos a conocer. Algo similar hizo C. A. Pérez en su
campaña electoral: nunca dijo lo que iba a hacer, porque si lo decía no lo
apoyaba nadie. En cuanto a luchar contra la corrupción y seguir a Bolívar, eso
lo dice acá todo el mundo. Hasta Piñerúa al asumir de Ministro, y lleva años
codeándose con los 40 ladrones del cogollo de AD. El único argumento que
explica el golpe es que como protestamos, ellos aprovecharon la protesta para
tratar de hacerse con el mando. Pero de aquí a que coincidan con nosotros, hay
un trecho largo que recorrer.
- Todo golpe militar es de moral muy
dudosa. Las Fuerzas Armadas en nuestros países no son soportes ni defensores
del pueblo, sino guardianes de los intereses de la dominación. Esta no es la
milicia de Bolívar o Zamora, sus verdaderos padres son Gómez y la misión
militar yanki. A ellos les dan las armas para que nos tengan en línea, como
mostraron el 27/F. Luego, volverse contra sus amos, es una deslealtad inicial
con la clase que los mantiene. Tampoco se justifica que lo hagan en nuestro
nombre, porque nosotros no se lo pedimos, ni nos consultaron y menos queremos
que se escuden en ello para amparar sus ambiciones de poder.
- Si la historia nos muestra algo es que
ningún golpe militar en América Latina ha traído otra cosa que represión
sangrienta, anulación del desarrollo cultural, miseria económica, desatada
corrupción, militarización de la vida cotidiana. En fin, pretender hacer de la
vida un cuartel, que no es por cierto el mejor modo de vida que podamos
imaginarnos. Un militar es un profesional de la muerte y la única sociedad que
puede organizar es una en la que la muerte, y el miedo a la muerte, domine a la
vida y la alegría de vivirla.
- El mundo occidental, y nosotros de alguna
manera con él, avanza al reconocimiento de la pluralidad, del derecho a
disentir o a apoyar, de protección de las minorías, de abandonar lo dogmático
en favor de los consensos libres. Un golpe militar, encabezado por quienes de
autodefinen interpretes de confusos valores, elegidos por Dios o por la
Historia no se sabe por qué, solo puede representar la instauración de la
jerarquía, de la organización vertical, de las soluciones ya dadas, de anular
la discrepancia, de ponerse todos en fila so pena de ser castigados. Una
sociedad tal es un anacronismo, es salirse del tiempo presente para entrar en
un pasado remoto, es preferir obedecer que pensar, escoger el orden del
Cementerio del Este frente al vital caos de Playa Pantaleta.
- Si los que gobiernan actualmente han
mostrado un desprecio total por nuestro sentir
y nuestra opinión, los golpistas no parecen ser muy diferentes. Hablaron
cuando se vieron convertidos en héroes por el sentimiento colectivo. Entonces
balbucearon tres o cuatro frases efectistas que cualquier niño de primaria ya
escuchó cientos de veces: Bolívar, la corrupción, el sufrimiento popular.
Parece que el 27/F ellos andaban en la Cochinchina y no se enteraron de que
estábamos protestando. Porque dicen que cuando dispararon a matar recién se
dieron cuenta que el blanco era el pueblo venezolano. Y tardaron 2 o más años
en organizar un golpe tan mal dado, donde uno de los objetivos era ...La
Casona; que no pudieron tomar Miraflores; que no ocuparon ninguna televisora o
radio en operación; que por no tomar Miraflores tuvieron que “devolver”
Valencia y Maracaibo. Entonces, si no saben hacer aquello para lo que llevan 20
años de estudio y práctica, que se puede esperar al tener en sus manos asuntos
de los que no sepan ni jota, como discutir el contrato colectivo de los gremios
de la Salud, o desenmarañar la charada monetarista que está montada en el Banco
Central.
Los socialistas libertarios repudiamos por
completo a esta partidocracia asquerosa. Ni siquiera estamos de acuerdo con la
democracia representativa burguesa. Somos ácratas, estamos contra todo tipo de
gobierno o poder instituido. Somos anarquistas, estamos contra todo el que nos
quiera imponer un principio desde el cual tener una dada visión del mundo. Los
políticos de partido y los militares representan todo aquello contra lo cual
nos levantamos: el gobierno, la jerarquía, el orden impuesto, la ausencia de
libertad, la anulación y desprecio por el individuo. No queremos mesías
uniformados que pretendan representarnos intentando reemplazar a los
representantes elegidos por el voto. No queremos “representantes”, sino que
deseamos que nuestro futuro sea el que nosotros edifiquemos directamente.
III.- _Golpe, Mentiras y
Video
(Publicado originalmente en el periódico Correo A #21, Caracas, enero 1993.)
Como los Monos Sabios de la mitología
hindú, la estructura de poder en Venezuela se empeña en mantenerse - y pretende
mantenernos - sin ver, sin oír y sin hablar ante las circunstancias reales del
actual cuadro sociopolítico. Esa testarudez es la mas patente prueba de la
severidad de los conflictos en que hoy naufraga un sistema político que
pretende sobrevivir confiado en su inagotable capacidad de autoengañarse, aun
en medio de la mas severa crisis en 34 años de vida del régimen.
El pasado 27 de noviembre unos y otros se
empecinaron en intoxicarnos con su cuento. Los alzados otra vez asumieron que
el mesianismo militar es la única salida válida para responder al descontento y
la protesta, siendo el pueblo una especie de Bella Durmiente a la espera de su
Príncipe Verde Oliva, con varita mágica de TV y cabalgando en un bombardero
Bronco; ahora quisieron movilizarnos por decreto al que nos negamos la mayoría,
no por apoyo a la cleptocracia de Pérez y compañía, sino porque nos pedían
intervenir en una pelea ajena, como ya lo había sido el 4/F. El gobierno, sus
sanguijuelas empresariales, el alto mando militar y los aparatos
político-partidistas ripostaron con la aturdida vehemencia del que carece de
razones: por una parte con la saña represiva mas salvaje (asesinatos a mansalva
en la calle, masacre masiva de presos en el Reten de Catia, allanamientos
vandálicos a la Universidad Central, la U. de Carabobo y la U. de Oriente,
detención de cientos de opositores civiles en nada ligados al golpe, agresión
directa y chantaje a medios de difusión que no se plegaron servilmente a la
versión oficial, etc.); por la otra, con una frenética ofensiva de propaganda y
manipulación informativa para descalificar como subversivo y criminal a todo
adversario o critico medianamente incisivo, sin ofrecer en su descargo más que
cínica hipocresía.
Dentro de esa ofensiva, se trato de
convertir el fracaso de la asonada en remedio milagroso que salvara a las
mustias elecciones locales y regionales del 6 de diciembre. Partidos, gobierno,
gremios empresariales y demás pandilla en el poder se empeñaron con furor en
hacer de los comicios “la ocasión para demostrar la indudable legitimidad del
sistema democrático”. Nunca habíamos sufrido los venezolanos tanta presión para
votar, pues la participación electoral se nos presentó como asunto de extrema
urgencia para la supervivencia de la democracia a corto y mediano plazo.
¡...Y tuvieron éxito!, convencieron a la
gente de lo importante que eran estas elecciones, así que en reacción a la
campaña desatada y enterados por ella del valor negador de su gesto, casi el
60% de los potenciales votantes del país de nuevo se abstuvieron y le pintaron
una paloma histórica a la democracia representativa criolla. Respecto a la
minoría que fue a las urnas y lo que allí resultó, se hizo ver que todo lo
cacareado sobre uninominalidad, pulcritud electoral y perfeccionamiento
democrático era pura paja. Funcionaron las clásicas recetas del voto por (y
contra) los partidos como elemento clave de los resultados, como han insistido
en recordarlo las propias maquinarías políticas. Así mismo se evidenciaron
desfachatadamente las mil y una mañas de la delincuencia electoral,
perfeccionadas en mas de tres décadas de práctica, y ahora extremadas por las
necesidades de un momento crítico, donde los gangsters emboscados en AD y COPEI
saben que más vale tesoro público conocido que oposición por conocer.
Finalmente, están los reflejos condicionados post-electorales de partidos y
demás factores de poder, demostrando en dichos y hechos que nada esencial puede
o debe cambiar.
No obstante, la crisis va a seguir
profundizándose en todas sus dimensiones. Los conflictos del momento son
demasiado graves para pronosticar un 1993 menos movido que 1992. En este marco,
las alternativas consecuentemente populares son aún débiles, pero en un país de
masiva abstención, cacerolazos, 27/F y tantas manifestaciones de desarrollo de
la conciencia y la acción colectivas, seguimos afirmando como más urgente que
nunca avanzar hacía la “imposible” utopía autogestionaría para derrotar un
presente intolerable.
IV.- _4/F à 27/N à 6/D_
(Publicado originalmente en el periódico Correo A #21, Caracas, enero 1993.)
El 4/F tomamos clara posición respecto al
golpe de Estado. El nuevo intento del 27/N nos permite reafirmar lo dicho. Dos
grupos enfrentados por el dominio de la estructura del poder y valiéndose de la
fuerza de que disponen, han medido una vez más sus respectivas posibilidades.
Sin duda que los nuevos golpistas han
mostrado una cara mucho menos romántica que la de Chávez, pero igualmente
inepta. Con un encarnizamiento digno de mejores causas hemos tenido un
verdadero baño de sangre, una enorme destrucción de bienes y nada de ello
pareció tener algún sentido. Porque uno se pregunta ¿Para qué los bombardeos si
nadie en tierra apoyaba a la aviación? Si había apoyo, ¿dónde se quedo? ¿O
esperaban que la gente se constituyera en sus escudos humanos frente a la
represión?
Claro que en materia de ser violentos, las
fuerzas leales a Pérez (¡aquí ninguno era leal a los venezolanos!) no se
quedaron atrás. ¿Quiénes destrozaron el canal 8, los rebeldes o los que lo
retomaron? Porque unos y otros actuaron allí como mercenarios de la televisión
privada. Y en el Retén de Catia, ¿no fue eso un asesinato en masa ejecutado por
las “fuerzas del orden”? Y en la Universidad Central, ¿por qué destrozaron
bibliotecas, laboratorios, arruinaron experimentos, robaron equipos y
destruyeron material docente y archivos?
A pesar de la embestida psicológica
desatada contra la población tratando de presentar a los insurgentes como
asesinos y traidores, todo señala que se trata de oficiales de alto
predicamento dentro de las Fuerzas Armadas, respetados por subordinados y
pares. También parece claro que los móviles del alzamiento serían
resentimientos y enconos personales mas que llevar adelante un proyecto
coherente y coordinado. El apoyo civil, que lo hubo tanto en la preparación
como en la acción, también estaba fundado en grupos de vocación vanguardista,
desconectados de los sentimientos y aspiraciones de la población en general.
¿Habrá otro intento de golpe? Todo puede
ser. Cuando la actividad política se reduce a una pugna por el poder de bandas
de delincuentes que rodean a uno u otro individuo, no siempre de cabeza lúcida
o bien cultivada, el camino está abierto para el choque violento. La escena
política es un combate entre eduardistas, calderistas, lusinchistas, perecistas
(¡si queda alguno fuera del FMI!), herreristas, etc. Los habitantes de este
país no cuentan, a menos que les toque ser uno de los 1.500 de la encuesta de
turno.
Este cuadro se agrava cuando sufrimos un singular “paquete” económico
que le da a Venezuela una de las tasas de crecimiento mas altas del mundo
(10% de incremento del PIB en 1992 según
cifras oficiales), simultáneamente con un empobrecimiento de la mayoría de la
población. Según el Banco Central, el 68% de las familias recibe un ingreso
mensual menor de 200 dólares, con 48% por debajo de 130 dólares, cuando el
costo de la canasta básica de bienes y servicios para este momento está en poco
mas de 190 dólares. Entonces, o los datos del crecimiento son falsos, o
inflados por el dinero del narcotráfico, o las ganancias están represadas en
una fracción minúscula que no supera las 200.000 personas de los casi 20
millones que somos.
Frente a este panorama y en vista de un 60%
de abstención electoral, parece que vamos en camino de reafirmar que la
solución está en no delegar poder en políticos corruptos ni en militares
mesíanicos. Solo tomando los asuntos en nuestras propias manos podremos superar
la miseria y la injusticia. Solo apoyados en la solidaridad superaremos la
violencia que limita nuestra libertad.
[Textos tomados de http://correoa.blogspot.com.]
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