Wolfi Landstreicher
* Sección final del texto más extenso títulado "La red de la dominación. Análisis anarquista de las instituciones, estructuras y sistemas de dominación y explotación, para ser debatidos, desarrollados y usados en la práctica", que en versión completa es accesible en https://es.theanarchistlibrary.org/library/wolfi-landstreicher-la-red-de-la-dominacion.html.
Asumo que todas/os las/os anarquistas coincidirán de que queremos acabar con todas las instituciones, estructuras y sistemas de dominación y explotación. El rechazo de estas cosas es, después de todo, el significado básico del anarquismo. La mayoría también estaría de acuerdo que entre estas instituciones, estructuras y sistemas se encuentran el Estado, la propiedad privada, la religión, la ley, la familia patriarcal, la división de clases...
* Sección final del texto más extenso títulado "La red de la dominación. Análisis anarquista de las instituciones, estructuras y sistemas de dominación y explotación, para ser debatidos, desarrollados y usados en la práctica", que en versión completa es accesible en https://es.theanarchistlibrary.org/library/wolfi-landstreicher-la-red-de-la-dominacion.html.
Asumo que todas/os las/os anarquistas coincidirán de que queremos acabar con todas las instituciones, estructuras y sistemas de dominación y explotación. El rechazo de estas cosas es, después de todo, el significado básico del anarquismo. La mayoría también estaría de acuerdo que entre estas instituciones, estructuras y sistemas se encuentran el Estado, la propiedad privada, la religión, la ley, la familia patriarcal, la división de clases...
En los últimos años, algunos anarquistas han empezado a hablar, en lo que pareciera ser en amplios términos, sobre la necesidad de la destrucción de la civilización. Esto, por supuesto, ha provocado una respuesta en defensa de la civilización. Desafortunadamente, este debate ha estado lleno principalmente de resentimiento, consistente en insultos, tergiversación mutua y disputas territoriales sobre la propiedad de la palabra «anarquista», en vez de existir una real argumentación. Uno de los problemas (sin que este sea el más importante) detrás de esta incapacidad para debatir realmente el tema, es que muy pocos individuos, desde cualquiera de los dos lados, han tratado de explicar de manera precisa que entienden ellas/os por «civilización». En vez de eso, este permanece como un término confuso que representa todo lo que es malo para un lado y todo lo que bueno para el otro.
En función del desarrollo de una definición más precisa de la civilización, vale la pena examinar cuándo y dónde se dice que ha surgido y que diferencia existen hoy entre la actualmente definidas como civilizadas y aquellas que no son consideradas como tales. Tal examen muestra que la existencia de la domesticación de animales, la agricultura, una forma de vida sedentaria, un refinamiento en las artes, en los oficios y en las técnicas, o incluso las sencillas formas de fundición de metal, no son suficientes para definir como civilizada a una sociedad (aunque estos constituyen las bases materiales necesarias para el surgimiento de la civilización). Más bien, lo que surgió hace 10.000 años atrás en la «cuna de la civilización» y lo que es compartido por todas las sociedades civilizadas pero lo que carecen todos quienes son definidos como ‘incivilizados’ es una red de instituciones, estructuras y sistemas que imponen relaciones sociales de dominación y explotación.
En otras palabras, una sociedad civilizada es una compuesta por un Estado, la propiedad, la religión (o en las sociedades modernas, las ideologías), las leyes, la familia patriarcal, el intercambio de mercancías, la división de clases — todo lo que, como anarquistas, nos oponemos.
Para decirlo de otra forma, todo lo que tienen en común las sociedades civilizadas es la expropiación sistemática de las vidas de quienes viven dentro de estas sociedades. La crítica a la domesticación (con todo sustento moral removido) provee una valiosa herramienta para comprender esto. ¿Qué es la domesticación sino la expropiación de la vida de un ser por otro, quien entonces explota esa vida para sus propios intereses? La civilización es entonces la domesticación sistemática e institucionalizada de la gran mayoría de las personas en la sociedad llevada a cabo por unas/os cuantas/os que se valen de la red de dominación.
Por lo tanto, el proceso revolucionario de reapropiación de nuestras vidas es un proceso de «descivilización» de nosotras/os mismas/os, de librarnos de nuestra domesticación. Esto no quiere decir que tengamos que ser esclavas/os pasivas/os de nuestros instintos (si es que tales aún existen) o disolvernos en una supuesta «unidad» con la Naturaleza. Significa convertirnos en individuos incontrolables capaces de realizar y llevar a cabo las decisiones que afectan a nuestras vidas en la libre asociación con otros.
En base a esto, debería ser obvio que yo rechazo cualquier modelo de mundo ideal (y desconfío de cualquier visión perfecta — Sospecho que allí el individuo ha desaparecido). Ya que la esencia de la lucha revolucionaria corresponde con las ideas anarquistas, se encuentra la reapropiación de la vida por los individuas/os que han sido explotadas/os, desposeídas/os y dominadas/os, sería en el proceso de esta lucha donde la gente decidiría cómo quieren crear sus vidas, qué es lo que ellas/os sienten que pueden tomar de este mundo para incrementar su libertad, para abrir posibilidades y sumarlas a su goce, y que solamente sería una carga, robada desde el placer de la vida y menoscabando las posibilidades para expandir la libertad. No veo como tal proceso podría crear quizás algún modelo social universal y único. Por el contrario, innumerables experimentos, variando drásticamente de un lugar a otro y cambiando con el correr del tiempo, reflejarían las necesidades, deseos, sueños y aspiraciones singulares de cada uno y de todos los individuas/os.
Así que, destruyamos la civilización, por supuesto, esta red de dominación, pero no en el nombre de algún modelo, de una ascética moralidad del sacrificio o de una desintegración mística en una supuestamente desalienada unicidad con la naturaleza, sino más bien por la reapropiación de nuestras vidas, la recreación colectiva de nosotras/os mismas/os como individuas/os únicos e incontrolables es la destrucción de la civilización —de esta red de dominación de 10.000 años que se ha expandido por todo el planeta— y la iniciación de un aterrorizante y asombroso viaje hacia lo desconocido, que es la libertad.
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