Carlos Espinosa y Vecellio Focà (ULA Mérida)
* Resumen de un informe de investigación más amplio que será publicado en 2018 por el Programa de Aguas de la Red Interamericana de Academias de Ciencias.
El agua en Venezuela es un bien de dominio público de la Nación. Actualmente, el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (MINEA) ejerce la autoridad sobre el vital recurso y la Hidrológica de Venezuela (HIDROVEN) –junto a sus empresas filiales regionales– es el ente que se encarga de captarlo, adecuar su calidad y distribuirlo a la población; así como de la recolección, tratamiento y disposición de las aguas residuales que se generan.
* Resumen de un informe de investigación más amplio que será publicado en 2018 por el Programa de Aguas de la Red Interamericana de Academias de Ciencias.
El agua en Venezuela es un bien de dominio público de la Nación. Actualmente, el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y Aguas (MINEA) ejerce la autoridad sobre el vital recurso y la Hidrológica de Venezuela (HIDROVEN) –junto a sus empresas filiales regionales– es el ente que se encarga de captarlo, adecuar su calidad y distribuirlo a la población; así como de la recolección, tratamiento y disposición de las aguas residuales que se generan.
En la Memoria y Cuenta del año 2015, el MINEA señaló que a pesar de los problemas económicos y las dificultades que presentó el fenómeno climatológico El Niño, el Gobierno Nacional no detuvo la aprobación de recursos para seguir ampliando la cobertura de agua potable a la población. Del mismo modo, el Gobierno Nacional presentó en 2016, una serie de logros en el Informe Oficial de Venezuela del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En ese documento, se describe que en el año 2014 el acceso al agua potable alcanzó al 96% de la población. Además, que los niveles de suministro de agua potable a la red de distribución a disposición de los usuarios son muy superiores al mínimo exigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Otro punto resaltante es que la tarifa del servicio de agua potable es subsidiada por el Estado y representa para las economías familiares un desembolso inferior al 1% del salario mínimo mensual.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) al realizar el censo nacional en el año 2011, tomó información sobre la frecuencia del servicio de agua potable en todas las viviendas cesadas y de los resultados se puede observar claramente que del total de viviendas el 38% no recibían servicio diario de agua potable. Por otra parte en el mismo estudio se corroboró que el 85% de las viviendas eran abastecidas de agua potable mediante acueductos; lo cual es un buen indicador de la cobertura de este servicio básico.
Venezuela actualmente cuenta con una infraestructura sanitaria deficitaria de sistemas de tratamiento de aguas residuales municipales, domésticas e industriales, en el ámbito urbano y rural. La gestión de esta infraestructura sanitaria en su fase operativa es un grave problema histórico en el país. Es justo reconocer que el Estado Venezolano ha realizado y realiza importantes inversiones en obras sanitarias para depurar aguas residuales a nivel nacional. Pero en el momento de su puesta en marcha, no se logran los acuerdos ni se generan las condiciones que garanticen la adecuada operación y el mantenimiento de esta infraestructura sanitaria.
El inventario de tecnologías de tratamiento en el ámbito municipal no es preciso ni completo. Se conoce poco del funcionamiento y operación de estas plantas, menos aún de la calidad de sus efluentes; salvo información aportada por escasos trabajos de investigación académica. Información publicada por el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (MPPA) en 2010 y datos generales existentes por estados, permiten estimar que en Venezuela un 30% las aguas residuales municipales reciben tratamiento (Blanco et al., 2015).
Tres de las universidades más reconocidas del país: Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Simón Bolívar (USB) y Universidad Católica Andrés Bello (UCAB); han participado durante los últimos años en la elaboración de la Encuesta sobre Condiciones de Vida (ENCOVI) estableciendo que entre 2014 y 2015 el alcance del suministro de agua potable a través de acueductos disminuyó de un 83,6% a 81,3%. Aparte de esto, un 38,4% de la población no tiene acceso diario al servicio. Además, la encuesta señala que el almacenamiento de agua generalmente inapropiado –que hacen los usuarios por fallas en el servicio– es la causa principal de las enfermedades de origen hídrico que constituyen endemias en el país. Otro dato de valor relevante de la encuesta es que el 89,7% de los hogares reporta la existencia de colectores de aguas residuales y concluyen que aún con una buena parte de la población disponiendo de éstos servicios, el problema ambiental y sanitario principal es la disposición final de los efluentes de aguas residuales que generan graves problemas de contaminación de suelos y agua a lo largo de toda la geografía venezolana.
En el año 2016 una Comisión Especial de la Asamblea Nacional de Venezuela designada para investigar la problemática del agua en el país elaboró un informe en el cual señalan que son escasos los estudios formales que confirmen la potabilidad del agua que se suministra. Más adelante, manifiestan que en varios poblados de los estados Sucre y Nueva Esparta –que se abastecen de los embalses Turimiquire y Clavellinos– se presentan períodos de racionamiento prolongados; en algunos casos de 21 días. Al referirse a la zona central del país, denuncian que a los embalses Pao-Cachinche y Camatagua –los cuales surten a la Gran Caracas y los estados Carabobo y Aragua– llegan aguas residuales sin tratamiento y que los mismos presentan signos de eutrofización.
En cuanto al uso del agua con fines para la ganadería; los estados Zulia, Apure, Barinas, Táchira, Cojedes, Guárico, Bolívar y Delta Amacuro son los principales productores agro-pecuarios del país. En estos estados la disponibilidad del recurso agua es superior a la demanda, motivo por el cual el vital líquido no es una limitante para el desarrollo de estas actividades. En contraste, el sector petroquímico, químico, siderúrgico, alimenticio y de producción de papel han generado una tendencia a incrementar las demandas en aquellas zonas que presentaban una situación deficitaria; haciendo más crítico el panorama. En algunos casos, el agua dedicada al riego ha sido comprometida para el abastecimiento de la población o la industria (FAO, 2015).
Se puede concluir que la situación respecto al abastecimiento de agua potable y la recolección y depuración de aguas residuales en Venezuela es compleja. Las instituciones encargadas del recurso del agua han estado trabajando constantemente para mejorar los servicios, no obstante, hasta los momentos no han logrado el cese de graves deficiencias en estos servicios básicos. En los tiempos que corren, se necesita que todos los sectores de la Nación involucrados trabajen de manera coordinada para poder garantizar en el futuro próximo que la población pueda tener acceso al agua potable y al saneamiento, como metas separadas y complementarias. Lo anterior repercutirá en una sustancial mejora en la salud pública venezolana.
[Tomado de http://desarrollosustentable.com.ve/actualidad-del-abastecimiento-de-agua-potable-y-el-manejo-de-aguas-residuales-de-venezuela.]
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