Leonardo Vera
¿Para qué quieren Maduro y los narcomilitares la mal llamada Constituyente? En primer lugar hay que decir que no se trata de una constituyente verdadera. En este momento el poder constituyente verdadero en Venezuela se expresa en las calles tragando gas y derramando su sangre. Como todo, en este régimen neoarcaico, el empleo de un concepto clásico de la tradición revolucionaria sirve para ocultar su contrario. Aquello que Maduro quiere instaurar con la parodia de una elección amañada, partir del 30 de Julio, es un régimen asambleario y, por lo tanto, la terminología más apropiada del acervo histórico sería una Convención Nacional, como la famosa “Convention Nationale” francesa instaurada el 21 de septiembre de 1792 que llevó a la decapitación de Luis XVI y a la instauración del terror el 10 de octubre de 1793. La Convención se instauró con la siguiente declaración de la Montaña : « Le gouvernement provisoire de la France sera révolutionnaire jusqu’à la paix. »; es decir, para “instaurar la paz”. ¿Les suena esta expresión? Es prerrogativa de los ignorantes repetir la historia sin saberlo, como ya lo afirmara Marx en su momento. De manera que si todavía queda algún chavista-madurista con dos dedos de frente y no totalmente corrompido (cosa que dudo, pero hay que estar siempre abiertos) sepa, pues, que el 30 de julio va a votar para instaurar el narcoterror en Venezuela. Para aquellos que creen que en Venezuela jamás podría ocurrir algo así, porque la “idiosincrasia del venezolano es de la ser buena gente”, les recuerdo que en 1793 el famoso filósofo alemán Fichte escribía una sesuda carta explicando porque los terribles hechos que en ese momento estaban ocurriendo en Francia jamás podría ocurrir en Alemania tierra de gente buena y tolerante. Este terror es cosa de franceses, decía Fichte, y lo decía exactamente 150 años antes de que Adolfo Hitler pusiera a funcionar Auschwitz y los otros Lagers. Si esto supo hacerle a la “idiosincrasia de buena-gente” de los alemanes el fascismo negro clásico, peor aún podría hacerle a la “idiosincrasia de buena gente” de los venezolanos la vena fascista roja que recorre el neoarcaismo madurista, Para una muestra miren lo que hace el ISIS, que es también un movimiento neoarcaico, a la “idiosincrasia islámica”. Hasta aquí mi último esfuerzo por rescatar a los que fueran de la abyecta degradación del chavismo.
Para el público en general es importante resaltar las dos vertientes principales de la jugada de Maduro y los narcomilitares: una política y la otra económica. La política consiste en que a partir de agosto, si se salen con la suya, se instaurará en Venezuela un régimen asambleario donde el demagogo que controle la “asamblea constituyente” con la excusa de ser un “poder constituyente” eliminar cuanta institución del Estado le plazca, modificará la ley y norma vigente y la remplazará su capricho. Una dictadura asamblearia puede ser mucho peor que una dictadura militar clásica, o de los movimientos totalitarios tradicionales, pues estos debían respetar ciertas reglas propias de constitución del Estado o del movimiento colectivista; en cambio, el capricho del líder-asamblea no tiene que hacerlo. Ya los antiguo griegos sabían que esta es la peor de las tiranías. La vertiente económica presenta un escenario aún más pavoroso. Se equivocan aquellos que creen que se va instaurar un sistema económico como el cubano,-que –dicho sea de paso- sería mucho mejor. El chavismo está a punto de pasar del “socialismo del siglo XXI” a su fase superior que es la PEONIA DEL SIGLO XXI. Para aquellos que no conocen la historia económica de América latina, sepan que la peonía fue una institución muy generalizada en la región y en Venezuela estuvo muy difundida hasta mediados de los años 50 del siglo pasado, y en verdad aun sobrevive en zonas remotas del país. El peón es una persona jurídicamente libre, pero se encuentra atado al hato, hacienda o finca en la cual vive por un mecanismo clientelar: como el jornal que recibe por su trabajo no le alcanza para vivir, se ve obligado a pedir fiado en la bodega del patrón el cual le presta a condición de que no abandone su trabajo hasta que haya pagado su deuda, la cual a medida que el tiempo pasa sigue aumentado y se vuelve impagable y, por lo tanto, el peón permanece atado a la tierra del patrón como un siervo medieval. Esta es la peonía clásica. El neoarcaismo madurista la retoma pero la inserta en un contexto nuevo (esto es lo que hace el neoarcaismo en todos los órdenes). Veamos cómo.
El llamado socialismo del siglo XXI nunca fue otra cosa más que una denominación vacía para ocultar un proceso de depredación de la renta petrolera y de los activos nacionales acumulados. La corrupción no es una desviación del chavismo, sino su objetivo primario como muy pronto aprendieron todos aquellos incautos, que en los primeros tiempos se acercaban al líder con denuncias de corrupción, solo para recibir una patada en el trasero. Chávez cumplió el sueño de Zamora, y en general de los pardos del siglo XIX, de lograr apoderarse del Estado para poder hacer lo que hacían los hacendados andinos, es decir, de tomar el poder y vaciar las arcas del Estado y privatizar la renta ahora petrolera a favor de los que están con el proceso. Desde este punto de vista el chavismo ha sido un éxito rotundo. La actual degradación, pauperización y disolución de las instituciones del Estado y de la economía del otrora país “más rico de América Latina” es tan sólo la otra cara de este éxito. Sin embargo, así como el modelo rentista había mostrado su límite para seguir con el modelo político y económico de la “cuarta república”, asimismo la depredación chavista, que exigía para sostenerse en el tiempo uno ingresos petroleros crecientes, colapsó y lo hizo antes de los precios del petróleo bajaran, este último episodio tan sólo hizo evidente para todos ese colapso. No es posible analizar aquí porque el modelo chavista de acumulación privada de la renta petrolera con una redistribución de una parte mínima de esa renta a las clases marginadas por las décadas anteriores, exigía un crecimiento exponencial en el tiempo de esa renta. El hecho es que se acabó el modelo, y si el chavismo ha de sobrevivir debe convertirse en madurismo, que en términos económicos significa: 1) asegurar la privatización de la renta petrolera ahora incrementada con la proveniente del arco minero y narcotráfico; 2) asegura el clientelismo político necesario para mantenerse en el poder mediante una generalización del sistema CLAP. Entre un 60 y 80% de la renta total debe irá a la acumulación privada de los llamados “enchufados” y el otro 40 a 20% se redistribuirá mediante subsidios CLAP a una población, que pronto será la gran mayoría de la población hasta alcanzar el 80 %. La casta dominante tendrá acceso libre a las divisas y todos los bienes que la economía mundial ofrece. Un 10% tendrá acceso mediante su actividad industrial y comercial privada y el restante 80% vivirá del sistema de distribución CLAP ampliado. Esta cifras son aproximadas puesto que todo dependerá del monto de la renta a repartirse y de cuan sumisa sea la población CLAP, que cual peones modernos, tendrán que votar y apoyar al líder asambleario para asegurar su permanencia en el sistema CLAP. La propiedad privada no será, pues, abolida, sino restringida a la minoría privilegiada que querrá gozar de su riqueza libremente tanto en Venezuela como en el mundo. Como se ve esto no será una nueva Cuba, sino algo mucho peor. Para empezar no habrá planificación centralizada de la economía que la estabiliza a niveles muy bajos, pero le da regularidad. A diferencia de Cuba que para poder sobrevivir tuvo que chupar de la Unión Soviética y luego de Venezuela, el madurismo puede contar con una renta mínima y constante que le permitirá mantenerse indefinidamente en el poder, si logra consolidar un sistema CLAP que satisfaga mínimamente la población de neopeones del siglo XXI. Y quizás con suerte Cuba también podrá “evolucionar” hacia este sistema si logra asegurarse indefinidamente su participación en la renta venezolana. Si les gusta está escenario, por favor no dejen de votar este 30 de julio. Si en cambio, les horroriza semejante perspectiva, entonces amigos llego la hora de hacer algo más que protestar inhalando gas en las calles.
[Tomado de http://www.ruptura.info/general/del-socialismo-del-siglo-xxi-a-la-peonia-del-siglo-xxi-enzo-del-bufalo.]
¿Para qué quieren Maduro y los narcomilitares la mal llamada Constituyente? En primer lugar hay que decir que no se trata de una constituyente verdadera. En este momento el poder constituyente verdadero en Venezuela se expresa en las calles tragando gas y derramando su sangre. Como todo, en este régimen neoarcaico, el empleo de un concepto clásico de la tradición revolucionaria sirve para ocultar su contrario. Aquello que Maduro quiere instaurar con la parodia de una elección amañada, partir del 30 de Julio, es un régimen asambleario y, por lo tanto, la terminología más apropiada del acervo histórico sería una Convención Nacional, como la famosa “Convention Nationale” francesa instaurada el 21 de septiembre de 1792 que llevó a la decapitación de Luis XVI y a la instauración del terror el 10 de octubre de 1793. La Convención se instauró con la siguiente declaración de la Montaña : « Le gouvernement provisoire de la France sera révolutionnaire jusqu’à la paix. »; es decir, para “instaurar la paz”. ¿Les suena esta expresión? Es prerrogativa de los ignorantes repetir la historia sin saberlo, como ya lo afirmara Marx en su momento. De manera que si todavía queda algún chavista-madurista con dos dedos de frente y no totalmente corrompido (cosa que dudo, pero hay que estar siempre abiertos) sepa, pues, que el 30 de julio va a votar para instaurar el narcoterror en Venezuela. Para aquellos que creen que en Venezuela jamás podría ocurrir algo así, porque la “idiosincrasia del venezolano es de la ser buena gente”, les recuerdo que en 1793 el famoso filósofo alemán Fichte escribía una sesuda carta explicando porque los terribles hechos que en ese momento estaban ocurriendo en Francia jamás podría ocurrir en Alemania tierra de gente buena y tolerante. Este terror es cosa de franceses, decía Fichte, y lo decía exactamente 150 años antes de que Adolfo Hitler pusiera a funcionar Auschwitz y los otros Lagers. Si esto supo hacerle a la “idiosincrasia de buena-gente” de los alemanes el fascismo negro clásico, peor aún podría hacerle a la “idiosincrasia de buena gente” de los venezolanos la vena fascista roja que recorre el neoarcaismo madurista, Para una muestra miren lo que hace el ISIS, que es también un movimiento neoarcaico, a la “idiosincrasia islámica”. Hasta aquí mi último esfuerzo por rescatar a los que fueran de la abyecta degradación del chavismo.
Para el público en general es importante resaltar las dos vertientes principales de la jugada de Maduro y los narcomilitares: una política y la otra económica. La política consiste en que a partir de agosto, si se salen con la suya, se instaurará en Venezuela un régimen asambleario donde el demagogo que controle la “asamblea constituyente” con la excusa de ser un “poder constituyente” eliminar cuanta institución del Estado le plazca, modificará la ley y norma vigente y la remplazará su capricho. Una dictadura asamblearia puede ser mucho peor que una dictadura militar clásica, o de los movimientos totalitarios tradicionales, pues estos debían respetar ciertas reglas propias de constitución del Estado o del movimiento colectivista; en cambio, el capricho del líder-asamblea no tiene que hacerlo. Ya los antiguo griegos sabían que esta es la peor de las tiranías. La vertiente económica presenta un escenario aún más pavoroso. Se equivocan aquellos que creen que se va instaurar un sistema económico como el cubano,-que –dicho sea de paso- sería mucho mejor. El chavismo está a punto de pasar del “socialismo del siglo XXI” a su fase superior que es la PEONIA DEL SIGLO XXI. Para aquellos que no conocen la historia económica de América latina, sepan que la peonía fue una institución muy generalizada en la región y en Venezuela estuvo muy difundida hasta mediados de los años 50 del siglo pasado, y en verdad aun sobrevive en zonas remotas del país. El peón es una persona jurídicamente libre, pero se encuentra atado al hato, hacienda o finca en la cual vive por un mecanismo clientelar: como el jornal que recibe por su trabajo no le alcanza para vivir, se ve obligado a pedir fiado en la bodega del patrón el cual le presta a condición de que no abandone su trabajo hasta que haya pagado su deuda, la cual a medida que el tiempo pasa sigue aumentado y se vuelve impagable y, por lo tanto, el peón permanece atado a la tierra del patrón como un siervo medieval. Esta es la peonía clásica. El neoarcaismo madurista la retoma pero la inserta en un contexto nuevo (esto es lo que hace el neoarcaismo en todos los órdenes). Veamos cómo.
El llamado socialismo del siglo XXI nunca fue otra cosa más que una denominación vacía para ocultar un proceso de depredación de la renta petrolera y de los activos nacionales acumulados. La corrupción no es una desviación del chavismo, sino su objetivo primario como muy pronto aprendieron todos aquellos incautos, que en los primeros tiempos se acercaban al líder con denuncias de corrupción, solo para recibir una patada en el trasero. Chávez cumplió el sueño de Zamora, y en general de los pardos del siglo XIX, de lograr apoderarse del Estado para poder hacer lo que hacían los hacendados andinos, es decir, de tomar el poder y vaciar las arcas del Estado y privatizar la renta ahora petrolera a favor de los que están con el proceso. Desde este punto de vista el chavismo ha sido un éxito rotundo. La actual degradación, pauperización y disolución de las instituciones del Estado y de la economía del otrora país “más rico de América Latina” es tan sólo la otra cara de este éxito. Sin embargo, así como el modelo rentista había mostrado su límite para seguir con el modelo político y económico de la “cuarta república”, asimismo la depredación chavista, que exigía para sostenerse en el tiempo uno ingresos petroleros crecientes, colapsó y lo hizo antes de los precios del petróleo bajaran, este último episodio tan sólo hizo evidente para todos ese colapso. No es posible analizar aquí porque el modelo chavista de acumulación privada de la renta petrolera con una redistribución de una parte mínima de esa renta a las clases marginadas por las décadas anteriores, exigía un crecimiento exponencial en el tiempo de esa renta. El hecho es que se acabó el modelo, y si el chavismo ha de sobrevivir debe convertirse en madurismo, que en términos económicos significa: 1) asegurar la privatización de la renta petrolera ahora incrementada con la proveniente del arco minero y narcotráfico; 2) asegura el clientelismo político necesario para mantenerse en el poder mediante una generalización del sistema CLAP. Entre un 60 y 80% de la renta total debe irá a la acumulación privada de los llamados “enchufados” y el otro 40 a 20% se redistribuirá mediante subsidios CLAP a una población, que pronto será la gran mayoría de la población hasta alcanzar el 80 %. La casta dominante tendrá acceso libre a las divisas y todos los bienes que la economía mundial ofrece. Un 10% tendrá acceso mediante su actividad industrial y comercial privada y el restante 80% vivirá del sistema de distribución CLAP ampliado. Esta cifras son aproximadas puesto que todo dependerá del monto de la renta a repartirse y de cuan sumisa sea la población CLAP, que cual peones modernos, tendrán que votar y apoyar al líder asambleario para asegurar su permanencia en el sistema CLAP. La propiedad privada no será, pues, abolida, sino restringida a la minoría privilegiada que querrá gozar de su riqueza libremente tanto en Venezuela como en el mundo. Como se ve esto no será una nueva Cuba, sino algo mucho peor. Para empezar no habrá planificación centralizada de la economía que la estabiliza a niveles muy bajos, pero le da regularidad. A diferencia de Cuba que para poder sobrevivir tuvo que chupar de la Unión Soviética y luego de Venezuela, el madurismo puede contar con una renta mínima y constante que le permitirá mantenerse indefinidamente en el poder, si logra consolidar un sistema CLAP que satisfaga mínimamente la población de neopeones del siglo XXI. Y quizás con suerte Cuba también podrá “evolucionar” hacia este sistema si logra asegurarse indefinidamente su participación en la renta venezolana. Si les gusta está escenario, por favor no dejen de votar este 30 de julio. Si en cambio, les horroriza semejante perspectiva, entonces amigos llego la hora de hacer algo más que protestar inhalando gas en las calles.
[Tomado de http://www.ruptura.info/general/del-socialismo-del-siglo-xxi-a-la-peonia-del-siglo-xxi-enzo-del-bufalo.]
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