Está circulando -también disponible en Internet- la nueva edición del vocero de la Federación Libertaria de Valdivia -FALV. Reproducimos a continuación el Índice de contenidos y la Nota Editorial de este número.
Continuando
un poco con la nota editorial del periódico del número de enero, quisiéramos detenernos
un poco en la figura de la flor que utilizamos, el cual a muches les parecerá
un tanto hippie, y quizás tengan razón, pero nos servía para ilustrar lo que
queríamos comunicar, que a la construcción de libertad y apoyo mutuo, no le hacen
falta ya alas, por donde llevarnos, sino que echar raíces, allí en la ciudad,
centro o periferia, chacra o terruño, a este respecto Proudhon señalará “El ideal
no es sino la flor, cuyas raíces están enterradas en las condiciones materiales
de la existencia. Toda la historia intelectual, moral, política y social humana
no es sino el reflejo de su historia económica”. El viejito le aciertauna verdad
que perdura hasta nuestros días, la necesidad de reorganizarlo todo.
Para
caracterizar este proceso los distintos viejes y nueves anarcos, han propuesto
soluciones bajo la construcción de diversos eufemismos: “crear en el cascarazon
de la sociedad actual, la nueva” dirán por su lado los mutualistas y
cooperativistas, “destruir, para construir” dirán los anarcos más duros por su parte,
y a está podríamos integrar una nueva, propiamente americana, que viene a
resumir ambas, dichas por el célebre Martí “sacarle los cimientos al orden
social de hoy y ponerles otros más seguros sin que se venga abajo la casa...”.
Sin embargo estas analogías siempre nos dejan con la sensación amarga, respecto
que no queda claro si la estructura de la casa es el Estado o la sociedad.
A nuestre
humilde juicio creemos que se trata la sociedad, puesto que hasta hoy el estado
no puede dominar cada aspecto de la vida humana, por lo que la casa sería la
sociedad, edificada con albañiles estatistas, o sea inescrupulosos y corruptos
de los que no podemos esperar nada bueno, construcciones de mala calidad y subcontratadas.
Las
analogías de principios de siglo XX ya no nos quedan muy buenas la verdad ¿no
les parece?, las voraces políticas neoliberales aplicadas en Chile borraron del
mapa buena parte de los servicios públicos estatales. Hoy la región chilena,
está apenas constituido como un Estado prusiano, con una aparatosa y bien
remuneradas fuerzas militares y policiales, mientras que todo el resto ha sido
reemplazados por licitaciones, subcontratos y millonarios acuerdos, que
beneficiaron a las alicaídas pero siempre beneficiadas familias oligárquicas de
este territorio. Por ello es fundamental dar respuesta organizada a esta carencia
sistemática, y que solo facilita la instalación de dichos servicios pero con
costos mucho más elevados.
Por
esto y lo otro, es imperioso no desarrollarla anarquía en un mañana de ensoñación, ni durante
la revuelta subversiva espontánea del momento x, ni mucho menos con la llegada
de los alienígenas. La libertad que es necesaria forjar es aquí, ahora,
mientras lees estas páginas, cuando trabas amistad, cuando estás compartiendo
con tu familia, a ello debemos ir organizando de forma sistemática otras
esferas de relaciones que vayan vinculando más nuestras vidas en el sentido de cosas
que soñamos y deseamos, pasando así desde las fundantes relaciones sociales a
las políticas, económicas, etc. Para ir organizando una sociedad ni estatista
ni neoliberal, sino una sociedad de libres, en todo plano de cosas, por lo que
cerrarse a los caminos estrechos de formulaciones teóricas con soluciones
finalistas, a todas luces es mala idea. El mundo cambia a pasos vertiginosos, y
las respuestas que podamos dar tienen que nacer justamente de esos conflictos,
como decía el negro Montoya debemos fundar organizaciones libertarias que
destruyan las bases de la vieja sociedad. Esas sean organizaciones políticas, clubes
deportivos, escuelas libres, cooperativas para los más diversos fines, todos
organizados bajo los principios de la cooperación voluntaria del mundo nuevo
que deseamos construir. Que en general son poco habitadas por los mismos anarcos,
valga la pena señalar, por la enorme infinidad de prejuicios que les genera
organizar casi cualquier cosa. Y es realmente necesario hacerlo puesto que de
nada serviría la violenta revuelta, si días después de este esperan en sus sillones
que abra el supermercado, debemos nosotres mismes garantizarnos ese otro mundo nuevo
que llevamos en los corazones, nadie mas lo hará por nosotros, por el contrario
la mayoría está empecinado en que estas aspiraciones de una humanidad libre,
basada en la cooperación y la autogestión, jamás vean la luz.
Hoy que
el empresariado devasta los territorios a merced, es más necesario que nunca
estar organizados no para boicotearles sus productos, ni mucho menos vociferar
insultos en la protesta o marcha, sino que debemos aportar libertariamente a la
construcción de ese mundo, donde no haya que comprarle ni trabajarle a dicho
déspota, no porque nos vayamos a martirizar sin el consumo, sino porque ello
estará cubierto por la cooperativa de producción del ramo. Ellos no mandan
porque tú les obedeces así ciegamente, sino porque les consumes, y tu consumo es
su sustento.
Lamentablemente
hemos llegado al nivel de desarrollo del capitalismo neoliberal que hemos
retrocedido varias centenas de años en el pasado con nuestra economía,
configurando esta una suerte de feudalismo neoliberal de lo más bizarro, donde
todo está en manos de los sacrosantos oligarcas de este país, así si deseas circular
por el territorio nacional, debes pagarle el acceso al camino al “señor de las
carreteras”, que es seguramente el mismo que tiene los puertos, los
combustibles, al que le compras en el supermercado y el licor con el que te
embriagas el fin de semana, en fin. Todo lo necesario para la existencia
moderna. Así estamos a su merced, ellos lo saben perfectamente, ya que ni
sienten la necesidad de competir en los términos de la economía clásica, ya que
son tan pocos, tan amigos y emparentados, que no hay necesidad, encontraron en
el apoyo mutuo de su clase la respuesta a todos sus males y como factor de opresión,
degradación y servidumbre al resto de los habitantes de este territorio.
¡En la unión radica la fuerza!
Kiñe new zungu ta müley newen
[Publicado originalmente en el periodic Acracia # 63, Valdivia, febrero 2017.
Número completo accesible en https://periodicoacracia.files.wordpress.com/2017/02/acracia63-online.pdf.]
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