Carlos A. Silva R.
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Este post recoge parte de la ponencia titulada “Aspectos teóricos del magonismo y su influencia en los movimientos
contemporáneo”, presentada ante el I Congreso de Investigadorxs sobre el
Anarquismo, Buenos Aires, octubre 2016.
“No soy magonista: soy anarquista. Un anarquista no
tiene ídolos”
Ricardo Flores Magón (18xx-19xx)
A la muerte de Ricardo,
hubo entre sus antiguos compañeros quienes continuaron la lucha contra el nuevo
gobierno emanado de la revolución, entre ellos el compañero de la prisión en
que murió, Librado Rivera, quien demostró un fuerte carácter al recibir ofertas
de antiguos compañeros del Partido Liberal Mexicano que entonces formaban parte
del gobierno y a quienes llegó a llamar traidores.
La actitud de Librado
Rivera ante el gobierno mexicano fue la más coherente con la propuesta magonista
que se desarrolló durante los años de la lucha armada. Desde el ofrecimiento de
indulto de parte del gobierno estadounidense a cambio de declarar y jurar
respetar las leyes hasta el ofrecimiento del gobierno mexicano de apoyarlo para
regresar a México, ya que considera traidores a sus antiguos compañeros, contra
quienes continúa en guerra una vez en el país, poniendo en duda su
administración y su capacidad e interés de resolver las problemáticas por las
que se peleó la revolución, como el problema campesino, del cual, mientras que
le argumentaban que las tierras ya se estaban repartiendo, el viejo magonista
afirmaba que dicho problema sólo se resolvería cuando los campesinos tomaran
las tierras por sí mismos.[26]
Si se estaban empezando a
repartir las tierras, sería por la presión popular por el fruto de la larga
lucha, más no por beneficiencia del nuevo poder. “El gobierno ha dotado de
tierra a una media docena de pueblos, más bien con el fin de calmar los gritos
de los miles de pueblos, rancherías y congregaciones ávidos de justicia”[27],
argumenta Librado cuando un ex-magonista le reclama oponerse a las leyes revolucionarias.
Rivera, quizá el último
magonista que continua la lucha es encarcelado una y otra vez por su agitación en
contra del régimen revolucionario y sus diversas publicaciones anti-gobierno
donde expresaba su opinión sobre él mismo de la siguiente manera, que narra
parte de sus interrogatorio durante una de las
múltiples detenciones que
sufrió:
«Siendo usted uno de los
precursores de la revolución, hoy hecha gobierno, no respeta usted las leyes
emanadas de esa revolución. -Ahí está el error, le repliqué, en creer que
nosotros iniciamos la revolución para quitar al gobierno de Porfirio Díaz y
poner otro en su lugar. Nuestra misión era otra y bien distinta; nosotros
luchábamos por Tierra y Libertad... pero la intromisión de los políticos desde
Madero, Carranza a Calles, desviaron ese hermoso movimiento, aprovechándose de
nuestra impotencia en las prisiones norteamericanas.»[28]
Su discurso continúa
demostrando una clara oposición a todo gobierno y a instaurar uno después de otro,
incluso señala aquel lema tan interesante que mostró abiertamente el carácter
libertario del magonismo, “Tierra y Libertad”, que buscaba albergar los anhelos
y los saberes campesinos antes que cualquier otra cosa, lo cual argumentaron
que ningún gobierno podría proporcionar y la actual situación lo demostraba.
«La clase revolucionaria en
el poder asumió como suyas las demandas de los obreros y campesinos, para
oficializar la idea de que todos los revolucionarios habían luchado por los mismos
anhelos de libertad, justicia y soberanía nacional. De esta manera la clase
revolucionaria en el poder “confiscó el imaginario del pueblo y recreó la
imagen de un Estado omnipotente, asociándolo a la idea de un padre que otorga,
protege y castiga, y el gobierno fue dotado de amplios poderes, porque era el
único que podía restituir a su pueblo la riqueza usurpada por la oligarquía
porfirista y los consorcios extranjeros, e impulsar el progreso económico y
social del país».[29]
Los magonistas no pudieron
admitir tal realidad en México, una nueva élite revolucionaria ejerciendo el
poder, exterminando indígenas para arrebatarle sus tierras30, encarcelando a
opositores políticos, censurando a la prensa liberaria, limitando el reparto
agrario y adjudicandose la exclusividad para todo tipo de organización y
administracion de los bienes que no le pertenecían al pueblo que había luchado,
sino a un ente conceptualizado como aquella nación bajo la cual todas las
subjetividades se consensaban en un mismo ideal de nación.
El discurso generado y
apropiado por quienes quedaron en el poder dio a sí mismos la imagen del gobierno
revolucionario, haciendo la distinción del México anterior y el posterior a la
revolución. El anterior fue una dictadura ejercida por un gobierno autoritario,
el post-revolucionario fue el fruto de la lucha contra la dictadura, una lucha
de todos los oprimidos del país que entonces obtenían su
recompensa, un gobierno más
sutil que atendía las demandas del pueblo, un gobierno que repartía la tierra a
los campesinos, lo cual en gran medida calmó las demandas populares de un
pueblo cansado después de varios años de lucha armada.
Buena parte de la herencia
ideológica que dejó el magonismo quedó albergada en el zapatismo que tuvo un
mayor impacto entre los campesinos principalmente a partir del asesinato de
Emiliano Zapata, quién se convirtió en un héroe popular y de quien sus ideales
de tierra y libertad, proveniente en gran medida del Partido Liberal siguieron
vigentes en fieles seguidores de esa idea, de que la tierra debía estar en
manos de quienes la trabajaran directamente, quienes continuaron la lucha bajo
el mismo discurso después de que «surgieron sus nuevos enemigos: ya no fueron
los hacendados azucareros sino gentes con capital que compraban las cosechas,
practicaban el agio, controlaban el comercio y acaparaban tierras. Estos ricos
tomaron alianzas con una multitud de políticos surgidos de la Revolución, para juntos
dominar, además de la agricultura, el gobierno y la riqueza pública.»[31]
Dicha situación llevó a
viejos zapatistas, volverse a levantar en armas durante las décadas de 1940, 1950
y 1960, entre quienes también surgieron líderes campesinos que lucharon por la
consigna anarquista de Tierra y Libertad. En el Plan de Cerro Prieto publicado
el 28 de noviembre de 1957 y firmado por Rubén Jaramillo, éste aclara que las “tierras,
montes y aguas que hayan sido entregados o se entreguen en el futuro a los
pueblos, se regiran por el sistema colectivo”.[32]
Es decir, los viejos
zapatistas que se levantaban en armas varias décadas después del “fin de la revolución”,
recogían los saberes ancestrales de la lucha por una forma de trabajo colectivo
de la tierra, aquella forma de organización para el trabajo que Ricardo Flores
Magón pudo distinguir en los pueblos indígenas, que tenía que ver con el apoyo
mutuo en una especie de anarquismo comunitario natural.
Así, entre los zapatistas
hubo como entre los magonistas quienes se resistieron a los intentos de cooptación
de los revolucionarios para que se convirtieran en funcionarios gubernamentales
con el fin de pacificar al pueblo. Rubén Jaramillo fue el ejemplo de los
líderes campesinos que bajo una fuerte convicción por sus ideales de justicia
siguieron reivindicando la lucha por la tierra hasta el final de sus vidas.
Así mismo, Tanalís Padilla
hace referencia de la gran influencia que tuvo el magonismo en el movimiento
encabezado por Rubén Jaramillo respecto a cuestiones de género, ya que las
mujeres jugaron un papel importante en dichas luchas, de las cuáles se
reinvindicó su capacidad de participación al igual que los hombres, y la
historiadora remite un vínculo ideológico con el magonismo (Padilla, 237-239).
En su texto A la mujer,
Ricardo Flores Magón, el periodista anarquista decía que ”la cadena no reconoce
sexos; la infamia que avergüenza al hombre os infama de igual modo a vosotras.
No podéis sustraeros a la vergüenza de la opresión: la misma garra que acogota
al hombre os estrangula a vosotras”[33¨], y por ello, hombres y mujeres deben
de luchar juntos contra los explotadores del pueblo.
Aunque el jaramillismo no
parecía reinvindicar la propuesta magonista, dieron seguimiento a la propuesta
libertaria através de la figura de Emiliano Zapata, quien sí representa un caso
más emblemático en lo que refiere a las luchas por la tierra en México y quien
a la vez, su lucha sí tuvo una relación directa con los magonistas, y que la
conjunción de ambos, la pŕaxis campesina en el zapatismo y la teoría libertaria
de una tradición en el magonismo generó un discurso que fue apropiado a lo
largo de los años por los movimientos sociales que han luchado por la tierra.
Hasta la actualidad se
sigue trayendo a colación el los discursos la consigna de Tierra y Libertad, aunque
los movimientos campesinos en general no se pronuncien como magonistas,
anarquistas o libertarios, sino como zapatistas. Es decir, parece ser que el
legado del magonismo ha trascendido más por medio de la figura de Zapata y la
lucha por la tierra que por el ideal anarquista directamente.
En la actualidad, son
principalmente grupos juveniles quienes reivindican al magonismo como bandera de
lucha, por lo que Ricardo Flores Magón se ha convertido en el primer referente del
anarquismo en un país en el que esta corriente se ha puesto en auge como
identidad dentro de los principales movimientos sociales, a pesar de la
estigmatización como movimiento violento y desorganizado, los anarquistas han
demostrado tener características valorativas positivas, principalmente desde
que han desarrollado nuevas formas de organización y articulación con otros
movimientos populares, apoyando de diferentes maneras los movimientos de
resistencia de los pueblos que luchan por la tierra, una muestra clara de que
el magonismo comunitario que visibilizaban los magonistas, se reproduce en un contexto
social en donde la lucha por la tierra sigue vigente.
De esta forma, es posible
observar que el magonismo y sus aportes teóricos y práctivos han perdurado en
los movimientos contemporáneos de dos formas distintas: donde se le reinvindica
directamente por agrupaciones anarquistas que difunden el ideal libertario con
el referente de Ricardo Flores Magón como figura representativa, y por los
movimientos campesinos que si bien en sus palabras nunca aparece el referente
directo de Magón, sí lo hacen en sus prácticas de lucha por la vuelta a las
formas tradicionales de trabajo con la tierra, por la defensa de la propiedad
comunal y el trabajo colectivo.
El 1 de enero de 1994, se
levantaba en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes
en su primera declaración expresaron que “somos producto de 500 años de luchas”[34],
lo cual también indíca las prácticas discursivas que los movimientos sociales
utilizan para traer a colación la memoria histórica de una cuestión que
reconocen como parte de sus identidad, que en este caso sería la tradición de
los pueblos que han luchado a través de la historia, y de los cuales son el
producto de los procesos por los que esas luchas han pasado.
El EZLN que surgió como una
guerrilla que declaró la guerra al gobierno mexicano, con el paso del tiempo y
de las circunstancias, tranformó su métódo de lucha. Se convirtió en un
movimiento indigenista que promueve la autonomía de las comunidades y destacan
las formas ancestrales de vida indígena, y han logrado llevar a la práctica
esta propuesta a través de la autorganización y del deslinde de todo tipo de
apoyo gubernamental y de partidos políticos.
Muchos elementos del
magonismo se encuentran en este y muchos otros movimientos sociales, que de una
y otra manera van rescatando distintos saberes que nutren antiguas teorías, que
recogen propuestas intelectuales, de luchadores sociales, de otros movimientos
y hasta de las personas más comunes que hacen su vida cotidiana sin más
reconocimiento que su propio y anónimo aporte.
En este sentido, parece ser
que el magonismo ha trascendido más por esta parte de las prácticas de los movimientos
zapatistas, ya que incluso los movimientos anarquistas son poco vinculados con
el magonismo o los “precursores de la revolución” que apenas y son mencionados
en la historia oficial del país. Más bien el anarquismo es relacionado con los
disturbios generados durante las movilizaciones populares, principalmente en
las grandes ciudades, mientras que en las zonas rurales donde tienen auge los
movimientos indigenistas y campesinos, la práxis por la defensa de la tierra y
la vida comunitaria da cuenta continuamente aquello que Flores Magón visivilizó
de los saberes ancestrales de los indígenas, lo cual podríamos traducir como
los precursores de teorías de emancipación latinoamericana, pensada desde y
para los pueblos originarios de América.
Notas
[26] ITAM, “Librado,
«precursor de la revolución», se enfrenta a los "gobiernos
revolucionarios" al lado del movimiento anarquista”, Biblioteca Raúl
Bailléres Jr., http://biblioteca.itam.mx/sitio/
[27] Rivera,
Librado, “Arresto de Librado Rivera”, Antorcha, http://www.antorcha.net/
[28] Op. Cit.,
ITAM.
[29] Alcayaga Sasso, Aurora
Mónica. Librado Rivera y los Hermanos Rojos en el Movimiento social y
cultural Anarquista en Villa Cecilia y Tampico, Tamaulipas, 1915-1931, México
D. F: Universidad Iberoamericana, 2006. p. 180.
[30] Librado Rivera condenó
continuamente en sus publicaciones el intento de los gobierno revolucionarios
por exterminar a los yaquis con el fin de quitarles las tierras que habían
defendido durante años.
[31] Ravelo Lecuona, Renato. Los Jaramillistas, 2a Ed.,
Cuernavaca: Editorial la rana del sur, 2007. p. 14.
[32] Jaramillo,
Rubén. “Plan de Cerro Prieto” en Ricardo Montejano, Félix Serdán Nájera,
Memorias de un guerrillero jaramillista, 1a Ed., México: Desinformémonos
ediciones, 2012. p. 274.
[33] Flores
Magón, Ricardo. “A la mujer”, Antorcha, http://www.antorcha.net/, Julio 2016.
[34] Comandancia General del EZLN. “Primera Declaración de la Selva Lacandona”, Enlace
Zapatista, http://enlacezapatista.ezln.org.mx, Julio 2016.
[El texto completo de la
ponencia es accesible en http://congresoanarquismo.cedinci.org/wp-content/uploads/2017/01/actas-final-congreso-anarquismo.pdf.]
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