Ferrán Barber (diario Público)
Más de un centenar de anarquistas españoles han sido detenidos y eventualmente procesados desde 2010, en la mayor parte de los casos por presuntas actuaciones violentas contra la democracia, por intentos desestabilizadores del sistema o por actos terroristas.
Esta supuesta ofensiva policial y judicial contra el entorno libertario ha llevado a los tribunales y, eventualmente, a la cárcel, tanto a los responsables de los principales sindicatos como a varios activistas de la desorganizada pléyade de colectivos supuestamente articulados en torno a los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC). El propio secretario general de la CGT de Catalunya, Ermengol Gassiot, aguarda ahora juicio por un encierro en la Universidad Autónoma de Barcelona. Se le pide once años de prisión.
Los anarquistas aseguran que se trata de una estrategia deliberada de acoso que evoca nuevamente el bienio de la Mano Negra y que tiene por finalidad extender el miedo entre los sectores de la disidencia más críticos con el sistema institucional.
A su juicio, lo verdaderamente grave no es tanto el hostigamiento del que han sido víctimas como la manera acrítica en que buena parte de la Prensa y de la sociedad ha hecho suyo un relato de los hechos situado a años luz de la verdadera realidad del ecosistema libertario. De acuerdo a las versiones que han calado, se ha convertido indiscriminadamente en terrorista cualquier variante de contestación anarquista que aliente la exploración de otros modelos de organización social. Curiosamente -dicen-, todo esto ha sucedido en un momento en el que cobraba pujanza el anarcosindicalismo y ciertos conceptos como asamblearismo u horizontalidad.
En opinión de activistas políticos del entorno libertario, esta criminalización de su espacio natural se ha llevado a cabo mediante procedimientos que a veces frisan lo grotesco. Así, por ejemplo, entre los pintorescos alijos dados a conocer tras las sucesivas operaciones policiales contra el entramado del GAC se han llegado incluso a exhibir camisetas o folletos sobre veganismo, convertidos ahora en un indicador de la radicalización de estos sectores críticos.
Un activista vinculado a los movimientos sociales -Iru Moner- y dos responsables sindicales -Óscar Murciano y el mencionado Ermengol Gassiot- proporcionan en las tres entrevistas referenciadas una versión de lo acaecido que contradice las afirmaciones de las fiscalías, generosamente amplificadas por el grueso de los medios, y a menudo no rectificadas en aquellos casos en los que los juicios se saldaron con absoluciones.
Óscar Murciano se bregó en las labores sindicales en calidad de representante del sindicato anarquista CGT en el comité de empresa de Hewlett Packard. En la actualidad desempeña el cargo de secretario de Acció Social en Catalunya. Si algo tiene claro Óscar Murciano es que los activistas del entorno libertario han sido llamados a ocupar el espacio de los malos en el imaginario “terrorista” construido por el Gobierno catalán. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/oponemos-al-sindicalismo-paz-social.html
Iru Moner es un conocido activista del entorno libertario, además de militante de distintas asambleas libertarias como la mítica Kasa de la Muntanya del barrio barcelonés de Gracia. El 16 de diciembre de 2014, este espacio fue asaltado por los Mossos d'Esquadra durante la llamada “operación Pandora” contra el terrorismo anarquista. Catorce personas fueron detenidas. Se les acusaba, entre otras cosas, de formar parte del supuesto entramado de células de los llamados Grupos Anarquistas Coordinados o GAC -filial española, según la policía, de la Federación Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional (FAI/FREI)- al que se atribuía la autoría de distintos atentados terroristas y actos de vandalismo. El manifiesto fundacional del GAC fue dado a conocer a través de la web “alasbarricadas.org”. La única mención tácita a la violencia consistía en referirse al uso del sabotaje como herramienta política legítima. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/inventaron-trama-organizacion-criminal.html
Ermengol Gassiot es el secretario general de la CGT de Catalunya, además de uno de los profesores universitarios juzgados por los encierros de la Universidad Autónoma de Barcelona y por las protestas que tuvieron lugar en esa misma ciudad durante los años 2012 y 2013. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/hemos-vuelto-dictadura.html
Más de un centenar de anarquistas españoles han sido detenidos y eventualmente procesados desde 2010, en la mayor parte de los casos por presuntas actuaciones violentas contra la democracia, por intentos desestabilizadores del sistema o por actos terroristas.
Esta supuesta ofensiva policial y judicial contra el entorno libertario ha llevado a los tribunales y, eventualmente, a la cárcel, tanto a los responsables de los principales sindicatos como a varios activistas de la desorganizada pléyade de colectivos supuestamente articulados en torno a los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC). El propio secretario general de la CGT de Catalunya, Ermengol Gassiot, aguarda ahora juicio por un encierro en la Universidad Autónoma de Barcelona. Se le pide once años de prisión.
Los anarquistas aseguran que se trata de una estrategia deliberada de acoso que evoca nuevamente el bienio de la Mano Negra y que tiene por finalidad extender el miedo entre los sectores de la disidencia más críticos con el sistema institucional.
A su juicio, lo verdaderamente grave no es tanto el hostigamiento del que han sido víctimas como la manera acrítica en que buena parte de la Prensa y de la sociedad ha hecho suyo un relato de los hechos situado a años luz de la verdadera realidad del ecosistema libertario. De acuerdo a las versiones que han calado, se ha convertido indiscriminadamente en terrorista cualquier variante de contestación anarquista que aliente la exploración de otros modelos de organización social. Curiosamente -dicen-, todo esto ha sucedido en un momento en el que cobraba pujanza el anarcosindicalismo y ciertos conceptos como asamblearismo u horizontalidad.
En opinión de activistas políticos del entorno libertario, esta criminalización de su espacio natural se ha llevado a cabo mediante procedimientos que a veces frisan lo grotesco. Así, por ejemplo, entre los pintorescos alijos dados a conocer tras las sucesivas operaciones policiales contra el entramado del GAC se han llegado incluso a exhibir camisetas o folletos sobre veganismo, convertidos ahora en un indicador de la radicalización de estos sectores críticos.
Un activista vinculado a los movimientos sociales -Iru Moner- y dos responsables sindicales -Óscar Murciano y el mencionado Ermengol Gassiot- proporcionan en las tres entrevistas referenciadas una versión de lo acaecido que contradice las afirmaciones de las fiscalías, generosamente amplificadas por el grueso de los medios, y a menudo no rectificadas en aquellos casos en los que los juicios se saldaron con absoluciones.
Óscar Murciano se bregó en las labores sindicales en calidad de representante del sindicato anarquista CGT en el comité de empresa de Hewlett Packard. En la actualidad desempeña el cargo de secretario de Acció Social en Catalunya. Si algo tiene claro Óscar Murciano es que los activistas del entorno libertario han sido llamados a ocupar el espacio de los malos en el imaginario “terrorista” construido por el Gobierno catalán. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/oponemos-al-sindicalismo-paz-social.html
Iru Moner es un conocido activista del entorno libertario, además de militante de distintas asambleas libertarias como la mítica Kasa de la Muntanya del barrio barcelonés de Gracia. El 16 de diciembre de 2014, este espacio fue asaltado por los Mossos d'Esquadra durante la llamada “operación Pandora” contra el terrorismo anarquista. Catorce personas fueron detenidas. Se les acusaba, entre otras cosas, de formar parte del supuesto entramado de células de los llamados Grupos Anarquistas Coordinados o GAC -filial española, según la policía, de la Federación Anarquista Informal-Frente Revolucionario Internacional (FAI/FREI)- al que se atribuía la autoría de distintos atentados terroristas y actos de vandalismo. El manifiesto fundacional del GAC fue dado a conocer a través de la web “alasbarricadas.org”. La única mención tácita a la violencia consistía en referirse al uso del sabotaje como herramienta política legítima. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/inventaron-trama-organizacion-criminal.html
Ermengol Gassiot es el secretario general de la CGT de Catalunya, además de uno de los profesores universitarios juzgados por los encierros de la Universidad Autónoma de Barcelona y por las protestas que tuvieron lugar en esa misma ciudad durante los años 2012 y 2013. Ver entrevista en http://www.publico.es/politica/hemos-vuelto-dictadura.html
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