Un anarquista radical desde el Altiplano
La palabra “violencia” es un término utilizado muy a menudo en los medios masivos, en las conversas, en las actividades, en los medios de transporte públicos, en los centros “educativos”, en el hogar, y en todo lado. La sociedad da énfasis a reproducir el término, a cuestionar el sistema de justicia, creando leyes, buscando la venganza por medio de la ley. El ciudadanx común pone fe en un sistema judicial que obviamente está diseñado solo para favorecer al Poder, sin embargo, insiste en reformarlo, en buscar jueces y fiscales mas “idóneos”, al final, siempre se ve como ante nuestras narices todo es manipulado. No me interesa ser parte de esxs ciudadanxs sumisxs de la sociedad, más bien, me interesa el debate contra el sistema establecido por lxs dominadorxs. Redes de extorsionadorxs, compuestas por policías, juecxs, fiscales y bien conectadas por políticas muy influyentes, son solo una pequeña muestra de cómo se maneja el sistema, por más que cambien a estxs funcionarixs, vendrán otrxs y seguirá replicándose esos ciclos. El Poder tiene una estructura piramidal, el vértice superior es el que maneja al Estado/Capital, de ahí, se van creando estratos de dominación con sub poderes, por ejemplo el judicial, legislativo, ejecutivo, policial, etc., hasta llegar a otros más pequeños como los
gobiernos departamentales y municipales. Más abajo, se encuentran lxs dirigentes, “Movimientos sociales”, sindicatos, que no son extra gubernamentales pero están siempre, en la búsqueda del Poder. Todos estos, procuran que el control venga desde arriba y ejercen poder sobre otrxs. Paralelamente a esto, existe otra pirámide, determinada por la economía, esta estructura crea la sociedad de clases. La violencia es monopolizada para que el Poder mantenga esta conformación, esté utiliza la violencia para mantenerse íntegro, ante cualquier desborde. La sociedad no cuestiona al sistema, que es quien origina el patriarcado y el uso de la violencia para someter a otrxs. Existe complicidad de la sociedad, al mantenerse sumisa, favorece y fortalece al Poder, por ello, este, va potenciando a su brazo represor y las leyes. La escuela, la familia nuclear, la universidad, el trabajo, la iglesia, el grupo social, etc., son lugares donde se replican las formas de violencia, son un reflejo del Poder, pero lo desastroso está en que la sociedad no lo combate, más bien lo refuerza. La violencia monopolizada por el Poder, es lo que ocasiona miedo, temor, acomodación y sumisión. Por tanto, lxs ciudadanxs optan por mantenerse quietxs y conformes en solo buscar un mejor modo de vida.
La palabra “violencia” es un término utilizado muy a menudo en los medios masivos, en las conversas, en las actividades, en los medios de transporte públicos, en los centros “educativos”, en el hogar, y en todo lado. La sociedad da énfasis a reproducir el término, a cuestionar el sistema de justicia, creando leyes, buscando la venganza por medio de la ley. El ciudadanx común pone fe en un sistema judicial que obviamente está diseñado solo para favorecer al Poder, sin embargo, insiste en reformarlo, en buscar jueces y fiscales mas “idóneos”, al final, siempre se ve como ante nuestras narices todo es manipulado. No me interesa ser parte de esxs ciudadanxs sumisxs de la sociedad, más bien, me interesa el debate contra el sistema establecido por lxs dominadorxs. Redes de extorsionadorxs, compuestas por policías, juecxs, fiscales y bien conectadas por políticas muy influyentes, son solo una pequeña muestra de cómo se maneja el sistema, por más que cambien a estxs funcionarixs, vendrán otrxs y seguirá replicándose esos ciclos. El Poder tiene una estructura piramidal, el vértice superior es el que maneja al Estado/Capital, de ahí, se van creando estratos de dominación con sub poderes, por ejemplo el judicial, legislativo, ejecutivo, policial, etc., hasta llegar a otros más pequeños como los
gobiernos departamentales y municipales. Más abajo, se encuentran lxs dirigentes, “Movimientos sociales”, sindicatos, que no son extra gubernamentales pero están siempre, en la búsqueda del Poder. Todos estos, procuran que el control venga desde arriba y ejercen poder sobre otrxs. Paralelamente a esto, existe otra pirámide, determinada por la economía, esta estructura crea la sociedad de clases. La violencia es monopolizada para que el Poder mantenga esta conformación, esté utiliza la violencia para mantenerse íntegro, ante cualquier desborde. La sociedad no cuestiona al sistema, que es quien origina el patriarcado y el uso de la violencia para someter a otrxs. Existe complicidad de la sociedad, al mantenerse sumisa, favorece y fortalece al Poder, por ello, este, va potenciando a su brazo represor y las leyes. La escuela, la familia nuclear, la universidad, el trabajo, la iglesia, el grupo social, etc., son lugares donde se replican las formas de violencia, son un reflejo del Poder, pero lo desastroso está en que la sociedad no lo combate, más bien lo refuerza. La violencia monopolizada por el Poder, es lo que ocasiona miedo, temor, acomodación y sumisión. Por tanto, lxs ciudadanxs optan por mantenerse quietxs y conformes en solo buscar un mejor modo de vida.
LA VIOLENCIA ES EL ESPEJO DE LA DOMINACIÓN
La dominación es una práctica muy arraigada en la sociedad, como existen jerarquías, quienes ocupan cargos o roles superiores someten a otrxs de menor jerarquía, en algunos momentos, lxs dominadorxs se convierten en dominadxs. Esta estructuración del sistema, es lo que nos aleja cada vez más de vivir según nuestros propios términos, las cadenas se repiten una y otra vez. Pero la dominación no solo es intrínseca, llega más allá, atraviesa las barreras de la especie, el género, la procedencia, la raza y la naturaleza, la violencia es una de sus formas de protección.
Todos los días asesinan animales para satisfacer el gusto de lxs ciudadanxs, la morfología humana está diseñada para el consumo de la carne, sin embargo, cuando se industrializa, cría y se domina a otra especie es una forma de complicidad con la violencia hacia otras especies, no solo es que a los animales se los utiliza como alimentos, también son sometidos dentro los laboratorios de experimentación, en los rituales y sacrificios, en espectáculos, zoológicos, para la vestimenta, etc. Reclamamos or vivir sin dominación, pero nosotrxs mismxs dominamos a otras especies y a la naturaleza.
Es importante mencionar que el género es una construcción social que designa los roles de las personas desde que nacen, sin tomar en cuenta la sexualidad y su libre desarrollo. La violencia es muy practicada día a día en la sociedad, bajo diferentes disfraces llamados normas, educación, religión o buenos modales. Estos roles machistas y patriarcales no van a terminar, mientras no se destruya el sistema establecido, porque este es violento y la práctica de la violencia no se detiene, lo común es que quien recibe violencia y no se rebela contra el agresor, se convierte en cómplice. También, es común que quien violenta a otrx, ya sea El Poder o cualquier individux, y no recibe una respuesta igual o mejor va a continuar haciendo lo mismo.
La xenofobia, el racismo, la homofobia, la transfobia, son prácticas que cada día preocupan más, la estructuración de la sociedad las potencia, los maquillajes del Estado, a través de sus leyes no han logrado eliminarlos, porque los cambios deben ser radicales, para eliminar cualquier forma de violencia y dominación se debe comenzar por destruir el Estado, y organizarnos a nuestro propio modo, sin democracia en la que se delega nuestras decisiones y voluntades a politiquerxs. Una buena opción es la organización en ayllus (comunidades) horizontales, donde cada unx se represente a sí mismx.
La naturaleza es otro blanco del sistema capitalista en el que vivimos, el Estado es quien legaliza su depredación, quien da luz verde a los proyectos desarrollistas. La violencia estatal es quien arrasa con todo lo que puede, al Poder no le importa las consecuencias, sino le importa solo el crecimiento financiero. La autoridad, es quien produce y reproduce la violencia a todo nivel, si seguimos conviviendo con esto, la situación seguirá siendo la misma.
EL VICTIMISMO Y EL BAJO PERFIL COMO EXCUSAS
Es muy común escuchar frases victimistas, especialmente cuando se refiere al género, donde argumentan que las mujeres son más sensibles que los hombres, y estos son más fuertes y pueden soportar mejor la represión. Este victimismo machista es otro cliché, que solo fortalece al Poder, porque trata de debilitarnos de la forma que sea, busca nuestras falencias. El tema de debate, consiste en que la cuestión de la victimización no debe ser una muralla que obstaculice la lucha contra el patriarcado, más al contrario, produce un estancamiento que resalta ante la sociedad, sin embargo, la mayoría siempre elige el camino fácil y no peligroso. Las luchas contra el patriarcado y el machismo se han estado cont aminando de frases engendradas en las ONG o instituciones humanistas, es fácil apreciar que estas instituciones nunca van a tener una línea revolucionaria, siempre van a actuar dentro de los límites que el propio oponente que dicen interpelar. La normalización del victimismo, debe ser combatida, desprendiéndonos de las ideas y prácticas que la fundamentan, que la supuesta debilidad de género no sea excusa para no actuar de forma radical ante el enemigo y nuestros entornos.
Otra excusa, no ajena a lo que escuchamos entre lxs luchadorxs sociales, es la paranoia, disfrazada con el término de “bajo perfil”, un pretexto que solo busca la comodidad y el protagonismo. Existe una especie de competencia, entre quienes afirman “quien está más quemadx” que el resto. Este aspecto, solo conduce, al retroceso y al no hacer nada, si decimos luchar por nuestra libertad y por un mundo distinto a este, debe existir compromiso, responsabilidad y un análisis frío a las posibles consecuencias hacia unx mismx o hacia algún compañerx.
¿CÓMO COMBATIR LA VIOLENCIA OPRESORA?
La única forma de hacerlo, es a través de métodos que interpelen a la dominación como tal, por medio de la multiformidad de la lucha, desde la propaganda hasta el sabotaje, sin que uno sea más importante que el otro, sin que exista una sobreidealización del método. Preparar el cuerpo para la autodefensa, no solo por cuestiones de género, mas al contrario, donde todxs somos vulnerables a tener que defendernos con nuestras propias manos en algún momento, desafiar al sistema de opresión y a la autoridad, ellos son quienes originan la violencia, por ello, no debemos entrar en su juego.
Vengarnos por cada animal sometido, por cada mujer abusada, por cada niñx vejadx, por cada alma torturada. El Poder utiliza y monopoliza la violencia para mantener lo que le llaman paz social, por ello, surge la necesidad de asumir con dignidad si algunx compañerx cae o es apresadx por el Poder. En el momento en el que decidimos emprender una lucha feroz contra toda forma de opresión, tenemos que analizar a sangre fría que el enemigo no da la otra mejilla.
LA RADICALIDAD COMO RESPUESTA A LA VIOLENCIA
El tema de la acción directa es una especie de estigma, que a lxs mismxs “revolucionarixs” les espanta, es muy notorio, especialmente en el amplio espectro libertario local que los métodos de lucha insurreccionales, no solo son juzgados como formas de lucha que ellxs no comparten, sino que existe una especie de cacería de brujas hacia estxs compañerxs. Las luchas originarias, han conseguido grandes logros, no precisamente utilizando métodos de lucha pacifistas, las luchas revolucionarias en distintas épocas han logrado enfrentar la coerción a través de métodos radicales. Sin insurrección nuestra historia, solo nos contaría de derrotas.
La lucha radical siempre ha sido cuestionada por lxs mismxs que supuestamente buscan liberarse de la opresión, hoy en día, todavía existen personas que parecerían defender al opresor, son quienes juzgan a lxs insurrecionalistas y su posición crítica, manejan la misma metodología y discurso que el enemigo, siempre normalizando lo despreciable. El Poder necesita de sus oponentes, mientras estxs no se salgan de lo delimitado por su ley, ese es uno de los justificativos de la democracia burguesa, necesita demostrar que no está monopolizando, sin embargo, lo está haciendo. Las organizaciones que se han contaminado de formas de organización jerarquizada, es resultado de esa democracia que tiene que montar todo un espectáculo, su estructura organizativa es similar a la del Estado. Inclusive, el Poder puede utilizar cualquier forma que invada nuestra privacidad, una de las formas más fáciles de seguir nuestros pasos son las redes sociales, pasan a ser herramientas que le permite estar al tanto de lxs luchadorxs sociales. La seguridad es esencial, el enemigo es capaz de seguir los movimientos de las personas en las redes sociales, no es suficiente utilizar un seudónimo, porque el IP de cada ordenador permite rastrear la dirección exacta de cada individux. El no agregar a supuestxs desconocidxs no garantiza nada, el Poder tiene gente especializada en informática, que con facilidad pueden rastrear y triangular las comunicaciones, incluso las llamadas telefónicas. Por ello, es importante profundizar en el manejo de la seguridad informática, la codificación de las comunicaciones y el cifrado. Aunque parezca exagerado, no esperemos que las cosas sucedan para decir, “lo sabía”, si podemos prevenir y anticiparnos al enemigo.
El único terrorista es el Estado, una de las cosas que lo potencia es la complicidad que existe de la sociedad, de lxs ciudadanxs que bajan la cabeza y no cuestionan su actitud servilista y sumisa.
[Publicado originalmente en la revista Machkama # 2, Bolivia, marzo 2016. Numero completo accesible en http://www.mediafire.com/file/7cskcefr7xjoirj/Revista+Marzo+Liviano.pdf.]
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