Queridos compañeros Carbó y Pestaña:
Trasmitid a nuestros amigos y compañeros españoles y, a través de ellos, a todos los trabajadores, mis ánimos para que no desfallezcan en el proceso revolucionario iniciado, así como para que se apresuren a unirse en torno a un programa práctico, trazado en un sentido libertario. Se debe evitar a toda costa la ralentización de la acción revolucionaria de las masas. Por el contrario, debemos esforzarnos por ayudarlas a presionar (mediante la fuerza si fuera preciso) al actual gobierno republicano, que está obstaculizando y desviando la revolución con sus absurdos decretos, para que desista de tales esfuerzos dañinos.
El proletariado español (obreros, campesinos y trabajadores intelectuales) debe unirse y desplegar la mayor energía revolucionaria para dar lugar a una situación en la que la burguesía no tenga oportunidad para oponerse a la conquista de la tierra, las fábricas y de las libertades completas; situación que cada vez sería más amplia e irreversible. Es crucial aplicar todas las energías para garantizar que los trabajadores españoles entiendan y tengan en cuenta que si permanecieran inactivos y limitándose únicamente a aprobar resoluciones sin ningún buen resultado, estarían haciéndole el juego a los enemigos de la revolución, dejándoles ir a la ofensiva, dándoles tiempo y, como corolario, dejándoles sofocar la revolución en marcha.
Trasmitid a nuestros amigos y compañeros españoles y, a través de ellos, a todos los trabajadores, mis ánimos para que no desfallezcan en el proceso revolucionario iniciado, así como para que se apresuren a unirse en torno a un programa práctico, trazado en un sentido libertario. Se debe evitar a toda costa la ralentización de la acción revolucionaria de las masas. Por el contrario, debemos esforzarnos por ayudarlas a presionar (mediante la fuerza si fuera preciso) al actual gobierno republicano, que está obstaculizando y desviando la revolución con sus absurdos decretos, para que desista de tales esfuerzos dañinos.
El proletariado español (obreros, campesinos y trabajadores intelectuales) debe unirse y desplegar la mayor energía revolucionaria para dar lugar a una situación en la que la burguesía no tenga oportunidad para oponerse a la conquista de la tierra, las fábricas y de las libertades completas; situación que cada vez sería más amplia e irreversible. Es crucial aplicar todas las energías para garantizar que los trabajadores españoles entiendan y tengan en cuenta que si permanecieran inactivos y limitándose únicamente a aprobar resoluciones sin ningún buen resultado, estarían haciéndole el juego a los enemigos de la revolución, dejándoles ir a la ofensiva, dándoles tiempo y, como corolario, dejándoles sofocar la revolución en marcha.
A tal fin, se hace necesaria la agrupación de las fuerzas anarquistas, especialmente con la fundación de un gran Sindicato del Campo que debería federarse en la Confederación Nacional del Trabajo y dentro del cual los anarquistas deberían trabajar denodadamente. Es también de vital importancia que ayuden a los trabajadores a instaurar, en su momento, órganos de autogestión económica y social, así como fuerzas armadas para la defensa de las conquistas sociales revolucionarias que inevitablemente serán impuestas una vez que se hayan hecho con el control de la situación y roto con las cadenas de su esclavitud.
Sólo de este modo y mediante tales métodos de acción social las masas revolucionarias serán capaces de golpear mientras el hierro está caliente contra todo intento de un nuevo sistema de explotación por descarrilar la revolución en curso.
A mi parecer, la Federación Anarquista Ibérica y la Confederación Nacional del Trabajo deben considerar esta cuestión seriamente. A tal fin, deben formar grupos de acción en cada localidad. Del mismo modo, no deben temer a asumir en sus manos la dirección estratégica, organizativa y teórica del movimiento popular.
Obviamente deben evitar unirse con los partidos políticos en general y con los bolcheviques en particular, ya que imagino que los bolcheviques españoles serán buenos imitadores de sus colegas rusos. Seguirán los pasos del jesuita Lenin o incluso los de Stalin, no dudando en establecer su monopolio sobre todos los resortes de la revolución, de cara a establecer el poder de su partido sobre el territorio, los efectos de lo cual nos son familiares por el vergonzoso ejemplo de Rusia: el silenciamiento de todas las tendencias revolucionarias y el fin de la independencia de las organizaciones de los trabajadores. Ya que se ven a ellos mismos como dueños absolutos del poder y en posición de controlar todas las libertades y derechos de la revolución. De modo que inevitablemente traicionarán tanto a sus aliados como a la propia causa revolucionaria.
La causa de la revolución española es la causa de todos los trabajadores del mundo y en esta tarea es imposible trabajar conjuntamente con el partido que, en nombre de su dictadura, no tendría ningún reparo en burlar al pueblo y concentrar en sus manos todos los resortes revolucionarios, para emerger como los peores déspotas y enemigos de la libertad y las conquistas del pueblo.
Que la experiencia de Rusia sea un aviso para vosotros. ¡Ojalá que la desgracia del bolchevismo ruso nunca arraigue en el suelo revolucionario de España!
¡Larga vida a la unión de los obreros, campesinos y trabajadores intelectuales de toda España!
¡Larga vida a la revolución española, que se dirige hacia un nuevo mundo de cada vez mayores conquistas emancipadoras bajo la bandera del anarquismo!
Con mis mejores deseos fraternales.
Nestor Makhno.
29 de Abril de 1931.
[Tomado de https://elcombate.noblogs.org/nestor-makhno-carta-a-los-anarquistas-espanoles.]
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