Rafael
Uzcátegui (@fanzinero)
Clifton Ross es un
poeta, escritor y documentalista norteamericano que, atraído por el discurso
bolivariano, vivió en Venezuela entre 2005 y 2006. Como muchos otros apostó por
lo que representaba Hugo Chávez, pero a diferencia del resto, cuando el sueño devino
en pesadilla, tuvo la honestidad intelectual de reconocerlo. Hoy es una pluma
censurada en los medios de izquierda estadounidense, pero continúa su cruzada
personal con la publicación del libro “Inicio desde el lado oscuro de la
utopía” (AK Press, 2016) cuyo foco es el deterioro de nuestro país.
–
Acaba de aparecer su libro “Home from the Dark Side of Utopia”, dos años
después del texto “Until the Rulers Obey: Voices From Latin American Social
Movements”. Ambos poseen capítulos sobre nuestro país. ¿Cuál es la diferencia
entre ambas publicaciones?, ¿Por qué enfocó sus esfuerzos intelectuales en
Venezuela?
–Home from the Dark
Side of Utopia” (HDSU) es un libro de memoria, escrito después de una gira con
“Until the Rulers Obey” (URO), un libro de entrevistas con activistas de
América Latina. Es una autobiografía. Empiezo con mi niñez en bases militares
(mi padre en las fuerzas aéreas), pasando por mis años como hippie drogado y
luego como cristiano en una comunidad anabaptista en Berkeley, California,
donde encontré la teología de la liberación. Luego relato mis experiencias con
el sandinismo y el zapatismo; el trabajo en colectivos revolucionarios en
Estados Unidos y, finalmente, el enfoque del libro: En Venezuela como activista
de solidaridad con los bolivarianos, desde 2004 hasta que rompí con ellos en
2013. Es un argumento contra el utopismo; es decir mi “enantiodromia” (correr
en sentido contrario).
La gira con URO duró
año y medio: 65 presentaciones en EE.UU y un poco más de una docena en Europa.
La hice porque me había vuelto muy crítico de la revolución bolivariana, y ya
no quisieron publicarme las editoriales y sitios web izquierdistas en EEUU. Me
censuraron por mi punto de vista simpatizante con los movimientos sociales
venezolanos: los estudiantes, los indígenas, los obreros de Guayana, la izquierda
anti-chavista. Y, como poeta rebelde que soy, cuando alguien me dice “cállate,”
empiezo a gritar más fuerte.
Aproveché la
oportunidad de la publicación de URO para educar a la gente sobre lo que estaba
pasando con la revolución bolivariana. Y también para desagraviar la impresión
que di a los norteamericanos con mi película de cuando apoyaba a Chávez:
“Venezuela: Revolution from the Inside Out” (Venezuela: Revolución desde
adentro). Cuando volví a Venezuela en abril de 2013 empecé a repensar todo, un
proceso que había empezado en enero de 2011. Sentí mucha culpa por haber dado
mi apoyo al proyecto de Chávez en la película y en muchos artículos que escribí
entre 2004 hasta 2011.
Tenía dudas personales,
que no había expresado, sobre la revolución bolivariana. Pero cuando llegue a
Venezuela, en abril de 2013, el día después de las elecciones presidenciales,
de pronto la situación se había aclarado para mí. Entrevisté a gente que antes
había menospreciado: Damián Prat, Margarita López Maya, Orlando Chirino, y a
otros. Toda esta historia, y reflexiones sobre esos viajes, constituyen la
mitad de HDSU.
Muchas pruebas, pocos éxitos
–En
2005 fue invitado al Festival Internacional de la Poesía en Venezuela. ¿Cuáles
eran las expectativas sobre el gobierno bolivariano en ese momento?, ¿Cuáles se
cumplieron y cuáles no?
– Cuando viví durante
dos años en Mérida, entre el 2005 y 2006, muchos hablaban de “democracia
participativa y protagónica”, desarrollo endógeno, cooperativas, de la
construcción del Socialismo del Siglo XXI. Había una esperanza de que, por fin,
Venezuela iba a independizarse del petróleo.
Luego Chávez propuso los Consejos Comunales, que iban a formar el Estado
Comunal. Yo, y creo que otros que llegaron a Venezuela entonces, vimos recursos
llegando a los pobres y todo un discurso de un socialismo nuevo que parecía
distinto al socialismo del siglo XX. Todo esto nos inspiró.
Luego, al vivir en
Mérida unos meses, tenía algunas preocupaciones. ¿Por qué Chávez no hizo nada
con la corrupción? Luego, más preguntas ¿Por qué con todas las Misiones y
gastos no vimos más producción? ¿Por qué incrementaron las importaciones? ¿Por
qué fracasaron las cooperativas? ¿Por qué no integraron las misiones una a la
otra? Surgía una y desaparecía y llega otra… Muchas pruebas, pocos éxitos.
Volví a Berkeley en
2006, pero cuando tenía tiempo libre visité Venezuela en 2007 y 2008. Entre
2009 y 2011 viajé más a otros países, haciendo entrevistas para URO, y no volví
a Venezuela 2011. En ese año y el siguiente mis preocupaciones crecieron, pero
no me sentí cómodo hablando abiertamente de ellas: No quería dar argumentos a
“los imperialistas” y la “oligarquía venezolana.” Realmente viví dentro de esa
narrativa bolivariana, hasta abril de 2013.
–
Intelectuales norteamericanos como Noam Chomsky han cambiado su opinión sobre
el gobierno bolivariano. ¿Cree que hay una variación importante en la actitud
de la intelectualidad de EE UU sobre lo que pasa en Venezuela?, ¿Cuáles han
sido las razones de este cambio?
– Noam Chomsky es un
hombre de estatura como ningún otro intelectual de izquierda norteamericana. Él
puede hablar del fracaso de la revolución bolivariana y los otros izquierdistas
le escucharán. Pero, de hecho, la entrevista donde criticó a los bolivarianos
no ha aparecido en inglés. Una parte la traduje y la incluí en HDSU, pero no he
visto publicado estos comentarios críticos en ningún otro lugar.
Muy recientemente
algunos como Julia Buxton han empezado a criticar al gobierno de Maduro,
después de haber callado. Michael Albert ha entrevistado recientemente a Miguel
Rodríguez Torres. Pero todavía faltan voces críticas en la izquierda
norteamericana y aún no hay voluntad de mirar o analizar profundamente al
proceso bolivariano y, más aún, el socialismo. Esta apertura se debe a la
catástrofe existente en Venezuela, que ya no se puede negar. Sin embargo, en
lugar de autocriticarse, la mayoría de los que apoyaron a Chávez y Maduro se
han callado. Creo que muchos esperan que el mundo olvide que, en algún momento,
apoyaron. En mi caso las editoriales y sitios de web donde publiqué siguen
censurándome. Había una leve apertura en medios estadounidenses de izquierda
después de las elecciones parlamentarias, que de nuevo se está cerrando. La
misma polarización política de Venezuela la tenemos aquí: que los bolivarianos
son de “izquierda” y los opositores son “de derecha”. Chávez gastó más que $300
millones de dólares respaldando a Venezuelan Information Office en Washington
D.C.; apoyando escritores y periódicos de izquierda, haciendo lobby y vendiendo
su “narrativa” al público norteamericano (véase al libro de Casto Ocando,
“Chavistas en el Imperio”). A cambio, el gobierno norteamericano destina $5 ó 6
millones por año para “promover la democracia en Venezuela” (aunque
desconocemos el monto de su “presupuesto negro”). Los izquierdistas aquí, o son
comprados o ellos mismos han adquirido la retórica de los bolivarianos. No creo
que haya un cambio todavía en la izquierda norteamericana hacia la revolución
bolivariana.
Populismo: arte del engaño
–
Pronto se presentará en la Feria del Libro Anarquista de Seattle con el foro
“Por qué fracasó la revolución bolivariana y por qué debemos entender la
razón”. ¿Cuáles son las principales ideas que pudieran explicar a los
activistas norteamericanos el fracaso del chavismo?
– Voy a hablar sobre la
“anti-política” que es el populismo. La política es la “ciencia” o el arte de
gobernar la ciudad o “polis”, manejar extremos, distintas voluntades
contradictorias para que todos podamos convivir. El populismo es el arte o
ciencia de engaño, de manipular las masas y ponerles en contra del otro (o de
ellos mismos) para ganar el poder.
Segundo, que a la
izquierda mundial le falta des-comunizarse, y la prueba es Venezuela. Todavía
no se puede criticar a Fidel Castro en muchos círculos. Y aunque muchos
criticarán a los bolivarianos no sería por el proyecto en sí, sino por la mala
manera como lo han puesto en práctica. O sea, Julia Buxton, por ejemplo, no va
a criticar el proyecto de socialismo, la intención de centralizar toda la
economía bajo control del Estado. Ella critica al nepotismo, la corrupción, la
ineficiencia. Igual Heinz Dieterich y otros. Pero la idea santa de socialismo
no se toca.
Creo que la
descomunización es un asunto complicado. No quiero ver otra cacería de brujas
como pasó en los EEUU en los 50´s bajo Joe McCarthy. Sin embargo, que estas
ideas que fracasaron, que destruyeron tanta gente, y sociedades enteras y que
sean todavía creíbles, es espantoso. Este proceso de des-comunización debe ser
un proceso propio de la izquierda: debemos purificarnos a nosotros mismos de
estas ideas vencidas y contraproducentes si queremos tener alguna relevancia en
el futuro.
Por otro lado, hay
muchos que no tienen definido bien lo que es el socialismo, entre ellos,
jóvenes que apoyaron a Bernie Sanders, quien tampoco había definido que quiere
decir el “socialismo” propuesto en su campaña. Para esa gente esto es un
significante vacío, símbolo de rebelión contra el capitalismo. Obvio, hay mucho
contra qué rebelarse, pero ¿dónde están las propuestas concretas? Muchos vieron a la revolución bolivariana
como otra propuesta anticapitalista, y no lo fue.
Lo que veo en Venezuela
es otro intento de construir el socialismo del mismo tipo que tenían en mente
Lenin y Stalin. Se puede llamarlo “socialismo” o “capitalismo de Estado”, pero
es la misma cosa, y por mi parte, prefería estar en un sistema capitalista como
los EEUU, o aún Colombia, que en un sistema de “Capitalismo de Estado” como
Cuba, Corea del Norte o Venezuela hoy día. Y como dice Marx: si la historia se
repite es primero como tragedia y segundo como farsa. Diría que la farsa del
proyecto de Chávez/Maduro tiene muchos elementos de tragedia, y no veo nada de
comedia en la Venezuela que han creado hoy.
Socialismo salvaje
–
¿Cuáles crees que son las principales lecciones que los activistas de izquierda
deberían aprender del fin de la “década progresista” en América Latina y,
específicamente, de la experiencia bolivariana?
Estoy en acuerdo con
Chomsky: La corrupción, el bonapartidismo (o sea, caudillismo) ha sido el Talón
de Aquiles de los gobiernos populistas como Venezuela, Nicaragua, Argentina y,
pronto, Ecuador y Bolivia. El nepotismo, el maniqueísmo donde un grupo gana a
costa del otro. También estoy de acuerdo con Margarita López Maya quien dijo
que no deberíamos olvidar los valores liberales de cheques y balanzas, del
derecho de protestar, de opinar distinto a los otros. En este sentido, los
gobiernos progresistas no avanzaron por caminos distintos al Estado de
seguridad nacional de los EEUU. No presentaron otro modelo que el capitalismo
extractivista. De verdad fueron precisamente gobiernos idóneos para la
globalización capitalista, élites que abrieron sus países a las
transnacionales. Fueron gobiernos “post-neoliberales” pero no gobiernos
“post-capitalistas”.
El único obstáculo a
esta explotación, en este caso el único obstáculo al socialismo salvaje, son
los movimientos sociales. Y cuando preguntamos qué sociedades propician más el
crecimiento y fortalecimiento de los movimientos sociales, la respuesta es
obvia: las sociedades liberales-democráticas, es decir, las capitalistas.
Para no ser
malentendido aclaro: no digo “las sociedades neoliberales”. Como muestra el
filósofo inglés John Gray, el neoliberalismo es sólo un tipo de los muchos
capitalismos en el mundo de hoy. Y digo todo esto no porque crea que el
capitalismo sea el mejor sistema posible: debemos buscar otras alternativas.
Pero hoy creo que ni el comunismo ni el socialismo son mejores opciones que el
capitalismo. Aunque cuesta admitir esto, creo que debemos empezar por allí. Y
si tenemos el coraje de ser honestos y reconocer el “lado oscuro” de la utopía,
debemos volver a nuestras vidas en este mundo donde el capitalismo es el
sistema dominante e imperante, empezar desde esta base para resolver problemas
en lugar de tratar de crear otra utopía. Así pensó Karl Popper: la utopía
siempre trajo consigo la violencia. Y allí está la evidencia: El intento de
recrear la sociedad y la humanidad, “el hombre nuevo”, siempre requiere fuerza,
coerción y violencia, porque la humanidad no quiere ser “recreada”. No queremos
ser “el Ché”: Yo quiero ser Clif, y Rafael quiere ser Rafael. Y en la sociedad
liberal, llamada “burguesa”, eso está bien: Yo puedo ser Clif y tú puedes ser
Rafael.
Es cierto que hay
muchos problemas con el capitalismo que deberíamos resolver, pero se me hace
que son menos que los del socialismo. Comparemos Colombia, el país neoliberal y
capitalista, con la Venezuela socialista. ¿Qué vemos? ¿Cuál está en mejores
condiciones? Los movimientos sociales tienen sus problemas con el gobierno
colombiano, incluso hasta la muerte. Pero ¿Venezuela? ¿Dónde están los
movimientos sociales autónomos? ¿Fueron mejor tratados los estudiantes
venezolanos de febrero del 2014 que los estudiantes que protestan en Colombia?
¿No están asesinados a los yukpas venezolanos como Sabino Romero o Cristóbal y
varios otros, con impunidad? Por lo menos Colombia tiene una rama judicial
independiente para que la gente exija justicia. ¿Cuál independencia tiene el
TSJ venezolano del PSUV y del gobierno bolivariano?
La discusión no está
entre capitalismo y socialismo: Ésta se resolvió, en la mayoría del mundo, en
el siglo XX. Aunque Venezuela tenia que volver al asunto otra vez con
resultados catastróficos. La discusión, me parece, es ¿qué tipo de capitalismo
queremos hasta que tenemos otra propuesta mejor? ¿Cómo vamos a limitar el
mercado? ¿Cómo vamos a liberar del mercado las cosas que no tienen “valor” para
el mercado?: la fe, el arte, el corazón humano, los animales en peligro de
extinción, los ríos, las montañas, la naturaleza, etcétera.
Volvamos a los
movimientos sociales. Son grupos autónomos de Estados y fuera de los mercados
que pelean para abrir estos espacios de sociedad civil, de convivencia sin
comercio (y sin anuncios comerciales). Creo que deberíamos empezar allí para
empezar definir una izquierda en el mundo post-socialista para un mundo
post-capitalista.
Movimiento “Anti-Trump”
–
Después de Occupy Wall Street, ¿Cuáles son los movimientos sociales más
interesantes dentro de Estados Unidos?
Para mí el Black Lives
Matter es el movimiento más importante ahora. Occupy fue un momento, no un
movimiento. Sin embargo, el alzamiento en Ferguson ha creado una fuerza muy
potente para defender a los afro-descendientes en este país racista. Cada día,
para ser exacto, cada 28 horas, una persona de color es asesinada por un
policía en los EEUU.
Otro es el Movimiento
para los Quince Dólares, o sea, para aumentar el salario mínimo. Ahora está en
$7.25 en todo el país ($10.00 en California)
Hay también movimiento
para derechos de los inmigrantes que, hace años tenía una manifestación
nacional histórica. No es tan visible hoy, pero sigue fuerte, muchos trabajando
en ONGs y en organizaciones locales, vinculados en redes.
El movimiento
ecologista sigue y va extendiéndose, con sub-movimientos por derechos
indígenas, contra el extractivismo, por la justicia ambientalista, debido a que
muchas industrias sucias se ubican en barrios pobres con alto porcentaje de
latinos y negros. Igualmente, el movimiento LGBT y los movimientos de “estilo
de vida” siguen luchando y creciendo.
El problema ahora es
que mucha energía ha sido captada por el imán de las elecciones. Tenemos el
Movimiento “Anti-Trump”, que seguro va a desaparecer después de noviembre.
Cuando la marca del capitalismo de Clinton gane, seguro va a generar otros
conflictos. Vamos a ver a otros movimientos surgir.
El problema en EEUU es
nuestra cultura individualista que hace que los movimientos no tengan
continuidad: surgen, y cuando ganan, o pierden, se desintegran. Son fluidos,
aunque usualmente hay gente, un “núcleo duro” en cualquier comunidad de activistas,
especialmente en los centros urbanos, que siguen de lucha en lucha organizando
la gente oportunistamente (en el buen sentido de la palabra). Ellos son la
continuidad de estos movimientos.
[Tomado de http://runrun.es/opinion/275678/pulso-latinoamericano-clifton-ross-senti-mucha-culpa-por-haber-apoyado-el-proyecto-de-chavez.html]
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