Victor Manuel Camacho
Para explicar porqué un Estado (país o gobierno) hace
aquello o lo otro, a nivel internacional, los analistas internacionales
recurren a diversas teorías o paradigmas.
En relaciones internacionales, se suele afirmar que el
sistema internacional es anárquico dado que no existe un gobierno mundial que
obligue a los países a actuar o a comportarse de una manera determinada. Aunque
se suele usar la palabra "anarquía" como sinónimo de
"caos", los teóricos de las relaciones internacionales no califican
realmente de caótico al sistema internacional, sino que sencillamente indican
que el mismo carece de "líderes" o de "gobierno" por encima
de todos los demás. Sin embargo, para un anarquista hecho y derecho, esto no es
anarquía.
Primero que todo, hay que tener en cuenta en concepto de
anarquía. La palabra anarquía proviene del griego anarchía (prefijo an, que
significa ‘no’ o ‘sin’, y sustantivo archós, que significa ‘dirigente’,
‘soberano’ o ‘gobierno’) y sirve para designar aquellas situaciones donde se da
la ausencia de Estado o poder público volviendo inaplicable el monopolio de la
fuerza sobre un territorio. Del otro lado, el anarquismo es una teoría política
que propugna la abolición del Estado y cualquier forma de poder, autoridad o
control social, bien sea político, económico, social o religioso,
considerándolas como innecesarias, injustas y nocivas. En lugar del Estado, el
anarquismo propone una organización social sin líderes o jerarquías, también
llamada organización horizontal, como una manera de lograr una libertad e
igualdad plena, que a su vez debe garantizar el orden social.
De esta manera, la teoría anarquista de las relaciones
internacionales señala que los conflictos internacionales existen porque los
Estados existen. Esto no es difícil de argumentar, dado que el derecho
internacional define la guerra como un "conflicto armado entre
Estados", es decir, si no existen Estados, no puede existir la guerra.
¿Así de sencillo? Así de sencillo.
Como este artículo no puede ser tan corto, voy a divagar
un poco más. Volviendo al inicio, un anarquista no puede considerar el sistema
internacional como anárquico, en cuanto todavía persisten la existencia de
Estados, autoridades y jerarquías. Así, la única diferencia entre el sistema
nacional y el sistema internacional, es que en el internacional no hay
predominio de una única autoridad, sino de varias que compiten entre sí por ese
predominio. De esta manera, el sistema internacional sería más oligárquico que
anárquico, e inclusive, el hecho de que las grandes potencias sean las que
lleven las riendas de los esquemas multilaterales de integración y cooperación
(Naciones Unidas, Unión Europea, Fondo Monetario Internacional, CELAC, etc),
nos indica la certeza de esta percepción.
De esta manera, el anarquismo no se encuentra en total
desacuerdo con la teoría realista de las relaciones internacionales, que señala
que la política internacional es la lucha por el poder, donde cada Estado vela
por sus propios intereses. El realismo se basa en el pensamiento de Nicolás
Maquiavelo, principalmente en su obra "El Príncipe", y de Thomas
Hobbes, en "El Leviatán", donde señalan que la naturaleza humana es
cruel, egoísta y busca sus propios intereses. Sin embargo, la diferencia entre
el anarquismo y la teoría realista es que la primera busca una solución al
problema y la segunda sólo lo explica. De no existir Estados, los conflictos
internacionales son automáticamente nulos. Ello implica que el anarquismo es
una propuesta mundial, donde para ser factible deben desaparecer todos los
Estados del mundo. Inclusive, el anarquismo reta la lógica tradicional, puesto
que si se considera que la naturaleza del ser humano es cruel y egoísta, eso da
más razones para rechazar la autoridad investida en una o varias personas.
También, aunque el anarquismo se pueda clasificar de
izquierda, no siempre comulga con las teorías marxistas, que son otro marco
teórico que permite explicar los conflictos internacionales, así como las
razones del subdesarrollo, sustentándose principalmente en el hambre de las
potencias capitalistas por materias primas y nuevos mercados. La teoría
marxista del imperialismo y la teoría de la dependencia, suelen encasillarse en
esquemas duales: centro-periferia, Norte-Sur, Occidente-Oriente, y que para
algunos de sus teóricos pareciera significar "Buenos Estados" vs
"Malos Estados". Aunque sirven para explicar la realidad, para el
anarquismo ningún Estado es víctima, ni tampoco apoya a pequeños Estados
oprimidos frente a grandes Estados opresores. Quizás Palestina sea un Estado
oprimido ahora, pero en el futuro podría ser un Estado opresor. Esto quiere
decir que para el anarquista todo Estado es, por antonomasia, opresor, sin
importar el tinte ideológico que sea.
Las teorías realistas y marxistas se enfocan en el
Estado, mientras que la teoría anarquista se enfoca en los individuos y en la
colectividad. Los Estados modernos, a partir del siglo XIX, generaron una
religión llamada "nacionalismo", que adora la divinidad de la patria.
Para el anarquista, el Estado es una ficción humana no muy diferente de la
religión, que también tiene el propósito de separar a la humanidad: si la
religión separa en cristianos, musulmanes, judíos, etc, entonces los Estados
separan en chinos, franceses, egipcios, mexicanos, etc. Así, para el
anarquista, que se considera luchador contra la mentira, las fronteras deben
ser abolidas. Se considera que "La tierra es de quien la trabaja o vive en
ella", y no es un producto histórico, hereditario, contractual o legal; o
lo que es lo mismo, la tierra no es de nadie. El nacionalismo tendría como fin
servir a los intereses de los poderosos, en tanto moviliza a las masas a
enfrentarse contra otro grupo humano por el mero hecho de que viven del otro
lado de la frontera y, por lo tanto, se consideran diferentes a nosotros.
Inclusive, Karl Marx lo explicaba mejor:
"La lucha de la clase obrera no tiene nada que ver con los intereses nacionalistas. El proletariado no defiende la creación de nuevas fronteras, sino su abolición; no defiende los privilegios de un territorio frente a los demás, sino la solidaridad y la unidad de clase frente a todas las divisiones; no pretende una distribución más equitativa de los beneficios, sino la abolición de la ley del valor, la subordinación de la producción a las necesidades humanas: «De cada cual según su capacidad; a cada cual según su necesidad»".
De esta manera, al igual que en comunismo en el siglo
XIX, el anarquismo se autodenomina "internacionalista" o, inclusive,
"apátrida", como un movimiento mundial que intenta unir a todos los
pueblos del mundo bajo el principio del apoyo mutuo. Posteriormente, en el
siglo XX, los socialistas y comunistas marxistas se apartarían de dicho
sendero, bajo la tesis del socialismo en un sólo país, e inclusive defendiendo,
irónicamente, principios de la derecha conservadora, como la soberanía y el
nacionalismo, especialmente en América Latina.
Finalmente, se encuentra la relación entre el anarquismo
y la teoría de juegos. La teoría de juegos es un área de la matemática que a
partir del uso de modelos estudia las tomas de decisiones y las interacciones
de los individuos o grupos. Si algo se concluye de los modelos teóricos de la
teoría de juegos es que la cooperación proporciona más beneficios que la
competencia, al menos al largo plazo. Por ejemplo, desde el punto de vista
evolutivo, si la humanidad no hubiese cooperado entre sí la especie se habría
extinto hace mucho tiempo[1], puesto que somos físicamente débiles en
comparación con otras criaturas. De esta manera, el apoyo mutuo no es un lujo
moral, sino una necesidad para nuestra propia supervivencia, y mientras existan
los Estados y las diversas formas de autoridad y sumisión, no puede
garantizarse la cooperación.
El anarquismo es, de esta manera, la comprensión de que
la cooperación nos beneficia a todos. La naturaleza humana no es cruel ni
bondadosa, sino racional e irracional, y es apelando a la racionalidad en la
que el anarquismo hace su propuesta.
Notas:
[1] La evolución castiga a los egoístas. Disponible por: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/08/130805_ciencia_evolucion_egoismo_vs_cooperacion_np
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