Fernando López
En los últimos veinte años hemos vivido en las distintas regiones de Centro y Sur América el nacimiento, auge y (aparentemente) su colapso. Si bien este modesto artículo no tiene por intención ser una sistematización en el tema, veremos varios de sus aspectos más destacados.
Tras la caída del bloque soviético, las izquierdas del mundo evidenciaron una fuerte pérdida de rumbo, perplejos ante el acelerado colapso. Entre la desesperación y la búsqueda de nuevos referentes y proyectos, surge lo que a grandes rasgos podemos identificar como el surgimiento de la nueva izquierda latinoamericana, con disímil suerte a lo largo y ancho del continente. Teniendo por referencia evidente el proyecto del socialismo de estado cubano. Más temprano que tarde, se fueron alineando Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia y Argentina, donde en chile y su izquierda apenas jugo el papel de ser agente catalizador de las políticas neoliberales.
En los últimos veinte años hemos vivido en las distintas regiones de Centro y Sur América el nacimiento, auge y (aparentemente) su colapso. Si bien este modesto artículo no tiene por intención ser una sistematización en el tema, veremos varios de sus aspectos más destacados.
Tras la caída del bloque soviético, las izquierdas del mundo evidenciaron una fuerte pérdida de rumbo, perplejos ante el acelerado colapso. Entre la desesperación y la búsqueda de nuevos referentes y proyectos, surge lo que a grandes rasgos podemos identificar como el surgimiento de la nueva izquierda latinoamericana, con disímil suerte a lo largo y ancho del continente. Teniendo por referencia evidente el proyecto del socialismo de estado cubano. Más temprano que tarde, se fueron alineando Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia y Argentina, donde en chile y su izquierda apenas jugo el papel de ser agente catalizador de las políticas neoliberales.
En todos estos países se vivieron experiencias muy propias del descontento popular, y lograron las simpatías de sectores indígenas, sin tierra, migrantes y sectores de extracción baja y media. Ello les permitió apostar por proyectos multisectoriales y multiformes, donde se buscaba dar satisfacción y cabida a muchos de los otrora excluidos. Inclusive sectores libertarios con el discurso del poder popular se vieron envueltos en esta nueva sensación de optimismo, abrazando así una suerte de reformismo libertario que se intenta subir al carro de los éxitos políticos de la izquierda latinoamericana. Sin embargo desde 2013-2014, muchos de los espejismos de esta izquierda se comenzaron a desmoronar, roídos desde dentro. Insignificantes investigaciones a empresas y funcionarios fueron dando las primeras pero inconexas pistas, sobre lo que más luego sabríamos que eran enormes redes de corrupción internacionales, ya sean para el desfalco de lo público, o negociados con empresas para los más indefinidos propósitos que iban del soborno al posicionar legislaciones en el parlamento.
El Libertario de Venezuela nos recordaba tiempo atrás “en el poder no hay izquierdas ni derechas, solo negocios”. De elección en elección se fueron revelando las
enormes implicaciones políticas de estos casos de corrupción en casi todos estos países.
Bueno, todos sabemos cómo reaccionaron. Como gatos de espalda. Conjuraron los fantasmas delimperialismo yankee (de igual modo, lo más seguro es que aun operen desestabilizando a conveniencia el continente). Sin embargo su ambición desbordo los modestos augurios de mejora social, y esta ambición se desarrolló rápidamente, que el éxito de esas políticas, entonces su presencia en el poder se fue volviendo más y más ominosa. Los portadores del desarrollo social de la nueva izquierda latinoamericana, no fueron menores mercenarios neoliberalizacion, pero con otros socios, en negación a los gringos. Esa izquierda hizo de licitación y empresas públicas un nicho de negociaciones y saqueos sistemático de todo aquello que alguna vez fue común, tierras, aguas, montañas, selvas y pampas, fueron lanzadas a este capricho de raigambre neoliberal pero con rostro de izquierda.
En estas semanas el caso dramático es la región brasileña, quienes hoy mantienen en un juicio político a Dilma. Y l@s anarquistas nos preguntamos. ¿Cómo podríamos defender lo indefendible?
¿El robo, la usura, la mafia amparada en el Estado? Nada nuevo, la verdad de las cosas, nada que desde los primeros anarcos no hayan dramáticamente vaticinado.
El PT brasileño, le pide un imposible a sus acólitos, embriagados de poder y dinero, no son capacidad de dimensionar el terrible daño que infringen a “esa” democracia que dicen representar- hoy la suerte está echada en Brasil; la lucha de los partidos políticos, quienes desgarran el entendimiento humano, arrastran a cientos de miles de personas a destinos inciertos, solo por su ambición y locura, condenada cada tantos años en una lúgubre urna.
La derecha latinoamericana no lo hace peor en estas materias, en la región chilena basta ver la cantidad de ministros con procesos judiciales en estas materias, para poder dimensionar la criminalidad con la que han actuado sistemáticamente contra los pobladores de la angosta y larga faja de tierra, arrebatándole todos sus recursos y servicios públicos, para dejarlos en manos del capitalismo transnacional.
No sentaremos posiciones jamás con ninguno de ustedes, somos anarquistas, su lucha de izquierdas y derechas solo significan algo, toda vez que reconocen y luchan dentro de la cancha de las políticas de estado. Lo que si podemos afirmar tanto de izquierdas y derechas es su capacidad para organizarse de forma criminal, para actuar en contra de todos sus coterráneos, a los que en sus discursos dicen defender.
[Publicado originalmente en el periodico Acracia # 53, Valdivia, abril 2016. Número completo accesible en https://periodicoacracia.files.wordpress.com/2016/05/acracia53-prensa.pdf.]
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