M.S.C. (periodico Libertad!)
Pasaron ya 40 años del inicio de la última dictadura militar en Argentina, y las movilizaciones en repudio a los militares y sus cómplices fueron masivas, las más numerosas que se vieron en estas cuatro décadas. Mucha “gente suelta” se vio por la capital atravesando las 3 convocatorias como ya no sucede con ninguna otra manifestación. Pasaron ya 40 años de aquel 24 de marzo y desde las fuerzas represivas del Estado no se ha dicho cual fue el destino de los desaparecidos y se niegan a dar la información de los nietos secuestrados cuya identidad ha sido suplantada. A pesar de los esfuerzos que han hecho los gobiernos democráticos por reconciliar a la sociedad con las fuerzas armadas y policiales, afortunadamente, todavía es mucha la gente que desprecia a esas instituciones purulentas. El día que lo consigan habrán terminado de hundir la vida y el recuerdo de los desaparecidos.
Pasaron ya 40 años del inicio de la última dictadura militar en Argentina, y las movilizaciones en repudio a los militares y sus cómplices fueron masivas, las más numerosas que se vieron en estas cuatro décadas. Mucha “gente suelta” se vio por la capital atravesando las 3 convocatorias como ya no sucede con ninguna otra manifestación. Pasaron ya 40 años de aquel 24 de marzo y desde las fuerzas represivas del Estado no se ha dicho cual fue el destino de los desaparecidos y se niegan a dar la información de los nietos secuestrados cuya identidad ha sido suplantada. A pesar de los esfuerzos que han hecho los gobiernos democráticos por reconciliar a la sociedad con las fuerzas armadas y policiales, afortunadamente, todavía es mucha la gente que desprecia a esas instituciones purulentas. El día que lo consigan habrán terminado de hundir la vida y el recuerdo de los desaparecidos.
En esta fecha simbólica, se produjo la visita del presidente de los EEUU, Barack Obama, que fue junto a Macri a tirar unas flores al río en su visita al parque de la memoria. Venía de su “histórica” visita a Cuba a pocos meses de concluir su mandato. Nunca cumplió su promesa de campaña de cerrar la base militar de Guantánamo donde se tortura gente a diario. Ganador del premio Nobel de la Paz (mientras ocupaba militarmente un par de naciones) está dando sus últimos coletazos en un intento desesperado por lavarse un poco la cara y dejar una huella en la historia: nada... solamente otro negro que quiere blanquearse. Pero no quiero irme por las ramas.
A veces se dificulta despejar un poco el camino, entre tanta basura que nos arrojan en los ojos, para no olvidarnos de todos esos que no están o no saben que son, ellos, las verdaderas víctimas. Desde distintos lados se alzan voces, contra la impactante y masiva demostración callejera, buscando miserablemente tirarse contra los desaparecidos, pero usando como bandera una cifra: “no fueron 30.000” como si ese número simbólico los hiciera menos víctimas y a las fuerzas armadas menos miserables y despreciables. ¿Qué cambiaría de fondo si en lugar de 30.000 fueran 22.532 o 25.456? ¿Harían mejores a sabandijas como Darío Lopérfido; Pablo Sirvén; Yofre; o algún otro carapintada?
No nos reconciliemos nunca con las fuerzas armadas y sus cómplices democráticos, sigamos buscando una sociedad libre e igualitaria contra todo lo que se oponga.
[Publicado originalmente en el periódico Libertad! # 68, Buenos Aires, mayo 2016. Número completo accesible en www.publicacionlibertad.wix.com/libertad.]
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